Lunes 27 de abril de 2020
P: Me pregunto si alguna vez usted ha encontrado alguna enseñanza sobre la seguridad eterna que tome lo que se llama una “un tercer punto de vista”, a diferencia de la pérdida de salvación y la Seguridad Eterna.
Un profesor, en particular, usa Hebreos 6 para señalar el hecho de que si podemos ser categorizados como saboreando las cosas buenas del Señor, y luego, por elección, somos apóstatas, Dios no nos va a llevar a vivir para siempre con Él porque Él honra nuestro derecho a elegir, no porque necesitemos ser castigados.
¿Ve usted alguna circunstancia bajo la cual, una vez salvos, podamos ir a una eternidad perdida? ¿Cómo se siente usted acerca de Dios llevándonos a sí mismo “en contra de nuestra voluntad”? ¡Cualquier persona preparada no elegiría irse al infierno!
R: Hay dos pasajes que contradicen claramente la opinión de este hombre, que hasta donde yo sé es única de él.
El primero es Juan 6:38-40, donde Jesús prometió no perder ni uno solo de nosotros. Él es nuestro pastor y nosotros somos sus ovejas. Las ovejas son propensas a deambular y es responsabilidad del pastor mantenerlas. Esto se origina en 2 Corintios 1:21-22 donde Pablo escribió que es Dios quien nos hace permanecer firmes. Él puso su sello de propiedad sobre nosotros y ha garantizado nuestra herencia.
Una vez que somos salvos, se convierte en responsabilidad de Dios mantenernos así y Él nos ha garantizado que lo hará.
Ninguna persona verdaderamente creyente jamás se apartaría de nuestra bendita esperanza. Como Pedro dijo: “Señor ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.» (Juan 6:68) Y Juan escribió: “Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.” (1 Juan 2:19)