Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Con todas las tormentas mortales, terremotos, guerras y enfermedades que están dominando las noticias diarias, no es de sorprendernos que muchas personas se estén interesando más en la profecía de los últimos días. Aun los incrédulos están pensando si es que el fin está cerca. Lo que es sorprendente es lo poco que muchos cristianos en realidad conocen sobre la profecía, especialmente ya que esta comprende como el 40% del contenido total de la Biblia, que es más que cualquier otro tema.
Con pocas excepciones, los seminarios no la enseñan, así que los predicadores no la predican; y, por lo tanto, los cristianos no la conocen. En mis años como cristiano denominacional, nunca escuché un mensaje que explicara la importancia de la profecía en el caminar de un creyente con el Señor. Y, a pesar de eso, la Biblia le dedica más espacio a la profecía de los últimos días que lo que le dedica a todas las enseñanzas de Jesús.
Cuando se les pregunta a los cristianos por qué no estudian la profecía más seriamente, las respuestas más comunes son: (1) porque los asusta, o (2) porque los confunde. Ambas respuestas nacen de una falta de conocimiento. Para el verdadero creyente, la profecía ni asusta ni confunde, sino que es la llave para poder comprender el plan de Dios para la humanidad.
El propósito de esta serie de artículos es poder dar una base sólida para un mejor estudio de la profecía bíblica. Cuando el cimiento de un edifico es estable y sólido, toda la estructura es fuerte y puede soportar las fuerzas que de otra manera lo debilitarían y aún podrían derribarlo. De la misma manera es cuando el cimiento de nuestro estudio es sólido. De esta forma, ningún argumento de los burladores ni de los incrédulos, por más fuerte que sea, podrá sacudirnos o debilitar nuestra fe. Así que empecemos.
Siete Cosas que Usted Debe Saber
Existen siete piezas de información que son esenciales para poder entender la profecía de los últimos días. Son las piezas que forman el cimiento fuerte que necesitamos.
Estas son: 1) La Secuencia de los Eventos Principales de los Tiempos Finales, 2) El Destino de los Tres Componentes De La Humanidad, 3) El Propósito y Duración de la Gran Tribulación, 4) El Propósito del Rapto, 5) Las Condiciones que Rodean la Segunda Venida, 6) El Propósito y Duración del Milenio, y 7) La Eternidad.
Una vez que las hemos aprendido, estas siete cosas nos van a ayudar a evitar errores que han descarrilado a otras personas. Ya sea que las llamemos perspectiva, visión de conjunto, o lo que quieran, esta combinación de hechos nos dará la habilidad para poder colocar todos los versículos proféticos de la Biblia en su debido contexto. Entonces empecemos.
1). La Secuencia de los Eventos Principales de los Tiempos del Fin
Lo primero es saber lo que sucede y cuándo será. El estudio de la profecía algunas veces se vuelve un poco confuso si no conocemos la secuencia dentro de la cual ocurrirán los eventos principales del final de los tiempos. En realidad su orden es muy lógico y una vez que lo hemos aprendido, nos damos cuenta del porqué no lo habíamos visto antes. La mejor manera de poder encontrar ese orden es haciendo un ejercicio que en el mundo de los negocios se conoce como el calendario retrospectivo. Esto requiere ir hacia el mero final del proceso e identificar el resultado final. Entonces se hace una lista de cosas que miran hacia atrás y que son necesarias ejecutar en el presente para poder obtener el resultado final deseado. Es más sencillo de lo que suena, y es más fácil en la profecía que en los negocios porque hay mucho menos eventos que organizar. Entonces, enumeremos los eventos principales primero, y luego los vamos a organizar.
Casi todas las personas saben sobre la Segunda Venida y la Eternidad, y muchas también han escuchado del Rapto de la Iglesia y la Gran Tribulación. Pero también tenemos el Reino Milenial, la Semana Setenta de Daniel, y las Batallas de Ezequiel 38-39, del Salmo 83 e Isaías 17; todas estas conforman un total de nueve eventos mayores que están por venir. Así que vamos a organizarlos, comenzando con el resultado final y trabajando hacia atrás hasta el principio. Como sucede con muchas listas de cosas, el orden en el cual algunos eventos suceden es obvio mientras que otros no lo son tanto, al principio algunos eventos no perecen encajar en ningún lugar. Entonces ordenaremos los más obvios de primero.
¿Qué Estamos Esperando?
Todos creemos que la eternidad es el resultado final así que empezando desde ese final y trabajando hacia atrás comenzamos allí. Pero los últimos eventos principales descritos en detalle en la Biblia son la Era del Reino o Milenio, que es el reinado de Cristo de 1.000 años en la tierra, el cual es distinto y antecede a la eternidad. El último capítulo de Apocalipsis describe la existencia de árboles a cada lado del río de la vida y que dan un fruto diferente cada mes. Eso quiere decir que el tiempo aún existe y la eternidad, por definición, es la ausencia del tiempo. De eso hablaremos más adelante. Por ahora digamos solamente que la eternidad no puede suceder sino hasta que finalice el Milenio.
