Los Cánticos del Mesías Siervo

Miércoles 2 de junio de 2021

Un estudio Bíblico por Jack Kelley

Procediendo como es mi caso de un trasfondo gerencial, yo pienso en los siguientes cuatro pasajes en relación a la Misión del Mesías, y la obra que Él vino a realizar. Los teólogos les llaman los Cánticos del Mesías Siervo, y todos se encuentran en el Libro de Isaías, convirtiéndolos en un tremendo testimonio del Antiguo Testamento sobre la profecía que se cumplió en la vida de Jesús.

El número cuatro se considera como el número de la Tierra, porque al final del cuarto día, la creación de la Tierra se completó. Los días quinto y sexto fueron dedicados a poblar la Tierra, primero con peces, aves y animales, y finalmente con el logro que corona la creación de Dios: el hombre. Cuando las cosas bíblicas se presentan en grupos de cuatro, significa que el centro es toda la Tierra.

Cántico Primero, Justicia Para Las Naciones… Isaías 42:1-9

He aquí mi siervo, a quien sostendré; mi escogido en quien se complace mi alma. Sobre él he puesto mi Espíritu, y él traerá justicia a las naciones. No gritará ni alzará su voz, ni la hará oír en la calle. No quebrará la caña cascada, ni apagará la mecha que se está extinguiendo; según la verdad traerá justicia. No se desalentará ni desfallecerá hasta que haya establecido la justicia en la tierra. Y las costas esperarán su ley.”

Así dice Dios el SEÑOR, el que crea los cielos y el que los despliega; el que extiende la tierra y sus productos, y el que da respiración al pueblo que está en ella y aliento a los que andan por ella: Yo, el SEÑOR, te he llamado en justicia, y te asiré de la mano. Te guardaré y te pondré como pacto para el pueblo, y como luz para las naciones, a fin de que abras los ojos que están ciegos y saques de la cárcel a los presos, y de la prisión a los que moran en las tinieblas.

Yo, el SEÑOR; éste es mi nombre. No daré mi gloria a otros, ni mi alabanza a los ídolos. He aquí, ya sucedieron las cosas primeras; ahora les anuncio las cosas nuevas. Antes que salgan a luz, yo se las anuncio a ustedes.

De inmediato Isaías aclara que el Mesías será un hombre manso, la personificación del amor de Dios. La caña cascada pierde fuerza, y la mecha encendida emite un olor acre por lo que representan aquellas personas que la sociedad considera sin valor alguno y ofensivas; pero aun estas personas recibirán Su amor.

Él no ministrará solamente a los judíos, sino también a los gentiles. Cumpliendo con el Pacto Eterno, Él cumplirá con el requisito de justicia de Dios al pagar el castigo por todos los pecados de la humanidad, reconciliando de esa manera a Dios con Su creación (Colosenses 1:19-20). Nada impedirá que Él logre hacer Su misión. Como una prueba de que Él enviará Su siervo para lograr esas cosas, Dios dijo: “Miren mi historial. ¿No ha sucedido todo lo que les he dicho en el pasado que sucedería? Ustedes pueden estar seguros de que esto también sucederá”.

Cántico Segundo, Israel y El Mesías… Isaías 49:1-7

¡Óiganme, oh costas, y escuchen, oh pueblos lejanos! El SEÑOR me llamó desde el vientre; desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre. Hizo de mi boca una espada puntiaguda; me cubrió con la sombra de su mano. Hizo de mí una flecha afilada; me guardó en su aljaba. Y me dijo: “Mi siervo eres tú, oh Israel; en ti me gloriaré.”

Pero yo dije: “Por demás me he afanado; en vano y sin provecho he consumido mis fuerzas. Sin embargo, mi causa está con el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios.

Inicialmente a Israel se le dio la tarea de ser el emisario de Dios a los gentiles, y es quien está hablando aquí. En otra serie de cuatro grupos, también de Isaías, Israel fue nombrado para llevar a cabo cuatro tareas también. Debían transmitir las Escrituras de Dios (Isaías 42:9), ser testigos en la Tierra (Isaías 43:10), mostrarían Su gloria (Isaías 49:3), y ser un canal para el Mesías (Isaías 49:5). Dios sabía desde el principio que Israel estaba preparando la Tierra para recibir al visitante más distinguido.

