Hemos llegado a la conclusión de la porción del Milenio del Libro de Ezequiel, así como del mismo libro. Después de dedicarle siete capítulos (40-46) al Templo y sus ofrendas, a los sacerdotes y al Príncipe, los dos capítulos finales (47-48) discuten la tierra en general y su distribución entre las tribus durante el Milenio.
El Templo Futuro
Hoy en día Israel no tiene ningún Templo, pero según las profecías en Daniel 9:27, Mateo 24:15 y 2 Tesalonicenses 2:4, habrá un Templo en Israel al inicio de la gran tribulación. Esto lo confirma Apocalipsis 11:1 en donde se describe a Juan midiendo el Templo durante la primera mitad de la Semana Setenta de Daniel y antes que inicie la gran tribulación. Su localización es en la «Grande Ciudad». Apocalipsis 11 también presenta a los dos testigos que predican en la «Grande Ciudad» y finalmente son muertos allí y sus cadáveres dejados en la calle. La Grande Ciudad se identifica como el lugar en donde el Señor fue crucificado: Jerusalén. Pero, ¿es Jerusalén la Grande Ciudad? Ya lo veremos.
Primero, Zacarías explica el día del retorno del Señor:
Y se afirmarán sus pies en aquel día sobre el monte de los Olivos, que está en frente de Jerusalén al oriente; y el monte de los Olivos se partirá por en medio, hacia el oriente y hacia el occidente, haciendo un valle muy grande; y la mitad del monte se apartará hacia el norte, y la otra mitad hacia el sur … Y vendrá Jehová mi Dios, y con él todos los santos (Zacarías 14:4-5).
Zacarías estaba escribiendo sobre el mismo día del retorno del Señor. En uno de mis viajes a Jerusalén me paré sobre el Monte de los Olivos en el lugar en donde la tradición dice que el Señor ascendió al cielo. Cuando miré hacia el oeste al Mediterráneo me sorprendí al darme cuenta que si Él retorna al mismo lugar desde donde se fue, como lo sugiera Hechos 1:11, el valle que corre en dirección este-oeste pasará exactamente a través del actual Monte del Templo, destruyéndolo completamente así también como a todo lo que se encuentra encima de este, y moviendo la parte norte de la ciudad hacia la pendiente sur de un monte que será formado en ese momento (Zacarías 14:10).
Acontecerá también en aquel día, que saldrán de Jerusalén aguas vivas, la mitad de ellas hacia el mar oriental, y la otra mitad hacia el mar occidental, en verano y en invierno. Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre (Zacarías 14:8-9).
En ese mismo día un río va a llenar ese valle creando un canal acuático desde el Mediterráneo hasta el Mar Muerto. Ahora vayamos a Ezequiel 47.
Me hizo volver luego a la entrada de la casa; y he aquí aguas que salían de debajo del umbral de la casa hacia el oriente; porque la fachada de la casa estaba al oriente, y las aguas descendían de debajo, hacia el lado derecho de la casa, al sur del altar. Y me sacó por el camino de la puerta del norte, y me hizo dar la vuelta por el camino exterior, fuera de la puerta, al camino de la que mira al oriente; y vi que las aguas salían del lado derecho.
Y me dijo: ¿Has visto, hijo de hombre? Después me llevó, y me hizo volver por la ribera del río. Y volviendo yo, vi que en la ribera del río había muchísimos árboles a uno y otro lado. Y me dijo: Estas aguas salen a la región del oriente, y descenderán al Arabá, y entrarán en el mar; y entradas en el mar, recibirán sanidad las aguas. Y toda alma viviente que nadare por dondequiera que entraren estos dos ríos, vivirá; y habrá muchísimos peces por haber entrado allá estas aguas, y recibirán sanidad; y vivirá todo lo que entrare en este río. Y junto a él estarán los pescadores, y desde En-gadi hasta En-eglaim será su tendedero de redes; y por sus especies serán los peces tan numerosos como los peces del Mar Grande. Sus pantanos y sus lagunas no se sanearán; quedarán para salinas. Y junto al río, en la ribera, a uno y otro lado, crecerá toda clase de árboles frutales; sus hojas nunca caerán, ni faltará su fruto. A su tiempo madurará, porque sus aguas salen del santuario; y su fruto será para comer, y su hoja para medicina (Ezequiel 47:1-2, 6-12).
