Amós habla de nuevo. Parte 1

Miércoles, 24 de agosto de 2016

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Escondidos entre más de 10.000 entregas actualmente disponibles en nuestro sitio Web hay una serie de artículos contenidos en una categoría llamada “The Prophets Speak Again” (Los Profetas Hablan De Nuevo). Esta categoría incluye comentarios acerca de los llamados “profetas menores”. (Los profetas mayores son Isaías, Jeremías, Ezequiel y Daniel. Los profetas menores son Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías, y Malaquías. A estos últimos no se les llama ‘profetas menores’ por ser menos importantes, sino porque sus libros son más cortos.)

Yo he intentado relacionar los escritos de estos profetas a nuestros tiempos y es por eso que esta categoría se llama Los profetas hablan de nuevo. Hasta el momento he publicado comentarios sobre Joel, Sofonías, Hageo, y Habacuc. Ahora es el turno de Amós.

Entonces iniciemos con unos cortos antecedentes.

Presentando a Amós

A pesar de que Amós vivió en un pequeño pueblo al sur de Belén y a solamente una distancia de 17 kilómetros de Jerusalén, el Señor lo llamó a ser profeta del Reino del Norte. Su mandato, por decirlo de alguna manera, duró desde el año 760 hasta el 750 a.C. Esto le hizo ser contemporáneo de Isaías, Oseas, Miqueas, y probablemente Jonás.

La guerra civil que se desató después de la muerte de Salomón había dividido a la nación en dos reinos y estos cuatro profetas le advirtieron al pueblo de Dios sobre los peligros de apartarse hacia la idolatría. Amós, Oseas y Miqueas dirigieron sus profecías más hacia el Reino del Norte, cuya caída era inminente, mientras que Isaías se concentraba en el Reino del Sur.

La división de Israel en dos reinos había sucedido cerca de doscientos años antes, pero tanto el norte como el sur estaban disfrutando de gran prosperidad. En el Reino del Norte, era un tiempo de idolatría, vida lujosa, extravagancia personal, e inmoralidad. El sistema jurídico se había corrompido y los pobres estaban siendo oprimidos. Habiendo abandonado su compromiso a la ley de Dios, la gente ya no tenía ninguna base para llevar una vida con normas de conducta.

Conforme su prosperidad aumentó, la clase gobernante se volvió políticamente segura y espiritualmente engreída, creyendo que lo que tenían era una señal del favor de Dios. Habían ignorado Sus advertencias y Su paciencia ya se había agotado. Él estaba enviando a Amós para anunciarles que el juicio venidero no era simplemente otra advertencia. Esta vez sería el fin del reino.

Esta similitud con nuestros tiempos es por qué yo creo que el mensaje de Amós llevado al Reino del Norte tendrá relevancia a los Estados Unidos, y ciertamente a todo el mundo. Entonces, empecemos.

Amós Capítulo 1

Las palabras de Amós, que fue uno de los pastores de Tecoa, que profetizó acerca de Israel en días de Uzías rey de Judá y en días de Jeroboam hijo de Joás, rey de Israel, dos años antes del terremoto.

Dijo:

El Señor rugirá desde Sion, y dará su voz desde Jerusalén, y los campos de los pastores se enlutarán, y se secará la cumbre del Carmelo. (Amós 1:1-2).

Amós trabajó como pastor en su pueblo natal de Tecoa y tuvo una visión del juicio venidero. Desde la parte más árida hasta la más verde, el juicio del Señor sería tan severo como si una sequía los hubiera afectado.

El juicio de los vecinos de Israel

Así ha dicho el señor:

Por tres pecados de Damasco, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque trillaron a Galaad con trillos de hierro. Prenderé fuego en la casa de Hazael, y consumirá los palacios de Ben-adad. Y quebraré los cerrojos de Damasco, y destruiré a los moradores del valle de Avén, y los gobernadores de Bet-edén; y el pueblo de Siria será transportado a Kir, dice el Señor. (Amós 1:3-5).

El Señor hizo que Amós empezara con una serie de pronunciamientos sobre los enemigos tradicionales de Israel, lo cual ocupará todo el capítulo primero y parte del segundo, en donde Él le informará a Israel que no se escaparán de su ira.

