Salmo 140

Líbrame, oh SEÑOR, del hombre malo; guárdame de hombres violentos, los cuales maquinan males en el corazón, cada día urden contiendas. Aguzaron su lengua como la serpiente; veneno de áspid hay debajo de sus labios.

Guárdame, oh SEÑOR, de manos del impío; líbrame de hombres injuriosos, que han pensado trastornar mis pasos. Me han escondido lazo y cuerdas los soberbios; han tendido red junto a la senda; me han puesto lazos.

He dicho Al SEÑOR: Dios mío eres tú; escucha, oh SEÑOR, la voz de mis ruegos. SEÑOR, potente salvador mío, tú pusiste a cubierto mi cabeza en el día de batalla. No concedas, oh SEÑOR, al impío sus deseos; no saques adelante su pensamiento, para que no se ensoberbezca.

En cuanto a los que por todas partes me rodean, la maldad de sus propios labios cubrirá su cabeza. Caerán sobre ellos brasas; serán echados en el fuego, en abismos profundos de donde no salgan. El hombre deslenguado no será firme en la tierra; el mal cazará al hombre injusto para derribarle. Yo sé que El SEÑOR tomará a su cargo la causa del afligido, y el derecho de los necesitados. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; los rectos morarán en tu presencia.

Muchas personas están preguntando últimamente si el Señor va a provocar el Rapto antes de que las cosas se empeoren. Por supuesto, nadie puede contestar esa pregunta. Pero hay un par de cosas que sí sabemos de seguro. Una es que Él ha prometido rescatarnos de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10) lo cual Él puede hacer en cualquier momento.

No queda la menor duda de que los llamados dolores de parto que llevan a los juicios de los últimos días, son cada vez más frecuentes e intensos, pero no creo que alguien piense que han rebasado el límite. Y aun cuando lo hagan, no serán tan malos como lo que les seguirá. Y eso nos lleva a la segunda cosa que sabemos. Si solamente buscamos Su reino y Su justicia, Él se asegurará de que todas nuestras necesidades sean satisfechas durante el tiempo entre hoy y el Rapto (Mateo 6:31-33).

Buscar Su Reino requiere dejar el nuestro al no preocuparnos de cómo es que las cosas van a resultar para nosotros aquí y dejarle eso a Él. Su justicia que debemos buscar es la que se nos atribuye por la fe (Romanos 3:21-24) y no por nuestros propios esfuerzos inútiles. Esto es lo que garantiza que nuestras necesidades sean satisfechas.

Y como yo lo he experimentado, les puedo decir a ustedes que esto es más duro de lo que parece. Y debido a que usted también ha estado allí, sabe lo duro que fue para mí haber estado de pie allí, impotente, mientras Él deshacía los cimientos de mi reino hasta que finalmente se derrumbaron, pero usted también sabe que eso puede sucederle a usted antes de comenzar a buscar Su Reino. Y al haber dejado mis fachadas de autosuficiencia cuidadosamente hechas para revelar mi verdadero ser pecador sin esperanza, impotente, sin valor y sin uso, que es lo que realmente soy, fue la cosa más dolorosa que pude recordar haber experimentado. Pero al haber sido atrapado en Sus brazos amorosos valió la pena. La vida que Él estaba esperando darme, y a la que había estado tan ferozmente oponiéndome, es mucho mejor que cualquier otra cosa que pude haber soñado.

Si ustedes aun se están aferrando a las cosas de este mundo, mi consejo es que se rindan ahora. No vayan pateando y gritando al Reino que Él nos tiene preparado. Pero al mirar estas cosas que están sucediendo a su alrededor, deben estar firmes y levantar sus cabezas porque su redención está cerca. Recuerden, esta no es una rendición de derrota. Es una rendición a la victoria.