Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Hemos llegado a la parte final de nuestro estudio del Libro de Amós. La ira del Señor en contra de los israelitas continúa y Su promesa de juicio está bien clara. No habrá ningún indulto de última hora; el Reino del Norte dejará de existir. Pero como siempre lo ha hecho, Dios preservará un remanente de creyentes para mantener la llama de Su pueblo parpadeando.
Amós 8
El Canastillo de Fruta de Verano
Así me ha mostrado el SEÑOR soberano: He aquí un canastillo de fruta de verano. Y dijo: ¿Qué ves, Amós?
Y respondí: Un canastillo de fruta de verano.
Y me dijo el SEÑOR: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más.
Y los cantores del templo gemirán en aquel día, dice el SEÑOR soberano; muchos serán los cuerpos muertos; en todo lugar los echarán fuera en silencio.
Escuchen esto, los que explotan a los menesterosos, y arruinan a los pobres de la tierra, diciendo: ¿Cuándo pasará el mes, y venderemos el trigo; y la semana, y abriremos los graneros del pan, y achicaremos la medida, y subiremos el precio, y falsearemos con engaño la balanza, para comprar los pobres por dinero, y los necesitados por un par de zapatos, y venderemos los desechos del trigo?
El SEÑOR juró por la gloria de Jacob: No me olvidaré jamás de todas sus obras. ¿No se estremecerá la tierra sobre esto? ¿No llorará todo habitante de ella? Subirá toda, como un río, y crecerá y mermará como el río de Egipto (Amós 8:1-8).
Originalmente la Gloria de Jacob era el Señor. Él juró por Sí mismo que nunca olvidaría lo que el pueblo había hecho. Para otorgarle más autoridad a nuestros votos, juramos por alguien superior a nosotros. Aún podemos decir, “juro por Dios.” Y como no hay nadie superior a Dios, por eso es que cuando Él le quiere dar énfasis a una promesa Él jura por Sí mismo (Hebreos 6:13-14).
El río Nilo se desbordaba cada primavera y sus aguas cubrían toda la región de su delta. El Señor utilizó esto para simbolizar a los hombres de guerra de Israel levantando un gran ejército para resistir a los asirios.
El Río de Egipto, o Wadi al Arish, es un río diferente el cual tiene agua durante la primavera pero se seca en el verano. Con esto se simboliza el resultado. A pesar de que el ejército de Israel sería como la inundación del Nilo al principio, pronto desaparecería en la tierra como el Río de Egipto bajo la carnicería de los asirios. El Señor ya no podía seguir tolerando sus prácticas corruptas.
A través de la Biblia el Señor se molesta especialmente cuando los débiles son explotados. Ya sea que fuesen viudas y huérfanos, o esclavos, o pobres, Él es predecible en Su reacción. Él asume la parte de ellos y oprime a aquellos que los han oprimido. Sus leyes fueron escritas para darle a toda la gente la ocasión para una segunda oportunidad. A los israelitas no se les permitía cobrarle intereses a sus coterráneos. No podían guardar una garantía colateral para asegurarse una deuda. Las deudas debían perdonarse cada siete años, y todas aquellas personas que estaban en servidumbre como una forma de pagar una deuda, debían ser liberadas y recibir una ayuda para un nuevo comienzo.
En Deuteronomio 15:4 el Señor dijo que la tierra era tan generosa que no debería haber ningún pobre entre ellos si solamente obedecían Sus leyes. Eso quería decir que los pobres eran una clase producida por la desobediencia de los ricos, y eso es lo que lo hacía a Él estar tan disgustado.
Los Estados Unidos de Norteamérica ha sido el país más rico de la historia. Comparado con los estándares mundiales, aun los estadounidenses con recursos promedio, son considerados ricos. Y, sin embargo, tenemos muchos pobres entre nosotros, y son igualmente explotados como seguramente lo eran aquellos en los tiempos bíblicos. Eso todavía disgusta al Señor y Él nos juzgará en nuestros días tal y como lo hizo en aquel entonces.
Acontecerá en aquel día, dice el SEÑOR soberano, que haré que se ponga el sol a mediodía, y cubriré de tinieblas la tierra en el día claro. Y cambiaré sus fiestas en lloro, y todos sus cantares en lamentaciones; y haré poner cilicio sobre todo lomo, y que se rape toda cabeza; y la volveré como en llanto de unigénito, y su postrimería como día amargo (Amós 8:9-10).
A pesar de que el contexto aquí es la derrota de Israel, esta profecía fue espeluznantemente cumplida el día que Jesús murió. El sol se oscureció al medio día y desde ese momento en adelante, la Pascua ha estado asociada con la muerte del Hijo único de Dios. Y en Zacarías 12:10 se nos dice que cerca del final de la gran tribulación, cuando el Señor se prepara para destruir a todas las naciones que atacan a Jerusalén, Él derramará un Espíritu de Gracia y de Oración sobre la casa de David y los habitantes de Jerusalén. “Y mirarán a mí, a quien traspasaron, y llorarán como se llora por hijo unigénito, afligiéndose por él como quien se aflige por el primogénito”.
