Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
“Hijitos, ya es el último tiempo; y según ustedes oyeron que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo. Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:18-19).
En estos días, cualquier enseñanza acerca del anticristo venidero es muy popular. Pero en menos de 60 años después de la cruz Juan ya estaba escribiendo acerca del espíritu de anticristo que se evidenciaba en las falsas enseñanzas que más tarde llegaron a conocerse como el “gnosticismo.” El hecho de que esos falsos maestros habían salido de entre los creyentes les otorgaba cierta credibilidad en la creciente iglesia, pero desde el punto de vista de Juan el error de su doctrina demostraba que nunca habían sido verdaderos creyentes. “Porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19).
¿Qué Hay De Nuevo?
En un momento exploraremos el poder de esa observación. Pero primero permítanme repasar lo básico del gnosticismo como estaba siendo presentado en tiempos de Juan. Esencialmente el gnosticismo sostenía que todo espíritu era bueno y toda carne era mala. Además creían que el bien y el mal no pueden existir juntos, así tampoco el espíritu y la carne. Por consiguiente, Dios siendo Espíritu, no podía morar en Jesús, con Su cuerpo de carne. Jesús, siendo un hombre y por lo tanto malo, no pudo haber sido sin pecado, y así no pudo haber calificado para ser nuestro redentor. Debido a ello, afirmaban, el camino a la salvación no era a través de Su muerte en la cruz, sino por medio del logro progresivo del conocimiento espiritual secreto (Griego: gnosis). La misma idea penetra las religiones de la masonería, la cienciología y la Nueva Era, demostrando que el gnosticismo, en varias formas, aún permanece entre nosotros hoy en día.
Entonces, volvamos a la asombrosa declaración de Juan: “Porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros.” Si estas personas proponentes del gnosticismo verdaderamente hubiesen recibido el Evangelio en sus corazones, no habrían empezado a propagar esa falsa doctrina. Su conocimiento de la verdad les habría impedido hacerlo. El hecho de que estaban enseñando mentiras demuestra que nunca habían creído la verdad.
Piénselo. El hecho de que estas personas estaban enseñando mentiras demuestra que nunca creyeron la verdad. ¿Alguna vez ha escuchado a un orador que hablaba tan bien y era tan persuasivo, pero que presentaba un punto de vista que usted sabía que era contrario a las Escrituras? Y no estoy hablando sobre cosas complementarias como de qué edad seremos en el cielo, o cómo será el Milenio acá en la Tierra, sino de los componentes básicos del Evangelio.
Por ejemplo, tomemos la Doctrina de la Fe: “Porque por gracia son ustedes salvos por medio de la fe; y esto no de ustedes mismos, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8-9).
Según la manera como yo leo 1 Juan 2:18-19, cualquier maestro que niega que la salvación es por gracia está enseñando una mentira. Si él dice que tenemos que hacer más que solamente creer y recibir para poder calificar para la vida eterna, eso significa que la verdad no está en él. Recuerden, gracia más obras ya no es gracia.
¿Puede Usted Creer Eso?
¿Y qué de esas personas que creen en la enseñanza falsa? “Pero ustedes tienen la unción del Santo, y conocen todas las cosas” (1 Juan 2:20). Aquí Juan explica que así como aquellas personas que tienen la verdad en sus corazones estarían impedidas para enseñar mentiras, también nosotros los que creemos en la verdad estaremos impedidos en creer esas mentiras. Aquellas personas que afirman ser cristianos pero luego se unen a una religión que rechaza la verdad a favor de las mentiras, demuestra que en realidad nunca creyeron la verdad en primer lugar.
“Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:9-10).
Aquí la implicación es que aquellas personas que se están perdiendo sabían la verdad pero rehusaron creerla. Su incredulidad fue voluntaria e intencional. Muchos eruditos creen que estas personas no tendrán una segunda oportunidad para creer la verdad después del Rapto sino que serán engañadas por las falsas enseñanzas del anticristo y se condenarán.
“Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propios deseos, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas (mitos)” (2 Timoteo 4:3-4). De nuevo, la noción aquí es la de un rechazo voluntario e intencional de la verdad a favor de las mentiras que son más aceptables. Yo estoy convencido que Juan era de la opinión de que la gente a la que Pablo les estaba escribiendo aquí no solamente se apartaron, sino que nunca creyeron en primer lugar.
Un Cuento De Dos Puertas
En Mateo 7:13-14 Jesús dijo, “Entren por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.”
Algunas religiones promueven un camino de salvación basado en obras. Otras tratan de combinar la gracia y las obras. Pueden afirmar ser cristianos o pueden afirmar tener un Dios diferente. Pero todas ellas se encuentran en el camino ancho que les lleva a la puerta ancha. La puerta pequeña tiene el rótulo de “Gracia” y el camino angosto se llama Fe solamente.
Eso fue lo que hizo que Jesús emitiera la advertencia de que no todas las personas que le llaman “Señor” entrarán en el Reino. Aún si estas personas expulsan demonios y hacen milagros en Su nombre, Él negará haberlas conocido (Mateo 7:21-23). Estas personas están en el camino ancho.
Él dijo que solamente aquellas personas que hacen la voluntad del Padre Celestial entrarán en el Reino. ¿Y cuál es la voluntad del Padre? Escuchemos las palabras del mismo Señor:
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera. Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió. Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero” (Juan 6:37-40).
La voluntad de nuestro Padre es que toda aquella persona que ve al Hijo y cree en Él tendrá vida eterna. Es la responsabilidad del pastor guardar las ovejas, y nunca podrá decirse que el Buen Pastor nos salvó pero luego no pudo guardarnos. Si nos presentamos ante el Padre como pecadores en necesidad de un Salvador, y pedimos que la muerte de Su Hijo se considere como el pago total y completo por nuestros pecados, el Padre nos pondrá bajo el cuidado protector de Su Hijo y ningún poder en el Cielo o en la Tierra nos podrá separar de Él. Si sucede que nos extraviamos por alguna razón, Él nos buscará y nos traerá de vuelta porque es la voluntad del Padre que el Hijo no pierda ninguno de nosotros.
A como yo entiendo 1 Juan 2:18-19 entonces, si no creemos y confiamos en que solamente Jesús puede salvarnos, eso es una evidencia del espíritu de anticristo. Si alguna persona cree que puede hacer si quiera alguna parte de la obra, y que a pesar de que Él las ha salvado puede perderlas posteriormente, eso es el espíritu de anticristo. Aquellas personas que creen estas cosas pueden haber salido de entre nosotros, pero realmente nunca fueron de nosotros. Selah 05/05/12
Título Original: The Spirit of Anti-Christ
Traducido por Walter Reiche B.
walterre@racsa.co.cr