Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Romanos 9 nos dijo sobre la elección soberana de Dios de Israel como Su escogido. De los cuales son la adopción, la gloria, el pacto, la promulgación de la ley, el culto y las promesas; de quienes son los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén (Romanos 9:4-5). En el capítulo 10 vimos cómo en su búsqueda obsesiva de ser justos por sus propios medios, rehusaron la justicia que viene de Dios. A los ojos del mundo ellos se convirtieron en los rechazados, y el mismo Señor dijo que el Reino les sería quitado y se le daría a otra gente que produciría los frutos de él (Mateo 21:43). Después, el Señor dijo que no lo volverían a ver sino hasta que digan, “Bendito el que viene en el nombre del Señor” (Mateo 23:39).
Pero en ambos casos el rechazo fue claramente temporal, cuya duración depende de su respuesta. En el primer pasaje de Mateo Jesús prosiguió diciendo que las prostitutas y los cobradores de impuestos entrarían en el Reino antes que los líderes de Israel. No dijo en lugar de, sino después de. Y en el segundo pasaje la palabra clave es hasta, lo cual implica que algún día le llamarán Bendito, y cuando lo hagan, entonces le verán.
Por supuesto, Dios había previsto todo eso. Cerca de 800 años antes Dios hizo que Oseas previera este preciso momento. “Andaré y volveré a mi lugar, hasta que reconozcan su pecado y busquen mi rostro. En su angustia me buscarán” (Oseas 5:15). El Señor regresaría al lugar del que había venido y esperaría hasta que ellos admitieran su culpa al rechazarlo y pidieran Su retorno. Y ciertamente se lo pedirán. Joel 3:16-21 nos da la respuesta del Señor a su petición, culminando así la muestra más increíble de Su misericordia, jamás expresada. “Y limpiaré la sangre de los que no había limpiado” (Joel 3:21). Dios está hablando sobre la devastadora declaración que hicieron cuando exigieron la crucifixión del Señor frente al intento de gracia de Pilatos. “Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos” (Mateo 27:25). Veamos cómo fue que esto llegó a suceder.
Romanos 11
El Remanente de Israel
Digo, pues: ¿Ha desechado Dios a su pueblo? En ninguna manera. Porque también yo soy israelita, de la descendencia de Abraham, de la tribu de Benjamín. No ha desechado Dios a su pueblo, al cual desde antes conoció. ¿O no sabéis qué dice de Elías la Escritura, cómo invoca a Dios contra Israel, diciendo:
Señor, a tus profetas han dado muerte, y tus altares han derribado; y sólo yo he quedado, y procuran matarme? [1 Reyes 19:10, 14] Pero ¿qué le dice la divina respuesta? Me he reservado siete mil hombres, que no han doblado la rodilla delante de Baal. [1 Reyes 19:18]
Así también aun en este tiempo ha quedado un remanente escogido por gracia. Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra (Romanos 11:1-6).
A través de la historia Dios ha preservado a un remanente de Sus elegidos. Estos no son los sustituidos por la Iglesia como dicen los seguidores de la teología del reemplazo, como tampoco son los que se llaman judíos sino que son la sinagoga de Satanás (Apocalipsis 3:9), sino que son los hijos legítimos de Israel, prueba de que Dios no ha abandonado a Su pueblo ahora, no más de cómo lo hizo en días de Elías.
¿Qué pues? Lo que buscaba Israel, no lo ha alcanzado; pero los escogidos sí lo han alcanzado, y los demás fueron endurecidos; como está escrito:
Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy [Deuteronomio 29:4; Isaías 29:10]
Y David dice:
Sea vuelto su convite en trampa y en red, en tropezadero y en retribución; Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y agóbiales la espalda para siempre [Salmo 69:22-23] (Romanos 11:7-10).
Debido a que la mayoría no reconoció el momento de la venida de Dios a ellos como Él se los había dicho durante siglos por medio de los profetas, Él lo ocultó a sus ojos (Lucas 19:41-44).
Las Ramas Injertadas
Digo, pues: ¿Han tropezado los de Israel para que cayesen? En ninguna manera; pero por su transgresión vino la salvación a los gentiles, para provocarles a celos. Y si su transgresión es la riqueza del mundo, y su defección la riqueza de los gentiles, ¿cuánto más su plena restauración? (Romanos 11:11-12).
Una y otra vez, el Antiguo Testamento sugiere que Dios abrirá la puerta de la salvación a los gentiles, pero ahora se nos dice el motivo. Es para hacer que Israel sienta su rechazo del Mesías. Pero si su desobediencia ha traído tales bendiciones al mundo, ¿cuánto más serán con su obediencia? La respuesta a esa pregunta se encuentra en dos palabras: El Reino.
Porque a vosotros hablo, gentiles. Por cuanto yo soy apóstol a los gentiles, honro mi ministerio, por si en alguna manera pueda provocar a celos a los de mi sangre, y hacer salvos a algunos de ellos. Porque si su exclusión es la reconciliación del mundo, ¿qué será su admisión, sino vida de entre los muertos? Si las primicias son santas, también lo es la masa restante; y si la raíz es santa, también lo son las ramas (Romanos 11:13-16).
