Un Estudio Bíblico por Jack Kelley
Cuando llegaron a Capernaum, vinieron a Pedro los que cobraban las dos dracmas, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga las dos dracmas?
El dijo: Sí.
Y al entrar él en casa, Jesús le habló primero, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?
Pedro le respondió: De los extraños.
Jesús le dijo: Luego los hijos están exentos. Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por mí y por ti (Mateo 17:24-27).
En Realidad, ¿Quiénes Somos?
La Biblia no nos brinda muchos detalles acerca de la Iglesia en la Nueva Jerusalén. Mucho de lo que podemos leer sobre la Era del Reino (el Milenio) se encuentra en el Antiguo Testamento y concierne la vida de Israel en la Tierra durante ese tiempo. Pero el Nuevo Testamento sí contiene dos modelos de la Iglesia. Uno de ellos es la Desposada de Cristo y el otro es la Familia Real. La mayoría de nosotros está familiarizada con el modelo de la Desposada, probablemente porque es el más pertinente a nuestras relaciones terrenales.
El otro modelo, el de la Familia Real, realmente es más relevante a nuestra vida en el Milenio. Por ejemplo, yo creo que la frase “dominar y reinar con Él” ciertamente describe el modelo de la Familia Real. A pesar de que la Biblia tiene más que decir acerca de la Familia Real que sobre la Desposada, la mayoría de nosotros no estamos familiarizados con lo que dice. Por este motivo es que he querido enfocarme sobre el modelo de la Familia Real en este estudio.
Esta idea la he tenido en mente luego de haber hecho recientemente una investigación sobre Apocalipsis 5:9-10 para mi serie de artículos de “Referencias Sobre El Rapto”. No queda ninguna duda de que el versículo 9 describe la Iglesia. El asunto es, entonces, si el versículo 10 debe leerse como “reyes y sacerdotes” o como “un reino y sacerdotes”. (Yo compararé las dos versiones más abajo.) Como lo muestra el pasaje de Mateo del inicio, existe una gran diferencia entre ser parte de un reino y ser de la Familia Real. Y no solamente se trata del pago de impuestos. La vida de la Familia Real es muy diferente de la de los demás miembros del reino.
Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios (Juan 1:12-13).
Cuando nacimos por primera vez simplemente formamos parte de la vasta creación. Pero cuando nacimos de nuevo recibimos la autoridad para convertirnos en miembros de la propia familia de Dios. Pablo lo dijo así.
“Así también nosotros, cuando éramos niños, estábamos en esclavitud bajo los rudimentos del mundo. Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley, para que redimiese a los que estaban bajo la ley, a fin de que recibiésemos la adopción de hijos. Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre! Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si hijo, también heredero de Dios por medio de Cristo” (Gálatas 4:3-7).
Solamente para que ustedes vean que él hablaba en serio acerca de ser uno un heredero de Dios, Pablo lo volvió a repetir.
“Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados” (Romanos 8:17).
Piénselo por un momento. Coherederos con Cristo. ¿Qué significa eso? Recuerden que en el incidente del impuesto del Templo, del inicio, Jesús no dijo, “El Hijo está exento”, o sea, Él mismo, sino que dijo, “los hijos están exentos”, con lo cual nos incluye a nosotros.
En el Salmo 2:8 Dios le dijo a Él, “Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra”.
Si el Planeta Tierra es Su herencia y nosotros somos coherederos con Él, entonces todo lo que proviene de este se acumula en nuestro beneficio. Las familias reales no necesitan preocuparse de tener que mantenerse a sí mismas. Su mantenimiento se deriva de los beneficios del reino. Puesto que la Tierra es nuestra herencia, ¿debemos esperar que la gente de la Tierra nos mantenga durante el Milenio? Preguntémoselo a Juan.
Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella (Apocalipsis 21:22-26).
El esplendor, la gloria y el honor de la Tierra nos serán traídos a la Nueva Jerusalén. Lo mejor que el planeta puede ofrecer durante ese tiempo, cuando ya no hay más maldición que inhiba su producción, estará reservado para nosotros.
Siempre ha estado en la mente de Dios que Su Iglesia sea Su Familia Real. Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Romanos 8:29).
