En Donde Tu Tesoro Está

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

«No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Vended lo que poseéis, y dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote, donde ladrón no llega, ni polilla destruye. Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (Lucas 12:32-34)

Según un análisis gubernamental, las cuentas de jubilación (como los fondos de pensiones) de los trabajadores norteamericanos han perdido más de dos billones de dólares en los últimos 15 meses, la mitad de esa suma se ha perdido en los últimos tres meses. Esto significa que la familia norteamericana promedio ha perdido cerca del 25% de sus fondos de jubilación, y se nos está advirtiendo que el final aun no está a la vista.

Y esto es adicional al 25% que ya han perdido en el valor de sus casas además del aumento del precio de los combustibles y de otros costos asociados a sus vidas diarias. Muchas familias han visto que su valor neto ha sido reducido a la mitad. Ciertamente no es un cuadro halagador. Solamente la caída del mercado de valores de 1929 ha sido peor.

¿Quién Empezó Todo Esto?

Si ustedes siguen los editoriales y los reportajes de los noticiaros, como lo hago yo, ustedes habrán leído algunas de las especulaciones más increíbles sobre lo que está sucediendo y el porqué, como nunca antes lo hemos visto.

Algunas personas dicen que las condiciones se están formando para que el anticristo salga a escena a tomar el control. Según este escenario, él será un pacificador financiero que tomará control del sistema mundial bancario para restaurar el orden. En ese momento él estará en capacidad de determinar que toda la gente pueda comprar y vender, y excluir del sistema mercantil a las personas que no lo sigan.

Otras personas dicen que esta crisis ha sido manipulada por un puñado de figuras sombrías que se encuentran en el pináculo del mundo financiero de los EE.UU. Según estas personas, ellos son los que dispararon la crisis financiera asiática de hace unos años y ahora están implementando las mismas tácticas en Europa. Su meta es controlar también las finanzas mundiales, pero para beneficio de sus compinches en Golman Sachas, Citibank y JP Morgan.

Aun hay otras personas que afirman que este es el resultado tan largamente esperado (pero estudiosamente ignorado) de aplicar la filosofía del activismo social a los asuntos económicos. Estos afirman que desde los días de la Administración Carter el gobierno ha estado ignorando lo que es básico en la banca hipotecaria al obligar a sus instituciones prestamistas patrocinadas por el gobierno, a otorgarles préstamos a personas que no pueden pagar sus deudas. Los requisitos como un historial de buen crédito, la demostración de ingresos, y los pagos de las primas, fueron totalmente ignorados con el objeto de ayudar a que la mayoría de los ciudadanos que «se encuentran en desventaja» pudieran tener sus casas. Su esperanza (la cual nunca se materializó) era que si más gente de los vecindarios pobres, eran dueños de sus casas, ayudarían a mejorar sus propios vecindarios lo cual aumentaría el valor de sus propiedades. Los planes de pagos generalmente se ajustaban hacia abajo al punto de que muchas veces no cubrían ni siquiera el monto de los intereses mensuales, lo cual significaba que la deuda de los «propietarios» realmente aumentaba cada mes. Mientras que este programa empezó «pequeño» en 15 mercados seleccionados, se expandió rápidamente durante la Administración Clinton, con lo que se convirtió esencialmente en un esfuerzo a nivel nacional.

Ellos dicen que Fannie Mae y Freddy Mac finalmente fracasaron debido a esas hipotecas malas, las cuales por decreto gubernamental, constituían la mitad de sus portafolios, y eso fue lo que disparó el fracaso de las otras instituciones que habían comprado sus «bonos respaldados», como se le llamaban a estas hipotecas. Casi todas las instituciones financieras de un cierto tamaño en el mundo con un portafolio de interés fijo, poseen algo de estas hipotecas y tendrán que compartir en las pérdidas que excederán los 3,6 billones de dólares (eso es 3,6 seguido de 11 ceros). Y esto no toma en cuenta las pérdidas en la venta de otras acciones conforme los inversionistas han perdido la fe en todos los mercados financieros del mundo. El FMI estima estas pérdidas en otro billón de dólares.

Y luego están aquellas personas que dicen que el mismo Dios está detrás de todo esto. Les está dando «lo que merecen» a las personas que han puesto su confianza en la plata y en el oro, en un esfuerzo para humillar a los soberbios cumpliéndose así profecías como la que vemos en Santiago 5:1-6.

«¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia».

Ellos ven que esto está sucediendo cerca del tiempo de las Fiestas Otoñales de Israel como una señal de que eso es de Dios. Esto a pesar del hecho de que Israel, cuyas fiestas fueron diseñadas debido a los tiempos de juicio, ha sido el menos dañado por todo esto comparado con el mundo gentil.

Una cosa que parece ser en la que todos están de acuerdo, es que esto no va a detenerse pronto. Todos dicen que podemos tener períodos de una calma relativa que aparentarán ser que las cosas andan bien, pero que las seguirán más momentos de desasosiego y aun una mayor inseguridad. Muchos creen que la montaña de las deudas de las tarjetas de crédito es lo próximo que caerá, y antes que todo eso pase, veremos un sistema bancario mundial totalmente nuevo, y quizás aun una sola moneda global.

¿Qué Hacemos Ahora?