Y en caso de que ellos no supieran de quién estaba hablando, el Señor puso una palabra hebrea de dos letras, que no fue traducida, después de la frase “mirarán a mí” en Zacarías 12:10. Estas letras son la primera y la última letra del alfabeto hebreo, Alef y Tau. Estas dos letras también aparecen en el texto hebreo de Génesis 1:1 después de la frase “En el principio Dios…”. Sus más conocidos equivalentes son el Alfa y la Omega, la primera y la última letra del alfabeto griego, y se utilizan para describir al Padre en Apocalipsis 1:8 & 21:6, y al Hijo en Apocalipsis 22:13. Zacarías estaba identificando al que mirarán como Su Mesías.
He aquí vienen días, dice el SEÑOR soberano, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra del SEÑOR. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra del SEÑOR, y no la hallarán.
En aquel tiempo las doncellas hermosas y los jóvenes desmayarán de sed. Los que juran por el pecado de Samaria, y dicen: Por tu Dios, oh Dan, y: Por el camino de Beerseba, caerán, y nunca más se levantarán (Amós 8:11-14).
Compare esto con el juramento anterior del Señor por “el Orgullo de Jacob”. La gente jurando por “el pecado de Samaria”, y los ídolos paganos de Dan y Beerseba.
Como ellos querían ser liberados de cualquier relación con el Señor, así sería. No escucharían a ningún profeta llamándolos a regresar al Señor a pesar que ellos viajaron anunciándolo por todo lo ancho y largo de la tierra. La palabra del Señor sería como el agua durante un tiempo de sequía extrema, la cual no habría en ninguna parte. ¿Y los salvarían los dioses paganos a los cuales les habían dado su lealtad? Ni por casualidad.
Algunas personas creen que esta hambre por escuchar la Palabra de Dios volverá a ocurrir al final de esta era, cuando el anticristo busque eliminar toda referencia de Dios en la sociedad. Él intentará aun cambiar el calendario (Daniel 7:25) en su esfuerzo por borrar cualquier recuerdo de Dios en la vida de las personas.
Amós 9
Israel Será Destruido
Vi al Señor que estaba sobre el altar, y dijo: Derriba el capitel, y estremézcanse las puertas, y hazlos pedazos sobre la cabeza de todos; y al postrero de ellos mataré a espada; no habrá de ellos quien huya, ni quien escape. Aunque cavasen hasta el Seol, de allá los tomará mi mano; y aunque subieren hasta el cielo, de allá los haré descender. Si se escondieren en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré; y aunque se escondieren de delante de mis ojos en lo profundo del mar, allí mandaré a la serpiente y los morderá. Y si fueren en cautiverio delante de sus enemigos, allí mandaré la espada, y los matará; y pondré sobre ellos mis ojos para mal, y no para bien (Amós 9:1-4).
No importa en dónde intentaran esconderse, el Señor los encontraría y los castigaría. El Salmo 121 dice que no dormirá ni se adormecerá el que guarda a Israel, sino que guardará su salida y su entrada desde ahora y para siempre. Ahora Él les dice que debido a su traición eso será como si Él estuviera cazando un enemigo, y no cuidando a un amigo. Como el autor de la carta a los Hebreos diría, “¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!” (Hebreos 10:31).
El Señor, el SEÑOR de los ejércitos, es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran; y crecerá toda como un río, y mermará luego como el río de Egipto. El edificó en el cielo sus cámaras, y ha establecido su expansión sobre la tierra; él llama las aguas del mar, y sobre la faz de la tierra las derrama; el SEÑOR es su nombre.
Hijos de Israel, ¿no me son ustedes como hijos de etíopes, dice el SEÑOR? ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, y a los filisteos de Caftor, y de Kir a los arameos?
He aquí los ojos del SEÑOR soberano están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la faz de la tierra; mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice el SEÑOR.
Porque he aquí yo mandaré y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las naciones, como se zarandea el grano en una criba, y no cae un granito en la tierra. A espada morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal (Amós 9:5-10).
Los cusitas eran otra raza de gente en la región de Egipto, ancestros de los africanos de raza negra de hoy. Debido a su pecado, los israelitas, a quienes el Señor sacó de Egipto en un acto poderoso de liberación, se habían vuelto peores que los cusitas, a quienes Él había dejado allí. Tampoco eran mejores que los filisteos a quienes Él trajo de Caftor, o los arameos que trajo de Kir. Por consiguiente, Él estaba por juzgarlos, zarandeándolos como el grano para separar a los pecadores de los fieles. El reino acabaría, y ninguno de los pecadores podría escapar. Pero el remanente fiel de Jacob sería perdonado.
