Dejen en Paz a Jerusalén

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

250 Rabinos Israelitas Firman una Carta a Obama: “Quita Tus Manos de Jerusalén”

En una referencia a los “nueve días” que culminan en Tisha B’Av, los rabinos le dicen al Presidente de los EE.UU., Obama, que “durante estos días, en los cuales el pueblo Judío lamenta la destrucción de Jerusalén y traen a ingrata memoria a sus destructores, estamos seguros que usted, Sr. Barak Obama, no desea pertenecer a la desacreditada lista de todos aquellos que han levantado su mano para castigar a Jerusalén y a quienes moran allí”.

La carta rabínica termina con una clara petición: “Si usted, Sr. Obama, desea dejar del todo alguna oportunidad para la paz y la tranquilidad en el Medio Oriente, quite sus manos de la Santa Ciudad de Jerusalén ¡ahora mismo!”

Doscientos cincuenta rabinos ya han firmado esta petición, y se están haciendo los esfuerzos necesarios para recoger las firmas de todos los rabinos en Israel antes de enviar esta carta a Washington. (Fuente: A7News)

Tisha B’Av es un día particularmente triste para los judíos. Los dos templos, el Primero y el Segundo, fueron destruidos en ese día, y a través de la historia una cantidad de otras catástrofes religiosas y nacionales han ocurrido en el 9 de Av también. Los nueve días mencionados antes se refieren a los primeros nueve días de Av, un tiempo de duelo nacional debido a estos eventos y que culminan en el noveno día, Tish B’Av. Este año Tish B’Av cae el 30 de julio de tal manera que los nueve días de duelo dieron inicio el 22 de julio.

La cadena de eventos que dieron como resultado esta carta, empezó en 1948 cuando Jordania atacó al recién establecido Estado de Israel y capturó la parte oriental de Jerusalén, incluyendo el Monte del Templo. Toda la ciudad le había sido otorgada a Israel por las NN.UU. 19 años después, Israel la recuperó en la Guerra de los Seis Días y la anexó, reunificando de nuevo la ciudad. Desde entonces, varios cientos de miles de judíos han hecho de Jerusalén Este y sus suburbios, su hogar. Pero la comunidad internacional nunca ha aceptado la legalidad de esta anexión. Les llama a los vecindarios en los que ellos viven, “asentamientos”, y el llamado acuerdo de la Hoja de Ruta prohíbe la construcción de asentamientos adicionales hasta que el estatus final de Jerusalén haya sido negociado. ¿Permanecerá indivisible como la capital de Israel, o volverá a ser dividida con su parte oriental convirtiéndose en la capital de un futuro estado palestino?

Los israelitas están unidos en su opinión de que todo Jerusalén es legalmente suyo y nunca debe de ser dividida otra vez. Por eso es que el Primer Ministro Netanyahu ha rechazado de plano la exigencia del mundo de que niegue el permiso para que un edificio vacío en Jerusalén Oriental, bajo propiedad judía, sea convertido en apartamentos. Este proyecto de construcción, financiado por el filántropo de Miami Beach, Irving Moskowitz, está localizado a unos pocos metros del edificio principal de la policía nacional de Israel y de otros ministerios gubernamentales, y a solamente unas pocas cuadras de la prestigiosa Universidad Hebrea.

Así es Como Todo Esto Empezó

El reclamo judío de Jerusalén tiene más de 3000 años. Mientras los judíos aun se encontraban en el desierto, Dios les dijo que Él iba a nombrar un lugar para que ellos le adoraran después de haber entrado en la Tierra Prometida (Deuteronomio 12:5). Pero no fue sino hasta que David fue hecho rey, cientos de años después, que Dios seleccionó Jerusalén para que fuera ese lugar.

“Desde el día que saqué a mi pueblo de la tierra de Egipto, ninguna ciudad he elegido de todas las tribus de Israel para edificar casa donde estuviese mi nombre, ni he escogido varón que fuese príncipe sobre mi pueblo Israel. Mas a Jerusalén he elegido para que en ella esté mi nombre, y a David he elegido para que esté sobre mi pueblo Israel” (2 Crónicas 6:5-6).

Una vez que Dios eligió un lugar, Satanás lo quería también. Ya él había engañado a Adán y Eva para que renunciaran a su dominio sobre la tierra y se lo dieran a él. Pero a menos que obtenga la posesión de Jerusalén, realmente no tiene la posesión de la tierra. En tres ocasiones en mismo Señor le llamó a Satanás el príncipe de este mundo (Juan 12:31; 14:30; 16:11). Y Pablo dijo que él es el dios de este siglo (2 Corintios 4:4). Satanás necesita Jerusalén para hacer valer su reclamo sobre el planeta Tierra. Es por ello que la batalla final para el control de la Tierra se peleará sobre Jerusalén.

