Un comentario Bíblico por Jack Kelley
“Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán.” (1 Tesalonicenses 5:3)
Como muchas de las obras humanas, su comienzo estará lleno de esperanza y promesa. Siguiendo al caos que acompañará el Rapto de la Iglesia y la guerra del Oriente Medio que llamamos la Batalla de Ezequiel 38, saldrá un hombre, un líder como nunca lo ha habido antes. Él declarará tener una manera de restablecer la paz a un mundo que ha sido conmocionado por la reciente desaparición de millones de personas y el intercambio nuclear que empezó en el Oriente Medio y que rápidamente se esparció de Europa en el occidente hasta Rusia en el oriente.
Las personas estarán desesperadas pidiendo respuestas y las múltiples apariciones alrededor del mundo de una hermosa y tierna aparición mariana las va a convencer que este líder tiene esas respuestas. Entre otras cosas, ella les dirá que él es su hijo, que ha llegado para restablecer la paz en el mundo. Por medio de su influencia sobrenatural católicos, musulmanes, nueva era, las religiones orientales y aún los incrédulos se unirán tras él y durante un tiempo todo aparentará ser la paz duradera que finalmente ha llegado al Planeta Tierra.
A pesar de que las condiciones serán cada vez peores por la guerra, el hambre y las enfermedades que entre todas ellas causan una enorme mortandad en el mundo (Apocalipsis 6-9), la gran mayoría de la gente estará convencida que su hombre es quien puede llevar a cabo la tarea de hacer que las cosas vuelvan a la normalidad otra vez. Las apariciones marianas las habrán persuadido de que si todas ellas dejan sus diferencias y se unen tras él pronto todo estará mejor que antes. Sus promesas se verán acompañadas de toda clase de milagros, tan convincentes que podrán engañar aun a los creyentes del verdadero Hijo y que han quedado después del Rapto, si eso es posible (Mateo 24:24). En poco tiempo parecerá que todo el mundo está unido tras él, al punto de haberle hecho el objeto de su adoración.
“¿Quién como él?” dirán, “¿Quién se le podrá oponer?” Creyendo que él es el hijo de Dios, como aquel que su madre les ha dicho que es, también adorarán a su padre, sin entender el alcance de su engaño. La doctrina luciferina se habrá afirmado y el mundo de después del Rapto habrá sido persuadido de que la oscuridad es la luz, y que el mal es el bien (Apocalipsis 13:4-8). Este será el mejor momento de Satanás.
Los juicios de Dios, que tienen la intención de ser una advertencia a los moradores de la Tierra, serán vistos por ellos como ataques en un intento vicioso del enemigo para prevenir que puedan alcanzar la vida de utopía que tanto han anhelado y que se les ha dicho que está en el horizonte.
¿Qué Está Haciendo Toda Esta Gente?
“¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas” (Salmo 2:1-3).
Durante un tiempo parecerá que todo el mundo se ha unido en contra de Dios, y que destronarlo es en realidad posible. Pero no se darán cuenta en contra de Quién están.
“El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira.
Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte.” (Salmo 2:4-6).
Traición En Los Lugares Altos
Pero la euforia no durará mucho. La promesa de gozo y paz que puso al mundo de rodillas en la alabanza y adoración por un motivo totalmente diferente, habrá madurado en el peor problema de su historia. Y la unidad y los poderes sobrenaturales que los han guiado quedarán expuestos como una farsa.
“[El ángel] me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas. Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego” (Apocalipsis 17:15-16).
Dejando a un lado la opinión que ustedes puedan tener del origen del anticristo y su religión mundial, estos versículos deberían ser desconcertantes para ustedes. La mujer que hizo subir al poder al anticristo y que persuadió a todas las personas de cada nación para que lo siguieran, ¿cómo es que ahora él se vuelve en contra de ella y la destruye? Apocalipsis 17:17 tiene la respuesta.
“Porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.”
Dios soporta mucho pero Su paciencia tiene un límite. Ese fin llegará rápidamente cuando el anticristo declare ser el mismo Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Jesús dijo que esa declaración es la que va a disparar la Gran Tribulación, un tiempo de angustia sin igual desde el comienzo del mundo el cual nunca más podrá ser igualado y les dijo a las personas que estuvieran en Judea que cuando eso suceda salgan rápido de la ciudad (Mateo 24:15-21).
