Malaquías Habla De Nuevo. Parte 2

Miércoles 6 de noviembre de 2019

Continuamos con nuestro estudio de los profetas menores con el capítulo 2 del Libro de Malaquías para ver qué es lo que el Señor le indicó que les dijera a los israelitas, y cómo eso se aplica a nosotros hoy día.

Malaquías 2

Advertencia Adicional a los Sacerdotes

“Ahora, pues, oh sacerdotes, para ustedes es este mandamiento. Si no oyen, y si no deciden de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho el SEÑOR Todopoderoso, enviaré maldición sobre ustedes, y maldeciré sus bendiciones; y aun las he maldecido, porque no se han decidido de corazón.

Yo les dañaré su descendencia, y les arrojaré al rostro el estiércol, el estiércol de sus animales sacrificados, y serán arrojados juntamente con él. Y sabrán que yo les envié este mandamiento, para que fuese mi pacto con Leví, ha dicho el SEÑOR Todopoderoso. Mi pacto con él fue de vida y de paz, las cuales cosas yo le di para que me temiera; y tuvo temor de mí, y delante de mi nombre estuvo humillado. La ley de verdad estuvo en su boca, e iniquidad no fue hallada en sus labios; en paz y en justicia anduvo conmigo, y a muchos hizo apartar de la iniquidad” (Malaquías 2:1-6).

El sistema levítico, así nombrado por Leví pero establecido a través de su descendiente Aarón, se estableció luego que Dios sacó a Su pueblo de Egipto para que pudieran adorarlo y vivir en Su presencia. Era administrado por medio de los sacerdotes quienes eran los responsables de presentarle a Dios las ofrendas requeridas de acuerdo a las instrucciones que Él les había dado. También era la obligación de ellos enseñarle a la gente lo que Dios esperaba de ellos en su vida diaria. Por medio del sistema levítico la gente aprendió cómo vivir de una manera placentera a Dios. Sus vidas fueron cambiadas y todos ellos recibieron grandes bendiciones en retorno por haberlo hecho.

“Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es del SEÑOR Todopoderoso. Pero ustedes se han apartado del camino; han hecho tropezar a muchos en la ley; han arruinado el pacto de Leví, dice el SEÑOR Todopoderoso. Por tanto, yo también los he hecho viles y despreciables ante todo el pueblo, así como ustedes no han guardado mis caminos, y en la ley hacen acepción de personas” (Malaquías 2:7-9).

Los sacerdotes eran los maestros y los abogados en tiempos del Antiguo Testamento y cuando ellos enseñaban y administraban tanto el espíritu como la letra de las leyes de Dios, ellos y todas las personas disfrutaron de una vida de paz y plenitud, lo cual era la envidia de todas las personas que los observaban.

Pero cuando ellos abandonaron el camino del Señor a favor de sus propios y egoístas intereses, toda la nación sufrió. En lugar de traer personas al Señor ellos causaron que muchas de ellas se apartaran. Sus juicios legalistas favorecían a los ricos y oprimían a los pobres. Eventualmente, en vez de ser respetados por la gente, eran despreciados.

Compare usted eso con nuestros tiempos actuales y fácilmente se podrá dar cuenta de cómo hemos seguido la misma ruta hacia la ruina. Un vistazo rápido al estado de las iglesias estadounidenses y a nuestros sistemas educativos y legales, nos muestran toda la historia. Cuando Dios era el centro de estos sistemas, los mismos eran la envidia del mundo y los Estados Unidos fueron bendecidos entre todas las naciones. Pero cuando Dios fue excluido, todo eso se convirtió en una cruel parodia de lo que anteriormente fue.

Muchas de nuestras iglesias aun mencionan el nombre de Dios pero ya no le enseñan a la gente acerca del cristianismo bíblico. En lugar de ello se han convertido en centros de entretenimiento de fin de semana en donde el foco de atención está en concentrar grandes multitudes las cuales no quieren ser molestadas con conceptos como el pecado y la salvación.

Nuestras escuelas públicas “gradúan” de manera rutinaria a estudiantes que ni siquiera poseen las habilidades necesarias para la vida y es del conocimiento general que la justicia ya no es la preocupación principal de nuestras cortes. Se han vuelto en un juego de azar el cual solamente los más ricos pueden pagar. Una persona pobre e inocente corre el riesgo de ser condenada mientras una persona rica y culpable tiene una gran probabilidad de salir libre.

