Un Comentario por Jack Kelley
Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero… Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré (Isaías 46:9-10, 11b).
Yo dudo si los miembros del Grupo de Estudio de Irak (GEI) incluyeron un repaso de Ezequiel 38-39 en sus investigaciones. Pero si lo hicieron, y si parte de su mandato había sido el producir un plan para apresurar su ocurrencia, a duras penas podrían haber diseñado una estrategia tan brillante.
En mi condición de consultor gerencial en el pasado, con frecuencia traté con personas que se encontraban en situaciones extremas, y aprendí que cada vez que alguien contestaba a una pregunta que no se le había hecho, debía buscar la verdad que estaba oculta. Esta usualmente era lo contrario a la respuesta no solicitada. (¿Recuerdan cuando Nixon declaró, “¡Yo no soy un ladrón!” en la TV nacional? Nadie le había hecho esa pregunta.) La Administración Norteamericana está en una situación extrema en Irak. Una de las primeras declaraciones del informe del GEI es que los EE.UU. nunca abandonarán a Israel como un aliado que es. ¿Quién preguntó si lo haría?
El co presidente del GEI es James Baker, un arquitecto de la Conferencia de Paz de Madrid de 1993. Él recuerda cómo fue que Israel tuvo que ser arrastrada, pataleando y gritando para que atendiera la conferencia, así que esta vez él está pensando porqué no tener una conferencia similar de Paz del Medio Oriente, pero sin invitar a Israel. Esto le daría a los EE.UU. la oportunidad de tomar decisiones “sin la presión de Israel”. Al departamento de estado de los EE.UU. le fascinó esta sugerencia, desde su secretaria Rice hasta los mandos inferiores. Con una lógica que solamente entienden los círculos diplomáticos, ellos señalan el “éxito” del programa de tierra por paz de Madrid como una justificación para intentarlo de nuevo. Piensen cuánto mejor sería eso sin Israel dentro del círculo de la toma de decisiones.
Ellos obligarían a Israel a entregar los Altos del Golán a cambio de que Siria esté de acuerdo en dejar de enviar soldados extranjeros y armas hacia Irak y Líbano. La pérdida de esa alta planicie para Israel al norte de su territorio, haría que un ataque sorpresa en su contra fuera mucho más fácil de llevarse a cabo, pero esa no es la cuestión aquí. Aquí estamos hablando sobre Irak, ¿recuerdan?
Seguidamente, los Estados Unidos tendrían que estar de acuerdo en reunirse directamente con el presidente Ahmadinejad para enlistar su ayuda para facilitar la salida ordenada de los EE.UU. de Irak, al prometerle no incitar más violencia sectaria allí. En recompensa por esta ayuda, los EE.UU. dejarían de oponerse a la búsqueda de Irán del poder nuclear. ¿Por qué va a ser eso un problema?
Luego harán que Israel se retire a las fronteras que tenían antes del año 1967 y que acepten la solución de dos estados al problema palestino, permitiendo que Jerusalén sea la capital palestina. Por su parte, los palestinos tendrían que estar de acuerdo en decir que Israel tiene el derecho de existir, y que han renunciado al terrorismo como vía de obtener lo que quieren. (Si el pasado es indicativo, ellos no tienen que hacerlo, solamente tienen que decirlo.) Cuando Israel pregunte sobre su seguridad dentro de ese tipo de arreglo, ofrezca tener tropas internacionales a lo largo de sus fronteras, como las NN.UU. lo hizo en Líbano, el plan del GEI sugiere que también se desplieguen allí tropas de los EE.UU., mientras que ambas partes estén de acuerdo. Israel está tan cansado de la guerra que bien podría ser atraído a un falso sentido de paz con este esquema.
