Jueves, 3 de julio de 2014
Un comentario Bíblico por Jack Kelley
“Y Jesús les dijo: Ciertamente les digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria, ustedes que me han seguido también se sentarán sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel” (Mateo 19:28).
“Y el que estaba sentado en el trono dijo: Yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin.” (Apocalipsis 21:5-6).
Los juicios de los tiempos finales serán en extremo devastadores, y el Señor advirtió que si no les ponía fin en el momento asignado, nadie podría sobrevivir (Mateo 24:22). Pero a causa de los elegidos, Él les pondría fin y cuando lo haga se iniciará la restauración de la Tierra.
Yo creo que una de las funciones complementarias de los juicios de los tiempos finales es para que se inicie el proceso de hacer que la Tierra vuelva a la condición que tenía justo después de la creación. Es como si la Gran Tribulación fuera la fase de demolición de esa restauración. Esto lo sugieren frases como “Y toda isla huyó, y los montes no fueron hallados” (Apocalipsis 16:20) y “el mar ya no existía más” (Apocalipsis 21:1). Y hablando de lugar en donde se encuentra el Señor actualmente Pedro le dijo a la gente, “quien ciertamente es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas” (Hechos 3:21).
Al comparar versículos como este con el retorno de los lapsos de vida más largos como lo indica Isaías 65:20, yo creo que la mayor parte de los océanos y mares actuales ya sea que regresen a sus orígenes subterráneos o que se evaporen a la atmósfera superior para restablecer el toldo de vapor que una vez rodeó la Tierra (Génesis 1:6-7) y así favorecer los largos lapsos de vida previos al diluvio.
“Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria del SEÑOR, la hermosura del Dios nuestro
El lugar seco se convertirá en estanque, y el sequedal en manaderos de aguas; en la morada de chacales, en su guarida, será lugar de cañas y juncos” (Isaías 35:1-2, 7)
“En las alturas abriré ríos, y fuentes en medio de los valles; abriré en el desierto estanques de aguas, y manantiales de aguas en la tierra seca. Daré en el desierto cedros, acacias, arrayanes y olivos; pondré en la soledad cipreses, pinos y bojes juntamente, para que vean y conozcan, y adviertan y entiendan todos, que la mano del SEÑOR hace esto, y que el Santo de Israel lo creó” (Isaías 41:18-20).
Los montes serán bajados y el fondo del mar será levantado. Manantiales y ríos correrán a través de tierras que han sido áridas por miles de años. Los grandes desiertos se convertirán en verdes planicies una vez más. La inclinación actual del eje de la Tierra es la causa de las extremas diferencias en el clima del mundo y es lo que hace que grandes áreas de tierra sean inhabitables. Yo creo que todo eso será corregido al momento de la Segunda Venida. El eje de la tierra será enderezado y el año será acortado a sus 360 días originales. La Tierra una vez más va a disfrutar de un clima sub tropical a nivel mundial como lo tenía antes de que Adán la perdiera y los efectos terribles del pecado fueran soltados sobre la Tierra. Esto es algo que la creación ha estado esperando ansiosamente desde entonces.
“Porque el anhelo ardiente de la creación es el aguardar la manifestación de los hijos de Dios. Porque la creación fue sujetada a vanidad, no por su propia voluntad, sino por causa del que la sujetó en esperanza; porque también la creación misma será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:19-21).
Y esta restauración no estará limitada a la Tierra solamente. Una sanidad masiva y espontánea va a corregir todas las imperfecciones de una humanidad caída.
“Mas a ustedes los que temen mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación; y saldrán, y saltarán como becerros de la manada” (Malaquías 4:2) “Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo” (Isaías 35:5-6)
Cuando el Señor retorne en gloria la espera terminará, y pronto después de eso la creación una vez más será un jardín exuberante. Él hará los desiertos como el Edén, las tierras áridas como los huertos del Señor (Isaías 51:3).
Algunas personas tienen problemas con esto porque están muy enamoradas de la creación como la ven actualmente. Recuerdo leer acerca de una persona que le pedía a Dios que no la llevara en el Rapto porque ella no podía imaginarse nada tan bello como la Tierra actual, ni aun el Cielo. Personas como estas están muy limitadas en su pensamiento. Están basando el futuro sobre el pasado en lugar de basarlo en las promesas de Dios. No se detienen a pensar que si la Tierra es tan bella a pesar de estar bajo maldición, ¿cuánto más bella será cuando la maldición sea removida y la Tierra sea restaurada a su condición original?
“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo se los hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para ustedes. Y si me fuere a prepararles un lugar, vendré otra vez, y los tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, ustedes también estén” (Juan 14:2-3).
Además, las personas que piensan así no se dan cuenta de que el Señor ha pasado 2000 años “preparándonos un lugar” en la casa de Su Padre. Él no regresa para estar con nosotros aquí en donde nos encontramos; Él regresa para llevarnos con Él a donde Él está. La Iglesia ya no le llamará hogar a la Tierra sino que morará con Él en la casa de Su Padre. ¿Es que estas personas realmente creen que después del Rapto, cuando veamos toda la eternidad desplegada frente a nuestros ojos, nos desilusionaremos con nuestro futuro y vamos a desear regresar a esta creación caída?
