Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Sofonías escribió su profecía, la cual abarca tres capítulos, en tiempos del Rey Josías que reinó sobre el Reino del Sur (Judá) desde el año 640 al 609 a.C. Josías tenía solamente ocho años cuando heredó el trono después del asesinato de su padre, el malvado Rey Amón. El padre de Amón, el Rey Manasés había sido aun peor en su maldad y entre ambos, Judá había sufrido durante los 57 años de ese liderazgo apóstata. No hace falta decir que Judá no estaba bajo el favor de Dios cuando Josías ascendió al trono.
Sofonías también era muy joven, probablemente de unos 20 años, cuando se le llamó al oficio de profeta. Y como biznieto del Rey Ezequías, él también pertenecía a la Casa de David, y era primo de Josías. De hecho pudo haber sido que las profecías de Sofonías fueran las que inspiraran a Josías a instituir las reformas necesarias para devolver a Judá a su relación de pacto con Dios en el año 621 a.C.
Pero ese reavivamiento duró poco tiempo. Después de la muerte de Josías en el año 609 a.C., Judá rápidamente cayó de nuevo en la idolatría. El juicio comenzó pronto con el primer sitio de Nabucodonosor en el año 605 a.C., y para finales del tercer sitio, en el año 586 a.C., Judá siguió el camino del Reino del Norte hacia el cautiverio. Las profecías de Sofonías se habían cumplido.
Como veremos, las profecías de Sofonías tenían un alcance aun más amplio que lo que se cumplió con el cautiverio babilónico. Queda claro que lo que él tenía en mente era al Día del Señor.
De hecho se encuentran tantas referencias al Día del Señor que pareciera que él nos estaba escribiendo a nosotros. Como sucede en nuestro mundo hoy día, el pueblo de Judá había abandonado a Dios prefiriendo a sus ídolos. E igual a como nuestro pueblo lo ha hecho, sus líderes los habían apartado y se mantenían firmes en su negativa de un juicio venidero.
Sofonías les emitió sus advertencias al pueblo de Judá en su tiempo y al pueblo de la tierra en nuestro tiempo, de que el juicio venía y que será personal e invasivo, llevándolos de la complacencia al caos. Debido a lo que hizo en días de Sofonías, Dios volverá a intervenir de manera catastrófica para juzgar la aceptación del pecado por el hombre y su indiferencia hacia el mismo, lo cual es la última etapa de la rebelión. Como lo fue entonces, Su propósito ahora será el de restaurar el mundo a las condiciones de bendición que Él siempre ha deseado para nosotros. Pero como el hombre nunca aprende de la historia, una vez más se necesitará de un período de juicio devastador antes de que Dios pueda traer Su maravillosa restauración.
Sofonías 1. Advertencia Sobre la Destrucción Venidera
Palabra de Jehová que vino a Sofonías hijo de Cusi, hijo de Gedalías, hijo de Amarías, hijo de Ezequías, en días de Josías hijo de Amón, rey de Judá.
Destruiré por completo todas las cosas de sobre la faz de la tierra, dice Jehová. Destruiré los hombres y las bestias; destruiré las aves del cielo y los peces del mar, y cortaré a los impíos; y raeré a los hombres de sobre la faz de la tierra, dice Jehová (Sofonías 1:1-3).
La declaración inicial de Sofonías claramente abarca a todo el mundo. La frase «cortaré a los impíos» (Nota. En la Biblia Dios Habla Hoy, la frase es «pondré tropiezo a los malvados») lleva el sentido de que grandes obstáculos impedirán que los malvados puedan hacer nada. Ya podemos mirar el comienzo de esta tendencia cuando vemos las condiciones del mundo hoy día. ¿Quién será lo suficientemente ingenuo para creer que cualquier hombre puede solucionar los problemas que confrontan a nuestro mundo hoy día?
En Contra de Judá
Extenderé mi mano sobre Judá, y sobre todos los habitantes de Jerusalén, y exterminaré de este lugar los restos de Baal, y el nombre de los ministros idólatras con sus sacerdotes; y a los que sobre los terrados se postran al ejército del cielo, y a los que se postran jurando por Jehová y jurando por Milcom; y a los que se apartan de en pos de Jehová, y a los que no buscaron a Jehová, ni le consultaron (Sofonías 1:4-6).
