Un Comentario Bíblico por Jack Kelley
La gloria del Dios de Israel, que estaba sobre los querubines, se elevó y se dirigió hacia el umbral del templo. Al hombre vestido de lino que llevaba en la cintura un estuche de escriba, el SEÑOR lo llamó y le dijo: Recorre la ciudad de Jerusalén, y coloca una señal en la frente de quienes giman y hagan lamentación por todos los actos detestables que se cometen en la ciudad.
Pero oí que a los otros les dijo: Síganlo. Recorran la ciudad y maten sin piedad ni compasión. Maten a viejos y a jóvenes, a muchachas, niños y mujeres; comiencen en el templo, y no dejen a nadie con vida. Pero no toquen a los que tengan la señal. Y aquellos hombres comenzaron por matar a los viejos que estaban frente al templo (Ezequiel 9:3-6 NVI).
El principio de marcar a aquellas personas que estarían protegidas del juicio se mencionó primeramente en Génesis 4:15 en donde el Señor marcó a Caín como una advertencia a quienes intentaran matarlo por haber asesinado a Abel.
También se ha insinuado eso cuando el Señor le dijo a Elías que él se había reservado 7000 israelitas fieles quienes no habían sucumbido a la idolatría de los ídolos (1 Reyes 19:18), pero Ezequiel 9:4 está como el ejemplo más claro en la historia sobre el Señor que marca a aquellos que son Suyos y los protege del peligro. En el mundo espiritual la marca es una señal de que la persona marcada le pertenece al Señor y está fuera de límites para cualquier otra.
¿Está Usted Marcado(a)?
En él también ustedes, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de su salvación, y habiendo creído en él, fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efesios 1:13-14).
Y el que nos confirma con ustedes en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones (2 Corintios 1:21-22).
En estos dos pasajes Pablo revela que todos los creyentes nacidos de nuevo fueron marcados en el momento en que creyeron para mostrar que le pertenecen al Señor. Eso es el equivalente espiritual de un ganadero que marca su ganado con su marca de propiedad. La presencia de esa marca nos protegerá como ha protegido a otras personas a quienes Él ha marcado a través de la historia.
Porque ellos mismos cuentan… cómo se convirtieron de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:9-10)
Pero en nuestro caso, la marca no sólo nos protege del juicio que se está llevando a nuestro alrededor, sino que nos califica para ser del todo removidos del juicio. La palabra griega traducida ‘de’ en el ultimo párrafo del pasaje anterior significa que seremos separados (distanciados) tanto del tiempo y del lugar de la ira venidera.
Pedro usó el ejemplo de Lot para describir eso. (Observen la similitud en la redacción de 1 Tesalonicenses 1:9-10 anterior y 2 Pedro 2:7, 9 siguiente),
[Si el Señor] libró al justo Lot, abrumado por la nefanda conducta de los malvados… [entonces] sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio (2 Pedro 2:7, 9). Los ángeles enviados a destruir Sodoma y Gomorra no podían hacer nada hasta que pusieran a salvo a Lot (Génesis 9:15-16, 22).
Esta marca solamente puede ser recibida de manera individual o personal. Lo que quiero decir con ello es que no somos marcados por ser parte de la Iglesia, somos parte de la Iglesia porque estamos marcados. El concepto de la salvación colectiva no es bíblico. Tampoco es posible para una persona que tiene la marca de Dios transferir sus beneficios a alguien más que no la tiene.
Permítanme Que Esto Quede Perfectamente Claro
Dios ha declarado esto en términos no inciertos. Hablando del juicio sobre la caída del Reino del Sur, Él hizo que Ezequiel dijera:
“Hijo de hombre, cuando la tierra pecare contra mí rebelándose pérfidamente, y extendiere yo mi mano sobre ella, y le quebrantare el sustento del pan, y enviare en ella hambre, y cortare de ella hombres y bestias, si estuviesen en medio de ella estos tres varones, Noé, Daniel y Job, ellos por su justicia librarían únicamente sus propias vidas, dice el Señor Soberano” (Ezequiel 14:12-14).
Observen que Él no hizo que Ezequiel dijera, “Cuando mi pueblo…”. Él dijo “Cuando la tierra…”. Esto nos dice que Él nos estaba dando un principio general que se aplica a todas las naciones, y no uno que solamente se aplicaría a Israel, como es el caso con promesas como 2 Crónicas 7:14 y Jeremías 29:11.
Si un país persiste yéndose en contra de la voluntad de Dios y haciendo cosas que Él ha prohibido hacer, y si Él determina juzgar ese país, los creyentes en el mismo, no importa lo justos que sean, solamente se pueden salvar a sí mismos. En Ezequiel 14:15-20 Él repetidamente dijo que aun si sus propios hijos e hijas fuesen afectados por el juicio, las oraciones de estos justos solamente los podría salvar a ellos. Ellos se salvarían por su propia justicia.
(Apocalipsis 7:1-8 muestra a ciertos individuos que serán marcados y eso sucederá una última vez después que la Iglesia se ha marchado cuando el Señor pondrá Su sello en la frente de Sus 144.000 siervos para protegerlos de los juicios venideros de las trompetas y las copas de la ira. Y una vez más Su marca solamente protegerá a aquellas personas a quienes se les ha puesto.)
