Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Ahora hacemos una pausa en los juicios de las trompetas para darle al mundo una última advertencia antes de que inicie la Gran Tribulación. Esta son los siete truenos y los dos testigos que Dios ha enviado a Israel para advertirle a Su pueblo que “se pongan a derecho con Dios” mientras aun hay tiempo. Recordemos que al final de la batalla de Ezequiel 38—39, Dios traerá, de vuelta a Israel, a todo judío que esté vivo, no dejando a nadie atrás (Ezequiel 39:28).
A pesar de que muchos de ellos serán martirizados durante los juicios de los sellos y de las trompetas, especialmente aquellos que han encontrado al Mesías, aun habrá una enorme población de judíos religiosos en Israel con un templo que estará en pleno funcionamiento. La abominación desoladora le pondrá fin a los sacrificios y ofrendas, pero eso no va a suceder sino hasta la mitad de los siete años lo cual se describe en Apocalipsis 13.
Apocalipsis 10
El Ángel Con El Librito
“Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces. Cuando los siete truenos hubieron emitido sus voces, yo iba a escribir; pero oí una voz del cielo que me decía: Sella las cosas que los siete truenos han dicho, y no las escribas” (Apocalipsis 10:1-4).
Hay muchas cosas en este pasaje que sugieren sobre la posible identidad de este ángel. Él está vestido en una nube y sus piernas son como columnas de fuego, lo cual nos recuerda al Ángel de Jehová que protegió a los israelitas en el desierto. El arco iris sobre su cabeza es simbólico de la misericordia de Dios. Su voz como rugido de león. ¿Podría este ángel ser el Señor? La identidad del ángel no se revela pero el pasaje ciertamente es muy rico en simbolismo.
Los siete truenos posiblemente contienen una advertencia no revelada del Señor entre la sexta y la séptima trompetas. Juan estaba por escribir esto cuando el Señor le dice que no lo haga.
En el Salmo 29 la voz del Señor se compara con el sonido del trueno. El nombre del Señor se da cuatro veces en la introducción de los primeros dos versículos de este Salmo y cuatro veces más en los dos versículos de la conclusión (cuatro es el número de la creación). Aparece diez veces en los versículos 3 al 9 (diez es el número que denota lo completo del Orden Divino) y la frase “Voz de Jehová” se repite siete veces (siete es el número de la perfección). Al Salmo 29 con frecuencia también se le llama “los Siete Truenos de Dios”.
Cuando suena la séptima trompeta se nos dice que los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Dios y de su Cristo (Apocalipsis 11:15), y por primera vez, la traducción tradicional del Nombre de Dios de “el que es y que era y que ha de venir”, se cambia a “que eres y que eras” (Apocalipsis 11:17; NVI). La omisión de la frase “Que ha de venir” indica que Su Reino ha comenzado (algunas traducciones, como la Reina Valera de 1960, han incluido también el “que has de venir”, pero el original griego no lo incluye).
Esto quiere decir que en la visión celestial, la Gran Tribulación habría comenzado. Después de la batalla que Satanás perdió en el cielo, y su confinación a la tierra en Apocalipsis 12, el anticristo hace su aparición oficial en la tierra, como el apoderado de Satanás, al comienzo de Apocalipsis 13 (primero llegó a escena en Apocalipsis 6 como un simple ser humano). Esto señala el comienzo de la Gran Tribulación en la tierra. Los juicios de las siete copas de la ira de Dios se inician pronto después de esto.
Al unir todo esto podemos hacer un caso circunstancial de que los siete truenos anunciarán que la Gran Tribulación con sus juicios de las copas, completarán la Orden Divina satisfaciendo así de manera perfecta, el justo requisito de Dios de que los moradores de la tierra sean juzgados por sus pecados, dejando a la tierra en una condición en que se encuentra lista para recibir a su Rey.
“Y el ángel que vi en pie sobre el mar y sobre la tierra, levantó su mano al cielo, y juró por el que vive por los siglos de los siglos, que creó el cielo y las cosas que están en él, y la tierra y las cosas que están en ella, y el mar y las cosas que están en él, que el tiempo no sería más, sino que en los días de la voz del séptimo ángel, cuando él comience a tocar la trompeta, el misterio de Dios se consumará, como él lo anunció a sus siervos los profetas.
La voz que oí del cielo habló otra vez conmigo, y dijo: Ve y toma el librito que está abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra.
Y fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y él me dijo: Toma, y cómelo; y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. Y él me dijo: Es necesario que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes” (Apocalipsis 10:5-11).
El Señor le ordena a Juan que tome el librito y se lo coma. Al comerlo, su sabor era dulce como la miel, pero después que lo hubo comido, se volvió amargo en su vientre. Esto es para indicar que como seguidores del Señor estamos anticipando el cumplimiento de las profecías de los últimos tiempos con mucha emoción y gozo. Sabemos que Su juicio es justo y que Él ha sufrido bastante y ha sido paciente casi hasta el límite. Pero debido a que nuestro enemigo es tan persistente en querer tener éxito en su rebelión en contra de Dios, el horror de la carnicería de la guerra es necesario para derrotarlo, es una escena lo suficientemente grotesca como para enfermarlo a uno.