Aquí se representa a tres grupos de incrédulos, y estos grupos aun los tenemos con nosotros hoy día. Están las personas que adoran al ejército de los cielos, las cuales se pueden comparar con las que estudian astrología y consultan sus horóscopos antes de hacer algo. Milcom era un dios del fuego que exigía que se le hicieran sacrificios extremos en momentos de necesidad. Por lo general se sacrificaban niños. Hoy día algunas personas asocian la práctica del aborto con Milcom. Los bebés no deseados y que aun no han nacido, se matan para mantener el estilo de vida de sus padres. El tercer grupo consiste en aquellas personas que viven como si Dios no existiera. Este es el grupo más numeroso de los tres. Ellos creen que están en control y que no tienen necesidad de una autoridad superior.
Calla en la presencia de Jehová el Señor, porque el día de Jehová está cercano; porque Jehová ha preparado sacrificio, y ha dispuesto a sus convidados. Y en el día del sacrificio de Jehová castigaré a los príncipes, y a los hijos del rey, y a todos los que visten vestido extranjero. Asimismo castigaré en aquel día a todos los que saltan la puerta, los que llenan las casas de sus señores de robo y de engaño (Sofonías 1:7-9).
En este pasaje, la gente es el sacrificio y los enemigos de Dios son los invitados. Apocalipsis 19:17-18 lo explica de la manera siguiente:
«Y vi a un ángel que estaba en pie en el sol, y clamó a gran voz, diciendo a todas las aves que vuelan en medio del cielo: Venid, y congregaos a la gran cena de Dios, para que comáis carnes de reyes y de capitanes, y carnes de fuertes, carnes de caballos y de sus jinetes, y carnes de todos, libres y esclavos, pequeños y grandes».
Los líderes que han engañado a la gente, y aquellos que han buscado la justicia por ellos mismos, serán castigados. El vestido extranjero representa la justicia falsa que no proviene de Dios. Isaías 61:10 dice, «En gran manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia». Cualquier otro vestido espiritual es falso.
Durante el tiempo en que Antíoco Epífanes gobernó sobre Israel, muchas de las personas que aconsejaron el apaciguamiento con los griegos, adoptaron el estilo de vestir de los griegos y se afeitaron sus barbas. Algunos aun intentaron quirúrgicamente reversar la circuncisión. La adopción de la ropa extranjera y su apariencia era una señal de que ellos estaban rechazando su relación de pacto con Dios. Hoy en día nuestro rechazo oficial de las costumbres cristianas mientras nos doblegamos aceptando las demás costumbres por intentar de esa manera evitar ofender a los demás, le está enviando a Dios el mismo mensaje.
Creemos en apartarnos en vez de permanecer en el umbral, como si fuera una superstición inofensiva. Pero eso se originó durante el tiempo cuando los filisteos capturaron el Arca de la Alianza. Ellos la colocaron en el templo de su dios, Dagón. Cuando volvieron en la mañana encontraron la estatua de Dagón postrada sobre su cara ante el Arca. Colocaron el ídolo en su lugar, pero a la mañana siguiente, volvieron a encontrarlo postrado ante el Arca pero esta vez con la cabeza y los brazos cortados, los cuales quedaron en el umbral del templo. Desde ese día en adelante, nunca más volvieron a pasar del umbral de la puerta, por temor a ofender a su dios (1 Samuel 5:1-5). Cosas extrañas y dolorosas continuaron sucediéndoles hasta que finalmente le devolvieron a Israel el Arca.
Y habrá en aquel día, dice Jehová, voz de clamor desde la puerta del Pescado, y aullido desde la segunda puerta, y gran quebrantamiento desde los collados. Aullad, habitantes de Mactes, porque todo el pueblo mercader es destruido; destruidos son todos los que traían dinero (Sofonías 1:10-11).
Aquí vemos otra profecía que da la impresión de estar sacada de los encabezados noticiosos. Los negocios van a fracasar y los bancos cerrarán. Casi toda mención que hace la Biblia de la Puerta del Pescado se relaciona ya sea con la corrupción o con sus efectos posteriores. Ese nombre de deriva del hecho de que los pescadores vendían su pesca en ese lugar, generalmente durante el Sabbath. Más y más parece ser que los problemas financieros del mundo son el resultado de la corrupción en los niveles más altos de los negocios y del gobierno.
Acontecerá en aquel tiempo que yo escudriñaré a Jerusalén con linterna, y castigaré a los hombres que reposan tranquilos como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni hará bien ni hará mal.
Por tanto, serán saqueados sus bienes, y sus casas asoladas; edificarán casas, mas no las habitarán, y plantarán viñas, mas no beberán el vino de ellas (Sofonías 1:12-13).
