Miércoles, 18 de junio de 2014
P. Una amiga se describe como “vuelta a nacer, llena del Espíritu, cumplidora de la Tora, creyente en Yeshua (Jesús).” ¿Ha oído usted sobre eso? No puedo sino estar intrigada, porque tango tanta admiración y amor por el pueblo judío. Es claro que mi vieja amiga cree en Jesús. Pero parece que alguien que cumple con la Tora no podría del todo abrazar la gracia y el perdón por medio de la fe. Estoy tan confundida… ¿Me puede ayudar a desenredar esto?
R. Todo se reduce de dónde su amiga cree que viene su salvación. Si ella cree que es salva por gracia por medio de la fe solamente y cumple con la ley únicamente para expresar su agradecimiento por el regalo gratuito de la salvación, es una cosa. Pero si ella cree que su salvación es parcialmente ganada o mantenida por su cumplimiento de la ley, entonces hay un problema. Quiere decir que ella realmente cree que en última instancia ella es responsable de su propia salvación.
Cualquier obra que nosotros hagamos para suplir lo que el Señor hizo por nosotros en la cruz demuestra nuestra falta de fe en la suficiencia de Su muerte y resurrección para salvarnos. Eso viola el principio más básico del cristianismo. Somos salvos por gracia y no por obras para que nadie se gloríe (Efesios 2:8-9).
Cualquier obra que hacemos para mantener lo que Él gratuitamente nos dio demuestra nuestro temor de que la fe no es suficiente para mantenernos salvos. Tenemos que contribuir a la ecuación con nuestro propio esfuerzo. Quiere decir que aún si nosotros confiamos en el Señor para salvarnos, no confiamos en Su promesa para guardarnos, “Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero” (Juan 6:39).