Damasco era la capital de Aram. Los arameos habían maltratado brutalmente al pueblo de Galaad, que era el territorio de Israel al este del Mar de Galilea. Unos años antes el Señor había enviado a Elías para que ungiera a Hazael como rey de Aram (1 Reyes 19:15). Ben-adad era su hijo y sucesor. Avén puede significar maldad o desolación y Bet-edén quiere placer o deleite. Estas son las referencias más probables a Damasco. El Señor está prometiendo destruir al rey que gobierna desde allí y enviar el pueblo al exilio. Esta profecía se cumplió en el año 732 a.C. por los Asirios. (Nota: Damasco no fue destruida en ese entonces por lo que eso no se puede ver como un cumplimiento de Isaías 17:1.)

Así ha dicho el Señor:

Por tres pecados de Gaza, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque llevó cautivo a todo un pueblo para entregarlo a Edom. Prenderé fuego en el muro de Gaza, y consumirá sus palacios. Y destruiré a los moradores de Asdod, y a los gobernadores de Ascalón; y volveré mi mano contra Ecrón, y el resto de los filisteos perecerá, ha dicho Jehová el Señor. (Amós 1:6-8).

Gaza, Asdod, Ascalón, y Ecrón fueron cuatro de las cinco ciudades principales de los filisteos. La quinta era Gat, en donde vivía Goliat, la cual ya había sido conquistada. La tierra de Edom queda en el sur de Jordania hoy día. Los filisteos aparentemente habían derrotado villas enteras sobre la ruta comercial entre Gaza y Edom habiendo vendido sus habitantes a los edomitas como si fueran ganado. Los filisteos finalmente fueron eliminados hasta la última persona por los babilonios en el año 604 a.C.

Así ha dicho el Señor:

Por tres pecados de Tiro, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque entregaron a todo un pueblo cautivo a Edom, y no se acordaron del pacto de hermanos. Prenderé fuego en el muro de Tiro, y consumirá sus palacios. (Amós 1:9-10).

Tiro, una ciudad fenicia que aún existe en el moderno Líbano, también estaba involucrada en el comercio al por mayor de cautivos judíos. Tiro había disfrutado de unas relaciones amistosas con Israel desde los días de David, y cuando Salomón empezó a edificar el Templo hizo un pacto con Hiram, rey de Tiro, para proveerle trigo y aceite de oliva a cambio de los famosos cedros del Líbano. Esa amistad terminó cuando el nieto de Hiram fue hecho rey y empezó el comercio de esclavos.

Tiro era una ciudad construida en parte en tierra firme y en parte en una isla alejada de la costa. En Ezequiel 26:3 el Señor prometió traer muchas naciones en contra de Tiro, como el mar hace subir las olas. Asiria fue la primera, pero Nabucodonosor fue el que demolió la porción de Tiro en tierra firme después un sitio de quince años (586-571 a.C.). Alejandro Magno completó la conquista de Tiro utilizando las ruinas que quedaron en tierra firme para construir un paso sobre el mar hacia la fortaleza en la isla destruyéndola en el año 332 a.C.

Mucho del moderno Líbano originalmente formaba parte de la Tierra Prometida. En el Milenio de nuevo le pertenecerá a Israel.

Así ha dicho el Señor:

Por tres pecados de Edom, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque persiguió a espada a su hermano, y violó todo afecto natural; y en su furor le ha robado siempre, y perpetuamente ha guardado el rencor. Prenderé fuego en Temán, y consumirá los palacios de Bosra. (Amós 1:11-12).

Edom era otro nombre para Esaú, hermano de Jacob. El conflicto producido por las triquiñuelas de Jacob al robarle a Esaú la primogenitura, se enconó a través de las generaciones. Finalmente el rey David dominó a los edomitas y después de eso Edom quedó bajo el control de Israel, aunque no de manera complaciente.

Cuando los edomitas se enteraron de las intenciones de Nabucodonosor de conquistar Judá, se confabularon con los babilonios para asegurarse de la completa derrota de Judá e hicieron planes para apoderarse de su tierra. Dios no estaba complacido con eso y prometió hacer de Edom un desierto y una soledad (Ezequiel 35:1-15). Después de haber derrotado a Judá los babilonios se volcaron en contra de los edomitas y los masacraron. Temán y Bosra eran ciudades importantes de Edom, cerca de Petra en lo que hoy día es el sur de Jordania. En Jeremías 49:18 Dios juró que Edom sería derribado como lo fueron Sodoma y Gomorra y que nadie vivirá allí.

Así ha dicho el Señor:

Por tres pecados de los hijos de Amón, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque para ensanchar sus tierras abrieron a las mujeres de Galaad que estaban encintas. Encenderé fuego en el muro de Rabá, y consumirá sus palacios con estruendo en el día de la batalla, con tempestad en día tempestuoso; y su rey irá en cautiverio, él y todos sus príncipes, dice el Señor. (Amós 1:13-15).

