Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
(Nota: Esta narración es un resumen de docenas de profecías de los tiempos finales, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento. Su objetivo es poderles presentar una visión de conjunto de los tiempos venideros, desde una perspectiva bíblica.)
Un día pronto, cuando muchas personas no lo estén esperando, habrá un ataque sorpresivo en contra de Israel. Aun los israelitas van a ser tomados por sorpresa, creyendo descuidadamente estar en paz. Israel habría derrotado recientemente a sus enemigos vecinos como lo predice el Salmo 83, y destruido a Damasco, terminando así su reinado como la ciudad poblada más antigua del mundo (Isaías 17:1). El apoderado de Irán, Hesbolá y el sustituto de Hamás, Egipto, también habrán sido derrotados terminando así con el asunto palestino para siempre. En un mundo más amable y gentil, los judíos tendrán un poco de tiempo para volver a respirar y disfrutar de un período de paz.
Pero sin previo aviso una coalición de naciones musulmanas, armadas por Rusia y dirigidas por Irán, atacará a Israel con una fuerza militar aplastante. Si no fuese por un factor imprevisto esta fuerza militar fácilmente habría sido suficiente para destruir totalmente su objetivo. Pero ya hace mucho tiempo que el Dios de Israel cabalmente escogió este instante para revelarse a las naciones a través de Israel. Con una fuerza considerable bajo Sus órdenes, Él intervendrá para diezmar a los ejércitos musulmanes. Cuando lo hace el conflicto se volverá nuclear y las cabezas explosivas caerán en el Medio Oriente, Rusia, Europa y quizás también en los EE.UU.
Cuando la batalla termina, los israelitas reconocerán al Autor de su victoria sobrenaturalmente lograda y gozosamente le pedirán al Señor que renueve la relación de pacto de ellos con Él. Judíos de todas partes del mundo empezarán a llegar a Israel conforme la realidad de su reunión con el Señor comienza a penetrar. Ciertamente ni una sola persona judía en el mundo se quedará atrás en este histórico retorno a la Tierra Prometida (Ezequiel 38-39).
La Gente Desaparecida y El Hombre de Paz
Otros dos eventos sorprendentes van a acompañar a esta batalla. Justo antes de su comienzo, una cantidad innumerable de cristianos gentiles y de judíos mesiánicos desaparecerán de un momento a otro sin dejar huella (1 Tesalonicenses 4:16-17), y seguidamente después de eso un líder emergente le ofrecerá al mundo un plan que él dice traerá finalmente la paz al Medio Oriente y prevenir que algo como esta batalla vuelva a suceder jamás (Daniel 8:25; 9:27). Es bueno que la Iglesia ya se haya ido porque lo habría reconocido de inmediato como el anticristo.
La desaparición de la Iglesia hará que termine la Era de la Gracia, permitiendo que se reanuden los últimos siete años de la Era de la ley (Daniel 9:27; Romanos 11:25). En una aparente terminación de las hostilidades, este líder emergente ayudará a los judíos a reconstruir su templo para que puedan volver a su antiguo sistema de adoración como lo requiere su pacto. Él hará esto, no porque le tenga algún amor al pueblo judío o al Dios que adoran, sino porque el poder invisible detrás de él tiene planes para apropiarse del Templo para su propio uso.
Siguiendo las instrucciones del libro de Ezequiel, los israelitas van a construir su nuevo templo en un área que el Señor le dijo a Ezequiel que designara hace 2600 años. Queda a unos 32 kilómetros al norte del actual Monte del Templo en un lugar llamado Silo, en donde estuvo el Tabernáculo durante 400 años (Ezequiel 48:1-10). Siguiendo las instrucciones de Ezequiel en lugar de compartir el Monte del Templo con el Domo de la Roca, los judíos evitarán los problemas que puedan romper la paz que de otra manera tendrían con las recién vencidas naciones musulmanas.
Paz, Paz, Cuando No Hay Paz
Sin saberlo la mayoría de los restantes habitantes de la tierra, quienes creerán que ha llegado la Era Utópica, verán la autorización para reconstruir el Templo con lo cual dará inicio finalmente a la cuenta regresiva de siete años para la Segunda Venida (Daniel 9:27). Al principio, este hombre tendrá a la mayor parte del mundo convencido de que él es un verdadero pacificador, a pesar de que ha comprometido sus fuerzas militares a una guerra tras otra causando enorme miseria en la Tierra (Apocalipsis 6).