Igual que Zacarías, Ezequiel también describió un río que fluye de debajo del lado sur del Templo y luego se dirige al este hacia el Mar Muerto, convirtiendo sus aguas en agua fresca, y Apocalipsis 22:1-2 así lo confirma. Tanto Ezequiel como Apocalipsis mencionan árboles que crecen en las riberas del río dando sus frutos todos los meses para sanidad, y tanto Zacarías como Apocalipsis indican que el río fluye a través de la ciudad. Si, como pareciera ser, que Ezequiel, Zacarías, y Apocalipsis están describiendo el mismo río, entonces un escenario interesante comienza a salir.
Este escenario requiere que un Templo esté presente el día del retorno del Señor, pero como el actual Monte del Templo habrá sido destruido durante la creación de este valle con el río mencionado anteriormente, este Templo debe de estar localizado en algún otro lugar. Puesto que el río se origina de debajo del Templo y fluye hacia en dirección sur desde su costado sur antes de dirigirse hacia el este y el oeste, este Templo debe de estar situado al norte de este recién creado valle con el río.
Como lo veremos, si se trazan sobre un mapa de Israel las porciones de la tierra de cada una de las 12 tribus que se dan en Ezequiel 48, el Distrito Sagrado del Nuevo Templo se sitúa en algún lugar al norte de la actual Ciudad de Jerusalén. Esta nueva localización corresponde con la antigua Ciudad de Silo, en donde el Tabernáculo estuvo durante 400 años después de que los israelitas primeramente conquistaron la Tierra. Esta es la nueva Ciudad Santa y su nombre será Jehová-sama según Ezequiel 48:35. En Español significa «el Señor allí» lo cual es consistente con Su promesa de morar entre los israelitas para siempre (Ezequiel 43:7).
La localización en Silo llena todos los requisitos para el lugar del Templo mencionado en las referencias anteriores. El actual Monte del Templo en Jerusalén no los llena.
Al repasar Ezequiel 44:6-9, debemos recordar que este templo es el que será profanado de una forma nunca antes vista en la historia, y, por consiguiente, será en un tiempo aun futuro para nosotros. A un extranjero incircunciso del corazón (no es cristiano) y de la carne (tampoco es judío), le habrá sido dado el cargo del santuario para ofrecer los sacrificios. Según la cronología de Ezequiel, esta profanación sucederá tanto después de la re-unión de 1948 profetizada en los capítulos 36-37 como del despertar nacional profetizado en los capítulos 38-39, pero antes de que comience el Reino Milenial. El único evento que llena estos requisitos, dentro de este tiempo, es la gran tribulación.
Daniel 9:27 concuerda con el momento de la profanación del Templo a la mitad de la Semana Setenta. La profecía de Pablo en 2 Tesalonicenses 2:4 confirma la naturaleza de ese evento, diciendo que el anticristo se sienta en el Templo de Dios haciéndose pasar por Dios. Y en Mateo 24:15-21 Jesús dijo que eso iniciaría la gran tribulación.
Recuerden que los rabinos le llaman al Templo de Ezequiel el Tercer Templo. Si el anticristo tiene antecedentes musulmanes eso le impedirá destruir o profanar las mezquitas islámicas y los santuarios que actualmente se encuentran sobre el Monte del Templo. Después de todo también es muy posible que el islam sea la religión mundial durante los tiempos finales y que el Monte del Templo contenga su tercer lugar más sagrado. Siendo el anticristo un gran pacificador, tiene sentido que en su pacto con Israel salga con una localización para el Templo que satisfaga a ambas religiones, permitiendo que puedan coexistir por algún tiempo. ¿Qué mejor lugar que el que está situado el que mencionan las propias Escrituras de Israel?
Este Templo será profanado a la mitad de los últimos siete años, pero será la fuente de las aguas vivas que empezarán a fluir el día que el Señor retorne (Zacarías 14:8). Después de haberlo santificado de nuevo, en lo que yo creo será el cumplimiento profético de la Fiesta de Hanukkah, este mismo Templo será utilizado durante el Milenio en memoria de la obra del Señor en la cruz. Sus ofrendas y ceremonias proveerán la perspectiva necesaria para que los hijos nacidos durante el Milenio puedan escoger la salvación de la misma manera como usted y yo tuvimos la perspectiva de la Cena del Señor cuando tomamos nuestra decisión. Recuerden, Él dijo «Hagan esto en memoria Mía hasta que vuelva». Hechos 15:14-16 confirma que después que el Señor haya tomado un pueblo de entre los gentiles para Su nombre (la Iglesia), Él retornará para reedificar el tabernáculo de David que está caído (el Templo). Este es el Templo Milenial tan vívidamente descrito en Ezequiel 40-46, el cual será construido en Silo.
