Yo Soy El Señor; ¡Ese Es Mi Nombre!

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

“Yo soy el SEÑOR; ¡ése es mi nombre! No entrego a otros mi gloria, ni mi alabanza a los ídolos. Las cosas pasadas se han cumplido, y ahora anuncio cosas nuevas; ¡las anuncio antes que sucedan! (Isaías 42:8-9 NVI)

Puesto que gracethrufaith.com es un ministerio universal que llega a lugares que tienen diversas tradiciones religiosas, de vez en cuando recibo correos electrónicos preguntándome cómo responderles a aquellas personas que quieren saber porqué los cristianos creen que el Dios de la Biblia es el único Dios.

La respuesta a eso, y a otro número de preguntas, la podemos encontrar en una porción del Libro de Isaías el cual está repleto con más información sobre Dios que la que podemos encontrar en cualquier otro lugar en la Biblia. Empieza en el capítulo 42 y llega hasta el capítulo 53. Entre otras muchas cosas, enumera las declaraciones más claras y poderosas de Dios a Su exclusiva deidad, y nos dice cómo es que podemos autenticar Sus declaraciones sin que quede ninguna duda.

El Señor empieza diciendo que Su afirmación más fuerte a Su deidad reside en Su habilidad de proclamar el fin desde el principio. A eso le llamamos profecía predictiva. Es esencialmente la historia escrita por adelantado. Leamos Sus desafíos a los falsos dioses de las naciones para demostrar la habilidad de estos en esta área.

“Expongan su caso —dice el SEÑOR—; presenten sus pruebas —demanda el rey de Jacob—. Acérquense y anuncien lo que ha de suceder, y cómo fueron las cosas del pasado, para que las consideremos y conozcamos su desenlace. ¡Cuéntennos lo que está por venir! Digan qué nos depara el futuro; así sabremos que ustedes son dioses” (Isaías 41:21-23).

Aquí encontramos una prueba de dos preguntas para los otros “dioses”. Dígannos qué ha pasado desde el principio, y luego dígannos que pasará en el futuro. De este desafío y de la declaración anterior de Dios en Isaías 42:8-9, ya podemos ver la respuesta a nuestra pregunta. Ustedes pueden probar que Dios es Quien afirma ser al comparar la Biblia con la historia y aprendiendo cómo es que una y otra vez Dios le reveló a Su pueblo las cosas que sucederían, cosas que solamente alguien que conoce el fin desde el principio podría saber. Pero apenas estamos empezando.

“Saquen al pueblo ciego, aunque tiene ojos, al pueblo sordo, aunque tiene oídos. Que se reúnan todas las naciones y se congreguen los pueblos ¿Quién de entre ellos profetizó estas cosas y nos anunció lo ocurrido en el pasado? Que presenten a sus testigos y demuestren tener razón, para que otros oigan y digan: Es verdad.

Ustedes son mis testigos —afirma el SEÑOR—, son mis siervos escogidos, para que me conozcan y crean en mí, y entiendan que yo soy.

Antes de mí no hubo ningún otro dios, ni habrá ninguno después de mí. Yo, yo soy el SEÑOR, fuera de mí no hay ningún otro salvador. Yo he anunciado, salvado y proclamado; yo entre ustedes, y no un dios extraño.

Ustedes son mis testigos —afirma el SEÑOR—, y yo soy Dios. Desde los tiempos antiguos, yo soy. No hay quien pueda librar de mi mano. Lo que yo hago, nadie puede desbaratarlo” (Isaías 43:8-13).

Los dioses de las naciones no han demostrado ningún conocimiento anticipado de la historia de sus pueblos, ni tampoco han podido revelar nada sobre el futuro. En los llamados “libros sagrados” de las otras religiones no existe ningún registro confiable tampoco. Pero el pueblo de Israel es el testimonio de Dios de que Él ha hecho una y otra vez por ellos, y con una exactitud inmaculada.

Seguidamente, el Señor les dio a estos dioses otra oportunidad para que proveyeran la evidencia para sustentar sus afirmaciones de ser deidades. Quizás no tienen conocimiento del pasado y del futuro, sino que prefirieron no revelárselos a sus adoradores.

“Así dice el SEÑOR, el SEÑOR Todopoderoso, rey y redentor de Israel: “Yo soy el primero y el último; fuera de mí no hay otro dios.

¿Quién es como yo? Que lo diga. Que declare lo que ha ocurrido desde que establecí a mi antiguo pueblo; que exponga ante mí lo que está por venir, ¡que anuncie lo que va a suceder!” (Isaías 44:6-7).

Conforme emitía este desafío, Dios le reaseguraba a Su pueblo

“No tiemblen ni se asusten. ¿Acaso no lo anuncié y profeticé hace tiempo? Ustedes son mis testigos. ¿Hay algún Dios fuera de mí? No, no hay otra Roca; no conozco ninguna” (Isaías 44:8).

Esto debe de ser muy importante para el Señor porque por tercera vez Él declara Su deidad en términos que son indudablemente claro. Las únicas personas que no pueden entender esto son las que prefieren permanecer ignorantes.

