Alaben el nombre de Jehová; alábenle, siervos de Jehová; Los que están en la casa de Jehová, en los atrios de la casa de nuestro Dios. Alaben a JAH, porque él es bueno; canten salmos a su nombre, porque él es benigno. Porque JAH ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya.
Porque yo sé que Jehová es grande, y el Señor nuestro, mayor que todos los dioses. Todo lo que Jehová quiere, lo hace, en los cielos y en la tierra, en los mares y en todos los abismos. Hace subir las nubes de los extremos de la tierra; hace los relámpagos para la lluvia; saca de sus depósitos los vientos.
Él es quien hizo morir a los primogénitos de Egipto, desde el hombre hasta la bestia. Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, contra Faraón, y contra todos sus siervos. Destruyó a muchas naciones, y mató a reyes poderosos; A Sehón rey amorreo, a Og rey de Basán, y a todos los reyes de Canaán. Y dio la tierra de ellos en heredad, en heredad a Israel su pueblo.
Oh Jehová, eterno es tu nombre; tu memoria, oh Jehová, de generación en generación. Porque Jehová juzgará [vindicará] a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos.
Los ídolos de las naciones son plata y oro, obra de manos de hombres. Tienen boca, y no hablan; tienen ojos, y no ven; Tienen orejas, y no oyen; tampoco hay aliento en sus bocas. Semejantes a ellos son los que los hacen, y todos los que en ellos confían.
Casa de Israel, bendice a Jehová; casa de Aarón, bendice a Jehová; Casa de Leví, bendice a Jehová; los que temen a Jehová, bendigan a Jehová. Desde Sion sea bendecido Jehová, quien mora en Jerusalén. Aleluya.
La promesa más alentadora que el Señor nos ha hecho es que Él nos vindicará. Según el diccionario de la Real Academia, vindicar significa “Defender, especialmente por escrito, a quien se halla injuriado, calumniado o injustamente notado”. A nosotros se nos ha acusado por todos lados: En el ámbito espiritual estamos siendo constantemente acusados por Satanás (Apocalipsis 12:10).
Y en el ámbito físico no es distinto tampoco. Los incrédulos nos acusan de ser seguidores ciegos de una religión que está en entredicho con la realidad. Su noción es que “todo lo que parece ser muy bueno para ser cierto, probablemente lo sea”, les causa a muchas personas anticipar jubilosamente nuestra devastación luego que descubramos que hemos sido engañados. En los medios seculares, por lo general se nos muestra injustos y aun crueles, debido a nuestras creencias.
En la iglesia, los creyentes que interpretan partes de la Biblia de manera diferente a como lo hacemos nosotros, nos acusan de malentender o de aplicar mal las Escrituras. Y si el Señor decide darnos una bendición extraordinaria, algunas personas en nuestro medio pueden tener problemas ocultando sus sospechas de que nos hemos beneficiado con algún negocio dudoso, o por lo menos de que nos hemos aprovechado de algo o de alguien. Ya fuese que sean salvos o no, la sospecha es una reacción automática para muchas personas.
Pero el Señor ha prometido no solamente vindicarnos [justificarnos], sino también vengarse por nosotros. Más allá de la obvia justificación de ser bienvenidos en Su Reino y luego ser elevados al escalón más alto (Efesios 2:6-7) Él ha prometido repagarle a aquellas personas de igual forma como ellas nos han tratado.
Y eso ha sido así desde el principio. En Génesis 4:15 el Señor prometió tomar venganza de cualquier persona que dañara a Caín. A pesar de que Caín acababa de asesinar a su hermano y estaba siendo disciplinado por ello, aun permanecía bajo la protección de Dios, como un miembro de Su familia. En Génesis 12:3 Él le prometió a Abraham que maldeciría a cualquiera que lo maldijera. En Deuteronomio 32:35 Él dijo, “Mía es la venganza y la retribución”, y repitió esta promesa en Romanos 12:19 y Hebreos 10:30.
En Isaías 47:6 Él explicó Su juicio sobre Babilonia después de haberles entregado Su pueblo para castigarlos (Jeremías 21:8-10) al señalar que ellos se habían excedido en su opresión hacia los judíos. Los babilonios debieron haber recordado que los judíos aun eran el Pueblo de Dios y debieron, por lo tanto, haberlos tratado con mayor consideración por respeto a Él. Y en Apocalipsis 3:9 Él le prometió a Iglesia que haría que los incrédulos se postraran a nuestros pies y reconocieran que Él nos había amado.
Es por eso que Él puede referirse a nuestro enojo luego de que hemos sido acusados o ridiculizados por un pecado, y amonestarnos a que lo dejemos (Efesios 4:31). Supuestamente debemos entender que cada ofensa en contra nuestra queda documentada y será repagada de acuerdo a su severidad. En lugar de estar “tragándonos” nuestros sentimientos debido a esas situaciones, en un esfuerzo para demostrar que somos “buenos cristianos”, debemos darnos cuenta de que hemos sido liberados de sus efectos destructivos, del todo. El saber que el Señor lo hará todo bueno en el preciso momento, debería liberarnos de nuestros pequeños resentimientos, y dispersar nuestro enojo. Eso nos da la paz que sobrepasa el conocimiento humano y nos restaura el gozo. Porque Jehová juzgará [vindicará] a su pueblo, y se compadecerá de sus siervos.
Traducido por Walter Reiche B.
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