¿Trabaja Usted Aquí?
Las personas por lo general me preguntan, “¿Qué haremos en el Milenio?”, o “¿Qué clase de trabajo Dios tiene en mente para nosotros”? Aquí es donde los estadounidenses tenemos que leer de nuevo nuestra historia universal. ¿Alguna vez trabajaron los miembros de la realeza? No. Ellos siempre persiguieron las mejores cosas que ofrece la vida. Una de las razones por las que se les llama “de la nobleza” es debido a que sus vidas están dedicadas a perseguir cosas más nobles. Obtienen lo mejor de todo y todas sus necesidades se llenan en una forma lujosa. Debido a que son personas caídas, seres pecadores, algunos de ellos han malgastado sus vidas, arruinándose, pero usted y yo seremos despojados de nuestra naturaleza pecaminosa. Seremos puros y perfeccionados, y en lugar de actuar de una forma que es inferior a nosotros, como lo hacen algunos de los nobles, aspiraremos a ser lo mejor de lo mejor. Y el prototipo para ser lo mejor es el Rey Jesús, a cuya semejanza habremos sido conformados.
Como escribió Juan, “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es” (1 Juan 3:2).
Pablo siempre nos animó a vernos de esa manera, como una realeza siendo entrenada. Él quería que empezáramos a vivir de inmediato nuestro destino al ser dignos de nuestro llamado ahora. “En todo caso, vivamos de acuerdo con lo que ya hemos alcanzado” (Filipenses 3:16, NVI).
Y Pedro estuvo de acuerdo.
“Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable” (1 Pedro 2:9).
El llamarnos sacerdocio real es lo mismo que decir Reyes y Sacerdotes.
Y con eso cerramos el círculo y llegamos al versículo con el cual yo empecé a pensar en esto al principio. Entonces, ¿qué creen ustedes? Debería leerse:
“De ellos hiciste un reino; los hiciste sacerdotes al servicio de nuestro Dios, y reinarán sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10, NVI).
O esta versión que parece ser más consistente con las otras Escrituras que he comparado:
“Y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:10, VRV 1960).
Recuerden, la palabra griega para Rey y Reino es la misma, la única diferencia es en el género. Rey es la forma masculina y, según la Concordancia Strong, es la palabra que se utiliza en Apocalipsis 5:10. En 118 ocasiones en el Nuevo Testamento nunca se traduce como Reino, palabra que tiene género gramatical femenino y tiene un número Strong diferente. Así el versículo es correcto tanto gramatical como teológicamente cuando se traduce como Reyes y Sacerdotes, el cual define a la Iglesia, en lugar de un reino y unos sacerdotes. El modelo de la Familia Real nos brinda otro vistazo emocionante sobre nuestro destino eterno.
Esta Es Tu Vida
En una buena parte de la Era del Reino la vida en la Tierra será muy placentera, tendrá una existencia libre de problemas, especialmente en Israel.
“He aquí vienen días, dice Jehová, en que el que ara alcanzará al segador, y el pisador de las uvas al que lleve la simiente; y los montes destilarán mosto, y todos los collados se derretirán. Y traeré del cautiverio a mi pueblo Israel, y edificarán ellos las ciudades asoladas, y las habitarán; plantarán viñas, y beberán el vino de ellas, y harán huertos, y comerán el fruto de ellos” (Amós 9:13-14).
“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Aún han de morar ancianos y ancianas en las calles de Jerusalén, cada cual con bordón en su mano por la multitud de los días. Y las calles de la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas” (Zacarías 8:4-5).
“Y se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca de Jehová de los ejércitos lo ha hablado” (Miqueas 4:4).
Pero la vida en la Nueva Jerusalén excederá todo esto a tal punto que no hay manera de poder hacer una comparación. Yo estoy convencido de que el motivo por el cual la Biblia no dice mucho sobre lo que está guardado para nosotros se debe a que eso desafía cualquier posible descripción. Simplemente no podríamos creerlo.
Como está escrito: “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman. Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu” (1 Corintios 2:9-10). Solamente lo podemos imaginar. 06/03/10.