Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
A pesar de que Amós fue un pastor en un pequeño pueblo cercano a Belén y a solamente una distancia de 17 kilómetros de Jerusalén, fue llamado a profetizar durante el mismo tiempo en que Isaías, Oseas y Miqueas también estaban activos en sus ministerios. La guerra civil que se desató después de la muerte de Salomón había dividido la nación en dos reinos y estos cuatro profetas le advirtieron al pueblo de Dios sobre los peligros de apartarse hacia la idolatría. Amós, Oseas y Miqueas dirigieron sus profecías más hacia el Reino del Norte, cuya caída era inminente, mientras que Isaías se concentraba en el Reino del Sur.
A mediados del Siglo VIII a.C., ambos reinos gozaban de un período de prosperidad financiera, combinada con un poderío político y militar sin precedentes desde la época de David y Salomón. Ellos creían que estas condiciones eran una señal del favor de Dios.
Alguien dijo una vez que de la religión nace la prosperidad y que el niño consume a la madre. Y así fue con el pueblo de Dios. Mientras más seguros se sentían los dos reinos más se sumergían en la corrupción moral y religiosa. Su prosperidad causó que ignoraran las advertencias de los profetas y se olvidaran de los juicios del pasado. Con Amós Dios empezó a enviarles mensajes de que Su paciencia se estaba agotando. Cansado de la naturaleza de su adoración de “forma sin sustancia” y de sus periódicas incursiones hacia la idolatría, el Señor ya estaba listo para levantar a dos naciones paganas para juzgarlos. Primero fue Asiria, la cual casi aniquiló el Reino del Norte, llamado Israel, y luego Babilonia que tomó el Reino del Sur, Judá, para llevarlo cautivo. Lejos de ser una simple medida disciplinaria como en el pasado, este juicio en realidad causó que Israel dejara de existir como nación, por lo menos temporalmente.
(Es difícil dejar de ver los paralelos entre el Israel bíblico y los EE.UU. Como el antiguo Israel, los EE.UU. ha disfrutado del favor de Dios y ha adquirido niveles de prosperidad nunca antes vistos. Nuestro poderío político y militar nos ha convertido en los líderes indiscutibles del mundo libre. Y de la misma manera como Israel, así como nuestros niveles de bendición han subido constantemente, nuestra sinceridad y la intensidad de nuestra fe han tomado la dirección contraria.
Y peor que la religión de forma sin sustancia de los tiempos bíblicos, hemos expulsado completamente a Dios de nuestras escuelas y lugares públicos y estamos en camino de excluirlo también de nuestras iglesias. En nombre de la tolerancia aceptamos todas las religiones excepto el cristianismo, todos los estilos de vida excepto el de la familia tradicional, y toda moralidad excepto la judeo cristiana. Entonces, no debemos de sorprendernos de que la paciencia de Dios con nosotros también se ha agotado. Las naciones paganas que Él está enviando para juzgar a los EE.UU. ya están en camino, y proceden de los mismos lugares de donde Él las envió para juzgar a Israel.)
Y así como lo fue el los tiempos bíblicos, Dios también tiene un asunto que arreglar con los vecinos de Israel, y, otra vez, la similitud con nuestro tiempo es asombrosa. Hagámosle caso a lo que Amós tiene que decirnos, de nuevo.
Amós 1
Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto. Dijo: Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo. (Amós 1:1-2).
Uzías reinó en Judá del año 792 al 740 a.C., y Jeroboam en Israel del 793 al 753.
El Juicio de los Vecinos de Israel
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. Prenderé fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad. Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice Jehová. (Amós 1:3-5).
Nosotros le llamaríamos a las quejas del Señor en contra de estas naciones, acusaciones por crímenes de guerra. Hazael era rey de Damasco del año 842 al 796 a.C. y Ben-adad era su hijo. El valle de Avén significa valle de maldad y Bet-edén quiere decir casa de jardines. Ambos se refieren a Damasco, conocida como el jardín del valle del río Abana (2 Reyes 5:12). Era un lugar malvado situado en una bella ubicación. Cuando Damasco vino en contra de las tierras de Galaad al sur del Golán y al este del Jordán, no mostraron ninguna moderación. El enviar al pueblo de Aram a Kir implica enviarlos de vuelta a donde vinieron (Amós 9:7).