¿Por qué darle tanto énfasis a Israel en un grupo que está estudiando las formas de terminar con la guerra en Irak? Porque aun los árabes “moderados” como los saudíes han persuadido a algunos líderes norteamericanos, incluyendo al vicepresidente Cheney, que Israel es el tipo malo en el Medio Oriente, y no Irán. Ellos dicen que nuestro problema en Irak no se irá hasta que logremos que los israelitas dejen de estar persiguiendo a los palestinos. Si los Estados Unidos pudieran ayudar a dominar en Israel, entonces Irán y Siria podrían hacer que nuestros problemas en Irak desaparezcan y así podamos traer de vuelta a casa a nuestras tropas con honores. ¿Ven cómo es que eso funciona?
(Hace algunos años un líder israelita bromeó, “Si algún día encontráramos algún planeta que tuviera vida, y si las personas en ese planeta sufrieran una enfermedad terminal, Israel sería la culpable”.)
Hace un par de años yo dije que a menos que algo sucediera que rompiera el voto evangélico, entonces los EE.UU. permanecerían fuertes e independientes hasta el momento del Rapto. Pues bien, algo sí sucedió. Ya sea por medio de la manipulación de los medios de comunicación o por causas más legítimas, el pueblo norteamericano aparentemente ha decidido que la guerra en Irak es un error. Encuestas recientes colocan la insatisfacción con la administración en más del 70%. Algo debe de hacerse para sacarnos de allí. El GEI cree que si se logra eso lo más rápidamente posible, sin que parezca otro Vietnam, se requeriría la cooperación de Irán y de Siria.
Al GEI le fue dada la tarea de encontrar una salida rápida, y así lo hizo. Abandonen a Israel, vuélvanse a Irán y a Siria para que ayuden, y dejen que Irán se convierta en el poder dominante en el Medio Oriente y el miembro más nuevo del Club Nuclear.
A pesar de que las potencias musulmanas en el Medio Oriente están temerosas que la guerra en Irak se propague a una guerra regional si no se detiene, el plan del GEI está en realidad garantizando que lo más seguro es que se haga una guerra mayor en el Medio Oriente, y no lo contrario. El hecho de que su implementación pavimenta la vía para Ezequiel 38 es obvio solamente para los estudiosos de la profecía.
Los enemigos de los EE.UU. ya están aclamando eso como una gran victoria. Los líderes de Irak dicen que es un desastre. Jordania, Líbano y Arabia Saudita están privadamente preparándose para lo peor. Los líderes israelitas están en un estado de negación. El presidente Bush ha rechazado las partes sobre hablar con Irán e imponerles “acuerdos” a las partes involucradas.
Pero reportajes de una fuente del Medio Oriente indican que se sospecha de que el presidente Bush ya no está en control de la dirección de los EE.UU. en el Medio Oriente, y que eso ha sido tomado por otras personas. Quién es exactamente, nadie lo dice, pero si eso es verdad, es un prospecto aterrador.
Como estudiosos de la profecía, debemos recordar que Dios puede utilizar a Sus enemigos para hacer que Su plan se cumpla. En la batalla de Ezequiel 38, Él hace que los enemigos de Israel se maten los unos a los otros (Ezequiel 38:21). Durante la Gran Tribulación, Él hace que los líderes del anticristo destruyan a la iglesia ramera (Apocalipsis 17:17). De tal manera que si sucede que los EE.UU. estén prontos a ceder ante la presión mundial y comiencen a salirse del Medio Oriente, dándoles a nuestros enemigos la apariencia de una victoria allí, eso estaría sucediendo para que el Plan de Dios proceda. No olvidemos que Dios hizo que Ezequiel escribiera sobre esta batalla hace 2.600 años. Ningún poder terrenal lo puede prevenir. Nosotros nos hemos convertido en el aliado más poderoso que tiene Israel, manteniendo a raya a sus enemigos. Algo tiene que suceder para quitarnos del camino. El implementar el plan del GEI puede ser el boleto necesario para lograrlo. Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero … Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Ya casi podemos escuchar los pasos del Mesías. 09/12/2006.