Malaquías Habla De Nuevo. Parte 3

Lunes 11 de noviembre dc 2019

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Continuamos con nuestro estudio del Libro de Malaquías con el capítulo tres. Como veremos, el Señor no ha finalizado sus críticas en contra del comportamiento de Israel, y como sucedió en los capítulos anteriores, algunas de Sus quejas pueden valer también para nosotros.

Malaquías 3

Yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien ustedes buscan, y el ángel del pacto, a quien ustedes desean. Ya viene, ha dicho el SEÑOR Todopoderoso.

¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿O quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán al SEÑOR ofrenda en justicia. Y será grata al SEÑOR la ofrenda de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos.

Y vendré a ustedes para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al trabajador, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice el SEÑOR Todopoderoso. (Malaquías 3:1-5).

Aquí encontramos otra profecía mesiánica del Antiguo Testamento. Primero, el Señor enviará Su mensajero para preparar el camino. Esto se cumplió en la persona de Juan el Bautista quien se llamó a sí mismo “Una voz clama en el desierto: Preparen el camino del Señor, enderecen sus sendas” (Mateo 3:3). Él estaba citando Isaías 40:3.

La Biblia guarda silencio acerca de los años de formación del Señor. Desde Su nacimiento hasta la edad de 30 años, lo único que sabemos es sobre un incidente en el Templo cuando Él tenía 12 años (Lucas 2:41-52). Luego, un corto tiempo después de que Juan empezara a advertirle a la gente que se preparara, Él apareció, aquel a quien por tanto tiempo habían deseado.

Pero Él no fue lo que la gente esperaba. En vez de ser un rey guerrero como David el cual los libraría del yugo opresor de un régimen extranjero y restablecerles el reino, Él estaba más preocupado por el estado pecaminoso de ellos. Su enfoque en los errores de sus prácticas religiosas enfureció a los sacerdotes y a pesar de que muchas personas entre la gente común lo amaban, los líderes lo rechazaron. Ellos presentaron cargos inventados en Su contra ante las autoridades romanas y lo hicieron ejecutar como un traidor sin nunca darse cuenta de que durante todo el tiempo Él era quien los estaba juzgando a ellos. A diferencia del veredicto de los sacerdotes, Su veredicto fue justo, y los mismos oficiales romanos que habían proseguido con Su ejecución se dieron cuenta de la total destrucción de la nación de los judíos.

Hoy en día, el estado del mundo es similar en muchas maneras al de Israel en tiempos del Señor, y en nuestro estudio de los capítulos anteriores de Malaquías, hemos trazado el caso para el juicio. Pero cuando el Señor retorne de nuevo, no habrá ninguna duda de Quién es Él.

Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria (Mateo 24:30).

Todos ellos lamentarán porque finalmente se darán cuenta de que las cosas que escucharon sobre Él y que rechazaron, eran ciertas, y ahora ya será demasiado tarde. Sus lamentos por misericordia no serán escuchados. En la serie de juicios que le siguen a Su retorno, los creyentes serán llevados al Reino mientras los incrédulos serán removidos del planeta para ser juzgados (Mateo 24:45—25:46).

La profecía de Malaquías acerca de los sacerdotes se cumplirá también. Ezequiel 44:15-16 nos dice que de todos los descendientes de Leví, solamente los de la familia de Sadoc permanecieron fieles cuando Israel se extraviaba moralmente. Por consiguiente, solamente ellos serán los autorizados a estar ante el Señor y presentarle los sacrificios durante el milenio. Y solamente ellos estarán autorizados para entrar en Su santuario a ministrar ante Él.

Rompiendo el Pacto al no pagar los Diezmos

Porque yo el SEÑOR no cambio; por esto, hijos de Jacob, es que no han sido consumidos. Desde los días de sus padres se han apartado de mis leyes, y no las guardaron. Vuélvanse a mí, y yo me volveré a ustedes, ha dicho el SEÑOR Todopoderoso.

Pero ustedes dijeron: ¿En qué hemos de volvernos?

¿Robará el hombre a Dios? Pues ustedes me han robado.

