Extractos de un futuro libro por Jack Kelley
Con todas las tormentas mortales, terremotos, guerras y enfermedades que están dominando las noticias diarias, no es de sorprendernos que unos estudios recientes muestren un interés, que ha aumentado muy rápidamente, sobre la profecía de los últimos días. Aun los incrédulos están pensando si es que el fin está cerca. Lo que es sorprendente es lo poco que muchos cristianos en realidad conocen sobre la profecía, especialmente ya que esta comprende como el 40% del contenido total de la Biblia, que es más que cualquier otro tema.
Con pocas excepciones, los seminarios no la enseñan, así que los predicadores no la predican; y, por lo tanto, los cristianos no la conocen. Es raro escuchar un mensaje que explique la importancia de la profecía en el caminar de un creyente con el Señor. Y, a pesar de eso, la Biblia le dedica más espacio a la profecía de los últimos días que lo que le dedica a todas las enseñanzas de Jesús.
Cuando se le pregunta a los cristianos porqué no estudian la profecía más seriamente, las respuestas más comunes son: (1) porque los asusta, o (2) porque los confunde. Ambas respuestas nacen de una falta de conocimiento. Para el verdadero creyente, la profecía ni asusta ni confunde, sino que es la llave para poder comprender el plan de Dios para la humanidad.
El propósito de este comentario es poder dar una base sólida para un mejor estudio de la profecía bíblica. Cuando el cimiento de un edifico es estable y sólido, toda la estructura es fuerte y puede soportar las fuerzas que de otra manera lo debilitarían y aun podrían derribarlo. De la misma manera es cuando el cimiento de nuestro estudio es sólido. De esta forma, ningún argumento de los burladores ni de los incrédulos podrá sacudirnos o debilitar nuestra fe. Así que empecemos
Siete Cosas que Usted Debe Saber
Existen siete piezas de información que son esenciales para poder entender la profecía de los últimos días. Estas son las piezas que forman el cimiento fuerte que necesitamos. Una vez que las hemos aprendido, estas siete cosas nos ayudarán a evitar errores que han desviado a otras personas de la escena. Las podemos llamar como queramos, pero esta combinación de hechos nos dará la habilidad de colocar todos los versículos proféticos de la Biblia dentro de su propio contexto
1). La Secuencia de los Eventos Principales
Lo primero es saber lo que está sucediendo y cuándo. Algunas veces se vuelve un poco confuso si no conocemos la secuencia dentro de la cual ocurrirán los eventos principales del final de los tiempos. En realidad, el orden es muy lógico y una vez que lo hemos aprendido, nos daremos cuenta del porqué no lo habíamos pensado antes. La mejor manera de poder encontrarlo es haciendo un ejercicio que el mundo de los negocios conoce como el calendario retrospectivo. Esto requiere ir hacia el mero final del proceso e identificar el resultado último. Entonces se hace una lista de cosas que miran hacia atrás y que son necesarias ejecutar en el presente para poder obtener el resultado final deseado. Es más sencillo de lo que suena, y es más fácil en la profecía que en los negocios porque hay mucho menos eventos que organizar. Entonces, hagamos el ejercicio.
¿Qué Estamos Esperando?
Todos creemos que la eternidad es el resultado final asÍ que empezando desde ese final y trabajando hacia atrás comenzamos allí. Pero los últimos eventos principales descritos en detalle en la Biblia son la Era del Reino o Milenio, que es el reinado de Cristo de 1.000 años en la tierra, el cual es distinto y antecede a la eternidad. El último capítulo de Apocalipsis describe la existencia de árboles a cada lado del río de la vida y que dan un fruto diferente cada mes. Eso quiere decir que el tiempo aun existe y la eternidad, por definición, es la ausencia del tiempo. De eso hablaremos más adelante. Por ahora digamos solamente que la eternidad no puede suceder sino hasta que finalice el Milenio.
Y obviamente, el Milenio no puede suceder sino hasta la Segunda Venida de Cristo, porque en ese momento es que el Señor retorna para establecerlo. Y la Segunda Venida no puede suceder sino hasta el final de la gran tribulación. Y eso no puede suceder sino hasta que el anticristo se sitúe en el Templo en Jerusalén declarando que es Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Ese es el evento que Jesús advirtió a lsrael que observaran como la gran salva del inicio la gran tribulación. Jesús le llamó “la abominación desoladora” en Mateo 24:15-21.
Pero eso no puede suceder sino hasta que haya un templo judío. En lsrael no ha habido un templo desde el año 70 d.C. y no lo habrá sino hasta que los judíos oficialmente decidan que necesitan uno. Ellos no necesitarán uno sino hasta que Dios reinstaure la relación del Antiguo Pacto, con lo cual se inicia la Semana Setenta de Daniel. Y eso no puede suceder sino hasta que la batalla de Ezequiel 38 & 39 se gane. Y eso no puede suceder sino hasta cuando la iglesia se ha ido. Con eso llegamos al tiempo presente porque no hay ningún evento que antecede al Rapto de la Iglesia. Y eso puede suceder en cualquier momento.
¿Pudo entender Eso?
Así que la secuencia de los eventos principales es la siguiente:
• El Rapto de la Iglesia
• La Batalla de Ezequiel 38 & 39
• Comienza la Semana Setenta de Daniel
• La gran tribulación.
• La Segunda Venida de Cristo
• El Milenio
• La Eternidad
Para todas aquellas personas que leen las Escrituras tal y como fueron escritas, solamente hay dos eventos en esta secuencia que están sujetos a debate en cuanto al momento en que sucederán. Estos son el Rapto y la Batalla de Ezequiel 38, que son los primeros dos eventos de nuestra lista. Así que intentemos descubrir porqué los hemos puesto en ese lugar en la secuencia. Si mantenemos nuestra secuencia retrospectiva en mente, empecemos con la Batalla de Ezequiel 38 y lleguemos al Rapto.
«Y pondré mi gloria ente las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse. Y de aquel día en adelante sabrá la casa de lsrael que yo soy Jehová su Dios».
«Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de lsrael, dice Jehová el Señor» (Ezequiel 39:21-22, 28-29).
El Señor ha declarado con toda claridad, que utilizará la Batalla de Ezequiel para despertar espiritualmente a Su pueblo y llamar a lsrael de todas las partes de la tierra. Esto dará como resultado la reinstauración de la relación del Antiguo Pacto, reanudando la detenida profecía de las Setenta Semanas de Daniel para que se cumpla la última semana, lo cual requiere que un templo haya sido construido. Sin ese templo no hay forma para que Dios pueda mantener Su pacto. (Si usted no está familiarizado con la Profecía de las Setenta Semanas de Daniel, esta se encuentra en Daniel 9:20-27).
Esto fue demostrado una vez en la historia durante el cautiverio en Babilonia. Cuando Nabucodonosor destruyó el Primer Templo e lsrael dejó de existir. Pero tan pronto Ciro de Persia derrotó Babilonia y liberó a los judíos, estos retornaron a lsrael y comenzaron a construir el Templo antes de hacer cualquier otra cosa. Sin un templo no se puede hacer el sacrificio de expiación por el pecado y sin ese sacrificio los judíos no se pueden acercar a Dios.
Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento se refieren a un templo en lsrael al final de la era. La única razón para un templo es el poder llevar a cabo las ordenanzas del Antiguo Pacto. Pero el construir uno en este momento produciría tal alboroto que nadie en su sano juicio lo consideraría por ahora. Los judíos no quieren un templo puesto que solamente uno de cada cuatro es religioso e incluso los judíos religiosos se encuentran divididos sobre este asunto. Y por demás está decir que los musulmanes declararían la guerra para prevenir la construcción de un templo.
Solamente la exigencia unificada del pueblo de lsrael, acompañada de la callada aceptación de sus vecinos musulmanes, haría posible la construcción de un templo. ¿Suena imposible? La Batalla de Ezequiel da como resultado a una nación judía que vuelve a despertar a la presencia de Dios y a una completa derrota de las fuerzas musulmanas que quedan en una posición sin que puedan ejercer ninguna resistencia. Entonces finalmente se presentará la ocasión perfecta para que el templo pueda ser construido. Por estas razones, la Batalla de Ezequiel tiene que suceder en el umbral de la Semana Setenta de Daniel. Y ahora, ¿por qué el Rapto de la Iglesia tiene que anteceder la Batalla de Ezequiel?
«Y caerán a filo de espada, y serán llevados cautivos a todas las naciones; y Jerusalén será hollada por los gentiles, hasta que los tiempos de los gentiles se cumplan» (Lucas 21:24).
Cuando Jerusalén volvió a manos de los judíos en 1967, fue una señal de que la era del dominio de los gentiles, que comenzó con Nabucodonosor y Babilonia, finalmente estaba llegando a su fin. Durante 2.500 años las naciones gentiles habían estado gobernando los asuntos sobre la tierra, pero ahora los eventos comenzarían a llevar a lsrael al frente una vez más.
«Porque no quieto, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a lsrael endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles» (Romanos 11:25).
Renacidos primero en incredulidad (Ezequiel 37:8) lsrael permanecerá parcialmente desconocido de Dios hasta que la iglesia gentil haya llegado a su plenitud (un número predeterminado) y haya llegado a su destino. (La palabra griega traducida como “plenitud” era un término náutico con frecuencia utilizado para describir el total cumplimiento de la tripulación y de la carga para poder llevar a cabo la misión de la nave. El barco no podía zarpar hasta que esos dos elementos estuvieran completos, pleroma (Strong 4138); y “entrado” significa llegar al lugar designado, elsercomai (Strong 1525.)
Entonces el velo les será quitado cuando Dios se les revele a Sí mismo otra vez. Como vimos anteriormente, Dios utilizará la Batalla de Ezequiel 38 para comenzar esto al renovar el Antiguo Pacto con Su pueblo, y más tarde hacer la transición de lsrael del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto durante la gran tribulación (Zacarías 12:10). Recordemos que si ellos no vuelven primero al Antiguo Pacto, no necesitarían un templo. Dios los está recogiendo donde los dejó.
«Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme, Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caldo; y repararé sus ruinas, y Io volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos» (Hechos 15:13-18).
Eso fue cerca de 20 años después de la Cruz. La controversia de ese día era si los gentiles debían primero ser judíos antes de ser cristianos. Y si no, ¿qué sería de lsrael? El hermano del Señor, Jacobo, les explicó a los apóstoles y a los demás que estaban presentes en el Concilio de Jerusalén, que lsrael había sido temporalmente puesto a un lado mientras Dios se enfocaba en la Iglesia. Después que El “tomara pueblo para Su nombre” (los cristianos) de entre los gentiles, Él retornaría para construir Su Templo. El pasaje implica que Él va a tomar a la Iglesia en algún momento para luego regresar a construir Su templo, restaurar a lsrael y darle a lo que quedó de la humanidad una última oportunidad para que le busquen.
Estas tres profecías bíblicas ponen en claro que una vez que Jerusalén se ha vuelto a convertir en una ciudad judía, Dios empezará a preparar a lsrael para que de nuevo sea de Él. Pero no estará exclusivamente enfocado en ellos sino hasta que haya terminado de construir la Iglesia y nos haya llevado a nuestro lugar asignado. Y ¿dónde es eso? “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros, y si me fuere y os preparare lugar vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). (Jesús no prometió regresar para quedarse con nosotros aquí, sino que nos llevaría allá, en donde Él está). Después de eso El atenderá el renacimiento de lsrael y la construcción de su templo.
A través de las Escrituras el Señor parece estar involucrado ya sea con lsrael o con la Iglesia, pero nunca con ambos al mismo tiempo. Jacobo recalca eso en su pronunciamiento referente a la iglesia en Hechos capítulo 15. Todos los líderes de la primera iglesia ahora sabían que una vez que Dios ha alcanzado Sus metas con la Iglesia, se volvería de nuevo a lsrael.
Por este motivo, el renacimiento de lsrael en 1948 (14 de mayo) y la reunificación de Jerusalén en junio de 1967, son vistos como las señales más importantes de todas de que el fin de la era está encima nuestro.
La secuencia de los eventos más importantes es la primera de “las Siete Cosas que Debemos Conocer para Entender la Profecía de los Últimos Días”.
2). El Destino de los Tres Componentes de la Humanidad: Las Naciones, Israel y la Iglesia
Aun los así llamados expertos malinterpretan la profecía cuando no se detienen a considerar a quién se dirige el Señor o sus profetas. Solamente porque algo se encuentra en los Evangelios no necesariamente significa que está solamente dirigido a la iglesia, o si se encuentra en Isaías que solamente sea para lsrael. Conociendo quién es el receptor al cual se le dirige el mensaje, es crítico, y sobre ello solamente existen tres posibilidades.
“Porque él [Jesús] es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando Ia pared intermedia de separación, aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, para crear en si mismo de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella las enemistades” (Efesios 2:15-16). “No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Corintios 10:32).
Con el tiempo la raza humana llegó a dividirse en tres componentes distintos desde la perspectiva de Dios. Y eso sucedió de la siguiente forma: De de Creación solamente había una raza Humana. La familia del hombre, más tarde llamada los Gentiles. Luego, en Génesis capítulo 12, Dios llama a Abraham para hacer de él una gran nación. Desde ese momento en adelante, la población del mundo era judía o gentil. Pero en la cruz Dios creó a la Iglesia, la cual fue tomada de entre los judíos y los gentiles, pero compartiendo un destino distinto a estos. Ahora había tres. En sus epístolas, Pablo siempre se vio en apuros para distinguir la iglesia tanto de los judíos como de los gentiles, llamando, en efecto, a la iglesia una nueva raza de humanos. Describiré el destino de cada grupo para que usted pueda ver cuán diferentes son entre sí.
