Salmo 54

Oh Dios, sálvame por tu nombre, y con tu poder defiéndeme. Oh Dios, oye mi oración; escucha las razones de mi boca. Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida; no han puesto a Dios delante de sí. He aquí, Dios es el que me ayuda; el Señor está con los que sostienen mi vida. El devolverá el mal a mis enemigos; córtalos por tu verdad. Voluntariamente sacrificaré a ti; alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno. Porque él me ha librado de toda angustia, y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.

En un reciente estudio sobre el libro de Job, el instructor hizo hincapié que fue la justicia de Job la que lo hizo un blanco deseable para Satanás. Él estaba dando un ejemplo demasiado bueno, y el enemigo necesitaba derribarlo. Pero eso deja la impresión de que Satanás puede tener acceso a quien quiera, y eso no es cierto. El hecho es que la justicia de Job, una cualidad que aun Dios admiraba, tenía un lado negativo. Debido a que Job era humano él era pecador y a pesar de que era el hombre más justo sobre la tierra, no era perfecto. Job se había auto justificado y eso le dio a Satanás la oportunidad para atacarlo. Job no confesó su pecado porque no lo había reconocido, y eso lo colocó fuera de la comunión con Dios y lo hizo un blanco legítimo para el enemigo.

Esto no significa que nos atemoricemos por servir al Señor. Hablando del poder relativo del Señor y de Satanás, Juan escribió, “porque mayor es el que está en ustedes, que el que está en el mundo” (1 Juan 4:4) (Recordemos que Job no tenía al Espíritu Santo morando en él para convencerlo de sus pecados.) Esto es simplemente un recordatorio de que nuestro enemigo es fuerte y que debemos tenerle cuidado. Si usted está sirviendo al Señor y está causando algún impacto por eso, usted será, tarde o temprano, un blanco del enemigo. Así que manténgase orando, manténgase en comunión con Dios, confesando sus pecados con prontitud y con frecuencia. Préstele atención a los pequeños ataques con los que usted se enfrenta a diario, como una evidencia de que usted está haciendo algo bueno, y también como un recordatorio de que usted debe de mantenerse alerta y protegiendo sus defensas. Recuerde que esto es guerra.

“Por lo demás, hermanos míos, fortalézcanse en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vístanse de toda la armadura de Dios, para que puedan estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Por tanto, tomen toda la armadura de Dios, para que puedan resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes” (Efesios 6:10-13)