A pesar de que Damasco fue conquistada por los asirios cerca del año 732 a.C., nunca fue en realidad destruida. Isaías habló sobre la completa destrucción, aun futura, de Damasco, y que nadie volvería a vivir allí (Isaías 17:1). La ciudad habitada más antigua del planeta, finalmente llegará a su fin. Si las predicciones de los expertos de inteligencia de Rusia, Líbano, Siria, Israel y otros, son exactas, podremos ver la profecía de Isaías 17 cumplirse muy pronto, aun quizás este mismo año.
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. Y destruiré a los moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteos perecerá, ha dicho Jehová el Señor. (Amós 1:6-8).
El texto menciona cuatro de las cinco ciudades de los filisteos. La otra era Gat de la cual era Goliat, y que entonces era parte de Israel. Los asirios conquistaron a los filisteos al mismo tiempo que a los arameos, y más tarde Nabucodonosor los destruyó completamente, sin dejar rastro alguno.
Cuando los romanos conquistaron Israel, renombraron la tierra como Palestina que quiere decir Tierra de los Filisteos, y eso lo hicieron como un insulto a los judíos puesto que la Tierra Prometida nunca había sido conocida con ese nombre. Aun si hoy día los palestinos fueran descendientes de los filisteos, lo cual no es así, su reclamo por la Tierra de Israel basado en antecedentes históricos, no tiene ninguna base.
Pero Gaza está de nuevo en las noticias. Cuando Israel abandonó la llamada Franja de Gaza, los grupos terroristas, tanto de origen local como foráneo, la hicieron su hogar y empezaron a contrabandear al lugar armamento en cantidades inimaginables. Hoy día está bajo el control nominal de Hamás, el cual es armado y entrenado por Irán. Habiéndolo negado durante más de un año, Israel finalmente está empezando a admitir públicamente que el haber abandonado Gaza fue un error que deberá ser corregido pronto, ya que de otra manara sería demasiado tarde. Mientras ustedes leen esto, las tropas israelitas están haciendo sus últimas incursiones limitadas dentro del territorio que abandonaron en un intento para reducir los ataques casi diarios de misiles. Pero eso no será suficiente, y ya están haciendo planes para una invasión masiva, tan pronto la apruebe el gabinete israelita.
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Tiro, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos. Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios. (Amós 1:9-10).
La ciudad de Tiro era considerada como inexpugnable. Los asirios la sitiaron durante cinco años sin poder conquistarla y Nabucodonosor lo intentó durante 13 años sin éxito. Cuando llegaron estos ejércitos, los residentes en tierra firme simplemente tomaban sus pertenencias y se trasladaban a esta porción fuertemente guarnecida en una isla frente a la costa. Allí ellos podían ser abastecidos desde el mar y continuar ejerciendo el comercio de manera indefinida. Finalmente, Alejandro Magno desmanteló los edificios abandonados en tierra firme y utilizó el escombro para construir un paso sobre el mar hacia la isla. De esa manera pudo conquistar la ciudad en siete meses, 400 años después que Amós pronunció el juicio del Señor.
Hoy día Tiro es la cuarta ciudad en importancia de Líbano. Hezbolá ha instalado lanzadores de misiles allí y en la vecina Sidón. (Isaías llamó a Tiro la hija de Sidón, indicando así su antiguo estado de suburbio.) La inteligencia militar rusa y su apoyo de infantería ya han tomado casi toda la ciudad de Sidón. Su tarea es colectar información de inteligencia de los movimientos del ejército israelita para pasárselos a Siria y a Hezbolá.
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra. (Amós 1:11-12).