Apocalipsis 11:1-14
Los Dos Testigos
“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él” (Apocalipsis 11:1).
Aquí se encuentra la evidencia, junto con Daniel 9:27 y 2 Tesalonicenses 2:4 de que un Templo sí va a existir antes del comienzo de la Gran Tribulación. Habiendo visto las formas milagrosas en que Dios los liberó de una derrota cierta en la batalla de Ezequiel 38—39, los judíos de todo el mundo responderán a Su oferta de reconciliación y harán Aliyas (retornos a Israel). Una vez que su relación del Antiguo Pacto ha sido restablecida, y ellos necesitarán un templo para su adoración, y, al inicio de la Semana Setenta de Daniel, ese templo será construido. Cerca de 2.000 años de diáspora (dispersión) finalmente terminarán.
“Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses” (Apocalipsis 11:2).
Este versículo ha sido utilizado para apoyar la idea de que el Templo será construido a la par de la mezquita del Domo de la Roca. Más adelante, voy a ofrecerles una alternativa a este punto de vista. Pero primero, conozcamos a los dos testigos.
“Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos sesenta días, vestidos de cilicio. Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran” (Apocalipsis 11:3-6).
El ministerio de tres años y medio de los dos testigos no concuerda con ninguna de las dos mitades de la Semana Setenta de Daniel, sino que las traslapa, comenzando después que se inicia la Semana Setenta y terminando en algún momento antes de la Segunda Venida del Señor. Antes de discutir acerca de su identidad, debemos observar que ellos son el cumplimiento último de Zacarías 4:11-14, que es la profecía de “los dos olivos” la cual fue parcialmente cumplida por Zorobabel y Josué al momento de la construcción del Segundo Templo.
¿Quiénes Son Estas Personas?
Existen tres candidatos principales debido a sus identidades; Moisés, Elías y Enoc. Elías y Enoc porque son las dos únicas personas del Antiguo Testamento que no murieron, sino que fueron llevados vivos al cielo. Y Moisés y Elías porque el poder de estos dos es idéntico al que ejercitaba Moisés durante las plagas de Egipto y Elías por su enfrentamiento con la idolatría en Israel. Recordemos que ese enfrentamiento llegó a su clímax con la derrota espectacular de los profetas de Baal en el Monte Carmelo, con fuego que descendió del cielo y la terminación de la sequía de tres años y medio que él había proclamado con anterioridad (1 Reyes 17:1, 1 Reyes 18:16-46). (Usted debe leer Santiago 5:17 para darse cuenta de la duración de esta sequía).
También Moisés y Elías estuvieron en el Monte de la Transfiguración con Jesús y los discípulos (Mateo 17:1-13), y según la tradición de la primera iglesia, ellos fueron las dos personas vestidas de blanco que se la aparecieron a los discípulos después de la ascensión del Señor al cielo (Hechos 1:10-11). Y, finalmente, Moisés y Elías son dos de los personajes más reverenciados durante todo el pasado de Israel, y los más capaces entre cualquier otro que Dios haya podido enviar para que entregaran Su mensaje. Moisés fue quien entregó la Ley y Elías fue el más grande de los profetas de Israel. Esos dos nombres son sinónimos con el nombre judío de las Escrituras, la Ley y los Profetas.
Yo creo que la desaparición de Enoc antes del diluvio, fue un evento especial diseñado para prefigurar la desaparición de la Iglesia antes de la Gran Tribulación. “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). En los días de Noé el mundo pereció en el diluvio. Estos son los que representan a los que morirán en la Gran Tribulación. Noé y su familia fueron preservados a través del diluvio y representan a Israel, que será preservada a través de la Gran Tribulación. Enoc fue tomado vivo al cielo antes del diluvio, representando la Iglesia que será tomada viva al cielo antes de la Gran Tribulación. Por todas estas razones, yo sostengo el punto de vista de que los dos testigos son Moisés y Elías.
“Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado. Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados. Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra.
Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron. Y oyeron una gran voz del cielo, que les decía: Suban acá. Y subieron al cielo en una nube; y sus enemigos los vieron.
En aquella hora hubo un gran terremoto, y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al Dios del cielo.
El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto” (Apocalipsis 11:7-14).
No queda ninguna duda de que sus cuerpos fueron dejados tirados en las calles de Jerusalén, porque es la ciudad donde Jesús fue crucificado. Y por medio de la tecnología de las comunicaciones por satélite, sus cuerpos podrán ser vistos en todo el mundo.
