¡Miren cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón, y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Como el rocío de Hermón, que desciende sobre los montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición, y vida eterna.
La congregación promedio se la pasa “flotando” la mayor parte del tiempo. Cada domingo es como el anterior, lo suficientemente diferente como para no ser una repetición, pero lo suficientemente similar como para no poner en peligro el sentido de seguridad de alguna persona.
Pero de vez en cuando una congregación se agiliza debido a alguna meta importante que se ha fijado, y un observador cuidadoso podrá ver los diferentes dones del Espíritu que se activan. En 1 Corintios 12:12-16 Pablo describe cómo las distintas partes conforman un cuerpo cuando cada persona individual hace su contribución particular al todo. No pareciera ser importante para algunas personas que unas funciones sean más honorables que otras, ya que cada una se toma con un propósito de unidad. Aun las tareas más ordinarias se hacen con una visión enfocada hacia el éxito total de la iniciativa. Para esa ocasión, por lo menos, lo suficientemente bueno no es lo suficientemente bueno. Solamente lo será lo mejor. Y el producto final es una obra de arte que excede todas las expectativas de los participantes, y que tiene un valor que excede la suma de las partes.
Yo he sido bendecido por haberme involucrado en varias situaciones como estas, y yo sé que muchos de ustedes lo han sido también. En cada caso, la contribución del esfuerzo individual se hace con humildad y la gloria va para Dios. En estos casos, el Señor nos muestra el poder de la unidad de todo el cuerpo, y no es como algo que hemos experimentado antes, porque sabemos que Él está en medio de ello.