“Yo Jehová; este es mi nombre; y a otro no daré mi gloria, ni mi alabanza a esculturas” (Isaías 42:8).
Cuando el anticristo hace su declaración de ser Dios, él está emitiendo un desafío directo a Quien es Dios, y eso no será desatendido. Dios hará que él y sus 10 reyes subordinados se vuelvan en contra del mismo sistema que los elevó al poder, empezando con la falsa religión. Dios por mucho tiempo ha empleado las fuerzas de Sus enemigos para que hagan Su voluntad y eso ha funcionado siempre.
Un ejemplo antiguo de esto lo vemos en Jueces 7:22 cuando Dios hizo que Gedeón redujera el ejército que había reunido en contra de los madianitas de 32.000 a solamente 300 soldados. Con esos 300 Él derrotó al enemigo haciendo que cada uno se volviera en contra del otro. Otro ejemplo que aun está en el futuro pero que estará fresco en las mentes del mundo de después del Rapto lo encontramos en Ezequiel 38:21. Allí es en donde las fuerzas de Gog se volverán en contra de ellas mismas terminando en su completa derrota. (Nunca nos vemos excedidos en número cuando estamos del lado de Dios.)
Dios quiere ver destruido a ese falso sistema y utilizará a Su enemigo jurado para hacerlo. La falsa religión que empezó con la esposa de Nimrod, Semiramis, en la antigua Babilonia y que estará representada en los tiempos finales por las apariciones marianas, ya no será más.
En donde la aparición había sembrado armonía entre las naciones de la Tierra, Dios hará que broten las semillas de la rebelión. Los reyes del norte y del sur se levantarán en contra del anticristo. Con vínculos étnicos y religiosos, estos son líderes que deberían haber sido sus aliados, pero cuando se presenta la oportunidad, se rebelarán en contra de él. No habrá terminado de tratar con ellos cuando le llegan reportes del norte y del este que lo alarman (Daniel 11:40-44). Y entonces, el que llegó a escena como el gran pacificador terminará inmerso en la guerra. Satanás, el poder detrás de todos esos tronos, se verá obligado a enfrentarse con riñas internas en los niveles más altos de su reino. ¿Quién tiene la habilidad de causar esa clase de daño? El mismo Dios Altísimo, ese es quien; y eso es sólo el comienzo.
Daniel 11:45 nos dice que el anticristo eventualmente llegará a su fin y nadie vendrá en su ayuda. Cuando al fin los ejércitos celestiales invaden la Tierra, él será capturado y lanzado vivo en el lago de fuego. Sus ejércitos serán muertos por nada más que las palabras pronunciadas de boca del Señor (Apocalipsis 19:19-21). Satanás será atado en cadenas y encarcelado (Apocalipsis 20:1-2), y este episodio de la rebelión del hombre en contra de Dios terminará en derrota y juicio, igual que todas las anteriores.
Empezará como un hermoso sueño de una vida utópica que se llevaría a cabo por medio de los esfuerzos unificados de la hermandad del hombre y sus benefactores sobrenaturales. Siete cortos años después el mundo ya no será un lugar apropiado para vivir y tendrá que someterse a una completa renovación tanto física como espiritual para poder volver a la condición que era antes que el primer hombre la habitara.
A través de todo esto, Dios habrá realizado varias metas fundamentales. La Iglesia, que creyó en Él para crear nuestra vida de utopía en vez de intentar hacerla sin Él, estará en la Nueva Jerusalén disfrutándola para siempre (Apocalipsis 21:9-10, 27). Israel volverá a estar en pacto con Dios y floreciendo en el reino que Él les había prometido tanto tiempo atrás (Isaías 65:17-25). La Tierra habrá sido liberada de la atadura del deterioro y restaurada a su condición original (Romanos 8:19-21; Hechos 3:21). El Señor Jesús estará en Su justo lugar como cabeza de un reino que nunca será destruido ni dado a ninguna otra persona (Daniel 2:44; Zacarías 14:9). Todas las personas que moren allí lo habrán aceptado como su Señor y Salvador (Mateo 25:34). La paz fluirá como un río, y la riqueza de las naciones como un torrente que se desborda (Isaías 66:12). Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 25/08/12
Título Original: From Peace And Safety To Desolation And Destruction
Traducido por Walter Reiche B.
walterre@racsa.co.cr