El Camino De Caín

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. (Génesis 4:2-7)

De las Escrituras tal parece que Caín sabía cómo traerle una ofrenda aceptable al Señor. Esta es una de las pistas que me lleva a creer que el Señor introdujo una forma de lo que después sería el Sistema Levítico después de la caída. Tenía que haber una manera para que Sus primeros hijos pusieran a un lado sus pecados hasta que llegara el Redentor que Él había prometido enviar (Génesis 3:15) para resolver el problema del pecado de manera permanente. Pero a pesar de que él sabía lo que era correcto, Caín no lo hizo y el Señor le advirtió que si no cambiaba su actitud habría serias consecuencias. Él no cambió y las hubo.

Una de las herramientas utilizadas por los teólogos para ayudarnos a entender la Palabra del Señor se llama “El Principio de la Primera Mención”. Este sostiene que la primera vez que un asunto importante es mencionado en la Biblia, el contexto dentro del cual aparece generalmente contiene información vital para nuestro entendimiento de Su Palabra en general, no solamente para un instante específico. La lección de Génesis 4 es que si nosotros queremos ser aceptados por Dios, debemos hacer lo correcto. En el Antiguo Testamento el hacer lo correcto era llevar la ofrenda prescrita para el pecado. En el Nuevo Testamento, es creer en Aquel que Él envió (Juan 6:28-29).

La experiencia de Caín nos muestra que el Señor no nos condena por fracasar haciendo lo correcto sin primero enseñarnos lo que es correcto. Merece repetirse que Caín sabía lo que era correcto, pero no lo hizo. Por consiguiente estaba actuando en su propia voluntad, escogiendo conscientemente una manera diferente de la que el Señor le había mostrado.

Yo no creo que esto sea único a Caín. Existen varias referencias específicas en el Nuevo Testamento de personas que sabían lo que era correcto pero no lo hicieron. No estoy hablando acerca de los pecados que todos cometemos, cuando a propósito hacemos algo que sabemos desagrada a Dios. Estoy hablando acerca de las desobediencias mayores que acarrean enormes consecuencias. Judas le llamó a este comportamiento el Camino de Caín (Judas 1:11). En este estudio veremos algunas personas que sabían lo que era correcto pero siguieron el camino de Caín, y mostraremos que las consecuencias de su comportamiento afectaron a toda la sociedad.

Sabiendo Lo Que Es Correcto Vs. Haciendo Lo Que Es Correcto

“Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó” (Romanos 1:18-19).

Este pasaje en Romanos no es acerca de personas que nunca oyeron la verdad sobre Dios y de manera ignorante vinieron con alguna explicación alternativa de quiénes somos y de cómo llegamos aquí. Esto se trata sobre personas que sabían la verdad y la suprimieron. Sabían lo que era correcto porque Dios se los había manifestado. Pero no solamente no hicieron lo que era correcto sino que intentaron esconderlo para que otras personas no pudieran descubrirlo. Ellos multiplicaron el Camino de Caín y arruinaron nuestro mundo.

“Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles” (Romanos 1:20-23).

Dios había hecho Su presencia conocida al hombre, y eliminó todas las excusas. Estas personas conocían a Dios pero lo rechazaron, y cuando lo hicieron, cuatro cosas empezaron a suceder, todas ellas malas.

Primero, su pensamiento se volvió vano y sus necios corazones fueron oscurecidos. Esto significa que perdieron la habilidad para razonar en cuanto a las cosas de Dios se refieren. Recuerde el Salmo 14:1, “Dice el necio en su corazón: No hay Dios.” Y en 1 Corintios 2:14 Pablo escribió, “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente”. Una persona necia carece de la habilidad para razonar y depende de sus pensamientos ilusorios. Y segundo, dejaron de adorar al Creador en favor de la creación

Estas personas se creían sabias, personas entendidas, quienes habían llegado a una alternativa superior a lo que llamaban fábulas y ficción de la Biblia. Algunos se llamaban científicos, a pesar de que por definición la ciencia requiere de observación, y ellos nunca observaron su teoría en acción. Lo que podían observar es que si los dejaban solos, todas las cosas procedían del orden al caos, lo concedían, y sin embargo sus teorías requieren cosas que vayan en la dirección opuesta, desarrollándose del caos al orden, sin ninguna asistencia externa. La suya es una ley natural que viola la ley natural.

“Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén” (Romanos 1:24-25).

Tercero y cuarto, muchas personas que aceptaron esta alternativa de la Creación se volvieron sexualmente inmorales y materialistas. Si eso le hubiera sucedido a unos pocos, habríamos podido ver cuán diferentes del resto de nosotros de convirtieron. Pero puesto que su teoría elimina a Dios, fue atractiva a otras personas que buscaban una alternativa de Dios, y después de un relatico corto período de tiempo, se introdujo en el sistema educativo del mundo como pretexto de ser ciencia. Para poder suprimir la verdad, los científicos y los educadores se aseguraron de que eso fuera lo único que se enseñaba en nuestras escuelas, y después de unas pocas generaciones a nadie se le ocurrió siquiera cuestionarlo. Aún muchos de los principales teólogos estuvieron de acuerdo, viendo su teoría como más sofisticada y más intelectualmente atractiva que la Palabra de Dios. Pronto esta teoría que nunca se ha podido observar ni demostrar, se convirtió en un hecho.