Los complacientes que creen que Dios no puede o no va a intervenir, serán como el vino asentado el cual no ha sido colado y no es apto para tomar. Ellos no le serán de ningún uso al Señor. Y aquí tenemos otra señal que hemos podido ver recientemente. La riqueza del mundo ha sido asaltada. La mitad de ella ha desaparecido en los últimos 18 meses. Cantidades nunca vistas de personas han perdido sus hogares. Muchas han sido reducidas al estatus de empleados solamente para el beneficio de otros, y su riqueza personal desapareció. Pero estas personas solamente son las primeras, millones más les seguirán.
El Día Grande del Señor
Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, día de trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres (Sofonías 1:14-16).
Aquellas personas que creen que la tribulación ya ha empezado ni siquiera tienen una idea de cómo será eso. Eso es algo que ustedes no le querrán desear ni a su peor enemigo. Las personas que actualmente son envidiadas por su riqueza, pronto se preguntarán de dónde vendrá su próxima comida. Y, según Santiago, estas personas no deben esperar ninguna compasión del Señor.
«¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán. Vuestras riquezas están podridas, y vuestras ropas están comidas de polilla. Vuestro oro y plata están enmohecidos; y su moho testificará contra vosotros, y devorará del todo vuestras carnes como fuego. Habéis acumulado tesoros para los días postreros. He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos. Habéis vivido en deleites sobre la tierra, y sido disolutos; habéis engordado vuestros corazones como en día de matanza. Habéis condenado y dado muerte al justo, y él no os hace resistencia» (Santiago 5:1-6)
Yo pasé los últimos días de mi empleo dirigiendo el departamento de ventas de un gran distribuidor de autos domésticos. Ingenuamente yo creí que podía cambiar la cultura de la corrupción, por lo menos en un nivel local. Pronto aprendí que la fábrica le robaba al distribuidor, el distribuidor le robaba a sus empleados y los empleados le robaban a sus clientes. Todos le mentían a todos. Así que no me sorprendo ni me entristezco por la caída inminente de la industria automotriz norteamericana. Es una abominación al Señor.
Y atribularé a los hombres, y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su carne como estiércol. Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los habitantes de la tierra (Sofonías 1:17-18).
Aun aquellas personas que sobrevivan a la gran tribulación sin buscar el perdón del Señor, se darán cuenta de que no habrán ganado nada. Les será negado el ingreso al Reino y serán sacados del planeta a las tinieblas de fuera. En ese momento, los más ricos de ellos estarían deseosos de cambiar lugares con los creyentes más pobres, más enfermos y pordioseros. Pero no tendrán esa oportunidad. Se darán cuenta de que el regalo gratuito que rechazaron no puede ser comprado ni con todo el oro del mundo.
Yo creo que ustedes ya se han dado cuenta que Sofonías no se abstiene de usar palabras. Él es especialmente duro para con el liderazgo. Habiendo vivido entre ellos tenía una clara visión de su corrupción y manipulación. Anteriormente, el Señor había pronunciado la misma clase de condenación sobre ellos por medio del profeta Miqueas.
«¡Ay de los que en sus camas piensan iniquidad y maquinan el mal, y cuando llega la mañana lo ejecutan, porque tienen en su mano el poder! Codician las heredades, y las roban; y casas, y las toman; oprimen al hombre y a su casa, al hombre y a su heredad.
Por tanto, así ha dicho Jehová: He aquí, yo pienso contra esta familia un mal del cual no sacaréis vuestros cuellos, ni andaréis erguidos; porque el tiempo será malo. En aquel tiempo levantarán sobre vosotros refrán, y se hará endecha de lamentación, diciendo: Del todo fuimos destruidos; él ha cambiado la porción de mi pueblo. ¡Cómo nos quitó nuestros campos! Los dio y los repartió a otros.
Por tanto, no habrá quien a suerte reparta heredades en la congregación de Jehová» (Miqueas 2:1-5).
En efecto, el Señor está diciendo, «Ustedes no duermen en la noche por estar planeando en cómo defraudar a sus coterráneos, por eso Yo estoy despierto planeando en cómo castigarlos. Ustedes le robaron a Mi pueblo su herencia, ahora Yo me aseguraré de que ustedes no tengan nada con que vivir tampoco».
Ustedes no tienen que ser profetas para ver lo que el mundo tiene por delante, y antes que Sofonías termine, cualquier duda persistente que ustedes tengan sobre el juicio venidero, pronto quedará muy lejos. Pero recuerden, el propósito de Dios para el mundo es la restauración, y Sofonías estará inequívocamente claro sobre eso también. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 11/04/2009