Pero nuestro enfoque aquí es la restauración del Planeta Tierra, en donde Israel una vez más será la nación más favorecida. Una de las pistas que tenemos de que la Era del Reino en la Tierra se ocupa de Israel y no de las naciones gentiles y ni siquiera de la Iglesia, es que casi todos los pasajes que la describen se encuentran en el Antiguo Testamento, y en su mayoría se centran en Israel.
De ellos sabemos acerca del florecimiento del desierto (Isaías 35:1-2), de la tierra siendo tan fértil que antes que la gente pueda terminar la cosecha será de nuevo tiempo de sembrar (Amós 9:13). La paz fluirá como un río y la riqueza de las naciones como torrente que se desborda (Isaías 66:12). En Jerusalén los ancianos y las ancianas se sentarán en las calles llenas de muchachos y muchachas que están jugando (Zacarías 8:4-5). Y en el campo, “se sentará cada uno debajo de su vid y debajo de su higuera, y no habrá quien los amedrente; porque la boca del SEÑOR de los ejércitos lo ha hablado” (Miqueas 4:4).
La paz prevalecerá en el reino animal también. Los animales que son depredadores y los que son sus presas vivirán lado a lado, y sus pequeñuelos se van a echar juntos, todos ellos viviendo de nuevo en perfecta armonía unos con los otros y con la raza humana (Isaías 11:6-8). Habrá otra reversión de las condiciones existentes después del diluvio, cuando el temor y el pavor del hombre cayó sobre todas las bestias de la tierra y las aves del cielo (Génesis 9:2-3).
Y así el momento de restauración habrá llegado, y en todas sus formas la Tierra volverá a ser como era en el principio. A cualquier lugar que uno vaya habrá paz en la Tierra y buena voluntad hacia todas las personas, tal y como el ángel Gabriel lo prometió a los pastores hace tanto tiempo ya. El mismo Señor va gobernar, y la gente vendrá de todas partes del mundo para aprender de Él.
“Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será confirmado el monte de la casa del SEÑOR como cabeza de los montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Vengan, y subamos al monte del SEÑOR, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus caminos, y caminaremos por sus sendas.
Porque de Sion saldrá la ley (la Torá), y de Jerusalén la palabra del SEÑOR. Y juzgará entre las naciones, y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2:2-4)
Pero como siempre ha sido, la semilla de rebelión aun permanecerá en el corazón del hombre natural. Las personas tendrán todas las ventajas concebibles en esto, lo cual será su última oportunidad para vivir en paz con Dios. Pero dentro de una generación o dos esa semilla volverá a germinar cuando las personas sobrevivientes de la tribulación sean mayores de edad. Algunas de ellas elegirán seguir a sus padres al pie de la cruz para recibir su redención personal. Pero con cada generación que nace un número creciente de esas personas no lo hará. Y eso sucederá aun cuando Satanás está atado, cuando el mismo Señor es su Rey, y la Ley de Dios será la ley de todas ellas.
Es que no existe ninguna condición o circunstancia que le permita al hombre natural con su naturaleza pecaminosa vivir en paz con Dios. Conforme se acerca el final de la Era del Milenio, las personas incrédulas sobrepasarán ampliamente a las que son creyentes, especialmente entre las naciones. Cuando Satanás sea soltado se levantarán como un solo hombre y marcharán a través de la anchura de la Tierra para rodear el campamento del pueblo de Dios y la ciudad que Él ama en un intento final de expulsar al Señor del planeta Tierra. Pero fuego descenderá del cielo que los consumirá a todos, y Satanás será capturado de nuevo, pero esta vez para ser lanzado en el lago de fuego para siempre (Apocalipsis 20:9-10).
Después del Milenio, Dios y el hombre volverán a disfrutar de un nuevo comienzo, llamado Eternidad. La Biblia no nos brinda ninguna información sobre ello porque termina al final del Milenio. Una cuidadosa lectura muestra que en Apocalipsis 20, Juan, después de seis versículos, saltó hacia adelante para describir los destinos finales de Satanás y de todas las personas incrédulas mientras hablaba sobre el tema (Apocalipsis 20:7-15). Luego en Apocalipsis 21:1-27 Juan se devuelve al principio del Milenio para mostrarnos la Nueva Jerusalén, y en Apocalipsis 22:1-5 nos brinda un vistazo de la vida en la Tierra durante el Milenio. Esto lo sabemos porque Apocalipsis 21:1 es una cita directa de Isaías 65:17 en donde el contexto es la era del Reino en Israel y Apocalipsis 22:1-2 es un resumen de Ezequiel 47:1-12, el cual también es un pasaje del milenio
Como parte de la Iglesia definitivamente estaremos a la cabeza para entrar en la Eternidad, como lo estarán los creyentes resucitados tanto de los tiempos del Antiguo Testamento como de la Semana Setenta de Daniel. Pero tendremos que esperar por lo menos hasta el Rapto para ver cómo será eso. Todo lo que sabemos por el momento es que esa será la aventura más grandiosa jamás diseñada para la humanidad, y nosotros estaremos en primera fila cuando llegue el momento para disfrutarla. Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 19/01/13.