Lunes 21 de noviembre de 2022
Un Comentario por Jack Kelley
Canten alegres a Dios, habitantes de toda la tierra. Sirvan al Señor con alegría; vengan ante su presencia con regocijo. Reconozcan que el Señor es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entren por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alábenle, bendigan su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad por todas las generaciones. (Salmo 100).
Todos los años, en el cuarto jueves del mes de noviembre se celebra la fiesta de Acción de Gracias en los EE.UU. Esta es una celebración que se inició con los primeros colonos para expresar su gratitud a Dios por la abundante cosecha, y está moldeada en la Fiesta Judía de los Tabernáculos.
Después de la cosecha, los israelitas de todo el país se reunían en Jerusalén durante una semana de celebraciones. Esto se hacía para conmemorar el tiempo que Dios había estado con ellos en el desierto y para dar gracias por otra buena cosecha. Durante todo el año guardaban sus diezmos, la primicia de sus ganados, las primeras gavillas del grano, las primeras uvas, higos, aceitunas y otras frutas y vegetales y las traían a Jerusalén en donde las cocinaban y comían durante una gran celebración nacional de alabanza (Deuteronomio 12:5-7).
Después de haber sobrevivido un año muy difícil en el Nuevo Mundo, los Peregrinos de Nueva Inglaterra instituyeron una celebración similar, aunque mucho más pequeña, una fiesta de acción de gracias con la intención de alabar a Dios. Este evento finalmente se convirtió en una festividad nacional en los EE.UU. en el año 1863, pero no fue sino hasta el año 1941 que se asignó el cuarto jueves del mes de noviembre, como el día de su celebración oficial.
Mis padres se aseguraron de que nunca olvidáramos que fue el Señor el que nos había proveído así que el Día de Gracias casi siempre era de observación religiosa en nuestra casa. Ofrecíamos oraciones y cada miembro de la familia daba gracias por todas esas cosas buenas que el Señor nos había dado.
“No se te ocurra pensar: ‘Esta riqueza es fruto de mi poder y de la fuerza de mis manos.’ Recuerda al SEÑOR tu Dios, porque es él quien te da el poder para producir esa riqueza; así ha confirmado hoy el pacto que bajo juramento hizo con tus antepasados” (Deuteronomio 8:17-18).
Creíamos, como dice la Biblia, que a pesar de que nuestros padres habían trabajado muy duro durante todo el año, era el Señor el que les había dado su fuerza y habilidad y había creado las oportunidades para ellos. En esos versículos Dios les recordó a los israelitas (y a nosotros también) de no olvidar eso. Después de todo, muchas personas trabajan muy duro durante toda su vida y parece que no llegan a ningún lado. Y no es que estuviéramos tampoco tan bien, sino que sabíamos de dónde habían llegado nuestras bendiciones.
Ya como una persona adulta me involucré en el campo del auto desarrollo y empecé a escuchar sobre el “dios de dentro”, una fuerza interior a la que me podía conectar y utilizarla para “maximizar mi potencial” y tener éxito. Esto era atractivo a mi ego y me hacía parecer como el maestro de mi propio destino. Me olvidé del todo de la advertencia del Señor de no olvidarlo. Cuando nací de nuevo a la edad de 40 años, finalmente me di cuenta de que este “dios de dentro” en realidad era el “Dios de fuera” Quien me había estado bendiciendo todo el tiempo a pesar de que yo me estaba llevando todo el crédito. En una de mis primeras oraciones para pedir perdón, le pedí al Señor que me perdonara por haberme dado yo el crédito por las cosas que eran regalos de Él. Mientras oraba sobre eso, la frase “Dios de Fuera” se repetía en mi mente. ¿Estaba el Señor tratando de enseñarme algo?
Yo creo que él estaba diciendo que la frase “de fuera” se puede aplicar a muchas cosas en cuanto al Señor se refiere, y mientras continuaba orando, muchas de ellas me llegaron a la mente.
Si usted está buscando cosas para estar agradecido y agradecida (aun si vive en un país donde no se celebra el Día de Gracias), intente algunos de estos “sin”. Le aseguro que el Señor va a traer algunos más a su mente.
Amor Sin Límites… “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Perdón Sin Preguntas… “Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre” (Mateo 7:7-8). “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad” (1 Juan 1:9).
Actuar Sin Excusas… “Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera… Y esta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día finql” (Juan 6:37, 39).
Prometer Sin Equivocarse… “…Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero… Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré” (Isaías 46:9-11).
Bendiciones Sin Número… “Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo [en cualquier lado que usted se encuentre]. Bendito el fruto de tu vientre [sus hijos], el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas [su trabajo]. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar [usted tendrá suficiente para comer]. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir [cuando usted llega a casa en la noche y sale por la mañana]” (Deuteronomio 28:3-6).
Misericordia Sin Medida… “Por la misericordia del Señor no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad” (Lamentaciones 3:22-23).
Fidelidad Sin Fallar… “Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que lo aman y guardan sus mandamientos, hasta mil generaciones” (Deuteronomio 7:9). “Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito” (Romanos 8:28)
Redención Sin Retractarse… “De cierto, de cierto les digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no será condenado, sino que ha pasado de muerte a vida” (Juan 5:24). “Y ésta es la voluntad de mi Padre: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final” (Juan 6:40).
Salvación Sin Mérito… “Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna” (Tito 3:4-7).
Gracia Sin Culpa… “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados” (2 Corintios 5:17-19).
Entonces en este tiempo cuando una gran parte de la humanidad se ha olvidado de que el Señor es el Dador de todo regalo bueno y perfecto, el Autor de todas nuestras victorias, el que prepara todas las oportunidades y diseña todas las bendiciones, estos “sin” nos pueden servir como un buen recordatorio para darle gracias cuando se debe dar gracias.
Y ahora, “El Señor te bendiga, y te guarde; el Señor haga resplandecer su rostro sobre ti, y tenga de ti misericordia; el Señor alce sobre ti su rostro, y ponga en ti paz” (Números 6:24-26). Feliz Día de Gracias. 17-11-12