Es imposible que algun ser humano pueda cumplir con ese requisito por su propio esfuerzo, pero todas las cosas son posibles para Dios (Marcos 10:27). El envio a Su Hijo a morir por nosotros, y lo levanto de los muertos al tercer dia para demostrar que Su muerte fue suficiente para limpiarnos de todo pecado.
Nuestros propios esfuerzos para ser justos nos dejan vestidos en ropas de inmundicia (Isaias 64:6). Pero las personas que dependen totalmente de la muerte y resurreccion del Senor para purificarse tienen limpias las manos y puro el corazon, y pueden llegar a Su santuario.
Eso se debe a que la justicia de Dios que nos llega por medio de la fe en Jesucristo les ha sido impuesta a todas las personas que creen (Romanos 3:21-22). Dios hizo al que no tenia pecado, ser pecado por nosotros para que en El pudieramos ser justos como Dios es (2 Corintios 5:21).
«Cristo amo a la iglesia, y se entrego a si mismo por ella, para santificarla. El la purifico en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentarsela a si mismo como una iglesia gloriosa, santa e intachable, sin mancha ni arruga ni nada semejante» (Efesios 5:25-27).