Es La Temporada … 2008

Un Comentario Bíblico por Jack Kelley

(Este artículo se publicó originalmente en Noviembre de 2005, cuando empezó a tomar fuerza la controversia sobre la temporada de Navidad. Hoy es aun más relevante, por lo que lo he corregido y puesto al día para esta temporada de Navidad.)

Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva (Jeremías 10:3-4).

Un amigo una vez hizo la observación de que cuando usted vea que las decoraciones navideñas empiezan a colocarse en la calle principal, ya usted sabe que el Día de Gracias está cerca. Eso es debido a que en los Estados Unidos el fin de semana del Día de Gracias oficialmente es el inicio de la temporada navideña. Programas especiales en las escuelas, fiestas, compras, y todas las cosas en las que la navidad se ha convertido hoy día, comienzan con fuerza el día después del Día de Gracias.
Por supuesto que existe un esfuerzo coordinado en distintos frentes para hacer que esta temporada festiva se vuelva no cristiana del todo, y que ya no sea para los cristianos solamente. Los anti cristianos quieren privar a los norteamericanos de todas las celebraciones religiosas públicas, por lo que quitando los nacimientos de los jardines frente a las casas, y eliminando entonar villancicos navideños en los conciertos escolares, está a la orden del día. Y los neo paganos dicen correctamente que los cristianos secuestraron lo que era su día festivo, el solsticio de invierno, por lo que no debe de ser exclusivamente cristiano de todas maneras.

Hay Más Aquí De Lo Que Se Puede Ver

Pero me imagino que también debe de haber otro motivo detrás de este esfuerzo, y es un intento de aumentar aun más el nivel del gasto tradicional navideño. Muchos comerciantes detallistas norteamericanos dependen de la temporada navideña de compras para que el resto del año sea rentable, y los recibos del impuesto sobre las ventas es una parte importante para los ingresos del gobierno de cada estado y de cada localidad. El atraer a más compradores a las tiendas tiene entonces un sentido comercial.

Quizás este sea el motivo por el que otras religiones han sido alentadas a unirse a esta temporada también. En años recientes algunas denominaciones del judaísmo (hay 72), han hecho el Hanukkah como una celebración parecida a la Navidad, y ahora tenemos el Kawazaa, una festividad africana que primeramente apareció en la escena mundial el año 1966, y que está basada en siete principios que han sido arreglados en un candelero de siete brazos que tiene una sorprendente similitud con la Menorah judía. (Su sitio web oficial afirma que tienen 18 millones de adeptos.) Igual que la Navidad y el Hanukkah, el Kawazaa incluye dar regalos, decoraciones especiales, y mucha comida buena. Su festividad comienza el 26 de diciembre e incluye una gran festividad en la víspera del Año Nuevo. Estos movimientos atraen miles de clientes a las tiendas durante lo que hoy se conoce como la temporada de fiestas.

Pero Eso No Es Todo

Hace unos años atrás, los musulmanes norteamericanos empezaron a solicitarle a algunos distritos escolares que elaboraran programas especiales en reconocimiento a su festividad de diciembre, el Eid-Ul-Adha (que cae el 11 de diciembre este año 2008). En un ánimo frustrado, un distrito escolar canceló todas las celebraciones programadas, incluyendo las de navidad, para evitar los problemas que eso pudiera producir. No es políticamente correcto, ahora, el favorecer a una religión encima de otra en los EE.UU., aun si se trata de antiguas tradiciones como la Navidad. La mejor forma de quedar bien es no tener ninguna celebración del todo.

Ese es el problema con el multi-culturalismo y la libertad religiosa de congregarse. Si uno estimula a todos los grupos religiosos para que se reúnan a celebrar sus propios días festivos, ¿cuál de todos tendría la aprobación oficial? Tendrían que ser o todos o ninguno, porque una postura intermedia es discriminatoria para alguna persona.

Por el momento, los multi-culturalistas parece que solamente se ofenden con la práctica de las fiestas navideñas. Quizás porque, en su mayoría, esas prácticas son las que se reconocen oficialmente en los EE.UU. Las oficinas gubernamentales generalmente no se cierran durante la Pascua o el Ramadán. Hace 1.700 años, los romanos resolvieron este problema al hacer de las festividades paganas festividades cristianas. De allí salieron la Navidad y la Pascua (Easter). Por supuesto, ellos solamente estaban tratando de reemplazar una religión por otra. Hoy día nosotros estamos tratando de reconocer todas las religiones. ¿Pueden ver ustedes dónde está al problema?

