Jueves 30 de abril de 2020
P: Gran sitio web, gracias por toda su información.
Tengo una consulta de seguimiento sobre Judas. Tomado de los evangelios, pareciera que durante los “viajes” de Jesús se encontró con muchos de los líderes judíos, fariseos, etc., y de hecho fue cuestionado y probado por ellos en varias ocasiones. Como consideraban que Jesús era una amenaza para ellos, posiblemente también tenían “espías” informando en dónde estaba Jesús y qué estaba haciendo. A la luz de esto, a menudo me he preguntado por qué necesitaban que Judas “identificara” a Jesús y les dijera a los guardias/autoridades dónde estaba para poder arrestarlo, puesto que seguramente ya sabían cómo era y dónde lo podían encontrar.
R: Las autoridades judías podrían haber tomado a Jesús en cualquier momento. De hecho, Él les preguntó por qué no vinieron a arrestarlo en el templo donde enseñaba todos los días. (Mateo 26:55-56)
La respuesta es que tenían miedo de hacer cualquier cosa que hubiera molestado a los cientos de miles de peregrinos que estaban en Jerusalén para la Pascua. Molestar la paz ocasionaría que los romanos los atacaran a todos ellos. Entonces, cuando Judas se presentó en respuesta a la solicitud de información de ellos sobre su paradero exacto (Juan 11:57), acordaron un plan para apresarlo en silencio, por la noche.
La vida de Jesús se caracterizó por el cumplimiento conspicuo de las profecías mesiánicas, más de 300 en total. Las profecías anunciadas de un traidor que era uno de sus amigos cercanos (Salmo 41:9). Este amigo traicionaría a Jesús por 30 piezas de plata y el dinero se usaría para comprar el campo de un alfarero. (Zacarías 11:12-13)
No estoy diciendo que Dios manipuló a Judas para que traicionara a Jesús para cumplir la profecía, sino Él que sabía de antemano que Judas lo haría, y por eso lo puso por escrito. Cada cumplimiento de la profecía hizo que la identidad de Jesús como el Mesías de Israel y el redentor de la humanidad fuera más segura, dándoles a personas como usted y yo una mayor justificación para nuestra fe.