En las culturas del Medio Oriente el peor insulto que se puede dar es el de no enterrar el cuerpo de un enemigo. La muerte de estos dos testigos propicia la única expresión de regocijo en la tierra en todo el libro. Pero después de tres días y medio, lo cual es simbólico de la duración de la Gran Tribulación, los dos testigos escucharán la misma orden que escuchó Juan en Apocalipsis 4:1, “¡Suban acá!” y ascenderán al cielo a la vista de todo el mundo. De la misma manera que la orden del Señor en el capítulo 4 era un modelo del Rapto de la Iglesia, la orden aquí es un modelo de la resurrección de los mártires de la tribulación.
En los Salmos podemos leer, “Oh Dios, vinieron las naciones a tu heredad; han profanado tu santo templo; redujeron a Jerusalén a escombros. Dieron los cuerpos de tus siervos por comida a las aves de los cielos, la carne de tus santos a las bestias de la tierra. Derramaron su sangre como agua en los alrededores de Jerusalén, y no hubo quien los enterrase” (Salmo 79:1-3). Esta es una clara profecía de las cosas que vendrán, y eso comienza en Apocalipsis 11.
Al decir que los sobrevivientes del terremoto le dan la gloria a Dios, Juan no quiso decir con eso que ellos le adoraron o que se acercaron a Él en fe. Eso quiere decir que ellos correctamente le atribuyeron a Dios estos eventos milagrosos, como cuando los sacerdotes egipcios lo hicieron al explicar la causa de las plagas en Éxodo 8:19.
¿Dónde Está el Templo?
Esta parte del capítulo 11 insinúa algunas inconsistencias preocupantes con nuestro entendimiento de la localización del futuro Templo. Se da como la Ciudad Santa en el versículo 2, pero en el versículo 8, Jerusalén es llamada la Grande Ciudad figurativamente como Sodoma y Egipto. ¿Son las mismas? La Ciudad Santa fue pisoteada por los gentiles hacía ya 42 meses, pero Jesús dijo que Jerusalén será pisoteada por los gentiles hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan, y eso durante unos 2.000 años.
Durante generaciones ha existido una controversia entre judíos y también cristianos, en cuanto al lugar exacto de los templos de Salomón y de Herodes. El Sanedrín judío que se formó recientemente después de 1.600 años de no existir, está haciéndole frente a esta cuestión como una de sus principales prioridades. Eso es un buen comienzo, pero yo creo que ellos no están haciendo la pregunta correcta. Es seguramente grandioso poder conocer el lugar exacto de estos monumentos históricos a Dios, pero la pregunta real es, “¿Dónde estará localizado el próximo Templo?”
Muchos cristianos piensan que el futuro Tercer Templo será profanado por la abominación desoladora durante la Gran Tribulación y luego será destruido. Por este motivo le llaman el Templo de la Tribulación. Luego, otro Templo, el número cuatro, será construido al comienzo del Milenio. Pero el único modelo que nosotros tenemos para lo que sucederá es algo que ya sucedió en el pasado, la profanación del Segundo Templo lo cual dio como resultado la revuelta de los macabeos. Y eso es algo que Jesús hizo con mucho esfuerzo al señalárnoslo en el Discurso del Monte de los Olivos (Mateo 24:15).
En este modelo, el gobernante sirio Antíoco Epífanes asaltó el Templo y lo convirtió en un centro de adoración pagana en el año 167 a.C. Este individuo mató un cerdo sobre el altar y levantó una estatua de Zeus (Júpiter) en el lugar santo, con su propio rostro en ella, proclamándose así ser Dios (Epífanes quiere decir dios hecho manifiesto) y obligó a que lo adoraran so pena de muerte. En 1 Macabeos, a esto se le llamó la abominación desoladora, que es el único evento así llamado en la historia. Esto disparó la revuelta de los macabeos, una batalla de tres años y medio para expulsar a Antíoco de la Tierra Prometida. Casi 200 años después Jesús le dijo a Israel que esperaran lo mismo en el futuro como una señal de que la Gran Tribulación había comenzado (Mateo 24:21), identificando así la estatua de Antíoco como un modelo para la abominación desoladora de los últimos días. La revuelta de los macabeos contiene muchas similitudes sorprendentes con la Gran Tribulación.
El punto es el siguiente. Los judíos no destruyeron el Templo después de la abominación desoladora en el año 167 a.C. Cuando lo recapturaron, destruyeron la estatua de Zeus y re-emplazaron el altar. Luego efectuaron una ceremonia de purificación del Templo durante ocho días, la cual era requerida por la Ley y después lo utilizaron de nuevo. Esta purificación es recordada hoy en día por medio de la Fiesta de Hanukkah. Si el modelo está completo, entonces el Templo que será construido durante la Semana Setenta de Daniel tampoco será destruido, sino que se convertirá en el Templo Milenial descrito con gran detalle en Ezequiel 40-44. (Los judíos le llaman al Templo de Ezequiel el Tercer Templo, que sería el próximo Templo.) Y eso quiere decir que no estará situado en Jerusalén. La próxima vez le mostraré dónde estará localizado.
Título Original: Revelation 10-11:14
Traducido por Walter Reiche B.
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