Yo fui el hijo pródigo

Q

Lunes 29 de abril de 2019

P: Ref.: Lucas 15:32. “Era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano estaba muerto, y ha revivido; se había perdido, y ha sido hallado.” Este versículo del hijo pródigo se parece al hijo que se fue a vivir una vida bulliciosa y que estaba muerto hasta que regresó a casa a su padre. ¿Cómo funciona eso con la Seguridad Eterna? Yo entiendo que el hijo conocía al padre antes de irse de la casa y luego fue que se perdió/murió. Cuando yo tenía 7 años de edad, le pedí al señor que me salvara. Más tarde me entregué a una vida ruidosa durante muchos años. Luego regresé al Señor y desde entonces he sido bendecido como nunca antes. Yo me siento como el hijo de este versículo. ¿Quiere decir eso que mientras estaba viviendo esa vida, no era salvo, o que estaba “muerto”?

A

R: El padre del hijo pródigo realmente no creía que su hijo estaba muerto, y puesto que no existía ninguna comunicación entre ellos, era como si su relación había dejado de existir. Así es cuando estamos fuera de comunión con Dios. Nuestros pecados no confesados levantan una barrera entre nosotros y ninguna comunicación es posible. Durante el tiempo que estamos fuera de comunión, es como si nuestra relación no existe.

Pero igual que el hijo pródigo, nunca vamos a dejar de ser un hijo de Dios. Tan pronto como esa barrera de pecado es derribada por medio de la confesión, la relación se restablece de inmediato y es como si nunca nos hubiéramos ido, porque el perdón es automático (1 Juan 1:9).