Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Al final de Ezequiel 39 vimos cómo el Señor utilizó la gran batalla que Él hizo que Ezequiel describiera para revelarse a Sí mismo a Israel y completar el retorno de Su pueblo a la tierra. Él les prometió que no dejaría a ninguno de ellos rezagado. A algunos cristianos les cuesta aceptar el hecho de que cuando los judíos retornen a Dios como una nación, van a construir un Templo y volverán a practicar los sacrificios de animales. Pero al decir que a la mitad de la Semana Setenta el anticristo le pondrá fin al sacrificio y a la ofrenda, Daniel está confirmando eso mismo. Durante 2000 años no ha habido ningún Templo, y durante 2000 años no ha habido ningún sacrificio pero Daniel 9:27 nos dice que ambas cosas serán parte de la primera mitad de la Semana Setenta.
De Zacarías 12:10-14 sabemos que justo antes de la Segunda Venida los ojos de la nación serán abiertos cuando el Señor derrame un espíritu de gracia y de oración para que finalmente lleguen a comprender que el Señor Jesús es su Mesías después de todo. Toda la nación entrará en un período de duelo cuando se de cuenta de esto, y en ese momento será purificada de su pecado e impureza (Zacarías 13:1), siendo finalmente santa otra vez.
Ustedes recordarán que la queja principal de Dios en contra de Israel era que por medio de su idolatría se habían contaminado, y no solamente ellos como Su pueblo santo, sino también habían contaminado el Templo Santo, la Ciudad Santa y la Tierra Santa. Solamente en retrospectiva es que podemos empezar a ver lo serio que esta afrenta era para Dios.
El Señor tenía que volver a Su lugar en el Cielo, el pueblo tenía que ir en cautiverio, el Templo y la Ciudad debían ser destruidas por fuego, y la tierra misma tenía que permanecer inactiva durante 70 años. Y a pesar de que esto generalmente se pasa por alto, y aun cuando el Señor cumplió con Su palabra de restablecer a Su pueblo, la Ciudad, el Templo, y la Tierra, Él mismo nunca ha retornado. Aun durante la primera visita de Jesús, Él estuvo sobre el Monte del Templo y enseñó desde allí, pero él nunca entró en el Templo. En el año 70 d.C. el Templo fue destruido y desde entonces nunca ha vuelto a haber ningún templo, por eso es que el Señor ha estado ausente durante 2.600 años, desde antes del cautiverio babilónico.
Pero al igual que la promesa que se le hizo a la Iglesia de que viviremos en el Cielo con el Señor (Juan 14:2), la promesa a Israel es que Dios un día va a retornar y a morar entre Su pueblo, y en el Libro de Ezequiel esa promesa se hace realidad. Saltándose el Rapto de la Iglesia, la Semana Setenta de Daniel, la Gran Tribulación y la Segunda Venida, Ezequiel toma ahora un viaje a través del tiempo para ver la Tierra de Israel como ninguna otra persona lo ha hecho. Habiendo sido el pueblo santificado de nuevo, sus últimos ocho capítulos se centran en otras tres cosas, el Templo, la Ciudad y la Tierra. Entonces, unámonos a él.
Ezequiel 40-43:7
En el año veinticinco de nuestro cautiverio, al principio del año, a los diez días del mes, a los catorce años después que la ciudad fue conquistada, en aquel mismo día vino sobre mí la mano de Jehová, y me llevó allá. En visiones de Dios me llevó a la tierra de Israel, y me puso sobre un monte muy alto, sobre el cual había un edificio parecido a una gran ciudad, hacia la parte sur. Me llevó allí, y he aquí un varón, cuyo aspecto era como aspecto de bronce; y tenía un cordel de lino en su mano, y una caña de medir; y él estaba a la puerta. Y me habló aquel varón, diciendo: Hijo de hombre, mira con tus ojos, y oye con tus oídos, y pon tu corazón a todas las cosas que te muestro; porque para que yo te las mostrase has sido traído aquí. Cuenta todo lo que ves a la casa de Israel (Ezequiel 40:1-4).
La fecha era el 28 de abril del año 573 a.C., a principios del año 25 ya que Ezequiel había sido llevado cautivo a Babilonia después del segundo sitio de Jerusalén por Nabucodonosor. En la primera visión que tuvo Ezequiel de la tierra restaurada, podemos ver las insinuaciones en los cambios topográficos producto de la Segunda Venida de Cristo. De nuevo refirámonos a Zacarías porque a pesar de que Ezequiel no mencionó este acontecimiento, Zacarías sí lo hizo.
En Zacarías 14:4 leemos, «Y se afirmarán sus pies [del Señor] en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur».
Zacarías 14:10-11 agrega, «Toda la tierra se volverá como llanura desde Geba hasta Rimón al sur de Jerusalén; y ésta será enaltecida, y habitada en su lugar desde la puerta de Benjamín hasta el lugar de la puerta primera, hasta la puerta del Angulo, y desde la torre de Hananeel hasta los lagares del rey. Y morarán en ella, y no habrá nunca más maldición, sino que Jerusalén será habitada confiadamente.»