¿Cómo es que la familia cristiana debe de responder ante estas cosas? La forma natural es apretarse el cinturón proverbial, dejar de gastar dinero en cosas que no se necesitan y tratar de reducir los gastos diarios para vivir, de manera drástica, lo más pronto posible. Muchos reducirán sus ofrendas caritativas de inmediato, pensando que esta es la forma más discrecional de todos sus gastos, y ciertamente ya hay personas que lo han hecho. Otros recurren a E-Bay y la Lista de Craig, esperando poder convertir sus posesiones no esenciales en efectivo y así poder pagar sus cuentas.

La Biblia sugiere una estrategia diferente. Nos dice que no debemos preocuparnos. Nos dice que debemos vender las cosas que no son necesarias para reducir nuestra necesidad de ingresos, pero luego debemos darles ese dinero a los pobres. Cuando las cosas pierden su valor lo más pronto que se puedan convertir en efectivo, más se obtendrá por ellas, y así usted podrá ser lo más generoso posible. Si su fondo de retiro está desapareciendo de todas maneras, ¿por qué no darle algo de eso al necesitado mientras usted se siente bien, en lugar de verlo desaparecer y sentirse mal?

Usted también estará construyendo tesoros en el cielo en donde cosas como la inflación y la depreciación no se conocen, y al mismo tiempo está alimentando la medida de la bendición que usted va a recibir en la tierra puesto que con la medida que demos seremos bendecidos por el Señor y así seremos medidos también (Lucas 6:38).

La ansiedad que muchas personas sienten ahora es producto de haber puesto su fe en la persona o empresa en la que trabajan la cual la han visto erosionarse frente a sus propios ojos. Y, como muchos creen, esta erosión continuará hasta que quede muy poco o nada, y la tensión solamente se agudiza. Al cambiar la confianza que usted le tiene a su cuenta bancaria por la del Señor de inmediato va a reducir esa ansiedad porque usted está poniendo su fe en Aquel que ha prometido cuidarle y que nunca se declarará en quiebra. Y al utilizar parte de lo que ya Él le ha dado a usted para que ayude a los menos afortunados, le dará un empujón tan fuerte que usted finalmente entenderá lo que realmente quiere decir la frase «la paz que sobrepasa todo entendimiento».

En donde está su tesoro estará el corazón suyo. Este es el momento para trasladar su portafolio a un lugar en donde cosas como estas no suceden nunca. Y puesto que usted se va allí pronto, de todas maneras, ahora es el momento de enviarlo por adelantado. Los consejeros financieros nos aconsejan tener cuidado de convertirlo todo en efectivo porque, según ellos dicen, entonces encerramos nuestras pérdidas. Pero el invertir en la obra del Señor hará que acumulemos tesoros en el cielo. Eso paga dividendos eternos lo cual pone en vergüenza todo lo que poseemos aquí en la tierra.

Yo se que eso está en contra de la intuición. Yo también sé que cada fibra de su ser le dice que se apriete y que multiplique lo que tiene. Pero le estoy diciendo que ahora es el momento de ser generoso. Ahora es el momento de cambiar su lealtad de las cosas del hombre a las promesas de Dios. Y cuando lo haga, entonces habrá encontrado finalmente que eso es «lo más seguro» que puede hacer un inversionista que ha perseguido en vano, durante toda su vida, las cosas de los hombres.

«Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo» (Colosenses 2:8).

En estos tres artículos sobre Vivir en Tiempos Difíciles, he identificado tres principios bíblicos que nos pueden guiar con seguridad a través de estos.

1.- Busca Primero el Reino de Dios y Su Justicia.
2.- Aumenta tu Fe.
3.- Guarda Tus Tesoros en el Cielo.

Buscar Su Reino significa empezar a vivir una vida más complaciente para Él, no obedeciendo un montón de reglas, sino ofreciéndole su vida a Él para que la use como a Él le parece. Aumentar la fe significa confiar en Él para que le provea como parte del trato y así ver que su fe aumenta cuando Él le responde a usted. Guardar sus tesoros en el cielo significa ayudar en la obra del reino conforme el Señor le guía a usted a hacerlo, utilizando lo que el Señor le ha dado para Su gloria. Estos tres principios requieren que abandonemos la sabiduría convencional y las maneras de este mundo a favor de la verdad bíblica. Es uno de los mayores cambios en nuestros paradigmas que podemos hacer, pero se basan en la advertencia de Pablo en 2 Corintios 4:18. «No mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas».

¡Qué pasa, Iglesia! Ya es tiempo de quitar nuestros corazones y mentes del mundo y ponerlos en el Reino, para caminar finalmente por fe y no por vista. Para reconocer que somos ciudadanos del Cielo y que nuestra estadía temporal aquí abajo está por terminar. Dejar de preocuparnos sobre las cosas que no son de nuestra responsabilidad las cuales no podemos controlar, y enfocarnos en las cosas que sí son nuestra responsabilidad, y que sí podemos controlar. Ya es tiempo de empezar a pensar sobre ir a casa y cómo será eso allí, y enviar nuestros tesoros por adelantado para que cuando lleguemos ya están allí para usarlos. Ya es tiempo de poner nuestra confianza totalmente en Aquel que ni nos deja ni pierde, el Dador de todo bien y del regalo perfecto, Quien ha prometido estar con nosotros siempre, hasta el fin de la era, y velar por todas nuestras necesidades mientras tanto. Selah 11/10/2008