Salmo 110

Jehová dijo a mi Señor: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. Jehová enviará desde Sion la vara de tu poder; domina en medio de tus enemigos. Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud.

Juró Jehová, y no se arrepentirá: Tú eres sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec. El Señor está a tu diestra; quebrantará a los reyes en el día de su ira. Juzgará entre las naciones, las llenará de cadáveres; quebrantará las cabezas en muchas tierras. Del arroyo beberá en el camino, Por lo cual levantará la cabeza.

Melquisedec era Rey de Salem (después llamada Jerusalén) y sacerdote del Dios Altísimo (Génesis 14:18). Nunca más hubo alguien como él sobre la tierra. Su nombre significa “Rey de Justicia”, lo que ha hecho que algunas personas crean que eso en realidad era un título y que él era Sem, un hijo de Noé. Habiendo sido una de las ocho personas que sobrevivieron el diluvio, Sem logró la longevidad de los humanos ante diluvianos y le sobrevivió a nueve de los siguientes patriarcas, incluyendo Abraham, así que los dos pudieron haberse conocido. Ciertamente tiene sentido que Sem haya sido un personaje reverenciado siendo el único eslabón que se tenia con el mundo ante diluviano y con un conocimiento de primera mano del Creador del universo.

Cuando Israel se organizó como nación en la Tierra Prometida, Dios le prohibió a cualquier miembro de la familia real (Judá) de servir como sacerdote, y a cualquiera de la tribu sacerdotal de Leví de ser rey. Pero en el libro de Zacarías, capítulo 6, Dios puso al Sumo Sacerdote Josué como actor en una profecía. Al dar instrucciones para que se pusiera una corona sobre la cabeza de Josué, el Señor dijo:

“He aquí el varón cuyo nombre es el Renuevo, el cual brotará de sus raíces, y edificará el templo de Jehová El edificará el templo de Jehová. y él llevará gloria y se sentará y dominará en su trono, y habrá sacerdote a su lado; y consejo de paz habrá entre ambos” (Zacarías 6:12-13).

Cada vez que la palabra Renuevo aparece con mayúscula en las Escrituras, se está refiriendo al Mesías. Esto sucede cuatro veces, siendo cada una, una prefiguración de cada uno de los Evangelios. Al Mesías se le llama Rey de la descendencia de David en Jeremías 23:5, señalando a Mateo en donde Jesús es presentado como el León de Judá, el Rey Davídico de Israel. En Zacarías 3:8 El es el Siervo de Jehová, como lo muestra luego Marcos. En Zacarías 6:12 Él es un varón que mira hacia el cuadro de Lucas sobre Jesús como el “Hijo del Hombre”, y en Isaías 4:2, El es Señor como lo es en el Evangelio según Juan.

Los sacerdotes no gobernaban, no se sentaban en tronos de reyes ni tampoco usaban coronas. Solamente los reyes hacían eso. La profecía de Zacarías fue un adelanto de los ministerios de Sacerdote y de Rey combinados en una sola persona, el Mesías. Y las dos palabras del Salmo 110 traducidas como “Señor” (vv 1 y 5) quieren decir que el Padre le está otorgando el sacerdocio real al Hijo, como el mismo Jesús lo insinuó en Mateo 22:41-45. En Isaías 60:6 vemos al Señor recibiendo regalos de oro e incienso en el milenio, lo cual es simbólico de estos dos ministerios. (Su regalo adicional de la mirra para Su nacimiento terrenal, simboliza Su papel como Profeta en esta era de la iglesia.)

No hay mención alguna de los ancestros ni descendientes de Melquisedec en las Escrituras, por eso es que el escritor de la Carta a los Hebreos lo describe como eterno, refiriéndose a Él en el Salmo 110 como lo hace. Hebreos 7 sugiere que Melquisedec es por lo menos un tipo de Jesús. Debido a ello algunas personas ven en Melquisedec una aparición del Señor en el Antiguo Testamento.

De cualquier forma que miremos a Melquisedec, es importante saber que nuestro Señor Jesús no estará solo en este sacerdocio real. En 1 Pedro 2:9 a la iglesia se le llama “linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”. Los simples sacerdotes no son considerados de la realeza. Y en Apocalipsis 5:10, la recién arrebatada iglesia alaba a Dios por habernos hecho reyes y sacerdotes.

Cualquiera que sea la misión que usted tiene en la tierra, hemos sido asignados para la realeza, con todo lo que eso significa. ¿Incluirá eso riqueza, poder y privilegios? Solamente podemos aplicar los estándares terrenales para averiguarlo. Pero sea como sea que eso es definido en el cielo, será nuestro y la experiencia va a sobrepasar nuestras imaginaciones más extravagantes. Solamente sostengámonos donde estamos. No tenemos que esperar ya mucho.

 

Traducido por Walter Reiche B.

walterre@racsa.co.cr