Y ahora el SEÑOR — quien me formó desde el vientre para ser su siervo, a fin de hacer que Jacob volviese a él y lograr que Israel se adhiriera a él, pues yo soy estimado en los ojos del SEÑOR, y mi Dios es mi fortaleza — dice: “Poca cosa es que tú seas mi siervo para levantar a las tribus de Israel y restaurar a los sobrevivientes de Israel. Yo te pondré como luz para las naciones, a fin de que seas mi salvación hasta el extremo de la tierra.

Pero Israel no fue suficiente para la tarea. Se volvieron orgullosos y exclusivos y debido a eso se apartaron del camino que Dios les había puesto. Por consiguiente, la primera prioridad del Mesías sería la restauración de Israel, pero mucho más que eso le sería requerido a Él. De nuevo nos damos cuenta que Él sería una luz a los gentiles también, llevando el mensaje de salvación a todo el mundo. Debo observar aquí que la palabra hebrea traducida “mi salvación” en este pasaje es el nombre hebreo del Mesías, Yeshua. (Cuando se traduce al español, Yeshua se convierte en Jesús.)

Así ha dicho el SEÑOR, el Redentor de Israel y el Santo suyo, al de alma menospreciada, al abominado por las naciones, al siervo de los tiranos: “Los reyes lo verán y se levantarán; también los príncipes, y se postrarán, a causa del SEÑOR, quien es fiel, y por el Santo de Israel, el cual te escogió.

Irónicamente, el propio pueblo de Dios, a pesar de que se le dio la primera opción de la oferta de redención del Mesías, la rechazaron. En su lugar, las naciones gentiles serían los primeros frutos de Su misión. Aun sus gobernantes se inclinarían ante el Mesías. Pero Dios no rechazó a Israel, y al final de la era derramará Su Espíritu sobre ellos de nuevo, y esta vez ellos sí responderán (Zacarías 12:10).

Cántico Tercero, La Resistencia… Isaías 50:4-9

El SEÑOR Soberano me ha dado una lengua adiestrada para saber responder palabra al cansado. Me despierta cada mañana; cada mañana despierta mi oído para que yo escuche, como los que son adiestrados. El SEÑOR Soberano me abrió el oído, y no fui rebelde ni me volví atrás. Entregué mis espaldas a los que me golpeaban, y mis mejillas a los que me arrancaban la barba. No escondí mi cara de las afrentas ni de los esputos.

El Mesías era un siervo voluntario de Dios (Filipenses 2:5-8) y nada en el mundo prevendría que Él llevara a cabo Su misión. Aun la golpiza y la humillación de ser afrentado y escupido y que se le arrancara la barba de Su rostro no haría que Él titubeara. Puesto que Dios estaba por Él, ¿quién podría están en contra de Él?

Porque el SEÑOR Soberano me ayuda, no he sido confundido. Por eso puse mi rostro firme como un pedernal y sé que no seré avergonzado. Cercano está a mí el que me justifica. ¿Quién contenderá conmigo? Comparezcamos juntos. ¿Quién es el adversario de mi causa? Acérquese a mí. He aquí que el Señor Jehovah me ayudará; ¿quién me podrá condenar? He aquí que todos ellos se envejecerán como un vestido, y se los comerá la polilla.

Sus enemigos creyeron que le habían ganado. No se dieron cuenta, hasta que ya fue demasiado tarde, y que el único poder que tenían sobre Él les había sido dado por Su Padre para cumplir Su propósito. Advirtiéndole a Pedro que pusiera a un lado su espada, Jesús dijo,

¿O piensas que no puedo invocar a mi Padre y que él no me daría ahora mismo más de doce legiones de ángeles? Entonces, ¿cómo se cumplirían las Escrituras de que es necesario que suceda de esta manera?” (Mateo 26:53-54). En otra ocasión Él les dijo:

Por esto me ama el Padre, porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo la pongo de mí mismo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre” (Juan 10:17-18).

Y en Su último juicio le dijo a Pilato, “No tendrías ninguna autoridad contra mí, si no te fuera dada de arriba” (Juan 19:11).

Cántico Cuarto, Victoria… Isaías 52:13—53:12

He aquí, mi siervo prosperará, será enaltecido, levantado y en gran manera exaltado. De la manera que muchos se asombraron de ti, pueblo mío, así fue desfigurada su apariencia más que la de cualquier hombre, y su aspecto más que el de los hijos de los hombres. Ciertamente El asombrará a muchas naciones, los reyes cerrarán la boca ante El; porque lo que no les habían contado verán, y lo que no habían oído entenderán.

