Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.
He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida, Y veas a los hijos de tus hijos. Paz sea sobre Israel.
Hay muchos lugares en la Biblia en donde se nos dice que si andamos en los caminos del Señor, tendremos paz y prosperidad. Nuestros enemigos vivirán en paz con nosotros (Proverbios 16:7), la riqueza nos llegará sin los problemas que algunas veces ocasiona (Proverbios 10:22), y cualquier cosa que planeemos terminará siendo un éxito (Proverbios 16:3).
Si contrastamos esto con lo que hemos visto en nuestra vida y con lo que se nos ha enseñado, que el enemigo está esperando para que tan pronto nos salimos del camino del Señor nos ataca, que el dinero es la raíz de todos los males, y que el planear nuestras vidas es un síntoma de una auto determinación presuntuosa en vez de una sumisión a Dios.
Cuando los israelitas finalmente estaban listos para entrar en la Tierra Prometida, el Señor hizo que guardaran provisiones para los pobres. Una de estas era la cancelación de todas las deudas cada siete años. Sin embargo, les dijo, “para que así no haya en medio de ti mendigo; porque Jehová te bendecirá con abundancia en la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la tomes en posesión, si escuchares fielmente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y cumplir todos estos mandamientos que yo te ordeno hoy.” Imagínense eso; toda una nación sin ningún pobre.
El Señor prosiguió diciéndoles que le prestarían a otras naciones y que nunca tomarían prestado. Tendrían dominio sobre otras naciones y no serían dominados por ninguna (Deuteronomio 15:1-6). Estas promesas se hicieron una vez realidad para Israel y los dignatarios de las demás naciones del mundo conocido, viajaron a Israel para ver con sus propios ojos cómo el Señor había derramado sus bendiciones sobre ellos.
Estas promesas no tenían fecha de vencimiento y no estaban restringidas solamente a Israel. Los EE.UU. ha sentido bendiciones similares también como también es cierto que hay muchas personas que odian nuestro país y sin embargo prefieren vivir aquí que en cualquier otro lugar. El obtener y poder mantener esas bendiciones solamente requiere que andemos en los caminos del Señor.
Y, como dice el salmista y la historia lo ha demostrado, Dios también ha bendecido a Su pueblo de manera individual, a pesar de que su país ha estado en desobediencia. Pero uno de los problemas con la era de la gracia es que nosotros estamos esperando que Él haga estas cosas por nosotros a pesar de que nosotros no hacemos nuestra parte para con Él.
“Yo no estoy en un viaje para hacer obras”, decimos. No nos estamos dando cuenta de que un “viaje para hacer obras” es lo que alguien hace en un esfuerzo para ganar la salvación. Andando en Sus caminos es la manera de demostrar nuestro agradecimiento por habernos dado esas bendiciones.
Dios ha prometido bendecirnos con la vida eterna con solamente creer que Jesús pagó por todos nuestros pecados con Su vida. Pero Él también ha prometido bendecirnos con paz y prosperidad ahora y aquí al andar en Sus caminos. Siempre me ha sorprendido que nos agarremos tan fuerte solamente a la parte de Su promesa y no podamos ver, como tampoco verificar, hasta que ya es demasiado tarde, que estamos ignorando la parte que fácilmente podemos intentar, al simplemente adoptar el comportamiento que el Señor nos sugiere.