Buscando terminar con su molesto conflicto con Dios para siempre, lograron expulsarlo totalmente del sistema educativo. Cuando lo hicieron, la norma de moralidad empezó a decaer, y poco tiempo después la era del materialismo estaba sobre nosotros seguida de la revolución sexual. La pornografía se hizo pública y se volvió una parte aceptada de nuestro entretenimiento. Pronto la mitad de todos los matrimonios terminaban en divorcio. 50 millones de bebés no nacidos fueron muertos a nombre de la conveniencia. (Cualquier persona puede buscar en un examen de ultrasonido y saber de manera intuitiva que lo que ve es una vida humana. Les tomó a los expertos quienes conocen lo que es correcto y rehusaron hacerlo, convencernos de otra manera.) Los niños que nacieron en el mundo fueron abandonados a las mismas escuelas que jugaron un papel importante en causar el problema.

“Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío” (Romanos 1:26-27).

Cuando estas personas vieron la evidencia de la relación de causa y efecto de la que Pablo les había advertido, también trabajaron para suprimirla. Le llamaron a estos juicios de Dios estilos de vida alternativos, y apropiados como cualquier otra elección, y empezaron a enseñar a nuestros hijos a aceptarlos y aún a celebrarlos. Pasaron leyes en contra de pensar en ellos de otra forma, en algunos casos haciendo de eso un crimen si nosotros les recordábamos la Palabra de Dios.

“Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican” (Romanos 1:28-32).

Pronto Todo Habrá Terminado

Como sociedad hemos adquirido mentes tan depravadas que ni siquiera podemos ver lo que nos está sucediendo. Debemos saber que estamos al borde de la destrucción, pero vamos de mal en peor, aplaudiendo un comportamiento que habría sido condenado con disgusto solamente unos años atrás.

Puesto que los primeros juicios no han hecho que la humanidad se vuelva a Dios, un juicio final, mucho más serio viene. Este es tan malo que el Señor va a remover Su Iglesia de este entorno para protegerla de sus efectos (1 Tesalonicenses 1:9-10). Jesús dijo que sería tan malo que ninguna alma viviente podría sobrevivir a menos que Él lo detuviera en el momento asignado (Mateo 24:22).

Ya podemos ver señales de que se está formando entre nosotros. Pero a como están de mal las cosas ahora, eso no se puede comparar con la manera que el mundo pronto será. En los días de Pablo el Imperio Griego estaba en los últimos días de su declive, jadeando bajo el peso de la misma clase de decadencia que es tan evidente en todos lados de nuestro mundo hoy día. Y Pablo lo vio venir sobre el Imperio Romano, a pesar de que lo peor del mismo estaba aún a varios cientos de años en el futuro. En cada uno de estos imperios mundiales el corazón de la gente se había endurecido tanto y sus mentes estaban tan depravadas que ni siquiera podían darse cuenta lo que les estaba sucediendo. Y lo mismo es hoy en día, excepto que se viene sobre el mundo mucho más rápido esta vez. Habiendo fracasado en aprender de sus errores, el mundo de nuestros días está condenado a repetirlos.

Y contrario al punto de vista prevaleciente de los movimientos de la Iglesia Carismática y de la Emergente, la Biblia no menciona ningún gran avivamiento al final de la era para corregir todas nuestras maldades, sanar todas nuestras enfermedades, y limpiar la suciedad a tiempo para entregárselo al Mesías todo radiante y brillante. La razón por la que la gente de estos movimientos no quiere que usted estudie la profecía bíblica es que su versión de los tiempos finales, llamada Teología del Dominio, no se puede encontrar en ella.

Contrario a lo que enseñan, esto es lo que la Palabra de Dios nos dice que esperemos. Jesús dijo que en los últimos días la Iglesia creyente tendría poca fuerza pero mantendría Su Palabra y no negaría Su nombre. Él dijo que vendría pronto por nosotros y que aguantáramos hasta que llegara (Apocalipsis 3:8, 11). Por otro lado, Él dijo que la iglesia apóstata se consideraría rica sin necesidad de nada, sin darse cuenta de que son unos desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Todo ese tiempo Él está llamando a la puerta intentando entrar. Al no poder hacerlo, Él los vomitará de Su boca (Apocalipsis 3:16, 17, 20).

Nada de esto tenía que suceder, por supuesto. Todo empezó cuando unas pocas personas que sabían hacer lo que era correcto decidieron no hacerlo. Y el resto, como dicen, es historia. Es difícil creer que toda la inmoralidad sexual de nuestra sociedad, el materialismo y la avaricia, el decaimiento del sistema educativo, la indiferencia por el valor de la vida humana, y la celebración de los estilos de vida alternativos, todo ello brota de su decisión de ignorar lo que las personas saben es correcto pero rehúsan hacerlo. Pero eso es exactamente lo que sucedió. Porque a pesar de que conocían a Dios, no le glorificaron como Dios ni le dieron las gracias, sino que adoraron y sirvieron a las cosas creadas en vez de a nuestro Creador. Es el Camino de Caín. Selah (20-08-11)