A la mitad de esos últimos siete años, este individuo implementará el plan nefasto de Satanás para el Templo. Se introducirá en el Lugar Santo y se exaltará sobre todo lo que es dios o adorado como tal, declarándose ser Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Con esta declaración, todo el poder de la ira de Dios se desatará sobre la Tierra, empezando así un período de tiempo conocido como la Gran Tribulación (Mateo 24:15). Satanás será expulsado del cielo y morará personalmente en el anticristo conforme la lucha final por el control del planeta Tierra empieza en serio (Apocalipsis 12:9; 13:2). Durante 3 ½ años la guerra y la persecución en la Tierra se aumentarán con los juicios catastróficos provenientes del Cielo, haciendo de este período el peor que la raza humana jamás haya tenido que soportar (Mateo 24:21; Apocalipsis 13:5).
Después del Rapto de la Iglesia, multitudes de personas le entregarán su corazón al Señor y sufrirán el martirio por su fe cuando el anticristo busque erradicar toda oposición a su gobierno (Apocalipsis 7:13-14). Si el Señor no retornara cuando lo prometió para ponerle fin a esto, ni una sola persona quedaría con vida (Mateo 24:22). Pero creyendo en Su promesa de retornar, hordas de creyentes de después del Rapto huirán de Israel hacia los montes del sur de Jordania, en donde serán protegidos sobrenaturalmente, para esperar Su Gloriosa Aparición (Mateo 24:16; Apocalipsis 12:6).
La Guerra Para Termina Todas Las Guerras
Por su parte el anticristo va a amasar una gran fuerza para la venidera batalla de Armagedón, observando con cierta preocupación un gran ejército proveniente del Este que intentará entrar sigilosamente y robarle la victoria (Daniel 11:44; Apocalipsis 16:12). Según algunas estimaciones varios millones de combatientes serán reunidos en Israel y a su alrededor para esta batalla, que se dice será el clímax de la guerra por el Planeta Tierra (Apocalipsis 16:16).
Pero repentinamente los cielos se abren y el Señor aparecerá con todos Sus santos para reclamar lo que Él ha comprado y pagado con Su propia sangre vertida en la cruz (Apocalipsis 19:11-16). Casi sin ningún esfuerzo, la batalla terminará, el enemigo será destruido, y el Señor será establecido como Rey de toda la Tierra (Zacarías 14:9).
En el instante en que los pies del Señor tocan el Monte de los Olivos, se producirá un gran terremoto. El Monte de los Olivos se partirá en dos de Este a Oeste (Zacarías 14:4) y el antiguo Monte del Templo, situado directamente en esa dirección, se desplomará a tierra desapareciendo para siempre. De un momento a otro, una enorme fuente de agua fresca manará produciendo grandes cantidades de agua potable desde debajo del Nuevo Templo, a solo 30 kilómetros al norte (Zacarías 14:8). El agua aflorará debajo del extremo sur del Templo y fluirá al sur hacia el barranco producido por el terremoto. Pronto el agua se convertirá en un poderoso rio, dividiéndose al oeste hacia el Mediterráneo, y al este al Mar Muerto, llenando ese barranco. Árboles frutales, produciendo un fruto distinto cada mes, y cuyas hojas son para sanidad, estarán en sus bancos. El influjo de tal cantidad de agua fresca hará que el Mar Muerto vuelva a tener vida, llenándose de peces. Solamente su extremo sur, en donde un día estuvieron Sodoma y Gomorra, permanecerá como una salina (Ezequiel 47:1-12; Apocalipsis 22:1-2).
Día del Juicio 1… Los Sobrevivientes de la Tribulación
Uno de los primeros actos oficiales del Señor luego de asumir Su papel como Rey de toda la Tierra, será atar con cadenas a Satanás durante Su reinado de 1000 años (Apocalipsis 20:1-3). En ese momento los mártires de la Semana Setenta de Daniel se unirán a los creyentes del Antiguo Testamento para recibir sus cuerpos resucitados (Daniel 12:1-2; Apocalipsis 20:4).