Según Isaías 56:6-8, los gentiles que se convertían al judaísmo durante los tiempos del Antiguo Testamento, llegaban a ser parte de lsrael y compartían su destino. Los gentiles que conocían a su Señor después de que la Iglesia desaparezca, llegarán a ser los santos de la tribulación. Ellos serán martirizados por su fe, en cuyo caso servirán a Dios en Su Templo (Apocalipsis 7:13-17), o sobrevivirán para ayudar a repoblar la tierra durante la era del Reino. Los gentiles creyentes que sobrevivan son las ovejas en el juicio de las ovejas y los cabritos, el cual analizaremos más tarde.
Los judíos (y gentiles convertidos) que murieron por su fe en el Redentor venidero antes de que Jesús fuera a la cruz, fueron tomados con Él al cielo después de Su resurrección (Mateo 27:52-53). Todos ellos recibirán un cuerpo resucitado en la Segunda Venida de Cristo (Daniel 12:1-3). Los judíos que lo recibieron como su Mesías después que la iglesia desaparece, serán protegidos en el desierto de Jordania (Petra) durante la gran tribulación (Apocalipsis 12:14). Ambos grupos morarán en lsrael durante el Milenio (Ezequiel 43:6-7).
Por supuesto que los judíos y los gentiles que le entreguen sus corazones a Jesús durante la Era de la Iglesia se convierten en parte de la Iglesia y después del Rapto/resurrección, poblarán la Nueva Jerusalén (Apocalipsis 21). Muchos de nosotros fuimos enseñados de llamarle Cielo, pero en realidad es una entidad separada. (Veremos más de esto en el Punto 6 de la lista de las Siete Cosas que Debemos Saber para Entender la Profecía.)
Todas aquellas personas que no hacen ninguna de estas cosas en su vida, serán atormentadas en los fuegos del infierno hasta que sean devueltos a la vida para enfrentar el juicio ante el Gran Trono Blanco de Apocalipsis 20:11-15. Esto se llevará a cabo al final del Milenio. Estas personas serán juzgadas por sus obras y sentenciadas para el sufrimiento eterno en el lago de fuego (Apocalipsis 20:14). Si los seres humanos pudieran tener la vida eterna por sus propios méritos, entonces no habría sido necesario que Jesús muriera por nosotros.
En el Antiguo Testamento, Dios le prometió a lsrael que El retornaría un día para morar entre ellos en su tierra en este planeta (Ezequiel 43:6-7). En el Nuevo Testamento, Jesús le prometió a la Iglesia que Él retornaría para llevarnos de vuelta para estar con El en la casa de Su Padre (Juan 14:1-3). Ambas promesas se hacen realidad. Israel no es la Iglesia como tampoco la Iglesia es lsrael, y ambos grupos son distintos de las naciones gentiles. Mucha de la confusión alrededor de la profecía de los últimos días es el resultado del fracaso en realizar, o de aceptar, esta verdad.
Por ejemplo, muchos cristianos hoy día creen que la iglesia ha reemplazado a Israel en el Plan de Dios y ha heredado todas las bendiciones que le corresponden a Israel. Según ellos, ya Israel no sirve ningún propósito en el mundo, por eso es que cuando Dios habla sobre Israel en el Nuevo Testamento en realidad eso significa realmente la iglesia. Por lo tanto, estas personas confunden la Doctrina de la Elección, el Discurso del Monte de los Olivos, la Gran Tribulación, así como otras enseñanzas del Nuevo Testamento que están relacionadas con Israel. También, hay muchos gentiles que se sientan en las bancas los domingos y creen que están en la iglesia a pesar de que no han nacido de nuevo. Ellos creen que son salvos porque han tratado de vivir una vida buena, o porque han dado dinero, o porque pertenecen a una denominación en particular. Todos están equivocados al estar convencidos de que las bendiciones de la iglesia son de ellos.
3). El Propósito y Duración de la Gran Tribulación
«¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado… Porque yo estoy contigo para salvarte, dice Jehová, y destruiré a todas las naciones entre las cuales te esparcí; pero a ti no te destruiré, sino que te castigaré con justicia; de ninguna manera te dejaré sin castigo» (Jeremías 30:7, 11. El énfasis es mío).
Jesús dijo que la gran tribulación será el período de tiempo del juicio más intenso que el mundo jamás haya podido sentir, más grande que las guerras mundiales, e incluso mayor que el diluvio en tiempos de Noé. Jesús dijo que si este juicio seguía su curso, no quedaría nadie con vida. Pero a causa de Su pueblo, El detendría este juicio en el momento designado (Mateo 24 22).
El propósito de la gran tribulación es doble. Se explica en el pasaje del profeta Jeremías que acabamos de mencionar, en el cual se le llama en el Antiguo Testamento, “tiempo de angustia para Jacob”. Dios lo utilizará para destruir completamente a las naciones incrédulas que han perseguido a Su pueblo en todas las épocas, y también para disciplinar a lsrael, purificándolo, para que pueda morar con Él en la Tierra Prometida. La iglesia, habiendo sido purificada en la cruz, ya no necesita ser destruida o disciplinada, y no tiene razón alguna para estar en la gran tribulación
No importa en dónde coloquemos el Rapto en el escenario del tiempo del fin, si creemos en la obra completa del Señor en la cruz, entonces sabemos que la Iglesia tiene que ser protegida de los juicios del tiempo del fin, y no ser purificada por los mismos. Si usted cree que la obra del Señor en la cruz no fue suficiente, sino que los juicios futuros son necesarios para terminar con lo que Él solamente empezó, entonces usted tendrá mayores problemas que el determinar cuándo ocurrirá el Rapto.
El período de tiempo de la gran tribulación se ha dado de varias formas: 3-1/2 años (Daniel 12:7), 42 meses (Apocalipsis 11:2), o 1.260 días (Apocalipsis 12:6). Si usamos un calendario de 12 meses de 30 días cada uno, para un total de 360 días en un año, estos tres números representan lo mismo. Esta es una de los indicios que nos llevan a creer que el calendario original de la tierra consistía de 12 meses de 30 días cada uno, y de hecho, parece que antes del año 700 a.C., toda la tierra usaba el mismo calendario. (El calendario que usamos hoy día tiene apenas 400 años de uso.)
Además de eso, Daniel 9:27 registra que la abominación desoladora ocurrirá a mitad de los últimos siete años, o 3-1/2 años del fin. En Mateo 24:21 Jesús identifica este evento como el comienzo de la gran tribulación. Pablo lo confirma y agrega los detalles al describir al anticristo que llega al Templo proclamando ser Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Esto también es una evidencia de que lsrael tendrá un Templo al final de la era.