Y dijeron: ¿En qué te hemos robado?

En sus diezmos y ofrendas. Malditos son con maldición, porque ustedes, la nación toda, me han robado. Entreguen todos los diezmos en mi tesorería y haya alimento en mi casa; y pruébenme ahora en esto, dice el SEÑOR Todopoderoso, si no les abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por ustedes al devorador, y no les destruirá el fruto de la tierra, ni su vid en el campo será estéril, dice el SEÑOR Todopoderoso. Y todas las naciones les dirán bienaventurados; porque serán tierra deseable, dice el SEÑOR Todopoderoso. (Malaquías 3:6-12).

Este primer párrafo debería de inmediato anular del todo las afirmaciones de la teología del reemplazo. Esa es la falsa enseñanza que dice que cuando Israel rechazó al Mesías, Dios transfirió todas las promesas que le había hecho a Israel, a la Iglesia y ya no tiene más motivos para el pueblo judío. Pero debería ser obvio que así como perdieron su tierra por un tiempo, el pueblo de Dios nunca ha sido destruido. Y ahora los ha traído de vuelta físicamente a su tierra, y tan pronto se vuelvan a Él espiritualmente, Él se volverá a ellos tal y como lo prometió. Esta no es la única vez que Dios ha dicho esto. Jeremías 31:35-37 y Ezequiel 36:22-30 son otros ejemplos entre los muchos que existen.

En Deuteronomio 6:16 el Señor le había dicho a Su pueblo de no ponerlo a prueba como sus padres lo habían hecho. Pero el asunto del diezmo era tan importante para Él que los desafió a que lo pusieran a prueba en ese respecto. Al hacerlo así, Él estableció una relación en curso de causa y efecto entre el dar de ellos y Su bendición.

A las personas cristianas que no creen en diezmar les gusta señalar que no estamos bajo la Ley, por eso es que desafíos como el que Dios hizo que Malaquías emitiera, no son para nosotros. Pero lo que estas personas no se dan cuenta es que mientras que cosas como el diezmar eran “de tener que hacer” en el Antiguo Testamento, ahora se volvieron “en querer hacer” en el Nuevo Testamento. A estas personas les gusta recordarnos que no existe ningún mandamiento en el Nuevo Testamento que nos obligue a pagar el diezmo de nuestros ingresos, y están en lo correcto. Pero así como Malaquías le dijo a Israel que debía diezmar para restablecer la pérdida de las bendiciones materiales, tanto Jesús como Pablo dijeron que querían que la Iglesia pagara el diezmo para ganar el beneficio de la bendición material. Jesús dejó claro que la relación de causa y efecto entre nuestro dar y Su bendición aún existe cuando dijo,

Den, y se les dará una medida buena, incluso apretada, remecida y desbordante. Porque con la misma medida con que ustedes midan, serán medidos (Lucas 6:38).

Pablo confirmó esta relación de causa y efecto al decir que quien siembra generosamente también cosechará generosamente. Primero él aclaró que no estamos obligados a dar. Más aún, nuestra actitud hacia el dar es importante porque Dios ama al dador alegre. (2 Corintios 9:6-7). Luego él dijo que al tener el hábito de dar generosa y alegremente dará como resultado que seremos enriquecidos en todo para que seamos generosos en toda ocasión (2 Corintios 9:11).

Israel Habla con Arrogancia en Contra de Dios

Las palabras de ustedes contra mí han sido violentas, dice el SEÑOR.

Y dijeron: ¿Qué hemos hablado contra ti?

Han dicho: Por demás es servir a Dios. ¿Qué aprovecha que guardemos su ley, y que andemos afligidos en presencia del SEÑOR Todopoderoso? Decimos, pues, ahora: Bienaventurados son los soberbios, y los que hacen impiedad no sólo son prosperados, sino que tentaron a Dios y escaparon (Malaquías 3:13-15).