Jerusalén se partirá en dos en dirección este oeste por un terremoto que destruirá completamente el actual Monte del Templo, abriendo un gran valle en la mitad de la ciudad. Todo lo que se encuentra al sur de la ciudad de Jerusalén será derribado a nivel con Mar Muerto, mientras que la misma Jerusalén se alzará para ocupar las faldas del sur de un gran monte. El Salmo 48:2 agrega, «Hermosa provincia, el gozo de toda la tierra, es el monte de Sion, a los lados del norte, la ciudad del gran Rey».
Su guía lleva a Ezequiel directamente al Templo en donde comienzan un recorrido detallado del edificio, sus patios, muros y puertas. Las descripciones y medidas que da Ezequiel son tan específicas que dos cosas saltan a la vista. Una, ningún Templo como este ha sido construido jamás, y dos, por la descripción de Ezequiel no puede ser ningún otro templo anterior, puesto que este se construirá según la descripción dada aquí. Este Templo será como los anteriores en algunos aspectos, y diferente en otros. En vez de entrar en sus intricadas mediciones, únicamente resaltaremos las similitudes y las diferencias.
El Sacrificio de Animales
Y en la entrada de la puerta había dos mesas a un lado, y otras dos al otro, para degollar sobre ellas el holocausto y la expiación y el sacrificio por el pecado (Ezequiel 40:39).
Y ofrecerás en sacrificio a Jehová cada día en holocausto un cordero de un año sin defecto; cada mañana lo sacrificarás (Ezequiel 46:13).
Lo primero que se nos dice sobre la vida judía en el Milenio es que los sacrificios de animales volverán a ser una costumbre cotidiana. Así como muchas personas tienen problemas al saber que los judíos retornarán a los sacrificios de animales durante la Semana Setenta de Daniel, el verlos continuar en lo mismo durante la Era del Reino después que Israel reconoce al Mesías es aun más angustiante para ellas. Vamos a explorar los demás días santos y las ofrendas la próxima vez, pero antes que Ezequiel describa algo más sobre el templo, él resalta este hecho, por eso es que merece un poco más de nuestra atención.
El desagrado con el que muchas personas ven este asunto nos muestra el alcance de lo que la aceptación de la llamada teoría de la evolución ha contaminado nuestro pensamiento. Grupos como el ASPCA y PETA (por sus siglas en inglés: Asociación Americana para la Prevención de la Crueldad a los Animales y La Gente a favor del Tratamiento Ético de los Animales) y otros grupos que abogan por los derechos de los animales, opinan que el hombre es solamente otro animal que no debe de utilizar su elevada posición en el reino animal para maltratar a sus «parientes» menos afortunados. Pero estos mismos grupos no tienen reparo ante los millones de vidas humanas que se han sacrificado, generalmente por ningún otro motivo que el de la conveniencia de sus padres, sobre el altar del materialismo. Hay una calcomanía en el parachoques de un automóvil que muestra lo trastornado de nuestro pensamiento, «Sea un héroe, salve una ballena. Salve un bebé y váyase al penal». Dios que creó igualmente al hombre como al animal ordenó la práctica de los sacrificios de animales para beneficio de la humanidad y Su Palabra no contiene ninguna enseñanza sobre el derecho de los animales. No me malinterpreten. Yo amo a mi perro, y yo no consumo carne ni otros productos derivados de los animales. Pero yo no confundo esas cosas con mis creencias religiosas.
Y en cuanto al porqué dice la Biblia que el sacrificio de animales únicamente tenía la intención de mirar hacia el sacrificio último del Señor, y una vez que Él había muerto ya no había necesidad ni justificación para sacrificar animales, solamente puedo decir que estas cosas fueron escritas a la Iglesia y para la Iglesia. La vida en la Tierra durante la Era del Reino será diferente a la vida en la Nueva Jerusalén, y la religión única en la Tierra será muy similar al judaísmo del Antiguo Testamento y no al cristianismo del Nuevo Testamento. En cuanto a la cruz se refiere, la sugerencia es que los sacrificios de animales son un recordatorio necesario de lo que sucedió allí para el futuro, y también es una profecía necesaria de lo que sucedió en el pasado, y para mí eso es suficiente. Y como lo dijo Isaías, el que nosotros cuestionemos al Señor es como si la vasija de barro cuestionara al alfarero.
La Medición del Templo
Y midió su longitud [el Lugar Santo], de cuarenta codos, y la anchura de veinte codos (Ezequiel 41:2).
Midió también su longitud, de veinte codos, y la anchura de veinte codos, delante del templo; y me dijo: Este es el lugar santísimo (Ezequiel 41:4).
Las medidas del propio Templo son las mismas que las de los templos anteriores. Pero aquí es donde las similitudes terminan.