La Nueva Jerusalén
Mientras nos encontramos en ello, permitámosle a Ezequiel que nos resuelva el problema de Jerusalén y la Nueva Jerusalén. Por mucho que yo he estudiado estas cosas, ha habido un debate sobre la localización de la Nueva Jerusalén. Algunas personas piensan cómo es que el Señor les permite a los creyentes redimidos y a los humanos naturales incrédulos, coexistir en el Milenio. Otras piensan cómo es que una ciudad con una base de 2.240 kilómetros por lado y alto pueda estar situada en Israel cuando todo ese país no es lo suficientemente grande para acomodarla.
Si examinamos con cuidado Apocalipsis 21-22 nos damos cuenta que Juan en realidad nunca dice que la ciudad se asienta sobre la tierra. Solamente se nos dice que él la ve descendiendo del cielo, preparada como una novia. (Observen que la ciudad ES la novia, pero igual que una novia en su día de bodas, no se ha escatimado esfuerzo alguno para hacer que luzca en sus mejores galas.) Yo no creo que la ciudad alguna vez se asiente sobre la superficie de la tierra, sino que estará orbitando cercana a la tierra, como un satélite, o quizás como otra luna.
También, si comparamos las descripciones de la Nueva Jerusalén con las de Jehová-sama, podemos ver algunas similitudes, pero también existen suficientes diferencias como para disipar cualquier idea de que Juan y Ezequiel pudieran haber estado describiendo el mismo lugar. Consideremos lo siguiente:
LA NUEVA JERUSALÉN
12 Puertas con los Nombres de las tribus de Israel (Apocalipsis 21:12).
JEHOVÁ-SAMA,
12 Puertas con los Nombres de las tribus de Israel (Ezequiel 48:31).
LA NUEVA JERUSALÉN
12 cimientos con los Nombres de los 12 Apóstoles (Apocalipsis 21:14).
JEHOVÁ-SAMA
Los cimientos no se describen.
LA NUEVA JERUSALÉN
2.240 Kilómetros por lado y alto (Apocalipsis 21:16).
JEHOVÁ-SAMA
1.600 metros por lado (Ezequiel 48:30).
LA NUEVA JERUSALÉN
Descendiendo del Cielo (Apocalipsis 21:2).
JEHOVÁ-SAMA
Localizada en Israel, sobre la tierra (Ezequiel 40:2).
LA NUEVA JERUSALÉN
No hay Templo. Dios y el Cordero son su Templo (Apocalipsis 21:22).
JEHOVÁ-SAMA
El Templo justo al norte de la ciudad (Ezequiel 40:2).
LA NUEVA JERUSALÉN
No hay pecado; nada inmundo puede entrar (Apocalipsis 21:27).
JEHOVÁ-SAMA
Ofrendas diarias por el pecado en el Templo (Ezequiel 45:13-15, 17).
LA NUEVA JERUSALÉN
No más muerte (Apocalipsis 21:4).
JEHOVÁ-SAMA
Aun habrá muerte (Ezequiel 44:25, vea también Is 65:20).
LA NUEVA JERUSALÉN
No hay seres naturales, solo los que han sido perfeccionados (Apocalipsis 21:27).
JEHOVÁ-SAMA
Hay seres naturales (Ezequiel 46:16).
Al hacer la diferencia entre estas dos Ciudades Santas, el aparente conflicto entre la escatología judía y la cristiana queda resuelto. A Israel se le prometió que un día DIOS vendrían a la Tierra a morar entre ellos para siempre, mientras que a la Iglesia se le prometió que Jesús vendría a llevarnos al cielo para vivir con Él allí. Ambas promesas se harán realidad.
Puesto que Ezequiel específicamente citó la promesa del Señor de morar entre los israelitas para siempre (43:7) para luego pasar a describir la nueva Ciudad Santa, y mientras que Jesús prometió retornar por la Iglesia para llevarnos a estar con Él (Juan 14:1-3), ellos deben de haber estado hablando de dos destinos diferentes. Y eso es así. El Cielo es la Nueva Jerusalén en donde moraremos con el Señor para siempre, mientras que la Santa Ciudad en la Tierra es Jehová-sama en donde Dios morará en medio de Su pueblo Israel para siempre.