¿Cuál Es La Solución?

Personalmente, a mí me gustaría ver que se celebraran las festividades religiosas de todas las religiones, pero que ninguna de ellas fuera reconocida oficialmente por las diferentes ramas del gobierno. Si es que vamos a tener una separación entre la iglesia y el estado, tengámosla. La Constitución de los EE.UU. permite la libertad de expresión religiosa, aun si no se garantiza la libertad de la religión. ¿Cuánto más productivo podría ser nuestro gobierno si no tuviera que cerrar debido a todas esas festividades religiosas?

Y en cuando a las personas que no profesan ninguna religión, ¿por qué deben de ser obligados a observar los días santos si no creen en ellos? Sería más productivo que todos fuéramos a trabajar durante esos días como lo hacemos en los días corrientes. Para no ser discriminatorios, podíamos establecer un día no-festivo para ellos, algo así como el no-cumpleaños de Alicia en el País de las Maravillas.

También quisiera que los cristianos le devolvieran a los paganos las festividades del solsticio de invierno y de primavera, y que celebraran el nacimiento del Señor y Su resurrección en los días en que realmente sucedieron. De esa manera iríamos muy lejos al restaurar el significado original de los dos eventos más importantes en la historia humana. Podríamos dejar de gastar dinero que no tenemos en regalos sin sentido a personas que nos desagradan, durante la temporada navideña, y podríamos dejar de enseñarles a nuestros hijos los rituales paganos de fertilidad, y enseñarles la maravilla de la resurrección del Señor el día de Resurrección.

Me doy cuenta que parezco a Andy Rooney, pero antes que usted empiece a llamarme un aguafiestas, piénselo. El nacimiento del Señor y Su resurrección son motivos para una extraordinaria celebración de parte de todas aquellas personas que entienden su significado para la humanidad. Pero si el foco de nuestra celebración fuera en ese significado, en lugar de en algún ritual pagano sin sentido, ¿no podríamos así acercarnos a nuestros días santos con mucha más reverencia y celebrarlos con más agradecimiento? ¿Y los incrédulos que nos conocen, no tendrían más curiosidad en saber porqué es que estamos tan agradecidos? ¿Y no produciría eso más conversaciones sobre nuestro destino eterno, y el de ellos? Ciertamente algunos de ellos podrían ser salvos con ello, ¿y no estaríamos bendiciendo más al Señor con todo eso? Díganme si esto no tiene ningún sentido.

Aquí Hay Otra Buena Razón

Muchos cristianos se muestras cada vez más ofendidos por el exceso comercial de la navidad, y si todo su propósito original ya está casi perdido de todas maneras, ¿qué sentido tiene de continuar con eso? Es mejor abandonarlo del todo y tener un verdadero Feliz Cumpleaños, Jesús, al inicio del otoño cuando Él en realidad nació. Y en cuanto al día de Resurrección, llamémoslo por su verdadero nombre, Mañana de Resurrección, y no «Easter», y celebrémoslo el domingo después de la Pascua, cuando Él en realidad se levantó de los muertos.

Investigando el origen de las dos festividades santas más importantes para el cristianismo, usted se podrá dar cuenta, desde el principio, que los motivos son más los de obtener ganancias monetarias que de piedad. En esos días ya existían las festividades paganas, en cuyas celebraciones se intercambiaban regalos y se hacían banquetes públicos escandalosos, con lo cual los comerciantes obtenían grandes ganancias. El sobreponer las costumbres cristianas sobre estas festividades paganas fue para acomodarse a los intereses comerciales de unos pocos, así de simple. Eso les permitía continuar vendiendo sus mercaderías a los clientes como en el pasado, pero con un nombre diferente. ¿No será ya el momento de que abandonemos esta ofensa a nuestro Señor y empecemos a darle la honra que le es debida como nuestro Salvador y Redentor?