Rompiendo El Pacto Debido Al Divorcio

“¿No tenemos todos un mismo padre? ¿No nos ha creado un mismo Dios? ¿Por qué, pues, nos portamos deslealmente el uno contra el otro, profanando el pacto de nuestros padres?

Judá ha sido traicionero, y en Israel y en Jerusalén se ha cometido algo detestable; porque Judá ha profanado el santuario del SEÑOR que él amó, y se casó con hija de dios extraño. El SEÑOR excluirá de las tiendas de Jacob al hombre que hiciere esto, al que vela y al que responde, y al que ofrece ofrenda al SEÑOR Todopoderoso” (Malaquías 2:10-12).

Hablando acerca los paganos en la tierra que Dios le había dado a Israel, Él dijo,

“Y no emparentarás con ellas; no darás tu hija a su hijo, ni tomarás a su hija para tu hijo. Porque desviará a tu hijo de seguirme a mí, y servirán a dioses ajenos; y el furor del SEÑOR se encenderá sobre ustedes, y te destruirá pronto” (Deuteronomio 7:3-4).

De esto podemos ver por qué el Señor había prohibido el matrimonio fuera de la fe. Él sabía que las mujeres paganas apartarían a los hombres de Él y los seducirían a adorar a sus dioses. Tanto Esdras (Esdras 9-10) como Nehemías (Nehemías 13:23-29) mencionan este problema en un tiempo justo después del regreso de Babilonia, y debido a la crítica del Señor aquí, podemos ver que eso aún se está llevando a cabo.

En la cruz, Dios pudo reconciliarse a Sí mismo con nosotros al hacer la paz a través de la sangre de Jesús que fue derramada allí por nuestros pecados (Colosenses 1:19-20). Esto le permitió a Él ver el castigo debido a nuestros pecados como que ya había sido totalmente pagado. Es por eso que no encontramos al Señor emitiendo las fuertes prohibiciones en contra de un comportamiento como ese en el Nuevo Testamento lo cual es prevalente en el Antiguo Testamento.

Aun así, Pablo nos advirtió de no contraer matrimonio con una persona incrédula, al decir que no debemos unirnos en yugo desigual con una que sea así. Él lo comparó como que la justicia se une con la injusticia, o la luz con las tinieblas. Él dijo que estas dos no tienen nada en común (2 Corintios 6:14-18). Nuestra fe debe de ser la prioridad número uno de nuestras vidas, y el matrimonio con una persona incrédula inevitablemente hará que esa prioridad baje en nivel de importancia.

Al usar la frase “yugo desigual” Pablo estaba refiriéndose a Deuteronomio 22:10 en donde era prohibido arar con buey y asno juntamente. La idea era que esas dos clases de animales no podían trabajar en equipo, y frustrarían el trabajo de la persona que araba intentando que así lo hicieran. Su productividad estaría limitada por la capacidad física del animal más débil.

En un matrimonio disparejo los intentos del Señor para llevar a cabo Su voluntad en ese matrimonio similarmente se verán frustrados. Los miembros de esa pareja no van a tener la misma cosmovisión y tampoco podrán funcionar como un equipo. Su utilidad al Señor estará limitada por la capacidad espiritual del miembro más débil.

Y esta otra vez harán cubrir el altar del SEÑOR de lágrimas, de llanto, y de clamor; así que no miraré más a la ofrenda, para aceptarla con gusto de las manos de ustedes. Y todavía preguntan: ¿Por qué? Porque el SEÑOR ha atestiguado entre ti y la esposa de tu juventud, contra la cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la esposa de tu pacto.

¿No hizo él un solo ser, siendo cuerpo y espíritu? ¿Y por qué uno solo? Porque buscaba una descendencia para Dios. Cuídense, pues, ustedes en su propio espíritu, y no sean desleales para con la esposa de su juventud.

Porque el SEÑOR Dios de Israel ha dicho que él aborrece el divorcio, y al que cubre de violencia sus vestidos, dijo el SEÑOR Todopoderoso.

Cuídense, pues, en su espíritu, y no sean traicioneros (Malaquías 2:13-16).