Las Fronteras de Israel
Ya con eso aclarado, vamos a dirigirnos ahora a las fronteras generales de la tierra como se describen en Ezequiel 47:13-20. Si trazamos lo mejor que podemos las referencias antiguas sobre un mapa de Israel, podemos ver que la frontera norte correrá hacia el este, desde la costa del Mediterráneo a través de Chipre, justo al norte del Paralelo 35 y casi a 160 kilómetros al norte de la actual ciudad de Damasco. En la cercanía de Hamat, en el río Orontes en Siria, se cruza con la frontera este que corre hacia el sur pasando justo al oeste de Damasco, al este del Mar de Galilea y luego a la par del río Jordán a través del Mar Muerto hacia Zoar, la cual está justo bajo sus riberas del sur en la cercanía del Paralelo 31. Desde Zoar, la frontera sur corre hacia el sur oeste hacia Cades-barnea y luego en dirección oeste siguiendo una ruta curva hacia el Wadi al Arish, o Río de Egipto (no es el Nilo) cerca del paralelo 31 de nuevo. Luego sigue el río en dirección norte oeste para encontrarse con la costa sur este del mar Mediterráneo. La frontera occidental de Israel la forma la costa oriental del mar Mediterráneo.
Entonces, el Reino Milenial se extenderá desde unos 160 kilómetros al norte de Damasco hacia unos 160 kilómetros al sur de Jerusalén, y desde el mar Mediterráneo hasta el Río Jordán. Incluirá al actual Líbano, partes de Siria incluyendo los Altos del Golán, y toda la Ribera Occidental y Gaza. Esta área se asemeja a las fronteras originales dadas en Números 34:1-12.
Las Porciones de la Tierra para las Tribus
La Tierra estará dividida en aproximadamente 14 porciones iguales al trazar líneas paralelas en dirección este-oeste a través de la tierra. Habrá siete porciones al norte de la Porción Sagrada y cinco al sur de la misma. El Distrito Sagrado con la Ciudad Santa, el Templo y las porciones de tierra para los levitas y el Príncipe, ocuparán las dos porciones restantes.
Al norte del Distrito Sagrado, empezando en la parte superior del norte estarán las tribus de Dan, Aser, Neftalí, Manasés, Efraín, Rubén, y Judá, en ese mismo orden. Continuando hacia el sur del Distrito Sagrado, las cinco porciones restantes de las tribus le pertenecerán a Benjamín, Simeón, Isacar, Zabulón y Gad, en ese mismo orden.
En aquel día estará grabado sobre las campanillas de los caballos: SANTIDAD A JEHOVÁ; y las ollas de la casa de Jehová serán como los tazones del altar. Y toda olla en Jerusalén y Judá será consagrada a Jehová de los ejércitos; y todos los que sacrificaren vendrán y tomarán de ellas, y cocerán en ellas; y no habrá en aquel día más mercader en la casa de Jehová de los ejércitos (Zacarías 14:20-21).
La tierra será santa, el pueblo será santo, la ciudad será santa, el Templo será santo, y el Señor morará entre ellos para siempre.
Entonces, aquí tenemos la secuencia de los eventos de los últimos días según Ezequiel. Después de un largo período cuando la tierra permaneció abandonada, el pueblo judío retornará en los últimos días, como si saliera de los muertos. Al principio no reconocerán a Dios como el autor de esto sino que tomarán el crédito para sí mismos por su resurrección. El retorno de Israel a Dios será después de la batalla de Ezequiel 38-39, y el pueblo judío restablecerá su propio pacto (el antiguo no el nuevo) con Él. Esto requerirá el retorno a las prácticas levíticas por lo que un Templo será construido.
Siguiendo las instrucciones de Ezequiel y como las interpretará el anticristo, este Templo estará situado al norte de Jerusalén, en Silo. En algún momento entre la batalla de Ezequiel 38-39 y el comienzo del Milenio, durante el tiempo de la gran tribulación, el Templo será profanado (desolado), pero será purificado en la venida del Señor. Durante la Era del Reino en la Tierra, este Templo servirá como el lugar de la morada de Dios cumpliéndose así Su promesa de morar entre Su pueblo Israel para siempre. Amén. 01/03/2008.