El pueblo de Edom era descendiente de Esaú, hermano de Jacob. Cuando los babilonios finalmente vencieron al Reino del Sur en el año 586 a.C., quemaron Jerusalén y destruyeron el Templo, y los descendientes de Esaú ayudaron a las tropas de Nabucodonosor para que encontraran y capturaran a los israelitas que habían huido. Esto enojó al Señor por la traición a sus primos, por lo que hizo que Nabucodonosor los conquistara también. El remanente de Edom huyó a Petra, un escondite montañoso en la región de Bosra. El Señor envió a los nabateos para sacarlos de allí y destruirlos, jurando que no quedaría ningún sobreviviente (Abdías 1:10). Hoy día Jordania ocupa las tierras de Edom.
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de los hijos de Amón, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas. Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso; y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice Jehová. (Amós 1:13-15).
Hoy llamaríamos la tierra de Galaad la Ribera Oriental del Río Jordán. Originalmente le fue asignada a la media tribu de Manasés, pero esa tierra fue disputada regularmente. Los amonitas, descendientes de una de las hijas de Lot, poseían tierras vecinas así que también querían la tierra de Galaad, de la misma manera que Aram lo había hecho antes. Esta guerra de conquista fue especialmente brutal y aun se puede comparar con las acusaciones que hemos visto que se les ha achacado a los otros vecinos de Israel.
Rabá era el nombre antiguo de Aman, capital de la moderna Jordania, pero no son los amonitas quienes habitan esa tierra hoy día. Ellos fueron destruidos completamente por haber ayudado a los babilonios a vencer a Israel.
Según documentos de las NN.UU., el Reino de Jordania es la tierra original de los palestinos, habiendo sido formada por el mismo trazo de lápiz que formó a Israel. (Es curioso que nadie quiera admitir eso.) Su población es 70% palestina y es gobernada por la familia Hashemita, descendientes de Ismael y Mahoma, y no de Amón.
Amós 2
Así ha dicho Jehová: Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos. Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab con tumulto, con estrépito y sonido de trompeta. Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice Jehová. (Amós 2:1-3).
El pueblo de Moab era descendiente del otro hijo de las hijas de Lot. Cuando Lot y sus hijas huyeron de Sodoma permanecieron apartados de los pueblos vecinos porque Lot tenía temor de vivir entre ellos. Eso hizo que sus dos hijas no pudieran encontrar marido pues los dos varones con los que estaban comprometidas no quisieron salir de Sodoma con ellas y murieron allí. La hija mayor ideó un plan nefasto para emborrachar a su papá y así tener sexo con él para quedar embarazada. Si no podía tener un marido por lo menos tendría un hijo. Habiendo tenido éxito en su plan convenció a su hermana de hacer lo mismo. Los dos hijos que les nacieron fueron llamados Ben-ammi, del cual descienden los amonitas, y el otro Moab, de quien descienden los moabitas (Génesis 19:30-36).
Igual que sus primos los amonitas, los moabitas también se volvieron en contra de Israel y sufrieron la misma suerte. Fueron conquistados por los asirios en el año 715 a.C. y luego dejaron de existir. Hoy día la tierra que ocupaban le pertenece a Jordania.
Pero esa no es la última mención que se hace de Edom, Moab y Amón. Habiendo desaparecido de las páginas de la historia, de repente salen al final de la era. Al inicio de la gran tribulación, los judíos creyentes le prestarán atención a la advertencia del Señor (Mateo 24:15-16) y huirán hacia el sur de Jordania (Edom y Moab), para esconderse en la ciudad fortificada de Petra, según cree la mayoría de los eruditos. Los líderes de Jordania, la familia Hashemita, escaparán a los avances del anticristo otorgándole refugio al remanente de Israel. Entonces, será el mismo Señor el que los defienda de su enemigo (Daniel 11:41, Apocalipsis 12:14, Isaías 63:1-6).
Y así, en la primera porción de nuestro estudio de Amós, vemos que la historia ha completado su círculo y que el Señor una vez más se ha levantado en ira en contra de los que persiguen a Su pueblo. Ahora más que nunca, la guerra en el Medio Oriente no es un asunto de si va a suceder, sino de cuándo va a suceder. Más la próxima vez. 14/04/2007.