¡Hemos empezado una huerta comunal! Junto con nuestros proyectos de reparación y construcción de casas de habitación, siempre les hemos dado alimento, vestido, atención médica y otras necesidades a las personas necesitadas. En donde estamos en México hay una larga estación de siembra, por lo que, durante mucho tiempo, hemos querido producir alimentos en la comunidad. Finalmente todo pudo arreglarse y empezamos. Las personas empezaron a dar más y más, y uno de nuestros trabajadores de construcción nos cedió su tierra para sembrarla. ¡Gracias a todos por su generosidad con este ministerio!
Al principio quisimos usar el modelo tradicional de la comunidad, en el cual cada familia recibe un pedazo de tierra de la que es responsable. Compran el compost y las semillas, y levantan la cosecha de lo que siembran. ¡Es un gran modelo! Y hay mucho decir y mucho debate en la iglesia ahora de cómo dar sin lastimar. Como dar sin producir dependencia. Yo creí que ese era un buen ejemplo de ayudar a las personas para que se ayudaran a sí mismas. Pero después de mucha oración, el Señor me dijo que esa no era la forma como debíamos empezar. Al principio nosotros debíamos trabajar en la huerta. Teníamos que comprar los materiales. Y debíamos darle la cosecha a la comunidad, con el objeto de que ellos vieran que Él es quien estaba alimentando a Su pueblo. Después, tal vez, eso podría convertirse en una huerta tradicional de la comunidad, pero por el momento es un regalo. ¡Qué bello! ¡Gracias Señor!