Un estudio Bíblico por Jack Kelley
Este dicho popular no se encuentra en la Biblia porque no es un versículo bíblico como tampoco es un principio bíblico. Es similar a este otro dicho no bíblico, «Ayúdate y te ayudaré» el cual es citado por algunas personas que tienen muy poco conocimiento de la Biblia o no tienen ninguno, pero que elevan cierta clase de comportamiento de una simple tradición humana a una verdad espiritual.
Entonces, ¿de dónde proviene este dicho? Pues resulta que corresponde a un poema del Siglo XVII escrito por Samuel Butler titulado «Hudibrás». En este poema, una relación amorosa se compara a un niño, y el castigo se aprueba como una forma para hacer que el amor se haga más fuerte.
El verso es el siguiente:
«¿Qué medicina puede curar los ataques de celos
de los amantes cuando pierden la calma?
El amor es un muchacho estilizado por los poetas,
Ahórrese la vara y estropee al niño.»
(El original en Inglés es asi:
«What medicine else can cure the fits
Of lovers when they lose their wits?
Love is a boy by poets styled
Then spare the rod and spoil the child.»)
La idea era que la falta de una zurra regular en la relación amorosa la echaría a perder. También en este poema se dice que las mujeres desean una buena zurra más que un muestrario de bellos listones. Pero la práctica de la zurra (pegar en las nalgas) es más antigua que este poema del Siglo XVII. Llegó de primero a escena como un rito pagano de fertilidad en la antigua Grecia. Las mujeres que no podían concebir iban al templo de la diosa Juno en donde los sacerdotes del dios griego Pan les daban zurras con un látigo hecho de cuero de cabras en un esfuerzo para aumentar su fertilidad. Una búsqueda en la Internet revela que a través de la historia, la zurra ha estado principalmente asociada con lo erótico.
Mucho tiempo después, la Iglesia Católica utilizó la zurra como un método de purificar a las mujeres de sus pecados. Pero ya sea que se usara por motivos eróticos o para castigar, la persona que recibía esos azotes siempre era un adulto y siempre participaba voluntariamente. La noción de darle una zurra a los niños, los cuales no eran adultos, como tampoco querían emerger en los tiempos victorianos, era sin duda alguna una expresión de la tradición católica del castigo por los pecados.
¿Qué Dice la Biblia?
Con esta introducción, echémosle un vistazo a lo que la Biblia tiene que decir sobre este castigo, o más apropiadamente, sobre la adecuada manera de disciplinar a los niños.
Probablemente el versículo que más se acerca a nuestro título es Proverbios 13:24, «El que escatima la vara odia a su hijo, mas el que lo ama lo disciplina con diligencia» (Biblia de las Américas).
La palabra hebrea para vara en este proverbio describe un cetro o bastón. Un cetro era un bastón largo tallado el cual era un símbolo de autoridad. La primera vez que esta palabra aparece es en Génesis 49:10.
No será quitado el cetro de Judá, ni el legislador de entre sus pies, hasta que venga Siloh; y a él se congregarán los pueblos (Reina Valera 1960)
Era el símbolo de la autoridad tribal de la misma manera como la «Casa Blanca» representa la autoridad del Gobierno de los EE.UU. De hecho de las 190 veces que la palabra se usa en el Antiguo Testamento, se traduce «tribu» 140 veces. (En la Biblia Nueva Versión Internacional en Inglés-NIV). En las demás, se traduce vara, palo, o asta. El punto es que no se trataba de una ramita que el papá arrancaba de un árbol para darle una zurra a su hijo. Era un palo grande y pesado. ¿Tenemos que creer que Dios quiere que un papá golpee a su hijo hasta someterlo? Claro que no.
Ya que estamos en ello, veamos la palabra traducida disciplina en Proverbios 13:24. Aparece 50 veces de las cuales 38 se traduce como instruir o corregir (NIV). Nunca se traduce como castigar.
Entonces, recordándonos que estamos hablando sobre un proverbio, en el cual generalmente las cosas son simbólicas, y que la vara simboliza autoridad, entonces debemos interpretar eso como sigue: «Cualquiera que fracasa en ejercer su autoridad paterna odia a su hijo, pero aquel que lo ama es diligente para instruirlo y corregirlo». Esta es una advertencia a los padres como cabeza de nuestros hogares de que es nuestra responsabilidad el instruir y entrenar a nuestros hijos. Nuestro fracaso en hacerlo es una indicación de que no los amamos.
Cuando el Sentido Llano Tiene Sentido Común …
Algunos seguidores de pegarle a los niños señalan a Proverbios 23:13 para justificarse. Dice:
No rehúses corregir al muchacho; porque si lo castigas con vara, no morirá (RV 1960).
El problema que vemos aquí es que estas personas tienen que cambiar de una interpretación literal a una alegórica a la mitad de la frase, porque una lectura estrictamente literal no tiene sentido. La regla de interpretación es que cuando el sentido llano de un versículo tiene sentido común, no se le debe de buscar ningún otro sentido. ¿El pegarle, o castigar a alguien con una vara previene que esa persona muera, como una interpretación literal de este proverbio requiere que hagamos? El sentido llano no tiene sentido común. Además, la palabra traducida muchacho aquí generalmente se traduce con más frecuencia como joven o siervo. En Israel si usted le pega a su siervo con una vara y muere, usted es considerado como culpable de asesinato (Éxodo 21:20). Si el pegarle con una vara era una garantía de que la victima no moriría, entonces, ¿para qué la ley?
