Salmo 50

El Dios de dioses, Jehová, ha hablado, y convocado la tierra, desde el nacimiento del sol hasta donde se pone. De Sion, perfección de hermosura, Dios ha resplandecido. Vendrá nuestro Dios, y no callará; fuego consumirá delante de él, y tempestad poderosa le rodeará. Convocará a los cielos de arriba, y a la tierra, para juzgar a su pueblo. Juntadme mis santos, los que hicieron conmigo pacto con sacrificio. Y los cielos declararán su justicia, porque Dios es el juez.

Oye, pueblo mío, y hablaré; escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo. No te reprenderé por tus sacrificios, ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí. No tomaré de tu casa becerros, ni machos cabríos de tus apriscos. Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece. Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer yo carne de toros, o de beber sangre de machos cabríos? Sacrifica a Dios alabanza, y paga tus votos al Altísimo; E invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás.

Pero al malo dijo Dios: ¿Qué tienes tú que hablar de mis leyes, y que tomar mi pacto en tu boca? Pues tú aborreces la corrección, y echas a tu espalda mis palabras. Si veías al ladrón, tú corrías con él, y con los adúlteros era tu parte. Tu boca metías en mal, y tu lengua componía engaño. Tomabas asiento, y hablabas contra tu hermano; contra el hijo de tu madre ponías infamia. Estas cosas hiciste, y yo he callado; pensabas que de cierto sería yo como tú; pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.

Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, no sea que os despedace, y no haya quien os libre. El que sacrifica alabanza me honrará; y al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios.

“No te preocupes de nada; ora en todo; y da gracias por todo”. Esta es una paráfrasis que hizo un amigo de Filipenses 4:6 y es el consejo que siempre busco cuando las cosas se ponen feas. Si Romanos 8:28 es cierto y Dios hace que todas las cosas nos salgan bien, entonces no tenemos nada que temer si cumplimos Su voluntad en nuestras vidas. Al someterlo todo en oración estamos en contacto y recibimos la guía que necesitamos en todo el camino. Al dar gracias por todo lo que recibimos, sin importar lo pequeño que sea, demostramos nuestra gratitud al Dador de todos los bienes y la dádiva perfecta, y nos entrenamos para ser más atentos de la cantidad de veces en que Él ha intercedido por nosotros cada día.

En el Salmo, el Señor pregunta, “¿Creen ustedes que necesito las cosas que yo les indico que me sacrifiquen? ¿Acaso yo como la carne o bebo la sangre?” Por supuesto que no. Estas cosas les fueron ordenadas para ofrecer sacrificios de acción de gracias cada vez que Él los bendecía para que pudieran ver cuánto les había dado, y no porque el Señor tuviera necesidad de nada. De esa manera, ellos tendrían la fe para pedir Su ayuda cuando en realidad la necesitaban.

Realicémoslo, si usted tiene a alguien en su vida que siempre está dispuesto a ayudar, quien aun le da obsequios espontáneamente solo porque le agrada hacerlo, ¿no buscaría usted a esa persona cuando en realidad la necesita? Nadie nos da más que el Señor, y si usted se entrena para buscar Sus recompensas y agradecerle por cada una de ellas, dos cosas buenas le sucederán. Primero, se sorprenderá de lo tanto que el Señor hace por usted, y, segundo, usted encontrará que su fe para pedir esperando recibir de Él, crecerá grandemente. Y quien sabe, quizás algún día usted tendrá aun una mayor fe para creer en esta promesa del Señor.

“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte: Quítate y échate en el mar, y no dudare en su corazón, sino creyere que será hecho lo que dice, lo que diga le será hecho. Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá” (Marcos 11:23-24).