De Jehová es la tierra y su plenitud; el mundo, y los que en él habitan. Porque él la fundó sobre los mares, y la afirmó sobre los ríos. ¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob.
Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová el fuerte y valiente, Jehová el poderoso en batalla. Alzad, oh puertas, vuestras cabezas, y alzaos vosotras, puertas eternas, y entrará el Rey de gloria. ¿Quién es este Rey de gloria? Jehová de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria.
Los Salmos 22, 23 y 24 con frecuencia son llamados “La Trilogía de los Salmos del Pastor”. El Salmo 22 nos habla sobre el Buen Pastor que da Su vida por Sus ovejas, y es un resumen de lo que Jesús hizo. Empieza con las primeras palabras que pronunció Jesús en la cruz y termina con sus últimas palabras. Su enfoque es la humanidad.
El Salmo 23 muestra al Gran Pastor de las ovejas, un título que se le da en Hebreos 13:20, quien protege a Su rebaño. Eso es lo que Él está haciendo hoy día. Comienza con nuestra adhesión a Él y termina con el Rapto. Su enfoque es la iglesia.
El Salmo 24 describe a Cristo como el Príncipe de los Pastores, como lo nombra 1 Pedro 5:4, quien recompensa a Su rebaño. Explica lo que Él va a hacer. Comienza con el Dios de Jacob estableciendo Su propiedad sobre el planeta tierra y termina con el Mesías en Jerusalén. Su enfoque es Israel.
Estos tres Salmos conforman un cuadro que es único de la Misión del Mesías. (Para más detalles sobre los Salmos 22, 23 y 24 lea el artículo “Trilogía de los Salmos del Pastor”.) Escritos por el rey David 1.000 años antes de la primera Navidad, muestran todas las cosas que deben de suceder y es, quizás, el mejor ejemplo en todas las Escrituras que muestra cómo nuestro Libro, la Biblia, es diferente a cualquier otro de los llamados “escritos sagrados”. Solamente la Biblia se valida a sí misma y nos dice las cosas que van a suceder con una exactitud del cien por ciento, para que podamos confiar en lo que nos dice.
“Yo soy Jehová, y no hay otro. No hablé en secreto, en un lugar oscuro de la tierra; no dije a la descendencia de Jacob: En vano me buscáis. Yo soy Jehová que hablo justicia, que anuncio rectitud” (Isaías 45:18b-19). Mejor ¡créalo!