La abominación desoladora es una profanación en particular del Templo, lo cual solamente ha ocurrido una vez en el pasado. En el año 168 a.C., el rey sirio Antíoco Epífanes capturó el Templo convirtiéndolo en un centro de culto pagano. Erigió una estatua del dios pagano Zeus al cual le puso su propio rostro colocándolo en el Lugar Santo, proclamando así ser Dios, y obligando a los judíos para que lo adoraran so pena de muerte. Eso fue llamado la abominación desoladora, que es el único evento en la historia llamado así. Eso hizo que el Templo no fuera apto para ser usado provocando la revuelta de los macabeos que duró 3-1/2 años. La fiesta judía de Hanukkah celebra la recaptura y purificación del Templo
Así también Daniel menciona la abominación desoladora que señalaría la mitad del periodo de los últimos siete años. Un evento llamado la abominación desoladora en el Primer el Libro de los Macabeos, se llevó a cabo en el año 168 a. C., 300 años más tarde. Pero 200 años después de eso, Jesús les dijo a Sus discípulos que el pueblo de lsrael debe de mirar a la futura abominación desoladora la cual lanzaría la gran tribulación. Pablo también describe un evento similar futuro al del año 168 a.C. al decir que el Día del Señor no lo puede preceder.
La abominación desoladora se llevó a cabo en el año 168 a.C. y fue un cumplimiento parcial de la profecía de Daniel. Nosotros sabemos eso porque los demás eventos que la rodearon no se desarrollaron de acuerdo con la profecía. Eso se llevó a cabo con el objeto de que las personas en los últimos días pudieran reconocer su cumplimiento completo cuando sucediera. Deberían reconocer cuando un hombre se introduzca en el Templo y se llame a si mismo Dios, y exija que su imagen sea adorada. Jesús dijo que aquellas personas que estuvieran en Judea (lsrael) cuando vieran esto, huyeran a los montes a esconderse de inmediato, porque la gran tribulación habría comenzado.
4). El Propósito del Rapto
“Porque ellos mismos cuentan de nosotros la manera en que nos recibisteis, y cómo os convertisteis de tos ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar de los cielos a su Hijo, al cual resucitó de los muertos, a Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:9-10. El énfasis es mío).
La palabra griega traducida “de [la ira]” en este pasaje, es apo que literalmente significa guardar al sujeto (nosotros) alejado del momento, lugar, o de cualquier evento referido, que en este caso, es la ira venidera. Este versículo es uno de los que explican el propósito del Rapto de la Iglesia, y eso es guardarnos en un lugar seguro, fuera del camino de Dios, antes de que El derrame Su ira sobre la tierra. Eso está bien. Pero ¿cuándo es que comienza la ira de Dios?
“Y los reyes de la tierra, y tos grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porgue el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?” (Apocalipsis 6:15-17).
Después del capítulo 3 de Apocalipsis, la Iglesia no se ve más en la tierra sino hasta cuando regresa con el Señor en el capítulo 19:14, como lo predice el 18:24. En Apocalipsis capítulo 4 Juan ve una puerta abierta en el cielo y oye una voz que le dice “¡sube acá!” Al instante Juan se encuentra en el espíritu de pie delante del torno de Dios al final de la era. Él ha sido transportado al momento del Rapto.
Juan ve 24 ancianos sentados en tronos alrededor del trono de Dios. Todos están vestidos con vestiduras blancas y con coronas de oro en sus cabezas. Se postran delante del Señor y arrojan sus coronas a Sus pies para darle el honor y la gloria. En el capítulo 5 se llaman reyes y sacerdotes entonando cánticos a Dios. Por sus títulos, vestimenta, coronas, tronos y actividades, queda claro de que ellos representan a la recién raptada Iglesia.
Existen cuatro puntos de vista en el Antiguo Testamento sobre el Trono de Dios. Los de Isaías 6:1-4 y Ezequiel 1 y 10 los cuales no incluyen a estos 24 ancianos. El de Daniel 7:9-10, que es una terminación de la visión de la era, da una pista de múltiples tronos, pero no ofrece ningún detalle. Pero en el Libro de Apocalipsis, estos ancianos son mencionados 12 veces. Algún grupo ha llegado al cielo el cual que no se encontraba allí en tiempos del Antiguo Testamento, y 12 es el número del gobierno. Es la Iglesia que viene a gobernar y reinar con Cristo.
Así que la Iglesia es raptada en el capítulo 4 y se le muestra en el cielo en el capítulo 5, mientras que en la tierra la ira de Dios es derramada en el capítulo 6, como lo muestra claramente el pasaje anterior.
La primera carta de Pablo a los Tesalonicenses fue escrita en el año 51 d.C. y contiene la primera clara mención de un Rapto jamás dada anteriormente. Ni Jesús ni Sus discípulos lo enseñaron alguna vez. La existencia del Rapto fue mantenida en secreto hasta ese momento, como su momento exacto es un secreto para nosotros hoy. Muchos de los errores que se han cometido sobre el momento del Rapto se originan de esfuerzos inútiles de intentar encontrar pasajes en los Evangelios que lo enseñan, como lo veremos en nuestro comentario de la Segunda Venida de Cristo.
Nosotros creemos que el Rapto es quizás el componente singular más importante de la profecía del fin de los tiempos, y para nosotros así lo es. Entonces, ¿por qué Jesús no lo mencionó? 1 Corintios 2:6-10 nos da la respuesta: “Sin embargo, hablamos sabiduría entre los que han alcanzado madurez; y sabiduría, no de este siglo, ni de los príncipes de este siglo, que perecen. Mas hablamos sabiduría de Dios en misterio, la sabiduría oculta, Ia cual Dios predestinó antes de los siglos para nuestra gloria, Ia que ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de gloria. Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado pan los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios”.
La frase “los príncipes de este siglo” se refiere a Satanás y compañía. Si ellos hubieran conocido la sorprendente abundancia con que el Señor bendice a todos aquellos que aceptan Su muerte como pago por nuestros pecados, habrían hecho todo lo posible, en lo que estaba a su alcance, para evitar la crucifixión. Piense en ello. Somos llamados reyes y sacerdotes, y se nos da una riqueza e influencia incalculables, somos hechos herederos con Cristo de la propiedad de Dios, algo que Satanás nunca podrá alcanzar y nosotros nunca podríamos merecer, y todo eso es nuestro solamente con creer. De esto Satanás se dio cuenta solamente después de que ya era demasiado tarde para prevenirlo y devolverse, lo cual hubiera sido su mayor victoria sobre una derrota agonizante. “Y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15).
Pero como todo en el plan de Dios, podemos encontrar pistas del Rapto en el Antiguo Testamento. Podemos mirar pasajes como Isaías 26.19-21, “Tus muertos vivirán: sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él” (El énfasis es mío).
Observe cómo los pronombres cambian de la segunda persona, cuando Dios le habla a Su pueblo, a la tercera persona cuando les habla a los pueblos de la tierra. Eso quiere decir que son dos grupos diferentes A uno se le dice que se esconda porque el otro será castigado (La Biblia de las Américas dice, para el versículo 20, “Ven, pueblo mío”, que puede ser “sube acá” como en Apocalipsis 4. Pero esa palabra tiene otro significado principal que significa “desaparecer”. “Desaparece, pueblo mío”. Y así será…)
Ahora veamos las dos declaraciones más populares de Pablo sobre el Rapto: “Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:15-17).
“Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán. Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para, que aquel día os sorprenda como ladrón. Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas” (1 Tesalonicenses 5:1-5). “Porque no nos ha puesto Dios para ira, sino para alcanzar salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo” (1 Tesalonicenses 5:9).
Aquí encontramos un cambio aun más dramático en los pronombres. Usando la tercera persona, Pablo describe a los incrédulos tomados por sorpresa, creyendo que han entrado en un período de paz cuando la destrucción repentina cae sobre ellos, cortando así toda esperanza de escapar. Luego Pablo cambia a la segunda persona al decirles a los creyentes que no debemos ser tomados por sorpresa cuando se acerca el fin y, finalmente, a la primera persona cuando nos incluye con él, al no estar puestos para la ira.
Ahora observemos cuidadosamente cuando sobreponemos los escritos de Isaías con los de Pablo. Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos. (Los muertos en Cristo resucitarán primero) Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. (Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire). Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad contra él. (Que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y no escaparán).
A pesar de que la Biblia contiene 66 libros que involucran a 40 autores, hay un solo Autor y Su mensaje es consistente desde Génesis hasta Apocalipsis. Por eso es que Pablo pudo comenzar su pasaje sobre el Rapto diciendo: “Os decimos esto en palabra del Señor…” El Señor nunca mencionó el Rapto en los Evangelios. Pero Pablo había leído Isaías.
Por supuesto, hay muchos otros pasajes en donde el Señor promete protegernos de los juicios venideros. Y a pesar de que los cínicos pueden con certeza decir que la palabra rapto no se encuentra en la Biblia, no les preste atención, solamente están tratando de confundirnos. Ellos saben que «rapto» es una palabra originada del latín, no del griego o del hebreo, que son los idiomas de la Biblia (en la traducción de la Biblia al latín vulgar—La Vulgata—, en este pasaje se usa la palabra “raptus” – rapto). El equivalente griego es harpazo que es el término que se encuentra en el texto griego de 1 Tesalonicenses 4:15-17. Cuando se traduce al castellano, ambas palabras significan “arrebatar”. Hay una situación similar con la palabra Lucifer, que también se origina del latín, puesto que no aparece en ninguno de los textos originales tampoco, pero nadie puede ser tan ingenuo como para negar la existencia de Satanás sobre una base tan débil.
5). Las Condiciones que Rodean la Segunda Venida
Un par de días antes de que Jesús fuera arrestado, tuvo una conversación privada con cuatro de Sus discípulos, su círculo más allegado. Ellos eran Pedro y Andrés, y Santiago y Juan, dos pares de hermanos; y le habían preguntado sobre Su Segunda Venida y el final de la era. La respuesta de Jesús está contenida en Mateo 24 & 25, Marcos 13 y Lucas 21. Se le llama el Discurso del Monte de los Olivos porque la conversación se llevó a cabo allí. (Hay un estudio sobre este discurso titulado “Los Tiempos del Fin Según Jesús”.)
En la narración que hace Mateo, la cual es la más detallada, Jesús utilizó varias referencias específicas tanto geográficas como en el tiempo. El lo hizo así con el objeto de que Sus lectores no se confundieran en cuanto a la identidad de su audiencia final. Habiéndoles ordenado, en Mateo 24:15, entender este pasaje, Jesús quería que nosotros también lo entendiéramos correctamente. Aprovecharemos para señalar los puntos y explicar su importancia en nuestro estudio.
Por supuesto que el aclarar la secuencia de los eventos no impide que algunas personas ignoren esas referencias en un intento de hacer que las palabras del Señor se ajusten a sus ideas preconcebidas. El resultado es que algunos comentaristas lo tienen dirigiéndose a una audiencia distinta a la que Jesús se dirigió, y diciendo cosas que El nunca dijo.
Por ejemplo, algunas personas toman el punto de vista equivocado de que puesto que el Discurso del Monte de los Olivos está en los Evangelios, fue dirigido a la Iglesia. Pero en Mateo 24:16 Jesús deja claro que El está amonestando a una generación futura de personas en Judea (como era llamado Israel entonces) para que oraran de que su huída del anticristo no fuera en invierno ni en un día de reposo. Los montes de Judea son traicioneros en el invierno y a los judíos les está prohibido caminar más de 1.000 pasos durante el Sabath bajo ningún motivo. La amonestación está dirigida a los judíos de los últimos días, para hacerlos volver a la relación del antiguo pacto al comienzo de la gran tribulación, que son tres y medio años antes de la Segunda Venida de Jesús. Para entonces, la iglesia ya se ha ido.
En Mateo 24:15-21 Jesús explica que la gran tribulación dará inicio con la abominación desoladora y el anticristo metido en el Templo declarando ser Dios. Esta es la señal para que los judíos huyan a los montes.
Luego en Mateo 24:29 Jesús dice que inmediatamente después de la tribulación, “el sol se oscurecerá, y la luna no dará su resplandor, y las estrellas caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas”. En ese momento son tres y medio años después. La gran tribulación ha terminado.
En Mateo 24:30 tenemos a la gente del mundo viendo la Señal del Hijo del Hombre en el cielo, que es Su retorno visible a la tierra con gran gloria y majestad, y toda la gente de la tierra haciendo lamentación. En ese momento ya es muy tarde para que sean salvos, dándose cuenta de ello de manera intuitiva. Esta es la Segunda Venida. (Compare el uso de la segunda persona “vuestra”, “os” en los versículos 20, 23,25 y 26, con la tercera persona “[ellos] lamentarán” del versículo 30. Los judíos que han escuchado esta advertencia y huyen se distinguen de las naciones (gentiles) quienes son las que lamentan Su retorno.)
Mateo 24:36 comienza con “del día y la hora nadie sabe”. ¿Qué día y qué hora? Es el día y la hora de Su Segunda Venida. Aquí debemos mantenernos dentro del contexto, pues eso ha sido Su tema desde el versículo 30. Puede ser que el motivo que Jesús tenía para decir “el día y la hora” era para que supiéramos de seguro que Él estaba hablando sobre el día y la hora específicos de Su Venida y no sobre un tiempo en general.
(Mateo 24:40-41 se ha usado varias veces para mostrar el lugar en donde un rapto post tribulación se lleva a cabo, pero un poco más adelante podremos demostrar el porqué eso no puede ser. Pero primero continuemos con nuestro repaso de las referencias del tiempo que hace Jesús.)
Mateo capítulo 25 comienza con la palabra, “Sucederá Entonces” (Versión DHH) y contiene tres ilustraciones que el Señor usó para describir Su Venida. Para el propósito de este estudio, solamente se resaltará lo que revelan sobre la identidad de la audiencia a la que se le dirigen.
