El Camino de Caín

Un Comentario por Jack Kelley

¿Cuál es la diferencia entre saber lo que es correcto y hacer lo que es correcto?

Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su semblante.

Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él (Génesis 4:2-7).

Pareciera por las Escrituras que Caín sabía cómo traer una ofrenda aceptable al Señor. Esta es una de las pistas que me llevan a creer que el Señor había introducido una forma de lo que más tarde se convertiría en el Sistema Levítico después de la caída del hombre. Tenía que haber alguna manera para que los primeros hijos de Dios apartaran sus pecados hasta que el Redentor que Él había prometido enviar (Génesis 3:15) llegara para resolver el problema del pecado de manera permanente. Pero a pesar de que él sabía lo que era correcto hacer, Caín no lo hizo y el Señor le advirtió que si no cambiaba de actitud habría serias consecuencias. Él no cambió, y las consecuencias llegaron.

Una de las herramientas utilizadas por los teólogos para ayudarles a comprender la Palabra del Señor se llama «El Principio de la Primera Mención». Este sostiene que la primera vez que un asunto importante se menciona en la Biblia, el contexto dentro del cual aparece generalmente contiene la información que es vital para nuestro entendimiento de Su Palabra en general y no solamente para ese momento específico. El asunto en Génesis 4 es aceptado por Dios solamente si se hace de la manera que es correcta. La experiencia de Caín nos muestra que el Señor no nos condena por fracasar al hacer lo que es correcto sin enseñarnos primero lo que es correcto hacer. Merece repetirse que Caín sabía lo que era correcto hacer, pero no lo hizo. Por consiguiente él estaba actuando por voluntad propia, escogiendo de manera consciente una forma diferente a la que el Señor le había mostrado.

Yo no creo que esto sea único en Caín. En el Nuevo Testamento encontramos varias referencias de personas que sabían hacer lo correcto pero no lo hicieron. Y no estoy hablando de los pecados que todos cometemos, en los que adrede hacemos algo que sabemos que le desagrada a Dios. Sino que estoy hablando sobre la desobediencia grande la cual acarrea enormes consecuencias. Judas le llamó a esto seguir el camino de Caín (Judas 1:11). Algunas de estas personas están fuera de la Iglesia y otras están dentro. En este estudio veremos a las personas que están fuera, porque las consecuencias de su comportamiento han afectado a toda la sociedad.

Saber lo que es Correcto Versus hacer lo que es Correcto

Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto, pues Dios se lo manifestó (Romanos 1:18-19).

Este pasaje en Romanos no es sobre las personas que nunca han escuchado la verdad sobre Dios y de manera ignorante salieron con una explicación alternativa de quiénes somos y cómo llegamos aquí. Sino que es sobre las personas que conocían la verdad y la suprimieron. Estas personas sabían lo que era correcto hacer porque Dios se los mostró con toda claridad. Pero ellas no solamente no hicieron lo que era correcto sino que intentaron esconderlo para que otras personas no pudieran darse cuenta. Ellas agravaron el Camino de Caín y arruinaron nuestro mundo.

Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.

Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios incorruptible en semejanza de imagen de hombre corruptible, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles (Romanos 1:20-23).

Dios ha hecho conocer Su presencia al hombre y de esa manera eliminó todas nuestras excusas. Estas personas conocían a Dios pero lo rechazaron, y cuando lo hicieron cuatro cosas comenzaron a suceder, y todas ellas son malas.

Primero, sus pensamientos se envanecieron y sus corazones se oscurecieron. Esto quiere decir que perdieron la capacidad de razonar cuando se trata de las cosas de Dios. Recordemos el Salmo 14:1, «Dice el necio en su corazón: No hay Dios». Una persona necia carece de la capacidad de razonamiento y depende de sus propios deseos. Y segundo, dejaron de adorar al Creador y cambiándolo por las Creación.

Estas personas se consideran sabias y letradas, las cuales han salido con una alternativa superior a lo que ellas mismas le llaman las fábulas y la ficción de la Biblia. Se llaman a sí mismos científicos, a pesar de que por definición, la ciencia exige la observación, y ellos nunca han observado sus teorías puestas en acción. Lo que han llegado a observar es que si las cosas se dejan por sí solas, todas proceden del orden hacia el caos, o sea que se devuelven, y sin embargo, su teoría requiere que las cosas vayan en dirección opuesta, evolucionando del caos hacia el orden, sin ninguna asistencia externa. La de ellos es una ley natural que viola la ley natural.

Por lo cual también Dios los entregó a la inmundicia, en las concupiscencias de sus corazones, de modo que deshonraron entre sí sus propios cuerpos, ya que cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén (Romanos 1:24-25).

Tercero y cuarto, se volvieron sexualmente inmorales y materialistas. Si esto solamente les hubiera sucedido a unos pocos, habríamos podido notar la diferencia con el resto de nosotros. Pero ya que su teoría efectivamente elimina a Dios, fue aceptada por otras personas que estaban buscando una alternativa de Dios, y después de unos pocos años esta teoría encontró su camino dentro del sistema educativo del mundo disfrazada de la ciencia. Para poder suprimir la verdad, los científicos y los educadores se aseguraron que eso fuera lo único que se enseñara en nuestras escuelas, y después de unas pocas generaciones nadie siquiera pensó en cuestionar esa teoría. Aun muchos de los principales teólogos estuvieron de acuerdo al ver esa teoría como más sofisticada y más atractiva intelectualmente que la Palabra de Dios. Pronto esta teoría que nunca ha sido observada ni demostrada, se convirtió en un hecho.

