Trabajando en nuestra salvación

Q

Martes 8 de junio de 2021

P: Saludos. Pablo dijo en Filipenses 2:12-13, “Por tanto, amados míos, ya que siempre han obedecido, no sólo en mi presencia, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocúpense en su salvación con temor y temblor, porque Dios es el que produce en ustedes lo mismo el querer como el hacer, por su buena voluntad.”

Me gustaría saber qué piensa usted sobre esos versículos con respecto a nuestra salvación. Actualmente estoy estudiando este tema, su opinión sobre la Salvación es muy profunda. ¿Por qué estaba advirtiéndoles a las personas creyentes que se ocuparan (trabajaran) en su salvación con temor y temblor?

A

R: El mismo Pablo dijo que cuando confesamos y creemos somos salvos (Romanos 10:9) y también lo somos en el momento en que se nos da el Espíritu Santo como un depósito que garantiza nuestra herencia (Efesios 1:13-14), de tal manera que en Filipenses 2:12-13 él obviamente está hablando más sobre ello. El pasaje empieza con la frase “por tanto” la cual la une con la frase anterior, en la cual Pablo nos advierte de imitar lo más posible a Jesús. Jesús no fue obligado a ser obediente, Él lo hizo por amor. Él fue obediente hasta la muerte para poder complacer a Dios, de tal manera que nosotros debemos buscar ser obedientes también, y por la misma razón. Eso le agrada a Dios.

Recuerde, Pablo les estaba escribiendo a personas creyentes, gente que ya era salva. Ahora les estaba diciendo a esas personas, y a nosotros también, que el trabajo no se detiene allí. Debemos buscar ser más como Cristo en nuestra manera de vivir, y no para ganar algo, puesto que ya lo hemos recibido, sino más bien permitirle a Dios que trabaje en nosotros según Su propósito. Es muy parecido a su consejo a los corintios en 1 Corintios 9:24-25 en donde él compara la vida del creyente con un atleta olímpico, entrenándose para ganar una corona.

En Filipenses 2:14-15 él dijo que debemos buscar ser de hecho lo que ya somos en la fe, sin mancha y puros. De esta manera nos distinguimos del mundo depravado en el que vivimos y brillamos como las estrellas mientras nos sostenemos en la palabra de vida.

Al hacer eso nos convertimos en un faro para las personas perdidas, atrayéndolas a Dios, y llenando Su propósito en nuestras vidas.