La Parábola de las Diez Vírgenes
La primera es la Parábola de las Diez Vírgenes. Algunas veces se utiliza para ilustrar la posición precaria de los que “resbalan de la fe” en la iglesia, pero hay varios problemas con eso. En primer lugar, el aceite aquí se usa simbólicamente, entonces, el principio de la Constancia de la Exposición exige que el aceite represente al Espíritu Santo. ¿Podemos perder el Espíritu Santo, o que se agote el suministro de El? Efesios 1:13 y 2 Corintios 1:21-22 dicen que el Espíritu Santo ha sido sellado en nosotros como una garantía de nuestra herencia y que eso sucedió solamente porque creímos en el mensaje del Evangelio. A través del Nuevo Testamento queda claro que nuestra posición con el Señor se basa en la fe y no en la conducta. Recordemos que todas las diez vírgenes duermen cuando Jesús retorna. Todas se comportaron mal. Solamente es el aceite el que distingue las unas de las otras.
Segundo, los eruditos nunca le llaman a estas diez la Novia o Desposada, sino que por lo general las llaman las damas de honor, o las jóvenes. ¡La iglesia no es ninguna dama de honor, ni ninguna joven! Y parece ser que todas quieren entrar en la fiesta de bodas (Seudas Mitzvah), que es un banquete que prosigue a la ceremonia de bodas. Si eso es así, ninguna de ellas logró llegar a la ceremonia nupcial como tal, aceite o no aceite, así que ninguna puede ser la desposada.
Estas vírgenes no son la iglesia. Son los sobrevivientes de la tribulación que intentan entrar en el reino del milenio. Cinco fueron salvas durante la tribulación, lo cual se indica por el aceite, y son bienvenidas a entrar. Las otras cinco que no tienen aceite cuando Jesús llega, son excluidas.
El propósito de la parábola es mostrar que el esperar para poder estar seguros de que el Señor retorne antes de permitir que El entre en nuestro corazón, es una receta que lleva al fracaso. Por eso es que los moradores de la tierra hacen lamentación cuando lo ven venir en las nubes. Ya ha sonado el pitazo final, el juego terminó. ¡A ellos les tomó ya tarde!
La Parábola de los Talentos
En Mateo 25.14, al comienzo de la parábola de los Diez Talentos, la frase “sucederá también” (versión DHH) significa que Jesús está dando otra ilustración, desde el mismo período de tiempo del de las Diez Vírgenes, sobre el Día de Su Venida. A pesar de que el uso del talento aquí es un regalo o habilidad derivado de esta parábola, un talento era una unidad griega de medida, por lo general monetaria.
La clave para poder interpretar una parábola es conocer que todo es simbólico o algo más, por eso es que en esta parábola un talento es algo que es valioso para el Señor y que El quiere que sea invertido. En Su retorno, El les preguntará a todas aquellas personas a quienes se los ha confiado qué es lo que han logrado con él.
Aquellos que enseñan que los talentos son los regalos dados a la iglesia para que los use sabiamente, produciendo un retorno cuantificable, no han leído el último versículo de la parábola. El siervo que entierra su talento y no produjo nada es echado en las tinieblas de afuera, que es el destino eterno de los incrédulos. ¿Está el Señor enseñando una salvación basada en las obras con esta parábola? ¿Nos está amenazando con la pérdida de nuestra salvación si no producimos lo suficiente con los dones que nos ha dado? ¡No puede ser!
Al leer la Biblia nos damos cuenta de que el dinero no es importante para el Señor. Pero el Salmo 138:2 dice que Dios ha engrandecido Su nombre y Su palabra sobre todas las cosas. Entonces, podemos creer que los talentos representan Su Palabra. Todos aquellos que la siembran en los corazones de otras personas encuentran que se multiplica en los nuevos creyentes. Todos aquellos que la estudian encuentran que su propio entendimiento crece, multiplicando así su fe.
Pero todos aquellos que ignoran Su Palabra encuentran que es como enterrarla bajo tierra, para que esté fuera de la vista, fuera de la mente, hasta que lo poco con que comenzaron, al final lo pierden. Esto demuestra que la Palabra no tuvo ningún valor para ellos y los condena como incrédulos para ser echados en las tinieblas de afuera. Estas personas han escuchado la verdad y la han ignorado. Ahora ya es demasiado tarde. En 2 Tesalonicenses 2:10. Pablo los describe como aquellos que se pierden por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Algunos de ellos llevarán una responsabilidad mayor por haber alejado a sus seguidores por su rechazo a enseñarles la verdad.
En su Palabra, el Señor proyectó cada acción que Él tomaría referente a Su plan para el Planeta Tierra. En Amós 3:7, el Señor dice: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. El Señor hizo esto para que el hombre nunca tuviera que estar pensando qué haría Él. Y cuando se trata del final de la era, el Señor tenía más que decir que sobre cualquier otro asunto. Nadie puede alegar ignorancia. De nuevo, el punto es que algunos que sobrevivan la gran tribulación serán bienvenidos en el Reino y otros no, y el factor determinante es la fe.
El Juicio de las Naciones (las Ovejas y los Cabritos)
Mateo 25:31 no deja ninguna duda en cuanto al momento de este juicio. Comienza así: “Cuando el Hijo del Hombre venga…” y prosigue hablando sobre el Señor que establece Su trono en la tierra después de Su retorno para juzgar a las naciones, lo que en realidad es el juicio de los sobrevivientes de la tribulación. El Señor no juzga a naciones en un sentido eterno, solamente a individuos. La palabra griega aquí es etnos (Strong 1484, gente, gentil, linaje), que significa “gente de toda clase”. Todos serán juzgados sobre cómo trataron a “Sus hermanos más pequeños” durante la gran tribulación. También se le llama el juicio de las ovejas y los cabritos, siendo las ovejas todas aquellas personas que ayudaron a sus hermanos a través de esos momentos terribles que acaban de pasar, y los cabritos siendo los que no lo hicieron.
Algunos dicen que Sus hermanos son los creyentes, ya sean judíos o gentiles, y otros dicen que son específicamente los judíos, pero el punto más importante que se debe resaltar aquí es que todos estos sobrevivientes de la tribulación no están siendo juzgados por sus obras. Sus obras se mencionan como evidencia de su fe, como en Santiago 2:18. El ayudar a un creyente, especialmente uno judío, durante la gran tribulación, requerirá un mayor coraje que el que se requería en tiempos de la Alemania de Hitler, lo cual será una ofensa castigada con la pena de muerte. Solamente un seguidor de Jesucristo, que esté seguro de su destino eterno, se atreverá a hacer eso, o de aun querer hacerlo. Todas aquellas personas que ayudaron a “Sus hermanos” habrán demostrado su fe por sus obras y serán acompañados para vivir en el Reino. Pero todos aquellos que rehusaron ayudar se han condenado a si mismos a las tinieblas de afuera por la evidencia de su falta de fe.