La codicia de Amón por la tierra los guio a ejecutar un programa de genocidio en contra de los galaaditas. Rabá era el nombre de la ciudad que ahora se conoce como Amán, capital de Jordania. Esta profecía la cumplieron los asirios, pero no dio como resultado la desaparición de los amonitas. Más tarde, al igual que sus primos los moabitas, los amonitas ayudaron a Nabucodonosor a conquistar Judá, por lo que el Señor prometió exterminarlos (Ezequiel 25:7). Pero en Jeremías 49:6 Él dijo que los amonitas serían restaurados en los días finales.

Amós Capítulo 2

Así ha dicho el Señor:

Por tres pecados de Moab, y por el cuarto, no revocaré su castigo; porque quemó los huesos del rey de Edom hasta calcinarlos. Prenderé fuego en Moab, y consumirá los palacios de Queriot; y morirá Moab con tumulto, con estrépito y sonido de trompeta. Y quitaré el juez de en medio de él, y mataré con él a todos sus príncipes, dice el Señor. (Amós 2:1-3).

Existen dos posibilidades aquí. Este pasaje aparentemente se refiere al único momento cuando Edom y Moab no estaban aliados en contra de Israel. 2 Reyes 3:9 dice que los reyes de Judá, Israel, y Edom se habían unido en contra del rey de Moab el cual había rehusado pagarle el tributo que le debía al rey de Israel. Cuando se hizo obvio que él estaba perdiendo la batalla resultante, el rey de Moab se encolerizó tanto que tomó a 700 hombres que tenían espada y se lanzó en contra del rey de Edom. Al no poder capturarlo, el rey de Moab ya sea que capturó al hijo del rey de Edom y heredero del trono y lo ofreció como sacrificio quemado a su dios, o por el otro lado, desenterró los restos del último rey de Edom y los quemó en su lugar. De cualquier forma eso fue una gran ofensa en contra del Señor y los moabitas fueron totalmente derrotados. Más tarde ellos fueron tomados cautivos por los babilonios y pronto desaparecieron de la escena mundial. Pero Jeremías 48:47 nos dice que los tesoros de Moab serán también restauradas en los días postreros.

Junto con Edom y Amón, Moab ha reaparecido como el reino de Jordania, la única nación en el Medio Oriente que escapará de los controles del anticristo en los últimos días (Daniel 11:41).

Una fe razonable

Eso fue lo que me trajo a los pies de la cruz; aprender sobre el cumplimiento indefectible de profecías como las anteriores. Mi razonamiento fue que si un Dios que puede predecir esas cosas y luego ejecutarlas con esa exactitud tiene que ser quien afirma ser El que es, y que era completamente seguro poner mi confianza en Él.

En Isaías 46:9-10 Él dijo: “Recuerden las cosas pasadas desde los tiempos antiguos; porque yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho.”

Y de Isaías 48:3, 6, “Desde hace mucho tiempo anuncié las cosas pasadas. Yo las profeticé; yo mismo las di a conocer. Actué de repente, y se hicieron realidad… De todo esto has tenido noticia, ¿y no vas a proclamarlo?” (NVI)

Después aprendería que ningún otro de los llamados libros sagrados ofrece esta clase de prueba. Y si es así muchas profecías que Él anunció acerca de nuestro pasado y que se han cumplido, ¿no tiene eso sentido de que las cosas que Él anunció acerca de nuestro futuro también van a cumplirse? Piénselo.

De nuestro estudio del Salmo 83 ustedes pueden reconocer varios nombres que le son familiares. Pero recuerden, las profecías de Amós 1 se cumplieron en diferentes momentos en un período de 400 años, y no en una sola batalla. Por consiguiente, no podemos mirarlas como un cumplimiento del Salmo 83. Isaías, Jeremías y Ezequiel también profetizaron la conquista de estos enemigos vecinos de Israel, pero ninguna de esas profecías se iguala con el Salmo 83 tampoco. Damasco no ha sido destruido como lo requiere Isaías 17, y tanto Jeremías como Daniel mencionan el regreso de Edom, Moab y Amón en los últimos días. Claramente, la batalla del Salmo 83 se encuentra aún en el futuro.

La próxima vez empezaremos a ver lo que el Señor hizo que Amós le dijera a Israel, y no será bonito. Nos vemos entonces. 16/02/13.