Y obviamente, el Milenio no puede suceder sino hasta la Segunda Venida de Cristo, porque en ese momento es que el Señor retorna para establecerlo. Y según Mateo 24:29-30 la Segunda Venida no puede suceder sino hasta el final de la Gran Tribulación. Y eso no puede suceder sino hasta que el anticristo se sitúe en el Templo en Jerusalén declarando que es Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Ese es el evento que Jesús le advirtió a Israel que observara como la gran salva del inicio la Gran Tribulación. Jesús le llamó “la abominación desoladora” en Mateo 24:15-21. Daniel 9:27 indica que eso sucederá a la mitad del último período de siete años, el cual los eruditos llaman la Semana Setenta de Daniel.
Pero la abominación desoladora no puede suceder sino hasta que haya un templo judío. En Israel no ha habido un templo desde el año 70 d.C. y no lo habrá sino hasta que los judíos oficialmente decidan que necesitan uno. Ellos no necesitarán uno sino hasta que Dios reinstaure la relación del Antiguo Pacto, porque el único propósito del Templo es el de adorar a Dios según los requisitos del Antiguo Pacto.
Esto señalará el comienzo de la Semana Setenta de Daniel. Y esta no puede suceder sino hasta que la batalla de Ezequiel 38 & 39 se gane, porque Dios utilizará esa batalla para despertar a Israel y reinstituir Su pacto con ellos. En Romanos 11:25 Pablo dijo que Israel ha sido endurecido en parte hasta que llegue la plenitud de los gentiles, en una referencia al Rapto de la Iglesia, después de lo cual todo Israel será salvo. Eso quiere decir que el Rapto debe de suceder antes de la Batalla de Ezequiel 38.
¿Pudo entender Eso?
Así que la secuencia de los eventos principales es la siguiente:
El Rapto de la Iglesia
La Batalla de Ezequiel 38 & 39
Comienza la Semana Setenta de Daniel
La Gran Tribulación.
La Segunda Venida de Cristo
El Milenio
La Eternidad
Para todas aquellas personas que leen las Escrituras tal y como fueron escritas, solamente hay dos eventos en esta secuencia que están sujetos a debate en cuanto al momento en que sucederán. Estos son el Rapto y la Batalla de Ezequiel 38, que son los primeros dos eventos de nuestra lista. Estos son los eventos que he mencionado como los menos obvios.
Así que intentemos descubrir porqué los hemos puesto en ese lugar en la secuencia. Si mantenemos nuestra secuencia retrospectiva en mente, empecemos con la Batalla de Ezequiel 38 y lleguemos atrás al Rapto.
“Y pondré mi gloria ente las naciones, y todas las naciones verán mi juicio que habré hecho, y mi mano que sobre ellos puse. Y de aquel día en adelante sabrá la casa de Israel que yo soy Jehová su Dios”.
“Y sabrán que yo soy Jehová su Dios, cuando después de haberlos llevado al cautiverio entre las naciones, los reúna sobre su tierra, sin dejar allí a ninguno de ellos. Ni esconderé más de ellos mi rostro; porque habré derramado de mi Espíritu sobre la casa de Israel, dice Jehová el Señor” (Ezequiel 39:21-22, 28-29).
El Señor ha declarado con toda claridad, que utilizará la Batalla de Ezequiel para despertar espiritualmente a Su pueblo y llamar a Israel de todas las partes de la tierra. Esto dará como resultado la reinstauración de la relación del Antiguo Pacto, reanudando la largamente detenida profecía de las Setenta Semanas de Daniel para que se cumpla la última semana, lo cual requiere que un templo haya sido construido. Sin ese templo no hay forma para que Dios pueda mantener Su pacto.
Esto fue demostrado una vez en la historia durante el cautiverio en Babilonia. Cuando Nabucodonosor destruyó el Primer Templo, Israel dejó de existir. Pero tan pronto Ciro de Persia derrotó a Babilonia y liberó a los judíos, estos retornaron a Israel y comenzaron a construir el Templo antes de hacer cualquier otra cosa. Sin un templo no se puede hacer el sacrificio de expiación por el pecado y sin ese sacrificio los judíos no pueden acercarse a Dios.
Tanto el Antiguo Testamento como el Nuevo Testamento se refieren a un templo en Israel al final de la era. La única razón para un templo es el poder llevar a cabo las ordenanzas del Antiguo Pacto. Pero el construir uno en este momento produciría tal alboroto que nadie en su sano juicio lo consideraría por ahora.
Solamente la exigencia unánime del pueblo de Israel, acompañada de la callada aceptación de sus vecinos musulmanes, haría posible la construcción de un templo. ¿Suena imposible? La Batalla de Ezequiel da como resultado a una nación judía que vuelve a despertar a la presencia de Dios y una completa derrota de las fuerzas musulmanas las cuales quedan en una posición que no pueden ejercer ninguna resistencia. Entonces finalmente se presentará la ocasión perfecta para que el templo pueda ser construido. Por estas razones, la Batalla de Ezequiel tiene que suceder en el umbral de la Semana Setenta de Daniel. Y ahora, ¿por qué el Rapto de la Iglesia tiene que anteceder la Batalla de Ezequiel?