Estas tres ilustraciones nos enseñan la misma lección. Los creyentes que sobrevivan vivirán en el Reino. Algunos habrán dependido exclusivamente en el don de fe del Espíritu Santo, como en la parábola de las diez vírgenes. Otros habrán multiplicado su fe al estudiar y compartir Su Palabra como en la parábola de los talentos. Aun otros habrán puesto su fe en acción, poniendo sus vidas en peligro en el proceso. Ellos son las ovejas en este juicio. Pero así como ha sido a través de toda la historia, todos son salvos por fe.
¿En Dónde Está el Rapto?
El Juicio de las Ovejas y los Cabritos (las Naciones) es realidad es una ampliación de Mateo 24:40-41, “Uno será tomado y el otro será dejado…» Al lado del problema de la coordinación del tiempo, estos versículos no pueden estar describiendo el Rapto. La palabra griega traducida “tomado” en los versículos 40 y 41 (paralambáno, Strong 3880), quiere decir “recibir”. Es como cuando el capitán de un equipo deportivo llama a algunos jugadores al equipo y a otros no. Entonces, el Señor está llamando a unos y a otros no.
Pero el significado principal de la palabra “dejado” (afiemi, Strong 863), es “despedir”, como cuando un esposo que se está divorciando “despide” a su esposa. En aquellos días las esposas no tenían derechos y excepto en circunstancias muy excepcionales, ellas podían ser dueñas de alguna propiedad. El hogar en que vivían era propiedad del esposo, por lo general construido en propiedad de su familia. Si se divorciaba de su esposa, la enviaba a vivir lejos, a otro lugar, excluyéndola de su presencia. En el Rapto, los incrédulos no son “despedidos” de esta manera.
Este pasaje no está describiendo el Rapto. El momento, el contexto y la disposición de las partes, está equivocado. Es un resumen del Juicio de las Ovejas y los Cabritos. Aquellos que son tomados (recibidos) vivirán en el Reino en sus cuerpos naturales y ayudarán a repoblar la tierra, mientras que los que han sido dejados (despedidos) irán a las tinieblas de afuera, quedando por siempre alejados de la presencia de Dios. (Si Mateo 24:40-41 es el Rapto, ¿cómo podría haber ovejas que se quedaron para el juicio venidero de las ovejas y los cabritos? ¡Éstas habrían sido todas tomadas!)
“Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). Analicemos por un momento esta resumida declaración. En los días de Noé los pueblos de la tierra podían ser separados en tres grupos. Estaban los incrédulos que perecieron en el diluvio; la familia de Noé que fue preservada del diluvio, y Enoc que fue tomado de la tierra antes del diluvio. (Enoc fue trasladado en Génesis 5. Eso quiere decir que Dios lo tomó vivo al cielo. El diluvio siguió en Génesis 6.)
En el momento de la Segunda Venida de Jesús, los pueblos de la tierra se pueden separar también en tres grupos. El mundo incrédulo que perecerá bajo los juicios del fin de los tiempo; Israel que será preservada de los juicios; y la Iglesia que será llevada de la tierra antes de los juicios.
Existen similitudes interesantes entre Enoc y la Iglesia. El nombre de Enoc significa “iniciado—enseñanza”, que es uno de los principales papeles de la Iglesia. La tradición judía sostiene que Enoc nació en el día 6 del mes de Sivan y fue trasladado en su cumpleaños. El 6 de Sivan es el día en el calendario hebreo en que se celebra la Fiesta de Pentecostés. Es el día en que la Iglesia nació. ¿Será que seremos raptados en el cumpleaños de la Iglesia? El tiempo lo dirá. De cualquier forma, Enoc es un buen modelo de la Iglesia. Pero usted puede decir, «Enoc era solo una persona, un cuerpo. También la Iglesia es un solo cuerpo
6). La Duración y Propósito del Milenio
De la misma manera que las palabras “rapto” y “lucifer” tienen su origen del latín, así es la palabra “milenio”. Esta palabra quiere decir «mil años» y es el período en que el Señor va a reinar en la tierra, conocido también como la Era del Reino. Es el séptimo y último período de mil años de la Era del Hombre, la cual comenzó con la formación de Adán. Algunas personas confunden este período con la eternidad, pero son totalmente distintos. Un milenio es un lapso definido de tiempo, mientras que la eternidad es la ausencia del tiempo.
El Milenio en la Tierra
Durante el Milenio, el Señor será Rey del Cielo y de la Tierra, habiendo sido restaurada la tierra a la condición que tenía cuando Adán fue creado. Esto incluye el restablecimiento de la paz entre el hombre y los animales, devolviendo a la tierra el entorno original del jardín del Edén, con un clima sub-tropical a nivel mundial, eliminando el clima violento, las tormentas mortales, los terremotos y los climas extremos de calor y frío. El lapso de la vida humana empezará a aumentar de nuevo hasta igualar al de los patriarcas en Génesis. Las enfermedades y las dolencias, que son sub- productos del pecado, serán grandemente reducidas. Aparentemente la población de la tierra será sostenida por el retorno de una economía agraria, pero sin todos los obstáculos que enfrentó Adán después de la maldición de Génesis 3 pues esta maldición será removida. El hombre producirá lo suficiente para el sostenimiento de su familia, y disfrutará haciéndolo. Nadie trabajará sin producir algo, o principalmente para beneficio de los demás. Los hijos crecerán sin temor y los adultos llegarán a viejos en paz. (Esto es un resumen de Isaías 2:1-5, 4:2-6, 35, 41:18-20, 60:10-22, 65:17-25; Miqueas 4:1-8)
Puesto que la tierra será repoblada principalmente por los sobrevivientes de la tribulación, en sus cuerpos naturales, aun habrá pecado pero a un grado mucho menor, especialmente al principio. En el llamado Templo Milenial en lsrael, los sacerdotes conducirán los sacrificios cotidianos por el pecado, como lo hacían en el Antiguo Testamento. Pero mientras que los creyentes del Antiguo Testamento eran solamente observadores de estos sacrificios para que aprendieran lo que el Mesías haría un día por todos ellos, los creyentes originales del Milenio los observarán como un recordatorio, y para que sus hijos aprendan lo que Jesús ya hizo por todos (Ezequiel 40—47).
El Señor reinará de manera suprema en la Tierra como Rey y Sumo Sacerdote, y será la cabeza de un gobierno mundial y de una religión mundial. Él no tolerará ninguna amenaza a Su paz establecida, como tampoco ninguna desviación a Su doctrina (Salmo 2).
Al principio, solamente creyentes habitarán la Tierra, disfrutando de un ambiente verdaderamente utópico, sobre el que la humanidad siempre ha soñado tener, pero que solamente Dios puede crear. Pronto empezarán a tener hijos que, al madurar, tendrán que escoger recibir el perdón del Señor, tal y como nosotros lo hemos hecho. Y como lo es hoy también, algunos van a rechazar al Señor para seguir sus propios caminos. Al momento en que Satanás ser soltado al final del Milenio, habrán tantos que han rechazado al Señor que rápidamente este podrá reclutar un gran ejército en su intento final de echar al Señor de este planeta.
