Salmo 119:1-40

‘ Alef

Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.

Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan;

Pues no hacen iniquidad los que andan en sus caminos.

Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.

¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!

Entonces no sería yo avergonzado, cuando atendiese a todos tus mandamientos.

Te alabaré con rectitud de corazón cuando aprendiere tus justos juicios.

Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.

b Bet

¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra.

Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos.

En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.

Bendito tú, oh Jehová; enséñame tus estatutos.

Con mis labios he contado todos los juicios de tu boca.

Me he gozado en el camino de tus testimonios más que de toda riqueza.

En tus mandamientos meditaré; consideraré tus caminos.

Me regocijaré en tus estatutos; no me olvidaré de tus palabras.

g Guímel

Haz bien a tu siervo; que viva, y guarde tu palabra.

Abre mis ojos, y miraré las maravillas de tu ley.

Forastero soy yo en la tierra; no encubras de mí tus mandamientos.

Quebrantada está mi alma de desear tus juicios en todo tiempo.

Reprendiste a los soberbios, los malditos, que se desvían de tus mandamientos.

Aparta de mí el oprobio y el menosprecio, porque tus testimonios he guardado.

Príncipes también se sentaron y hablaron contra mí; mas tu siervo meditaba en tus estatutos,

Pues tus testimonios son mis delicias y mis consejeros.

d Dálet

Abatida hasta el polvo está mi alma; vivifícame según tu palabra.

Te he manifestado mis caminos, y me has respondido; enséñame tus estatutos.

Hazme entender el camino de tus mandamientos, para que medite en tus maravillas.

Se deshace mi alma de ansiedad; susténtame según tu palabra.

Aparta de mí el camino de la mentira, y en tu misericordia concédeme tu ley.

Escogí el camino de la verdad; he puesto tus juicios delante de mí.

Me he apegado a tus testimonios; oh Jehová, no me avergüences.

Por el camino de tus mandamientos correré, cuando ensanches mi corazón.

h He

Enséñame, oh Jehová, el camino de tus estatutos, y lo guardaré hasta el fin.

Dame entendimiento, y guardaré tu ley, y la cumpliré de todo corazón.

Guíame por la senda de tus mandamientos, porque en ella tengo mi voluntad.

Inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la avaricia.

Aparta mis ojos, que no vean la vanidad; avívame en tu camino.

Confirma tu palabra a tu siervo, que te teme.

Quita de mí el oprobio que he temido, porque buenos son tus juicios.

He aquí yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia.

El Salmo 119 es el más largo de todos los Salmos con 176 versículos. Eso lo hace también el capítulo más largo en toda la Biblia. Es un poema acróstico lo cual significa que cada una de sus estrofas inicia con una de las 22 letras del alfabeto hebreo, comenzando con la letra Alef y terminando, en orden, con la letra Tau. En cada estrofa, cada verso comienza con la misma letra. Las estrofas se intitulan con el nombre de la letra que la caracteriza. Cada uno de los versículos del Salmo menciona la Palabra de Dios. Debido al tamaño del Salmo, este comentario lo he dividido en cuatro partes.

Se ha dicho que el lavacro o fuente para el lavado, que se localizaba entre el Altar y el Templo, representaba la Palabra de Dios. Era la única pieza del mobiliario que no tenía dimensiones específicas. (La Palabra de Dios no tiene límites.) El Rey Salomón la construyó de 4,5 metros de lado a lado y la montó sobre 12 estatuas de bueyes de tamaño natural. Antes que los sacerdotes se acercaran al Lugar Santo tenían que lavarse allí para santificarse. En el Nuevo Testamento el Señor nos santifica en el lavamiento del agua por la Palabra (Efesios 5:26). Esta fuente para el lavado algunas veces también se le llamaba El Mar (2 Crónicas 4:2) porque era un modelo del Mar de Vidrio ante el Trono de Dios (Apocalipsis 4:6). Esto quiere decir que el Mar de Vidrio también representa la Palabra de Dios. Aquí en la Tierra nosotros nos sumergimos en Su Palabra. En el Cielo esteremos de pie sobre ella.