Miércoles 30 de junio de 2021
Por Jack Kelley
En el artículo anterior vimos que Pentecostés no fue el día en que los discípulos recibieron el Espíritu Santo, sino más bien fue en el momento en que Él vino sobre ellos con una inconfundible muestra de poder (Hechos 2:1-4). Recuerden que ya ellos habían hecho milagros en el nombre del Señor. Cuando Él envió a los Doce a predicar a Israel, les dio la autoridad para sanar enfermos y echar fuera demonios (Lucas 9:1-6). Después de eso Él envió a otros 72 a todas las ciudades de Israel, tanto judías como gentiles, y ellos pudieron sanar enfermos y echar fuera demonios también (Lucas 10:9, 17). Pero nunca antes había sucedido nada parecido a los eventos de Pentecostés.
¿Qué Sucedió En Pentecostés?
Empezamos este segundo artículo de nuestro estudio viendo los efectos que el hablar en lenguas tuvo en las personas que estaban en presencia de los discípulos en Pentecostés. Puesto que esa fue la primera vez que algo así sucedió, podemos esperar encontrar algunas características que definan esta habilidad sobrenatural. Los teólogos le llaman a esto al Principio de la Primera Mención. Esto se basa en el hecho de que cuando una idea importante aparece por primera vez en la Biblia, el detalle adicional por lo general está incluido en el pasaje para ayudarnos a entenderlo. Por ejemplo, encontramos la primera mención de la cruz en Mateo 10:38, en donde Jesús dijo, “el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí”. A las personas que eran sentenciadas a ser crucificadas se les obligaba a llevar su propia cruz hasta el sitio de la ejecución, y ya hemos visto vívidas representaciones del Señor haciendo exactamente eso. Pero Él no quiso decir que todos debemos ser crucificados como Él lo fue. Él quiso decir que Sus seguidores deben dejar a un lado los propios planes de sus vidas y buscar seguir Su plan.
Con eso en mente vayamos a la narración en Hechos 2:7 para ver la reacción de la muchedumbre al uso que los discípulos hicieron del don de lenguas.
“Y estaban atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que hablan? ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en Mesopotamia, en Judea, en Capadocia, en el Ponto y en Asia, en Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de Africa más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios.” (Hechos 2:7-11)
Cuando el Espíritu Santo vino sobre los discípulos esa mañana, recibieron el poder sobrenatural para hablarle a la muchedumbre de tal forma que cada uno de los presentes pudo entenderlos en su lengua nativa. Sus corazones fueron abiertos al sermón de Pedro, y cerca de 3.000 personas fueron bautizadas en la fe.
Más tarde, cuando Pablo describió en don de lenguas, dijo que se complementa con el don de interpretación de lenguas dando a entender que los mensajes en lenguas tienen la intención de poder ser entendidos, de otra manera no sirven para ningún propósito. Pablo enseñó que si no había ningún intérprete presente entonces la persona que tenía el mensaje en lenguas debía permanecer callada (1 Corintios 14:27-28). Sin una interpretación, el mensaje no tiene sentido.
Con el testimonio de estos dos ejemplos queda claro que los mensajes en lenguas tienen el propósito de poder ser entendidos y el uso de ese don tiene la intención de ser ordenado, como una señal a los incrédulos, tal como sucedió en Pentecostés. Pronunciar palabras que nadie sobre la tierra puede entender no se ajusta a ninguna definición bíblica del Espíritu Santo ni de Su propósito para el don de lenguas. Pero cuando el Espíritu Santo le da el poder a alguien para que comparta un mensaje en una lengua que él o ella no pueden hablar, esa persona está ejercitando el don de lenguas. Cuando alguien más traduce ese mensaje en un idioma que todos pueden entender él o ella están usando el don de interpretación de lenguas. En Pentecostés no hubo necesidad de ningún intérprete porque todos escucharon el Evangelio en su propio idioma.
Los Dones En 1 Corintios 12
En cuanto a los dones espirituales en general, la Biblia deja en claro que todos los creyentes por lo menos tienen uno de ellos. Estos dones los distribuye el Espíritu Santo como Él determina, para bien del cuerpo de creyentes (1 Corintios 12:7, 11).
La manera como el Espíritu Santo distribuye Sus dones lo sugiere Pablo en las palabras que utiliza para enumerarlos. La palabra en Español “otro” aparece ocho veces en 1 Corintios 12:8-10, pero Pablo alternó entre dos palabras griegas cuando la escribió. Ambas significan otro, pero álos significa otro de la misma clase, mientras que eteros significa otro de una clase similar pero diferente. La forma como Pablo utilizó esas dos palabras es muy instructiva.
Utilizando sus diferentes significados, 1 Corintios 12:8-10 se leería así. (Para una lectura más fácil vamos a eliminar las frases que dicen “por el mismo Espíritu”. Asumo que ya lo saben.)
Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, (Griego alos, otro de la misma clase) palabra de ciencia; a otro (Griego eteros, otro de diferente clase de los que recibieron sabiduría y ciencia), fe; y a otro (Griego alos, otro de la misma clase que los que recibieron fe), dones de sanidades. A otro (Griego alos, otro de la misma clase de la fe), el hacer milagros; a otro (Griego alos, otro de la misma clase de la fe), profecía; a otro (Griego alos, otro de la misma clase de la fe), discernimiento de espíritus; a otro (Griego eteros, otro de diferente clase que todos los anteriores), diversos géneros de lenguas; y a otro (Griego alos, otro de la misma clase que las lenguas), interpretación de lenguas.