La Iglesia, en lugar de ser preservada a través de los juicios venideros, será rescatada antes. En el lenguaje original de 1 Tesalonicenses 1:10 Pablo dijo que seríamos removidos tanto del momento como del lugar.
La Restauración de Israel
En aquel día yo levantaré el tabernáculo caído de David, y cerraré sus portillos y levantaré sus ruinas, y lo edificaré como en el tiempo pasado; para que aquellos sobre los cuales es invocado mi nombre posean el resto de Edom, y a todas las naciones, dice el SEÑOR que hace esto.
He aquí vienen días, dice el SEÑOR, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos. Pues los plantaré sobre su tierra, y nunca más serán arrancados de su tierra que yo les di, ha dicho el SEÑOR Dios tuyo (Amós 9:11-15).
Jacobo, el medio hermano del Señor, como cabeza de la primera iglesia, presidió sobre el Concilio de Jerusalén cerca de 20 años después de la cruz. Debido a los esfuerzos evangelísticos de Pedro, Pablo, Bernabé y otros, los gentiles se estaban convirtiendo en seguidores de Jesús. Todos estos líderes se habían reunido en Jerusalén para determinar si 1) los gentiles debían convertirse primero al judaísmo antes de poder unirse a la iglesia, y 2) si no, qué pasaría con Israel. Luego de una discusión vívida se decidió que los gentiles fueran bautizados directamente en la fe de la Iglesia.
En cuanto al futuro de Israel, Jacobo dijo que el Señor primero iba a tomar un pueblo para Sí de entre los gentiles (Hechos 15:13-14). Utilizando Amós 9:11-12 como su autoridad, procedió explicando que después de eso, el Señor retornaría para levantar el tabernáculo caído de David. Él estaba hablando de la nación en general y del Templo en particular.
Ezequiel había profetizado que en los últimos días Israel volvería a nacer (Ezequiel 36—37), pero ahora Jacobo aclara que cuando eso sucediera, ellos revivirían el judaísmo bíblico también. De otra manera no habría necesidad de un Templo. Daniel también profetizó que habrá un Templo en los últimos días (Daniel 9:27). Ustedes pueden leer todo lo relacionado con el Concilio de Jerusalén en Hechos 15:1-21.
Estas son las tres pistas que son críticas de los últimos días en la forma como Jacobo utilizó Amós 9:11-12. Y esa es la cronología. Primero el Señor se concentrará en la Iglesia. Después que nos haya tomado, Él retornará para reconstruir el Templo. La segunda es que Israel no desaparecerá como pueblo, ni tampoco será reemplazado en el plan del Señor para la Iglesia. Israel y la Iglesia permanecerán siendo dos entidades separadas. Y la tercera es que Él volverá Su atención hacia Israel después de que se ha llevado a Su Iglesia. La palabra griega traducida “tomar” literalmente significa llevarse, o remover. Con más frecuencia se traduce como “recibir”. Es una referencia al Rapto de la Iglesia.
Pablo pronto escribirá que Israel ha sido cegado en parte hasta que el número de los gentiles se haya completado (Romanos 11:25), estando así de acuerdo con Jacobo de que lo que ahora llamamos el Rapto de la Iglesia acontecerá antes de que el Señor se vuelva a Israel. Después de eludirlo varias veces en los capítulos anteriores, Ezequiel dijo claramente que este cambio sucedería como resultado de la batalla que él profetizó en los capítulos 38—39 (Ezequiel 39:22).
20 años después del Concilio de Jerusalén, el templo fue destruido y pronto, después de eso, la nación dejó de existir. Durante los últimos 1900 años, la atención del Señor ha estado dirigida a la Iglesia. Un día, pronto, el Señor producirá los eventos que ahora estamos viendo y que van a culminar cuando el Señor vuelva Su atención a Israel. La Iglesia desaparecerá, los ojos de Israel serán abiertos y su reencuentro entrará en su fase final.
El Templo será construido, y luego del tiempo más terrible de prueba que el mundo haya sentido, o sentirá, Su remanente fiel, una vez más, se convertirá en la nación preeminente sobre la Tierra. El mismo Dios morará en su medio (Ezequiel 43:7). Cuando eso suceda, la tierra se gozará con la gente, y su maldición será quitada para siempre.
“Porque con alegría saldrán, y con paz volverán; los montes y las colinas levantarán canción delante de ustedes, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso” (Isaías 55:22).
Sus cosechas serán tan abundantes que apenas llegarán a los graneros cuando ya es tiempo de sembrar de nuevo. El remanente exiliado habrá vuelto a la tierra, sus ciudades reconstruidas, y nadie los sacará de allí nunca más. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 16/03/2013.
Título Original: Amos Speaks Again… Part 5, Conclusion
Traducido por Walter Reiche B.
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