“Porque no quieto, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles” (Romanos 11:25).
Renacidos primero en incredulidad (Ezequiel 37:7-10) Israel permanecerá parcialmente desconocido de Dios hasta que la iglesia gentil haya llegado a su plenitud (un número predeterminado) y haya llegado a su destino. (La palabra griega traducida como “plenitud” era un término náutico con frecuencia utilizado para describir cuando se alcanzaba el número total de la tripulación y de la carga para poder llevar a cabo la misión de la nave. El barco no podía zarpar hasta que esos dos elementos estuvieran completos, y “entrado” significa llegar al lugar designado.
Entonces el velo les será quitado cuando Dios se les revele a Sí mismo otra vez. Como vimos anteriormente, Dios utilizará la Batalla de Ezequiel para comenzar esto al renovar el Antiguo Pacto con Su pueblo, y más tarde hacer la transición de Israel del Antiguo Pacto al Nuevo Pacto durante la Gran Tribulación (Zacarías 12:10). Recordemos que si ellos no vuelven primero al Antiguo Pacto, no necesitarían un templo. Dios los está recogiendo donde los dejó.
“Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme, Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:
Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar, para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos” (Hechos 15:13-1 8).
Eso fue cerca de 20 años después de la Cruz. La controversia de ese día era si los gentiles debían primero ser judíos antes de ser cristianos. Y si no, ¿qué sería de Israel? El hermano del Señor, Jacobo, les explicó a los apóstoles y a los demás que estaban presentes en el Concilio de Jerusalén, que Israel había sido temporalmente puesto a un lado mientras Dios se enfocaba en la Iglesia. Después que Él “tomara pueblo para Su nombre” (los cristianos) de entre los gentiles, Él retornaría para construir Su Templo. La palaba griega traducida “tomar” significa llevar algo a otro lado o quitarlo de su lugar, por eso el pasaje implica que Él va a tomar a la Iglesia en algún momento para luego regresar a construir el templo, restaurar a Israel y darle a lo que quedó de la humanidad una última oportunidad para que le busquen.
Estas tres profecías bíblicas ponen en claro que conforme se acerca el Fin de la Era, Dios empezará a preparar a Israel para que de nuevo sea de Él. Pero no estará exclusivamente enfocado en ellos sino hasta que haya terminado de construir la Iglesia y nos haya llevado a nuestro lugar asignado. Y ¿dónde es eso? “En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros, y si me fuere y os preparare lugar vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:2-3). (Jesús no prometió regresar para quedarse con nosotros aquí, sino que nos llevaría allá, en donde Él está). Después de eso El atenderá el renacimiento de Israel y la construcción de su templo.
A través de las Escrituras el Señor parece estar involucrado ya sea con Israel o con la Iglesia, pero nunca con ambos al mismo tiempo. Jacobo recalca eso en su pronunciamiento referente a la iglesia en Hechos capítulo 15. Todos los líderes de la primera iglesia ahora sabían que una vez que Dios haya alcanzado Sus metas con la Iglesia, se volvería de nuevo a Israel, y eso señalaría el final de la Era de la Iglesia.
Hay dos puntos críticos que debemos recordar aquí. El primero es que la Iglesia no terminó con la Era de la Ley, sino solamente la interrumpió siete años antes de su término establecido. Esos siete años se llaman la Semana Setenta de Daniel, y deben cumplirse para poder completar el Antiguo Pacto. Y el segundo es que los pactos antiguo y nuevo, como se practican el Israel y la Iglesia, son teológicamente incompatibles, por lo que ambos tienen que estar en la Tierra al mismo tiempo mientras Israel está fuera del pacto. Para que Israel retorne al Señor, la Iglesia debe de haberse ido.
Por este motivo, el renacimiento de Israel en 1948 y la reunificación de Jerusalén en 1967, son vistos como las señales más importantes de todas de que el fin de la era está encima nuestro.
Y luego hay dos eventos que no hemos colocado aún dentro de la secuencia, y eso se debe a que no son fáciles de situar aquí. Estos son las batallas del Salmo 83 e Isaías 17. Cuando Israel gane estas dos batallas, todos sus vecinos de alrededor serán derrotados y entrarán en un corto período de paz con lo cual se monta el escenario para la batalla de Ezequiel (Ezequiel 38:11). Se les llama batallas en vez de guerras lo que significa que serán de corta duración y pueden suceder dentro de un corto período de tiempo. Estas pueden suceder ya sea antes o después del Rapto pero deben de suceder antes de que se libre la batalla de Ezequiel 38.
La secuencia de los eventos más importantes es la primera de “Las Siete Cosas que Debemos Saber para Entender la Profecía de los Últimos Días”. La próxima vez cubriremos El Destino de los Tres Componentes de la Humanidad, El Propósito y Duración de la Gran Tribulación, y El Propósito del Rapto. 09/07/11.