Salmo 33

Alegraos, oh justos, en Jehová; en los íntegros es hermosa la alabanza. Aclamad a Jehová con arpa; cantadle con salterio y decacordio. Cantadle cántico nuevo; hacedlo bien, tañendo con júbilo. Porque recta es la palabra de Jehová, y toda su obra es hecha con fidelidad. El ama justicia y juicio; de la misericordia de Jehová está llena la tierra.

Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca. El junta como montón las aguas del mar; el pone en depósitos los abismos. Tema a Jehová toda la tierra; teman delante de él todos los habitantes del mundo. Porque él dijo, y fue hecho; el mandó, y existió. Jehová hace nulo el consejo de las naciones, y frustra las maquinaciones de los pueblos. El consejo de Jehová permanecerá para siempre; los pensamientos de su corazón por todas las generaciones.

Bienaventurada la nación cuyo Dios es Jehová, el pueblo que él escogió como heredad para sí. Desde los cielos miró Jehová; vio a todos los hijos de los hombres; Desde el lugar de su morada miró sobre todos los moradores de la tierra. El formó el corazón de todos ellos; atento está a todas sus obras.

El rey no se salva por la multitud del ejército, ni escapa el valiente por la mucha fuerza. Vano para salvarse es el caballo; la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar. He aquí el ojo de Jehová sobre los que le temen, sobre los que esperan en su misericordia, Para librar sus almas de la muerte, y para darles vida en tiempo de hambre.

Nuestra alma espera a Jehová; nuestra ayuda y nuestro escudo es él. Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón, porque en su santo nombre hemos confiado. Sea tu misericordia, oh Jehová, sobre nosotros, según esperamos en ti.

Me agrada mucho la historia de aquel piloto de pruebas cuyo avión inesperadamente dejó de volar a una altura de 30 mil pies (9000 metros). Su oración inmediata fue, “OK Señor, se necesita de nosotros dos para salir de esto. ¿Qué te parece si Tú nos ayudas a aterrizar sin problemas y yo llevo el avión al hangar?”.

Es un consuelo saber que no importa lo grandes y complejos que sean nuestros problemas, nosotros tenemos a Alguien Quien está por encima de éstos y puede resolverlos.

Es irónico que nuestras dificultades son muchas veces ocasionadas por nuestra propia demanda de auto determinación, pero tan pronto se vuelven demasiado grandes para hacerles frente, entonces corremos a pedirle ayuda al Señor. Claro, el Señor vio que todo eso se venía y esperó pacientemente para que nosotros nos diéramos cuenta del enredo en que nos habíamos metido para volvernos a Él y así Él nos libraría del problema.

Ni los grandes equipos de socios, ni la habilidad personal, ni la fuerza de la tecnología más poderosa del hombre nos pueden liberar. Pero el Señor, quien ha estado observando todo el tiempo, está allí y responde para arreglar la situación tan pronto se lo pedimos.

El Señor no va a imponernos Su solución, el respeto que Él tiene por nuestra soberanía es muy grande para que haga eso. Pero tan pronto como se lo pedimos, Él está allí, listo y deseoso para hacer tanto como se lo permitamos. Démosle gracias porque Él es más grande que cualquier problema que podamos tener y sepa que cuando usted salga de su casa la próxima vez. Él va adelante suyo, y Él es su ayuda y su escudo.

Todo lo que usted tiene que hacer es llamarlo…