Mientras que muchas personas bien intencionadas toman literalmente la primera parte de este versículo, el concepto de morir es universalmente interpretado como que es la muerte espiritual de un pecador a pesar de que la palabra en hebreo describe una muerte física en cada una de sus 835 menciones. Entonces, ¿por qué no ser consistentes y usar la interpretación alegórica más clara de Proverbios 13:24 para interpretar Proverbios 23:13? Si lo hacemos, el versículo se leería así: «No rehúse corregir al muchacho: Si usted acepta su responsabilidad como un padre y lo corrige, lo podrá salvar de la muerte espiritual».
Para probar que los proverbios no siempre deben de tomarse de manera literal, los primeros dos versículos de Proverbios 23 dicen:
Cuando te sientes a comer con algún señor, considera bien lo que está delante de ti, y pon cuchillo a tu garganta, si tienes gran apetito (RV 1960).
¿Quiere esto decir que cualquier persona que come de más debe de cortarse su propia garganta? Claro que no. El sentido llano no tiene sentido común. Esta es una muestra de que siempre debemos esperar una interpretación alegórica.
Aquí tenemos dos ejemplos adicionales. Proverbios 23:5 dice: «¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo «(RV 1960). Obviamente esto es alegórico.
Y Proverbios 23:17: «No tenga tu corazón envidia de los pecadores, antes persevera en el temor de Jehová todo el tiempo» (RV 1960). Tiene sentido como tal. Se debe tomar de manera literal.
Usted puede preguntar, «¿Es que estamos supuestos a pasar de una interpretación literal a una alegórica en cada versículo?»
Mi respuesta es que especialmente en el Libro de Proverbios debemos leer cada versículo para poder determinar si el sentido llano tiene sentido común. Si lo hace, entonces no le busquemos otro sentido. Pero si no lo hace entonces debemos hacer un estudio de cada palabra, como lo hemos hecho anteriormente, para así ayudarnos a encontrar la verdadera intención del versículo. Gracias a Dios no tenemos que hacer todo eso con cada libro de la Biblia, pero sí es una razón por la que Proverbios forma parte de los llamados Libros de Sabiduría. Estos tienen la intención de ser estudiados y meditados para ayudarnos a adquirir no solamente conocimiento, sino también sabiduría.
¿Cuál es el Punto?
Pero no nos perdamos de vista aquí, lo cual es mostrar que la Biblia no está claramente a favor del castigo corporal como algunas personas lo creen. La situación en el Israel bíblico nos puede decir mucho sobre cómo es que Dios quería que las familias funcionaran, y es difícil poder describir lo diferente que eso es a nuestra propia experiencia. Había dos relaciones fuertes en juego y juntas se convirtieron en el cimiento de la civilización. La primera era la relación con Dios y la segunda era con la familia. Estas dos relaciones estaban inexorablemente entretejidas. La promesa de Deuteronomio 7:12-15 muestra lo que quiero decir.
Y por haber oído estos decretos y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará, te bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad (RV 1960).
Debido a esta promesa, cuando ellos le eran fieles a Él, había salud, prosperidad, y paz. Paz en su nación, paz en sus comunidades, y paz en sus familias. Las familias funcionaban porque oraban y trabajaban juntas. Todos tenían un trabajo y todos lo hacían. Los niños honraban a sus padres, no porque les fuera ordenado hacerlo, sino porque sus padres lo merecían. Los padres proveían para sus familias e instruían a sus hijos. Las madres mantenían los hogares e instruían a sus hijas. Ambos padre y madre tenían al Señor como su más alta estima y les enseñaban a sus hijos la manera del Señor. Todos trabajaban juntos como un equipo y el Señor bendecía su trabajo. Existía un respeto mutuo entre los padres y los hijos lo cual hacía que los padres quisieran instruir a los hijos y estos a obedecerlos. Aun cuando ya eran mayores de edad, los hijos no ignoraban el consejo de sus padres, ni las hijas el de sus madres.
Este respeto mutuo no requería la aplicación artificial de un castigo inventado, como tampoco la amenaza de uno. Por eso es que la palabra en hebreo para «disciplina» se traduce como instruir o corregir, pero nunca como castigar. Después de todo, la raíz de la palabra para disciplina es discípulo, que significa estudiante. Un plan de estudios generalmente se llama una disciplina. ¿Cuándo fue que empezó a significar castigo?
Debido a que sabían que la vida venía del Señor, no existía ningún pensamiento de que los hijos nacieran con intenciones malvadas y que tuvieran que ser castigados para ser liberados de ellas. Eso llegó después con la Iglesia Católica y la Era Victoriana. Por medio del ejemplo y la instrucción, los hombres hebreos «domesticaban» a sus pequeños hijos para convertirlos en hombres que también dieran el ejemplo. Puesto que el Señor responsabilizaba al padre por los pecados de sus hijos existía suficiente motivación de sus partes para hacer eso. (Se dice que en la ceremonia del Bar Mitzvah, cuando un muchacho se vuelve adulto, la oración del padre es, «Señor gracias por darme este hijo, y gracias por relevarme de cualquier otra responsabilidad hacia él».)
En sus dos comentarios directos sobre el papel del padre sobre sus hijos, Pablo estaba sin duda extrayendo de su propia educación judía cuando escribió,
«Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor» (Efesios 6:4), y «Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten» (Colosenses 3:21). (RV 1960).
Entonces, resumiendo, la noción de aplicar el castigo físico en los niños no tiene apoyo en la Biblia. La zurra empezó como una actividad pagana llena de erotismo, y fue adoptada por la iglesia como un castigo por el pecado durante el tiempo cuando la iglesia había olvidado que Jesús había sido castigado por nuestros pecados. Pero aun entonces se relacionaba con el pecado, y no con un comportamiento que es arbitrariamente catalogado por los padres como malo, cuando por lo general es un reflejo de su incompetencia como maestros. Esto ha producido un indecible daño tanto emocional como psicológico y está en conflicto directo con la doctrina del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Selah 10/04/2008.