Una lectura cuidadosa de Genesis 4 revela que tanto Cain como Abel sabian la clase de ofrenda que Dios requeria. «Si haces lo bueno, ?acaso no seras enaltecido? Pero, si no lo haces, el pecado esta listo para dominarte» (Genesis 4:7). Noe conocia la diferencia entre los animales limpios y los impuros (Genesis 7:2-3) y que clase ofrecerle al Senor (Genesis 9:20).
Dicho lo anterior, en Romanos 3:20 Pablo dijo, «Nadie sera justificado delante de Dios por hacer las cosas que la ley exige, pues la ley sirve para reconocer el pecado.» Sin la norma que provee la Ley no hay manera de poder decir que es pecado y que no lo es, de la misma manera como sin una advertencia del limite de velocidad no hay forma de saber si uno conduce a alta velocidad o no.
Cuando Jesus aclaro los requisitos de la ley en Mateo 5-6, El mostro que los estandares de Dios son tan altos que aun los fariseos, que eran obsesivos en mantener la ley, no podian tener ninguna esperanza de lograr la justicia que Dios requiere (Mateo 5:20). Su proposito fue el demostrar la necesidad ineludible de un Salvador.
En resumen la Ley fue dada para cuantificar los requisitos de Dios para la justificacion, y para que nosotros supieramos lo que El espera de nosotros, y para convencernos de que sin un Salvador nunca podremos cumplir Sus requisitos.
O como Pablo lo puso, «De manera que la ley ha sido nuestro tutor, para llevarnos a Cristo, a fin de que fueramos justificados por la fe.» (Galatas 3:24).