Cuando terminaron de castigarlo, Él había perdido la apariencia humana. La palabra “levantado” vendría a simbolizar la crucifixión, pero esa forma tan humillante de ejecución se volvería el medio de Su exaltación. Mientras que nuestra fe inicial viene por oír sobre lo que Él ha hecho por nosotros, la fe perdurable que nos sostiene no es el producto de palabras, sino de la morada en nosotros del Espíritu Santo quien es el que nos guía hacia todo entendimiento. Mientras que es cierto que ver es creer, es mayormente cierto que creer es ver.

¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo del SEÑOR? Subió como un retoño delante de él, y como una raíz de tierra seca. No hay parecer en él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos. Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos

A pesar de que Él había creado el universo, no había nada sobre Él que lo distinguiera de nosotros. Él se parecería al más común de los hombres. Y cuando hablaba, Él contradeciría lo que los líderes de esos días enseñaban, y por consiguiente sería rechazado por la clase gobernante. Sus amigos generalmente serían gente común, muchos de ellos marginados por la sociedad.

Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido. Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados.”

Los líderes de esos días lo considerarían estar poseído por el demonio (Juan 8:48), pero al dar Su vida, Él compró nuestra sanidad de las enfermedades del demonio, y nuestra libertad de la esclavitud del diablo. La palabra hebrea traducida enfermedades significa dolencia o enfermedad, y la palabra traducida dolores, también significa pena o pesar. Las transgresiones o iniquidades se refieren al pecado. Debido a Su sufrimiento y muerte es que nosotros podemos recibir tanto la sanidad física como la espiritual.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero el SEÑOR cargó en él el pecado de todos nosotros. Él fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco él abrió su boca.

A pesar de que es inocente de todas las acusaciones en Su contra, no se defendería porque Él realmente estaría en nuestro lugar para ser castigado por nuestros crímenes. Y nosotros no tenemos ninguna  defensa.

Por medio de la opresión y del juicio fue quitado. Y respecto a su generación, ¿quién la contará? Porque él fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la transgresión de mi pueblo fue herido. Se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca.

Su muerte haría la expiación vicaria por nuestros crímenes en contra de Dios y así como era práctica común tirar un cuerpo crucificado en el basurero, Él realmente sería sepultado en la tumba de un hombre rico.

Con todo eso, el SEÑOR quiso quebrantarlo, y lo hirió. Cuando se haya puesto su vida como sacrificio por la culpa, verá descendencia. Vivirá por días sin fin, y la voluntad del SEÑOR será en su mano prosperada. A causa de la angustia de su alma, verá la luz y quedará satisfecho. Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con los pecados de ellos.

Pero eso no sería Su fin. Después de sufrir la muerte para darnos la vida, Él mismo tomaría de nuevo la vida (Juan 10:17-18) y sería testigo de primera mano de la enorme cosecha de Sus obras.

Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos. Porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores, habiendo él llevado el pecado de muchos e intercedido por los transgresores.

A cambio de Su desinteresado acto de sacrificio, Dios le daría las naciones como Su herencia (Salmo 2:8) y le daría un Nombre que es sobre todo nombre (Filipenses 2:9-11). Manteniendo Su naturaleza generosa, Él estaría de acuerdo en compartir Su herencia con todas las personas que aceptarían Su muerte como el pago total de sus pecados (Gálatas 4:4-7).

750 años antes del hecho, Dios quiso que Isaías apuntara esta serie de promesas. Estas fueron explícita y conspicuamente cumplidas en la Vida de Jesús de Nazaret, el supuesto hijo de un carpintero judío, y que se ha convertido en el (aun no aceptado) Rey de los Judíos y que pronto será reconocido como el Señor de toda la Tierra (Zacarías 14:9).

Este testimonio sin igual de Jesús no es solamente que Él fue un gran maestro que hizo muchos milagros, sino que cada detalle de Su vida fue predicho por los profetas. Muchas de las promesas de los cuatro cánticos del siervo fueron cumplidas durante la primera venida del Señor. Mientras el mundo se apresura al capítulo final de su historia, cada vez es más claro que esas pocas promesas que aún quedan se cumplirán muy pronto. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 18/06/11.