Buscando acabar con el molesto conflicto con la Palabra de Dios de una vez por todas, hicieron que el sistema educativo la expulsara de su programa, pervirtiendo así en el camino nuestro sistema legal. Cuando lo hicieron, las normas de moralidad empezaron a declinar, y en poco tiempo la era del materialismo estaba sobre nosotros seguida de cerca por la revolución sexual. Luego la pornografía se hizo pública y se volvió una parte aceptable de nuestro entretenimiento. Pronto la mitad de los matrimonios terminaban en divorcios. 40 millones de bebés no nacidos morían en nombre de la conveniencia. (Cualquier persona puede ver un examen de ultrasonido y saber de manera intuitiva que existe una vida humana. Se necesitaron expertos que sabían hacer lo que era correcto pero rehusaron hacerlo para convencernos de lo contrario.) Los niños que llegaron al mundo fueron abandonados a las mismas escuelas que jugaron un papel importante en causar el problema.

Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas; pues aun sus mujeres cambiaron el uso natural por el que es contra naturaleza, y de igual modo también los hombres, dejando el uso natural de la mujer, se encendieron en su lascivia unos con otros, cometiendo hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibiendo en sí mismos la retribución debida a su extravío (Romanos 1:26-27).

Cuando estas personas vieron la evidencia de la relación de causa y efecto sobre la que Pablo les había advertido antes, también se esforzaron para suprimirla. Ellos le llaman a estos juicios de Dios estilos de vida alternativos, tan propios como cualquier otra elección, y empezaron a enseñarles a nuestros hijos que los aceptaran y aun que los celebraran. Lograron aprobar leyes que prohíben pensar de ellos en cualquier otra forma, en algunos casos convirtiendo eso en un crimen cuando nosotros les recordamos la Palabra de Dios.

Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican (Romanos 1:28-32).

Pronto Todo Terminará

Como sociedad hemos adquirido unas mentes tan depravadas que ni siquiera podemos ver lo que nos está sucediendo a nosotros mismos. Debiéramos saber que estamos yendo rápidamente cuesta abajo, hacia la destrucción, pero aun así cada vez somos peores, aplaudiendo el comportamiento que habría sido condenado por repugnante hace solamente una generación atrás.

Puesto que los primeros juicios no han hecho que la humanidad se vuelva a Dios, un juicio final mucho más serio está por venir. Este será tan terrible que el Señor va a remover a Su Iglesia de este juicio y nos va a proteger de sus efectos (1 Tesalonicenses 1:9-10). Jesús dijo que sería tan terrible que ninguna alma viviente lo podría soportar a menos que Él le ponga fin en un momento determinado (Mateo 24:22).

Ya podemos ver algunas señales de su formación frente a nosotros. Pero tan terrible como es, no es nada en comparación a lo que va a ser. En los días de Pablo, el Imperio Griego se encontraba en los últimos días de su declive, luchando bajo el peso de la misma clase de decadencia que es evidente en nuestro mundo hoy en día. Y Pablo lo vio venir sobre el Imperio Romano, a pesar de que lo peor aun sucedería varios cientos de años después. En cada uno de estos dos imperios mundiales, el corazón de las personas se había endurecido tanto y sus mentes se habían depravado tanto, que no podían entender lo que les estaba sucediendo. Es lo mismo hoy en día.

Y contrario a los deseos de mis amigos de los movimientos de la iglesia carismática y la iglesia emergente, la Biblia no menciona ningún gran avivamiento al final de la era para corregir todas nuestras maldades, sanar todas nuestras enfermedades, y limpiarnos de toda nuestra inmundicia, a tiempo para entregarle el mundo al Mesías limpio y brillante. El motivo por el que las personas de estos movimientos no quieren que usted estudie la profecía es que su versión de los tiempos finales no se encuentra allí.

Contrario a lo que estas personas predican, esto fue lo que el Señor nos dijo que esperáramos. Él dijo que en los últimos días la iglesia creyente tendría poca fuerza pero que mantendría Su palabra y no negaría Su nombre. Él dijo que Él vendría por nosotros pronto y que nos sostendría hasta que lo hiciera (Apocalipsis 3:8, 11). Por otro lado, la iglesia apóstata se considerará rica sin necesidad de nada, sin darse cuenta de que son unos desventurados, miserables, pobres, ciegos y desnudos. Pero todo el tiempo Él está llamando a la puerta intentando entrar. Al no lograrlo, Él los vomitará de Su boca (Apocalipsis 3:16, 17, 20).

Claro, nada de esto tenía que suceder. Toldo empezó cuando unas pocas personas que sabían hacer lo que era correcto decidieron no hacerlo. Y el resto, como dicen, es historia. Es difícil creer la inmoralidad sexual de nuestra sociedad, su materialismo y avaricia, la decadencia de su sistema educativo, su indiferencia hacia los valores de la vida humana, y su celebración de los estilos de vida alternativos, y que todo ha brotado de su decisión de ignorar lo que saben que es correcto y no lo han querido hacer. Pero eso es exactamente lo que ha sucedido. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, adorando y sirviendo a las cosas creadas en vez de a nuestro Creador. Es el Camino de Caín. Selah 29/03/2008.