La manera como Pablo alternó álos y eteros muestra que él estaba separando a los creyentes en tres grupos. El primer grupo recibe el don de sabiduría y de ciencia; los dones para el segundo grupo incluyen fe, sanidades, hacer milagros, profecía y discernimiento de espíritus; y el tercer grupo tiene el don de lenguas y de interpretación de lenguas.
No creo que debamos necesariamente entender esto como un juego de reglas rígidas y rápidas. Por un lado, el Espíritu Santo puede venir sobre cada uno de nosotros en cualquier momento para darnos un poder temporal para hacer lo que tiene que hacerse en ese momento. Y por el otro, Él distribuye Sus dones como lo determine para el bien del cuerpo de creyentes. Pero sí confirma que diferentes personas obtienen diferentes dones y eso nos puede ayudar a entender el porqué ciertos dones parecen prevalecer más en algunas partes de la Iglesia que otros.
Aun si algunos de los detalles relacionados con estos dones son confusos, otros están muy claros. Por ejemplo, cada creyente vuelto a nacer obtuvo por lo menos un don espiritual cuando recibió el Espíritu Santo para que morase en nosotros. Nuestro trabajo es usar nuestro(s) don(es) para el bien del cuerpo de creyentes, siguiendo el impulso del Espíritu Santo.
Al mismo tiempo, el don de lenguas no les es dado a todos los creyentes y nunca tuvo la intención de ser una evidencia del llamado bautismo en el Espíritu Santo.
Los Dones en Romanos 12
Algunas personas no se dan cuenta de que existen otras listas de dones en el Nuevo Testamento. Una la encontramos en Romanos 12 en donde Pablo nos brinda el procedimiento para que podamos descubrir nuestros dones. Primero, le ofrecemos nuestras vidas totalmente a Dios, dándole permiso para que pueda hacer Su voluntad en nosotros. Luego dejamos de conformarnos a los patrones de este mundo y sus preocupaciones de obtener todo lo que podamos que esta vida nos ofrece, con frecuencia a expensas de nuestro llamado celestial. Después nos transformamos por medio de la renovación de nuestro entendimiento. Y esto lo podemos hacer al rechazar el punto de vista del mundo secular aceptando el punto de vista bíblico para nuestra vida y cómo Él nos ha dotado para lograrlo (Romanos 12:1-2).
Entonces Pablo enumera siete dones adicionales que el Señor tiene dispuestos, de nuevo, conforme Él lo determina.
“De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con alegría.” (Romanos 12:6-8).
De este pasaje ustedes pueden ver que la intención del Señor es que utilicemos nuestros dones. Conforme usted le permite reordenar su vida alrededor de los dones que usted tiene, usted será más efectivo en lo que hace y experimentará niveles más altos de satisfacción y bienestar como jamás los ha sentido. Y usted será de mayor impacto a las personas que le rodean. Eso es lo que el Señor quiso decir cuando expresó que de nuestro interior correrán ríos de agua viva (Juan 7:37-39).
Los Dones En Efesios 4
Y aun tenemos otra lista de dones que Pablo enumera. Al hablar de Jesús él dijo:
“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4:11-13).
El don de profecía aparece en los tres listados, quizás reflejando el punto de vista de Pablo de que estemos deseosos de profetizar (1 Corintios 14:39), y el de enseñar aparece dos veces. Entonces, el total de 21 dones incluyen 18 dones que son únicos. La lista en Romanos 12 se le atribuye al Padre, la de Efesios 4 al Hijo, y la de 1 Corintios 12 al Espíritu Santo.
Nuestros dones nos fueron investidos en el momento en que escuchamos el Evangelio de nuestra salvación y creímos. Tristemente algunos creyentes nunca han escuchado que tienen dones espirituales y entonces y no los buscan. Otros saben que los tienen pero necesitan de algún tiempo para salir de la estática de sus vidas seculares lo suficiente como para poder escuchar la aun pequeña voz del Espíritu Santo en ellos. Al fin se dan cuenta de que Él ha estado allí todo el tiempo, esperando poder activar el don que les ha dado y proveerles la guía para usarlo.
Hay aun otros que llegan a estar con el Señor en un punto de sus vidas que los hace estar especialmente armonizados con la voz del Espíritu Santo y de inmediato saben con una claridad que no pueden explicar, cuál es su don principal y cómo están supuestos a usarlo. Para ellos es como tener un tigre asido por la cola y sus vidas son radicalmente transformadas, para luego darse cuenta de que las cosas nunca más serán las mismas como lo fueron antes.
Dependiendo de sus dones, ellos pueden empezar un estudio bíblico o un ministerio carcelario, visitar a los enfermos, o empezar a dar su dinero. Generalmente hacen esto ante la máxima sorpresa de sus amistades y familiares, quienes se maravillan por el cambio que han tenido.
La única diferencia es estos tres grupos es lapso de tiempo que necesitan para ser transformados y renovados. El Espíritu Santo es el mismo para todos nosotros. Como Charles Stanley tan oportunamente lo dice, “No es lo tanto del Espíritu que usted tiene, sino que lo tanto que el Espíritu tiene de usted”. Selah. 03-04-10