“Porque así dice el SEÑOR, el que creó los cielos; el Dios que formó la tierra, que la hizo y la estableció; que no la creó para dejarla vacía, sino que la formó para ser habitada:

Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro. Desde ningún lugar de esta tierra tenebrosa les he hablado en secreto. Ni he dicho a los descendientes de Jacob: “Búsquenme en el vacío.” Yo, el SEÑOR, digo lo que es justo, y declaro lo que es recto.

Reúnanse, fugitivos de las naciones; congréguense y vengan. Ignorantes son los que cargan ídolos de madera y oran a dioses que no pueden salvar.

Declaren y presenten sus pruebas, deliberen juntos. ¿Quién predijo esto hace tiempo, quién lo declaró desde tiempos antiguos? ¿Acaso no lo hice yo, el SEÑOR? Fuera de mí no hay otro Dios; Dios justo y Salvador, no hay ningún otro fuera de mí.

Vuelvan a mí y sean salvos, todos los confines de la tierra, porque yo soy Dios, y no hay ningún otro” (Isaías 45:18-22).

La frase “Yo soy el SEÑOR, y no hay ningún otro” aparece cuatro veces sólo en el capítulo 45 (Isaías 45:5, 45:6, 45:18, 45:22). El número cuatro se considera ser el número de la Tierra porque al finalizar el cuarto día de la Creación la Tierra fue terminada. (Los días cinco y seis fueron dedicados a poblarla.) No hay ningún Dios en la Tierra sino el Señor nuestro Dios.

“Recuerden esto, rebeldes; piénsenlo bien, ¡fíjenlo en su mente! Recuerden las cosas pasadas, aquellas de antaño; yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí. Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo” (Isaías 46:8-10).

Habiendo enjuiciado a los falsos dioses de las naciones en nuestro beneficio, ahora queda claro que Él ha vuelto Su atención a Su pueblo.

“Desde hace mucho tiempo anuncié las cosas pasadas. Yo las profeticé; yo mismo las di a conocer. Actué de repente, y se hicieron realidad. Porque yo sabía que eres muy obstinado; que tu cuello es un tendón de hierro, y que tu frente es de bronce. Por eso te declaré esas cosas desde hace tiempo; te las di a conocer antes que sucedieran, para que no dijeras: “¡Fue mi ídolo quien las hizo! ¡Mi imagen tallada o fundida las dispuso!” De todo esto has tenido noticia, ¿y no vas a proclamarlo?” (Isaías 48:3-6a)

Aquí el Señor no deja ninguna duda de que la razón principal de haber revelado las cosas por adelantado es que Él sabía lo tercos y resistentes que somos nosotros para creer. Al revelar estas cosas por adelantado, Él hizo que nos fuera imposible poder decir que alguien más las hizo suceder.

Hay muchas otras cosas que el Señor hizo que Isaías dijera en los capítulos 41 al 53, como por ejemplo Sus afirmaciones repetitivas de haber sido el único Creador de la Tierra, Su propósito en haber escogido a Israel, y la misión del Mesías. Pero Su mensaje global para nosotros es este. Si usted quiere una prueba de que Dios es Quien clama ser, estudie la profecía del Antiguo Testamento y compárela con la historia. Entonces usted tendrá una base inconmovible para su fe. Ninguna otra deidad puede sobrevivir a esta prueba.

No me pregunte a mí ni a nadie más de que hagan esto por usted. Es como el maná en el desierto, el cual tenía que ser recolectado por cada persona. Hay muchas maneras para hacerlo. Por ejemplo, hay más de 100 profecías históricamente demostradas en los primeros 35 versículos de Daniel 11 solamente. Pero quizás la manera más fácil sea tomar un puñado de las cosas que usted sabe sobre la vida de Jesús y ver si usted puede encontrar una profecía en el Antiguo Testamento que la sustenta.

Por ejemplo, Jesús nació en Belén. ¿Hubo una profecía sobre eso? Si. La encontramos en Miqueas 5:2, escrita 750 años antes que sucediera. Jesús fue crucificado. ¿Hay alguna profecía en el Antiguo Testamento para eso? Si. El Salmo 22 realmente empieza con las palabras que el Señor pronunció desde la cruz; el versículo 16 habla que Sus manos y Sus pies fueron traspasados, y el versículo 18 dice que los soldados echaron suertes sobre Su ropa. Eso fue escrito 1000 años antes de que eso sucediera.

Hay más de otras 300 profecías que usted puede seguir investigando hasta que se convenza. Cuando lo haga, recuerde que el Antiguo Testamento fue terminado 400 años antes que el Señor naciera, y su autenticidad puede ser verificada sin ninguna duda. En menos tiempo del que usted pudo haber pasado en el colegio estudiando para un examen final que después se le olvidaría, usted puede probar sin lugar a dudas que Dios es Quien dice ser y no hay nadie como Él. Usted también saldrá mejor convencido que las cosas que Él dijo sobre el futuro son tan ciertas como las que Él dijo sobre el pasado.

Una de las señales de los tiempos en que vivimos es que usted no puede creer todo lo que oye que está sucediendo alrededor del mundo. Pero es confortante saber que aun hay un lugar al que usted puede ir para encontrar la verdad. Selah. 22-01-11