Jerusalén no tiene un puerto natural. No está situada en medio de una ruta principal de comercio. Tampoco es una puerta de entrada a ningún continente. No es un centro bancario o industrial o comercial o médico o de alta tecnología. No tiene recursos naturales. Y así como es muy quebrada para tener un aeropuerto, tampoco es un punto estratégico sobre una colina. No tiene nada para ser envidiada excepto por el hecho de que Dios la escogió para Sí mismo. Y para Satanás, eso la hace la parcela de tierra más deseable de todo el planeta.

Jerusalén fue destruida por los babilonios como parte del juicio de Dios en contra de los israelitas por su idolatría, pero aunque los estaba enviando fuera de la tierra, Él prometió que los traería de regreso.

“Porque así dijo Jehová: Cuando en Babilonia se cumplan los setenta años, yo os visitaré, y despertaré sobre vosotros mi buena palabra, para haceros volver a este lugar. Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis” (Jeremías 29:10-11).

El Señor cumplió esta promesa en lo que llegó a llamarse la primera reunión de Israel. Pero aun antes de esta primera reunión, Dios prometió por medio de Isaías de que habría una segunda reunión, porque una vez más Israel sería esparcido y de nuevo Jerusalén sería destruida. La segunda destrucción empezó en el año 69-70 d.C. cuando Jerusalén fue quemada hasta sus bases y ya para el año 135 d.C. la nación había dejado de existir como un todo.

En esta ocasión no hubo ninguna fecha predeterminada conocida de cuándo Israel volvería a levantarse, y conforme los siglos pasaron, la mayoría de los gentiles asumieron que Dios había abandonado a Su pueblo y había transferido Sus bendiciones a la Iglesia, a pesar de que los profetas habían dicho lo contrario. Pero a finales del Siglo XIX, los corazones de los judíos alrededor del mundo fueron avivados y así empezó el cumplimiento de la profecía de Isaías como una posibilidad real después de todo.

“Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra” (Isaías 11:11-12).

A pesar de que el movimiento sionista empezó a inicios del Siglo XX, y la Declaración de Balfour puso las bases para establecer un hogar para los judíos en 1917, la segunda reunión oficialmente empezó en el año 1948 y continúa hasta este día. De inmediato, Satanás llamó a sus tropas a la batalla y antes de que se secara la tinta en las firmas de la declaración de las NN.UU. haciendo de Israel una nación otra vez, los judíos se vieron envueltos en una guerra. Cuando terminó, la mitad de la Ciudad Santa había sido capturada. 19 años más tarde, en Junio de 1967, Israel volvió a unir Jerusalén en la Guerra de los Seis Días.

¿Quién Está Detrás de Todo Esto?

Como podemos ver, la lucha sobre Jerusalén realmente no es una lucha entre árabes e israelitas, ni aun entre musulmanes y judíos. El mismo Satanás se ha encargado de incitar a los enemigos de Israel para llenar sus propósitos, y así como los judíos se están acercando cada vez más a renovar su pacto con Dios y a hacer de Jerusalén el único lugar en la Tierra para adorarlo de nuevo, Satanás está haciendo que los enemigos de Israel estén cada vez más determinados a detenerlos. No se dará por vencido hasta que logre unir a todo el mundo en contra de Jerusalén. Pero como lo veremos, esa es una estrategia perdedora.

“He aquí yo pongo a Jerusalén por copa que hará temblar a todos los pueblos de alrededor contra Judá, en el sitio contra Jerusalén. Y en aquel día yo pondré a Jerusalén por piedra pesada a todos los pueblos; todos los que se la cargaren serán despedazados, bien que todas las naciones de la tierra se juntarán contra ella” (Zacarías 12:2-3).

Zacarías vio la victoria de Israel sobre sus vecinos en dos etapas. Primero, las naciones de alrededor de Jerusalén se levantarán en contra de ella, pero se tambalearán y serán derrotadas. Esto se llevará a cabo por medio de dos batallas feroces, una predicha en el Salmo 83 y la otra en Ezequiel 38-39. Dios obtendrá una victoria sobrenatural en la batalla de Ezequiel para abrirle los ojos a Israel y así atraerlos de nuevo a Él y a la tierra que Él les había dado.

“Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos” (Ezequiel 39:28).

Entonces, en el mismo final de la era, el anticristo va a movilizar a todas las naciones de la Tierra en contra de Jerusalén en un intento final, el cual, también terminará en un fracaso.

“Entonces vi el cielo abierto; y he aquí un caballo blanco, y el que lo montaba se llamaba Fiel y Verdadero, y con justicia juzga y pelea. Sus ojos eran como llama de fuego, y había en su cabeza muchas diademas; y tenía un nombre escrito que ninguno conocía sino él mismo. Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es: EL VERBO DE DIOS. Y los ejércitos celestiales, vestidos de lino finísimo, blanco y limpio, le seguían en caballos blancos. De su boca sale una espada aguda, para herir con ella a las naciones, y él las regirá con vara de hierro; y él pisa el lagar del vino del furor y de la ira del Dios Todopoderoso. Y en su vestidura y en su muslo tiene escrito este nombre:

REY DE REYES Y SEÑOR DE SEÑORES.

Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército. Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre. Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos” (Apocalipsis 19:11-16, 19-21).

Pero, Mientras Tanto

El mundo está presionando a Israel de una manera nunca antes vista. Los EE.UU. han exigido que ese edificio en Jerusalén oriental no sea renovado. La U.E. ha condenado toda construcción de “asentamientos”. Javier Solana quiere que las NN.UU. fijen una fecha en la que, de forma unilateral, impongan la solución de dos estados, dividiendo Jerusalén otra vez. Todas las potencias mundiales se han unido en contra de Israel sobre este asunto. Y esto es solamente el principio. Pero aquí vemos la respuesta del Señor.

“He aquí que las naciones le son como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas le son estimadas; he aquí que hace desaparecer las islas como polvo. Ni el Líbano bastará para el fuego, ni todos sus animales para el sacrificio. Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos que nada, y que lo que no es” (Isaías 40:15-17).

“Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones” (Salmo 33:10-11).

“Así dice Jehová: Yo he restaurado a Sion, y moraré en medio de Jerusalén; y Jerusalén se llamará Ciudad de la Verdad, y el monte de Jehová de los ejércitos, Monte de Santidad” (Zacarías 8:3).

Ninguna otra ciudad ha sido reclamada tan clara y decisivamente por Dios como Suya, entonces, esto no se trata de religión como tampoco de política. Es sobre si estamos del lado de Dios o del de Satanás. Aquellas personas que están propuestas a dividir la única ciudad sobre la Tierra que Dios ha reclamado para Sí, están tomando una postura personal en contra de Él (Salmo 2:2), y se están alineando con Satanás. Y no es que exista la menor oportunidad de éxito. Estas personas con todo y sus grandes ejércitos y que creen que pueden hacer de Dios y de Su pueblo como quieran, no tienen la menor idea de la desventaja en que se encuentran.

“El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto mi rey sobre Sion, mi santo monte” (Salmo 2:4-6)

“Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra. El formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras. El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza” (Salmo 33:13-16)

Tampoco existe ninguna oportunidad para que Dios cambie de manera de pensar o de que se olvide de Su promesa a Su pueblo.

“Así ha dicho Jehová, que da el sol para luz del día, las leyes de la luna y de las estrellas para luz de la noche, que parte el mar, y braman sus ondas; Jehová de los ejércitos es su nombre: Si faltaren estas leyes delante de mí, dice Jehová, también la descendencia de Israel faltará para no ser nación delante de mí eternamente” (Jeremías 31:35-36).

O que se rinda y se vaya.

“Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén no descansaré, hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha. Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará” (Isaías 62:1-2).

“Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama (El Señor allí)” (Ezequiel 48:35).

De todo esto pareciera muy claro que Jerusalén le pertenece a Dios para siempre, y no hay ninguna oportunidad para que alguien diga lo contrario y prevalezca. Las indicaciones de esta semana son que los EE.UU. pueden moderar su posición en cuanto a Israel, y pueda adoptar la posición de la Administración Bush, y que prohibir la construcción que únicamente se ajusta al crecimiento natural, no es práctico.

Algunas personas están diciendo que el Sr. Obama está empezando a darse cuenta de que su llamamiento al mundo musulmán no ha producido ningún resultado, así que él ha decidido “evitar una situación en la que no obtiene nada de los líderes árabes y sin embargo, está en desacuerdo con los judíos”. El tiempo dirá, pero si eso es cierto, son buenas noticias para los EE.UU. Después de todo, ¿no estamos ya en suficientes problemas con Dios? 25/07/09.