Pero con fuego del Cielo, el Señor destruirá el ejército de Satanás, lanzándolo al lago de fuego en donde será atormentado día y noche para siempre. Nunca más él y sus cómplices estarán libres para afligir al pueblo de Dios (Apocalipsis 20:7-10).
¿Cómo Sucederá Eso?
Lo que empezó como una era de insospechable paz y prosperidad, habrá terminado en una guerra abierta en contra del mismo Rey que hizo posible todo eso. ¿Cómo puede ser eso?
Antes del Milenio el hombre tenía tres excusas en su incapacidad para complacer a Dios. La primera era Satanás, cuyas astutas artimañas hicieron que muchos cayeran. Pero durante todo el milenio, Satanás ha estado atado en la oscuridad.
La segunda era la mala ¡influencia de los incrédulos entre nosotros. Pero cuando el Milenio comience, la Tierra va a ser limpiada de todas estas personas. Solamente aquellos que han entregado su corazón a Cristo podrán entrar en el Reino.
Y la tercera era la ausencia de Dios en nuestro medio. Durante 2.600 años, con la excepción de un corto período de 33 años, Dios había estado ausente del planeta dejando al hombre que se valiera por si mismo. Pero durante todo el Milenio, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo estarán morando en medio del pueblo de la tierra.
¿Cuál es el Punto?
En el Milenio, los moradores de la tierra vivirán en un ambiente ideal con circunstancias como en el paraíso, como Adán y Eva. La maldición ha desaparecido y el Señor está allí entre ellos, todos son creyentes y Satanás está atado. Y sin embargo, aun queda suficiente pecado residual en el corazón de las personas no regeneradas, las cuales se rebelarán en contra de Dios en la primera oportunidad que se les presente. El hombre pecador no puede vivir en la presencia de un Dios Santo al no estar dispuesto a guardar Sus mandamientos. La persona pecadora necesita un Salvador y Redentor para reconciliarse con Dios y un trasplante de corazón para curarlo de su naturaleza pecaminosa. Todo el asunto del Milenio es el demostrar de una vez por todas que el corazón del hombre es engañoso sobre todas las cosas y más allá de ningún remedio.
El Milenio en la Nueva Jerusalén
La vida es totalmente diferente en la Casa de los Redimidos. A pesar de que los reyes de la tierra nos traen su esplendor, ningún incrédulo podrá poner siquiera un pie en este lugar, ni aun un creyente en su cuerpo natural. Nuestras las mansiones en el cielo están hechas del oro más puro como también lo son las calles que pasan frente a ellas, sus cimientos están hechos de piedras preciosas. En la Nueva Jerusalén no hay ningún templo porque el Cordero de Dios mora allí y Él es nuestro Templo. La fuente de energía que nos ilumina y nos calienta es la Gloria de Dios y nuestro resplandor a su vez provee luz a las naciones de la tierra (Apocalipsis 21:9-27).
Nuestros cuerpos glorificados habrán sido liberados de sus ataduras dimensionales, permitiéndonos aparecer y desaparecer a voluntad, viajando a través del tiempo a la velocidad del pensamiento conforme sondeamos las delicias ilimitadas de la Creación de Dios. Ningún detalle ha sido olvidado cuando se trata de nuestra comodidad y felicidad. No habrá más muerte ni lamento ni llanto ni dolor, solamente los interminables gozos de la exploración y del descubrimiento. “Antes bien, como está escrito: cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman” (1 Corintios 2:9).
Nuestro hogar no se encuentra en la Tierra, como tampoco está en el Trono de Dios. Bajando del cielo, pero sin tocar la Tierra, nuestro hogar podría ser llamado un satélite de órbita baja en términos de la tecnología de hoy en día. 2.240 kilómetros de alto, ancho y fondo, no cabría siquiera en lsrael, menos en Jerusalén. Si tocara la Tierra, necesitaría el espacio equivalente de Centroamérica y México; de toda Europa Occidental desde Suecia a Italia; y sería 4.000 veces más alto que el edificio más alto de la Tierra.
La iglesia ha sido descrita como una perla de gran precio. Una perla se forma en el océano y crece en respuesta a la presencia de un cuerpo extraño, un estorbo. Es la única gema preciosa que se origina de un organismo vivo. Cuando se cosecha, se remueve de su hábitat normal para colocarla en un entorno hecho a la medida en donde se convierte en un objeto de adorno.
Así sucede también con la Iglesia. Formada de entre las naciones gentiles, la Iglesia fue un estorbo mayor tanto para lsrael como para el Imperio Romano. A través de cientos de años de persecución para destruirla creció de manera constante. Al momento de la siega, seremos llevados de la Tierra a nuestras mansiones que el Señor ha preparado especialmente para nosotros, para convertirnos en su objeto de adorno.
7). La Eternidad
No puedo decir mucho sobre la eternidad, excepto que sí hay una. La Biblia termina al final del Milenio pero, sin embargo, nos enseña que todas las personas que han nacido vivirán eternamente. La cuestión no es si uno va a tener vida eterna. La cuestión es en dónde va a pasar usted la eternidad. Solamente hay dos posibles destinos y ya los hemos descrito. La felicidad eterna en la presencia de Dios, o la vergüenza y castigo eternos apartados de la presencia de Dios. Mientras Dios es paciente, deseando que nadie se condene, esa no es Su decisión. Esa decisión la ha puesto Dios en nuestras manos, sabiendo que sin una alternativa, el escoger aceptarlo de manera voluntaria, no tiene sentido. Dios nos ama lo suficiente como para arriesgarse a que usted tome la decisión equivocada, y también nos ama lo suficiente como para cumplir Sus deseos si usted lo hace.
Aclaremos algo: Nadie escoge a sabiendas el ir a un lugar de tormento eterno. Pero muchas personas terminarán allí. Cuando lo hagan será porque rehusaron escoger ir al cielo, y entonces, solamente hay otra alternativa.
Aquí están, pues, las Siete Cosas que debemos Saber para Entender la Profecía de los Últimos Días. El aprenderlas nos permitirá, de manera exitosa, evitar todas las herejías y las falsas enseñanzas que abundan en estos últimos días. El estudio de la profecía no es un asunto de salvación, pero el Señor sí nos advirtió en varias ocasiones que supiéramos las señales de los tiempos para que esas herejías y falsas enseñanzas no nos tomen por sorpresa. Debemos estar vigilando con gran expectativa y esperando con gran certeza.
En Apocalipsis 1:3 se nos prometen las bendiciones por nuestro estudio diligente de la profecía, y en 2 Timoteo 4:8 se le otorga una corona a todas aquellas personas que aman Su venida. Pero para mí, el regalo más grande viene del estudio de la profecía que es lo que fortalece nuestra fe. Nada se puede igualar al observar la Palabra de Dios procediendo de lo abstracto a lo concreto, como lo podemos ver en el cumplimiento de la Profecía Bíblica ante nuestros ojos.
Si escuchamos cuidadosamente, casi podemos oír los pasos del Mesías.