¿Por Qué Está Haciendo Eso?
Actualmente hay una tendencia popular en los Estados Unidos en donde distintos grupos de personas creyentes han estado ofreciendo oraciones de arrepentimiento a nombre de nuestro país en un esfuerzo por sostener la mano del juicio de Dios. Pero el Señor hizo que Ezequiel nos dijera que eso no lograría nada. Si una nación continua desafiando a Dios yendo en contra de Sus caminos, esa nación será juzgada y las oraciones de la gente justa que está en ella solamente los beneficiarían a ellos mismos. Solamente aquellas personas que han recibido la marca de Dios serán rescatadas.
Los proponentes de arrepentirse en nombre de nuestro país usan los ejemplos de Jonás y Daniel para apoyar su posición. Yo he escrito acerca de Jonás en el pasado, mostrando cómo en ese caso todas las personas en Nínive, desde el rey hasta el siervo más bajo, se arrepintieron vistiéndose de cilicio y ayunando (Jonás 3:6-9) en un esfuerzo unido para evitar el juicio. Ese no fue el caso de unas pocas personas arrepintiéndose a nombre de otras. Todas se estaban arrepintiendo. Cada una de ellas.
Aquellas personas que proponen la oración de Daniel en nombre de Israel para apoyar esto no entienden que su caso no era un reflejo de nuestra situación tampoco. Según la propia narración de Daniel, él solamente estaba recordándole a Dios acerca de algo que Él ya había prometido públicamente hacer.
“En el año primero de Darío hijo de Asuero, de la nación de los medos, que vino a ser rey sobre el reino de los caldeos, en el año primero de su reinado, yo Daniel miré atentamente en los libros el número de los años de que habló el Señor al profeta Jeremías, que habían de cumplirse las desolaciones de Jerusalén en setenta años” (Daniel 9:1-2).
Daniel había leído el Libro de Jeremías, escrito casi 70 años antes. Él sabía que el tiempo del cautiverio estaba por terminar y que Dios ya había prometido liberarlos.
“Toda esta tierra será puesta en ruinas y en espanto; y servirán estas naciones al rey de Babilonia setenta años” (Jeremías 25:11).
“Porque así dijo el Señor: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo los visitaré, y despertaré sobre ustedes mi buena palabra, para hacerlos volver a este lugar” (Jeremías 29:10).
En cuanto a la afirmación de que la oración de Daniel trajo a Ciro de Persia a conquistar Babilonia y liberar a los judíos, Isaías lo había predicho 200 años antes, aun nombrando a Ciro por su propio nombre. En el mensaje dado por medio de Isaías, Dios llamó a Ciro Su ungido (escogido) e incluyó una descripción detallada del plan con el cual Ciro conquistaría Babilonia sin una sola batalla (Isaías 45:1-7).
La tradición judía sostiene que Daniel le mostró esta porción del rollo de Isaías a Ciro después de la caída de Babilonia. En respuesta a eso, Ciro giró la orden de liberar a los judíos que estaban cautivos. Eso no fue algo que sucedió debido a la oración de Daniel; eso había sido el plan de Dios desde el principio.
En cuanto al juicio de los Estados Unidos se refiere, Dios no ha ofrecido ninguna profecía de duración ni ninguna promesa de restauración. Y ahora suficientes personas han votado para continuar en el camino de rebelión confirmando así la futilidad de las ofrendas de las oraciones de arrepentimiento en nombre de nuestro país.
¿Y De Aquí Hacia Dónde Vamos?
Puesto que yo creo que ya estamos al final de la Era y que los EE.UU. no tienen ningún papel oficial en traer el Reino de Dios, yo veo un futuro en donde los EE. UU. continúa declinando en poder e influencia mientras los eventos aumentan centrándose cada vez más en el Medio Oriente. Yo creo que los resultados de la elección nos dicen que el plan de Dios para los tiempos del fin está a tiempo y que ya no habrá más atrasos.
Por consiguiente, yo creo que debemos continua viviendo cada día confiando en el Señor y añorando Su aparición para llevarnos a casa. Debemos dejar de preocuparnos sobre nuestra vida acá y enfocar nuestro tiempo, nuestros talentos, y nuestro tesoro preparándonos para nuestra vida venidera (Mateo 6:19-34). Y sobretodo, debemos recordar que mientras no hay tal cosa como arrepentirse en nombre de nuestro país, sí hay una cosa como es pedirle al Espíritu Santo que suavice los corazones de nuestros seres queridos no salvos hacia el arrepentimiento. Así como no hay una salvación colectiva, existen incontables millones de casos en donde los destinos de personas individuales han sido cambiados por medio de la oración de otras personas. Yo lo sé, porque yo soy una de ellas.
Cada ídolo en nuestras vidas está siendo removido. Creyendo en nuestro país, en nuestros líderes, nuestra economía, nuestras cuentas bancarias está demostrando ser inefectivo. El único que queda para creerle es Dios, y esa es la manera que Él quiere. “Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará tus sendas” (Proverbios 3:4-6 NVI). Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 10/11/12
Título Original: Repenting On Behalf Of Our Country?
Traducido por Walter Reiche B.
walterre@racsa.co.cr