Todos sabemos que Jesús tenía que morir por los pecados del mundo. Pero el punto de Pablo aquí se basa en la complicidad de Israel para que eso sucediera. Debido a que rechazaron al Mesías, todo el mundo puede reconciliarse con Dios por medio de Su sangre derramada (Colosenses 1:19). Y pronto, cuando lo acepten, todo el mundo puede experimentar la resurrección a través de Su sangre también. Al declarar una parte del todo como santa, todo lo demás es santo. Israel es la muestra, las primicias de la humanidad.
Pues si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo olivo silvestre, has sido injertado en lugar de ellas, y has sido hecho participante de la raíz y de la rica savia del olivo, no te jactes contra las ramas; y si te jactas, sabe que no sustentas tú a la raíz, sino la raíz a ti. Pues las ramas, dirás, fueron desgajadas para que yo fuese injertado. Bien; por su incredulidad fueron desgajadas, pero tú por la fe estás en pie. No te ensoberbezcas, sino teme. Porque si Dios no perdonó a las ramas naturales, a ti tampoco te perdonará (Romanos 11:17-21).
No todo Israel fue rebelde, solo una parte. Durante los siguientes 20 años después de la cruz, la Iglesia estaba compuesta principalmente por creyentes judíos. Pero aquellas partes que se rebelaron le abrieron la puerta a los creyentes gentiles quienes llegaron como olivos silvestres injertados en una raíz ya cultivada. Ellos no son la raíz, como tampoco la reemplazan, sino que de hecho, son alimentados de ella. Como creyentes gentiles nosotros somos alimentados por el Pan de Vida y nutridos por Su Palabra. Ambas nos llegaron por medio de Israel, raíz del cristianismo.
Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado. Y aun ellos, si no permanecieren en incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? (Romanos 11:22-24).
Esta es una adaptación de la advertencia del Señor a Sus discípulos en Juan 15:1-8. Allí, Él se llamó a Sí mismo la Vid, diciendo que nosotros somos las ramas. La palabra traducida “permaneces” en el versículo 22 anterior es la misma traducida “permanece” en Juan 15:5. Nuestra fe en Él viene de nuestro corazón, no es solamente un estado mental sujeto a la influencia de factores externos, es un estado de ser, es lo que somos. ¿Y si nosotros, que no tenemos nuestro origen en las cosas de Dios, podemos florecer con Él, cuánto más lo podrán hacer los judíos, quienes tienen su origen en Él?
Y Todo Israel Será Salvo
Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito:
Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite sus pecados [Isaías 59:20-21; 27:9; Jeremías 31:33-34] (Romanos 11:25-27).
Con sus ojos cegados y sus corazones endurecidos, Israel espera a un lado hasta que el Señor haya terminado de construir Su Iglesia. Cuando eso suceda, la Iglesia será levantada al Cielo e Israel volverá a ser el centro de atención de Dios.
La palabra griega traducida “plenitud” (cantidad completa) es un término náutico y se refiere al número de marineros que son necesarios para que un barco pueda navegar. Y la frase “haya entrado” significa llegar a su destino. Una vez que los soldados y los marineros requeridos se encontraban a bordo, el barco podía zarpar y dirigirse a su destino. Así mismo sucede con la Iglesia. Una vez que el número requerido de su membresía se alcance, la Iglesia saldrá hacia su destino en el Cielo, y Dios abrirá los ojos y suavizará el corazón de Su pueblo Israel. Esto está de acuerdo con Hechos 15 en donde Jacobo profetizó que Israel estaba siendo puesta a un lado mientras que el Señor tomaba de entre los gentiles un pueblo para Su Nombre. Después de eso Él retornará para reedificar el tabernáculo de David que está caído (Hechos 15:13-18).
Tanto Ezequiel como Daniel están de acuerdo también. La Batalla de Ezequiel 38 es el vehículo por medio del cual Dios le abre los ojos a Israel (Ezequiel 39:22) y un poco de tiempo después da inicio la Setenta Semana de Daniel, al confirmarse un pacto que incluye las provisiones para la construcción de un Templo judío (Daniel 9:27).
Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos (Romanos 11:28-32).
El llamamiento de Dios es irrevocable. Él no puede abandonar a Israel, como tampoco nos puede abandonar a nosotros. Una vez nos tiene, no podemos escapar. Israel se volvió desobediente para que Dios pudiera manifestar Su misericordia con los gentiles. Debido a que Él mostró misericordia en nuestra desobediencia, Él ahora tiene que mostrarla con los Suyos. De otra manera sería injusto de Su parte.
Doxología
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? [Isaías 40:13] ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? [Job 41:11] Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén (Romanos 11:33-36).
Pronto, Israel habrá completado el círculo: Elegido, rechazado, y aceptado. Por elección soberana Israel se convirtió en el pueblo de Dios. Él pudo haber escogido a algún otro que hubiera querido para que fuera Su santa nación. Cuando el Mesías prometido llegó a Israel, ellos lo rechazaron, abriendo así la puerta para la salvación de los gentiles. Por medio del Mesías, los gentiles se convirtieron en los hijos espirituales de Dios también. Cuando el Señor termine Su obra con los gentiles, volverá Su atención a Israel y esta vez ellos reconocerán a su Mesías (Zacarías 12:10). Su rechazo les será perdonado, serán aceptados, y la promesa de Dios a Abraham se cumplirá. “y serán benditas en ti todas las familias de la tierra”. Selah 10/03/2007.