Desde un principio la relación entre el esposo y la esposa estaba supuesta a ser un modelo de la relación entre Dios y Su pueblo. En un matrimonio el hombre estaba en el papel de Dios y la mujer en el papel del pueblo. El matrimonio era un pacto que no debía romperse porque el pacto entre Dios y Su pueblo es un pacto sempiterno.

Más tarde Jesús explicó que desde el principio, el único motivo aceptable para el divorcio era la infidelidad conyugal (Mateo 19:8-9). Esto es así porque eso es un modelo de infidelidad espiritual, la adoración a otros dioses. Puesto que Dios no puede ser infiel, solamente las personas pueden romper el pacto, y así solamente por la adoración a otros dioses. Eso quiere decir que la infidelidad de la mujer podría justificar la terminación del matrimonio. Al hombre simplemente no se le permitía ser infiel.

Lo que hizo que el Señor se enojara tanto aquí es que de hecho era el hombre el que estaba siendo infiel. Eso era inaceptable para el Señor porque implicaba que Él podría ser infiel con el pueblo y abandonarlos si se presentara alguien más que Él preferiría. Él tenía que retener Su bendición y rehusar aceptar las ofrendas de ellos porque ellos habían de manera simbólica violado la provisión más importante del pacto, y esa es la innegable fidelidad de Dios.

Cuando Pablo aplicó este modelo a Jesús y la Iglesia, de nuevo él mostró cuán extremo es el papel del hombre en mantener la relación. Él empezó diciendo que las esposas se sometan a sus maridos en todo como la Iglesia se somete a Cristo (Efesios 5:22-24).

Pero a los esposos él les dijo que debemos amar a nuestras esposas como Cristo amó a la Iglesia. ¿Y cómo es que Cristo ama a la Iglesia? Él se entregó a Sí mismo para santificarnos, purificarnos al lavarnos con agua a través de la palabra, y presentarnos a Sí mismo como una iglesia radiante, sin mancha ni arruga, sino santa y pura (Efesios 5:25-27). Un esposo está supuesto a dedicarse exclusivamente a su esposa, colocando las necesidades de ella por encima de las suyas, cubriendo todas sus imperfecciones con amor, y considerándola perfecta ante sus ojos.

Yo ni siquiera me atrevería a adivinar cuántos matrimonios pueden pasar esta prueba, y puesto que la tasa de divorcios entre los cristianos se compara a la de los incrédulos, yo creo que nuestra naturaleza pecaminosa probablemente es lo que lo impide. En Efesios 5:32 Pablo dijo que esto es un misterio profundo pero él estaba principalmente hablando acerca de Cristo y la Iglesia. Yo me pregunto ¿cuántas iglesias tendría uno que visitar para encontrar una que esté sometida a Cristo en todo? Y sin embargo, la fidelidad del Señor hacia nosotros es incuestionable.

Rompiendo El Pacto Debido a la Injusticia

Ustedes han cansado al SEÑOR con sus palabras.

Y encima preguntan: ¿En qué le hemos cansado?

En que dicen: Cualquiera que hace mal agrada al SEÑOR, y se complace con ellos; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia? (Malaquías 2:17).

Una de las señales de que una nación se está acercando al juicio es cuando se le dice a lo bueno malo y a lo malo bueno.

Las personas que están disgustadas con eso dicen, “¿En dónde se encuentra el Dios de justicia?” Yo les diré dónde se encuentra. Él está en el Cielo. Habiéndose cansado de intentar convencernos de cambiar nuestros caminos, Él le ha dado al mundo suficiente cuerda para que se ahorque. Es una repetición de Su actitud antes del Diluvio Universal, cuando Él miró cuán grande era la maldad de las personas, y que toda inclinación de los pensamientos de sus corazones era para hacer el mal todo el tiempo. Él dijo, “No contenderá mi espíritu con el hombre para siempre, porque ciertamente él es mortal.” Y luego de haberles dado suficiente tiempo, lo cual ignoraron, Él los destruyó a todos (Génesis 6:1-7).

Pero esta vez Él también le está poniendo los toques finales al gran escape de la historia, cuando en un abrir y cerrar de ojos Él va a hacer desaparecer a todos los creyentes vivos de la faz de la Tierra para que aparezcan de manera instantánea en el Cielo.

Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor (1 Tesalonicenses 4:16-18). Más la próxima vez. 22/06/13