Los anti-cristianos casi que han tenido éxito en quitar el último vestigio del significado religioso de estos días festivos, y el Señor lo permite porque han sido una falsificación desde un inicio. Dejemos que lo hagan a su manera y sigamos el ejemplo de nuestros antepasados cristianos quienes, por 400 años más o menos, rehusaron participar en lo que sabían que eran celebraciones paganas adornadas como festividades cristianas. No fueron engañados por esto, de igual forma como el Señor no puede ser engañado.

Durante los años ha habido intentos para traernos de vuelta al propósito original de los días festivos sin abandonarlos del todo. Cuando era niño me recuerdo un esfuerzo de «poner a los cristianos de vuelta en la Navidad». Hace unos pocos años una ingeniosa estrategia de mercadotecnia nos recordaba que «Jesús es el Motivo de la Temporada». Pero ninguno de estos intentos tuvo éxito. Pero ya es hora de hacer algo más dramático, como empezar de cero otra vez.

¿Por Dónde Empezamos?

Últimamente las personas me han estado preguntando qué es lo que debemos hacer para prepararnos para nuestra pronta partida. Y puesto que algunos pronósticos económicos dicen que nuestra economía va a necesitar de mucho tiempo para recuperarse, si es que lo hace, yo creo que los cristianos pueden hacer un gran arranque cambiando la manera en que vemos nuestras dos festividades más grandiosas. No soy lo suficientemente ingenuo como para creer que esto pueda suceder de la noche a la mañana, y quizás esto nunca podrá tener completo éxito. Pero si cada uno de nosotros nos comprometemos a hacer una pequeña parte y empezamos a hablarles a otras personas de mentalidad similar, quién sabe qué pronto podremos cambiar las cosas a mejor.

Una cosa que podemos hacer es empezar a celebrar el nacimiento del Señor en Rosh Hashannah, que es el año nuevo judío, el cual generalmente se celebra a mediados del mes de septiembre. Ese es posiblemente el día más seguro de Su nacimiento, cuando el Dios del Universo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Podemos empezar a leer la «Historia de Navidad» entonces, e intercambiar regalos entre nuestra familia y círculo de amistades que sinceramente expresen nuestro gozo de que nuestro Salvador llegó al mundo en ese día. En vez de decirles a nuestros pequeños que sus regalos los trajo un personaje imaginario llamado San Nicolás, podemos decirles que se los trajo una persona real llamada Jesús. Entonces podemos decirles quién es Jesús y el porqué estamos tan contentos de conocerlo. Podemos explicarle a cualquier persona que quiera escuchar lo que estamos haciendo y el porqué.

Podemos empezar a disminuir nuestra práctica de la festividad navideña en este instante. ¿Por qué no preguntarle a sus amistades y familiares que donen, en nombre suyo, una pequeña cantidad de dinero a una organización cristiana de caridad en lugar de enviarle a usted un regalo, y usted también haría lo mismo en nombre de ellos? Así, entonces, usted estaría ayudando a los menos afortunados y estaría acumulando tesoros en el cielo al mismo tiempo. Aprenda el origen de los símbolos paganos como el árbol de navidad, San Nicolás, la ramita de mirto, etc., y empiece a eliminarlos de la tradición que usted mantiene. En un año aproximadamente, usted le estará dando más énfasis al nacimiento del Señor y menos al exceso material al que estamos acostumbrados ver.

En cuanto al Domingo de Resurrección (Easter), recuerden que esa palabra-Easter-proviene de la diosa Istar, diosa babilónica de la fertilidad. Ese es el motivo por el que el conejo y los huevos de pascua entran en escena. Son símbolos de fertilidad. Jesús se levantó del sepulcro en la mañana del domingo después de la Pascua. Es la fiesta judía de las primicias, y es el día en que Él se convirtió en nuestro Redentor, al haber conquistado la muerte para demostrar que todos nuestros pecados habían sido perdonados. Por eso a Él se le llama Primicias de los que durmieron (murieron) (1 Corintios 15:20). Eliminemos todas esas cosas paganas y celebramos nuestra gran victoria.

¿Cómo podría usted imaginarse un mayor motivo de celebración que este? ¿Qué mejor forma de agradecerle al Señor que el honrarlo en los días cuando las dos expresiones más grandes de Su amor en realidad sucedieron? ¿Qué mejor forma de preparar nuestros corazones para un encuentro cara a cara con Él, el cual está casi sobre nosotros? Selah. 29/11/2008.