La Apariencia Interior
Y midió la longitud del edificio que estaba delante del espacio abierto que había detrás de él, y las cámaras de uno y otro lado, cien codos; y el templo de dentro, y los portales del atrio. Los umbrales y las ventanas estrechas y las cámaras alrededor de los tres pisos estaba todo cubierto de madera desde el suelo hasta las ventanas; y las ventanas también cubiertas. Por encima de la puerta, y hasta la casa de adentro, y afuera de ella, y por toda la pared en derredor por dentro y por fuera, tomó medidas. Y estaba labrada con querubines y palmeras, entre querubín y querubín una palmera; y cada querubín tenía dos rostros; un rostro de hombre hacia la palmera del un lado, y un rostro de león hacia la palmera del otro lado, por toda la casa alrededor. Desde el suelo hasta encima de la puerta había querubines labrados y palmeras, por toda la pared del templo.
Cada poste del templo era cuadrado, y el frente del santuario era como el otro frente. La altura del altar de madera era de tres codos, y su longitud de dos codos; y sus esquinas, su superficie y sus paredes eran de madera. Y me dijo: Esta es la mesa que está delante de Jehová. El templo y el santuario tenían dos puertas. Y en cada puerta había dos hojas, dos hojas que giraban; dos hojas en una puerta, y otras dos en la otra. En las puertas del templo había labrados de querubines y palmeras, así como los que había en las paredes; y en la fachada del atrio al exterior había un portal de madera (Ezequiel 41:15-25).
Mientras que el Templo de Salomón estaba recubierto de oro en su interior, y las paredes del Templo de Herodes eran de piedra caliza pulida las cuales soportaban un cielo de madera recubierto en oro, el interior de este templo será solamente de madera terminada. Las representaciones de los querubines labrados en la madera solamente tendrán dos rostros, el de un hombre y el de un león. Los cuatro rostros descritos en las visiones de los querubines (Ezequiel 1:10 y Apocalipsis 4:7) simbolizan las cuatro características del Mesías. El rostro de un hombre representa Su humanidad, el león habla de Su reinado, el buey, siendo un animal de carga, describe Su servicio, y el águila proclama Su deidad. Solamente Su humanidad y Su reino serán enfatizados en la Era del Reino. Él es el Hijo del Hombre y el Rey de Toda la Tierra. Junto con los querubines, las palmeras labradas en las paredes de madera tienen el propósito de traer a la mente el Jardín del Edén.
El arca del pacto con su propiciatorio, el altar de oro del incienso, la mesa para los panes de la proposición y la menora, todo lo cual estaba hecho totalmente de oro o de madera de acacia recubierta de oro, no se encontrarán en este templo. La única pieza del mobiliario será un altar de madera llamado la Mesa del Señor. Y en lugar del grueso velo que separaba los dos aposentos en el templo anterior y mantenía a todos alejados del Lugar Santísimo, excepto en el Yom Kippur, este Templo tiene puertas dobles, cada una con bisagras en sus mitades para poder doblarlas en contra de la pared. Por eso es que sabemos que la vía hacia el Lugar Santísimo está abierta. Habiendo reconciliado a Su creación en la cruz (Colosenses 1:19-20), Dios se ha hecho accesible a todos Sus hijos.
La Gloria Shekina Regresa
Me llevó luego a la puerta, a la puerta que mira hacia el oriente; y he aquí la gloria del Dios de Israel, que venía del oriente; y su sonido era como el sonido de muchas aguas, y la tierra resplandecía a causa de su gloria. Y el aspecto de lo que vi era como una visión, como aquella visión que vi cuando vine para destruir la ciudad; y las visiones eran como la visión que vi junto al río Quebar; y me postré sobre mi rostro. Y la gloria de Jehová entró en la casa por la vía de la puerta que daba al oriente. Y me alzó el Espíritu y me llevó al atrio interior; y he aquí que la gloria de Jehová llenó la casa.
Y oí uno que me hablaba desde la casa; y un varón estaba junto a mí, y me dijo: Hijo de hombre, este es el lugar de mi trono, el lugar donde posaré las plantas de mis pies, en el cual habitaré entre los hijos de Israel para siempre; y nunca más profanará la casa de Israel mi santo nombre, ni ellos ni sus reyes, con sus fornicaciones, ni con los cuerpos muertos de sus reyes en sus lugares altos (Ezequiel 43:1-7).
Y entonces, después de 2.600 años de ausencia, la Gloria Shekina retorna al Templo. Esto significa que el Pueblo, la Tierra, la Ciudad, y el Templo finalmente han sido santificados una vez más. Este es el cumplimiento de Oseas 6:2, «Nos dará vida después de dos días; en el tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él».
La próxima vez escucharemos las primeras palabras del Señor después de haber retornado para morar entre Su pueblo y tendremos un vistazo de los oficiales que gobernarán la nación y cómo es que lo harán. Y como la mayor parte de las cosas, es diferente a lo anterior. También veremos las diferencias entre las ofrendas que se presentarán y las festividades que celebrarán. Manténganse en sintonía, apenas estamos comenzando. (16/02/2008).