En efecto, ellos estaban negando la relación de causa y efecto con la que Dios los había desafiado a que lo probaran. Ellos afirmaban que no habían tenido ningún beneficio al servirlo a Él mientras que las personas impías a su alrededor eran prosperadas. Estaban acusando a los “hacedores de maldad” que habían aceptado el desafío de Dios, y estaban recibiendo las bendiciones aun cuando habían puesto a Dios a prueba. Como niños inmaduros estaban chismeando con los demás en un intento de alejar la culpa de ellos mismos.

En el Salmo 37 Dios ha anticipado esta queja y ha brindado Su respuesta.

No te impacientes a causa de los malignos, ni tengas envidia de los que hacen iniquidad. Porque como hierba serán pronto cortados, y como la hierba verde se secarán.

Confía en el SEÑOR, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Deléitate asimismo en el SEÑOR, y él te concederá las peticiones de tu corazón.

Encomienda al SEÑOR tu camino, y confía en él; y él hará. Exhibirá tu justicia como la luz, y tu derecho como el mediodía. (Salmo 37:1-6).

Las personas que me escriben quejándose de que han empezado a dar más pero no han visto ninguna bendición, no entienden el punto. Los dadores generosos y alegres no esperan nada de vuelta, están dando en gratitud por lo que ya han recibido. Mientras que confían en la promesa del Señor de bendecirlos, ese no es el motivo por el que dan.

Dar más con la expectativa de recibir más no es generosidad, sino egoísmo. Y a menos que aprendamos a ser agradecidos por lo poco que tenemos, nunca seremos agradecidos por la abundancia que Él nos quiere dar (Juan 10:10). Además, no estamos expresando nuestro agradecimiento porque Dios nos ha hecho ricos, estamos expresando nuestro agradecimiento porque Dios ha salvado nuestra vida eterna.

El Remanente Fiel

Entonces los que temían al SEÑOR hablaron cada uno a su compañero; y el SEÑOR escuchó y oyó, y fue escrito libro de memoria delante de él para los que temen al SEÑOR, y para los que piensan en su nombre.

Y serán para mí especial tesoro, ha dicho el SEÑOR Todopoderoso, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Entonces ustedes se volverán, y discernirán la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve (Malaquías 3:16-18).

El hacer que la gente supiera acerca del libro de memoria logró dos cosas. Primero les dijo que aquellas personas que inapropiadamente habían tomado ventaja de Su prueba, no lograron nada. Al decir que Él podía escuchar las conversaciones de la gente que le temía, Él estaba implicando que también podía escuchar las conversaciones de quienes no le temían.

Pero lo más importante es que eso contestó la queja de ellos que no había ningún beneficio en servir al Señor. Las personas que sinceramente le temían y honraban Su nombre, serían salvadas en el día del juicio, y morarían en Su Reino, y ellos sabrían que el Señor puede distinguir entre el justo y el injusto.

En 2 Timoteo 4:8 Pablo habló de una corona de justicia que el Señor le daría en “ese día”. Él dijo que él no sería el único creyente que recibiría una. Todas aquellas personas que anhelan la venida del Señor también la recibirán. Esto implica que algunos creyentes van a calificar para esta corona y otros no.

Ustedes pueden pensar por qué vamos a ser recompensados por simplemente desear Su venida por nosotros. Yo creo que eso es debido a que nosotros los que anhelamos Su aparición estamos demostrando que lo “hemos captado”. Hemos captado que aún si tenemos una buena vida aquí, no se compara con la vida que viene y no podemos esperar para que esta empiece. Hemos captado que no importa que los hacedores de maldad prosperen, nos deleitamos en el Señor y vamos recibir los deseos de nuestro corazón. Hemos captado que vivimos en un mundo que abiertamente celebra su rebelión en contra de Dios; pero sabemos que este mundo pronto terminará y que el próximo existirá para siempre. Hemos captado que en este mundo tendremos problemas, pero no nos desanimamos porque Jesús ha vencido al mundo, y sabemos que Él ha prometido venir por nosotros para sacarnos de aquí; y así mismo hemos captado que “sabe el Señor librar de tentación a los piadosos, y reservar a los injustos para ser castigados en el día del juicio” (2 Pedro 2:9). La próxima vez el capítulo 4. Nos vemos entonces. 29/06/13