El Señor reunirá a rodos los sobrevivientes de la tribulación de todas partes del mundo al Valle de Cedrón para proceder con una serie de juicios (Joel 3:1-2). Usando las acciones de ellos como evidencia de su fe, Él apartará a los creyentes de los incrédulos. El Señor les dará la bienvenida a los creyentes en Su Reino mientras que envía a los incrédulos a las tinieblas de afuera (Mateo 24:45—25:46). Estos creyentes, aun en su estado humano natural, repoblarán la tierra durante la Era del Reino.
Un tiempo de absoluta paz y tranquilidad será el resultado de todo esto, con Satanás atado y todos los incrédulos eliminados, la tierra va a florecer de una manera no vista desde la Creación (Isaías 35). Habiendo finalmente reconocido a Jesús como su verdadero Mesías (Zacarías 12:10) Israel emergerá y brillará de nuevo como la nación preeminente en la Tierra (Isaías 60). En el firmamento arriba, la Nueva Jerusalén, hogar eterno de la Iglesia, girará alrededor de la Tierra en una órbita baja y servirá como la fuente de luz para el mundo (Apocalipsis 21:6-27). Sus inmensurables riquezas y sus espaciosas instalaciones, les permitirá a los miembros de la Iglesia morar, a un nivel de lujo y comodidad que puede ser envidiada aun por la realeza terrenal, con el Señor y Salvador Jesucristo para siempre.
Los habitantes de la Tierra pronto descubrirán que los juicios finales de la Gran Tribulación han servido para corregir los antiguos errores introducidos en el eje de la Tierra y su órbita. Como resultado, un clima subtropical exquisito volverá a bendecir toda la Tierra. El toldo de vapor de agua que colapsó durante el Diluvio Universal será restablecido para prevenir que los rayos ultravioleta que reducen el lapso de vida, penetren a la atmósfera y así los moradores de la Tierra gozarán una vez más de lapsos de vida de casi 1000 años. La Tierra será el Paraíso Terrenal como fue supuestamente a serlo (Isaías 65:17-25; Apocalipsis 21:1).
Día Del Juicio 2… El Gran Trono Blanco
Durante la Era del Reino, los descendientes de los habitantes naturales de la Tierra tendrán la misma oportunidad de aceptar el perdón comprado para ellos en la cruz de la misma manera que la gente que nació en el pasado la tuvo. Cuando la Era del Reino esté por terminar, todas aquellas personas que rehusaron recibir Su perdón se levantarán para rebelarse en contra del Señor, y luego de soltar a Satanás de su prisión, serán atraídos en su intento final de destronar al Señor y recapturar el planeta. En solo unos momentos la rebelión será aplastada, los rebeldes destruidos y Satanás lanzado en los fuegos eternos para sufrir para siempre con todas aquellas personas que se le unieron (Apocalipsis 20:7-10). Todas las personas muertas desde el comienzo de los tiempos serán resucitados para estar de pie ante el Gran Trono Blanco en juicio. Conforme sus vidas son repasadas será obvio que todas ellas fracasaron para hacer solamente la única cosa que Dios requería de ellas, y era en creer en Aquel que Él había enviado. Todas ellas también serán consignadas a los fuegos eternos (Apocalipsis 20:11-15).
La Biblia, siendo el manual de operaciones para la Era del Hombre, no se refiere a la eternidad excepto para decir que sí hay una, en donde las personas salvas vivirán bendecidas en la presencia del Señor para siempre (la vida) mientras que las que son no salvas sufrirán el castigo sin término (la muerte). Es que todas las personas concebidas existen para siempre. Todos nosotros habitaremos en la eternidad, la única cuestión es en dónde la pasaremos. Solamente hay dos destinos, la vida o la muerte, y eso lo tenemos que escoger nosotros, por nosotros mismos. Si usted no se ha decidido, aún hay tiempo pero mejor apresúrese, porque un día, pronto, sonará la campana final, y recuerde, la elección por defecto es la muerte. Pero para aquellas personas que escogen la vida, la victoria más grande en la historia de la humanidad está en el horizonte, y si usted se la pierde, literalmente lo lamentará para siempre. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 12-05-11