Y sabrán que Yo Soy el Señor

Jueves, 11 de septiembre de 2014

Un Estudio Bíblico por Jack Kelley

Algunas variantes de la frase “y sabrán que yo soy el Señor” aparecen en el Libro de Ezequiel 50 veces. Antes del cautiverio babilónico (605-535 a.C.) el Señor usó esta frase generalmente dentro de un contexto de juicio, ya sea en contra de los líderes de Israel (Ezequiel 11:10), de la nación como un todo (Ezequiel 12:20) o de sus enemigos (Ezequiel 25—35).

El Señor le había dado al rey Nabucodonosor de Babilonia (Daniel 2:36-38) autoridad sobre todo el mundo para que fuera Su agente de juicio (Jeremías 25:89-9). Esta acción inició el período de tiempo conocido como el dominio gentil el cual continúa hasta el presente y no concluirá totalmente sino hasta la Segunda Venida. El Señor les ordenó a Israel y a todas las naciones vecinas que se rindieran a Nabucodonosor pues si no serían destruidas (Jeremías 27:1-8).

El Señor había determinado castigar a Israel y a todas las naciones circunvecinas y hacer que Su existencia fuera conocida de todos los pueblos, aun si eso significaba destruirlas a todas para lograrlo. En algunos casos eso fue exactamente lo que sucedió. Ya para el tiempo en que Nabucodonosor estaba terminado, Israel había sido llevado en cautiverio, Tiro y Sidón (Líbano) habían sido destruidos, Egipto había sido esparcido, y Amón, Moab, Edom y Filistea dejaron de existir.

Israel fue castigado por practicar la idolatría. Las naciones circunvecinas fueron castigadas por haberse alegrado del castigo de Israel. El Señor sintió la necesidad de recordarles quién era Dios y quién no lo era.

Eso Fue Entonces, Esto Es Ahora

Pero empezando en Ezequiel 36, después que Nabucodonosor había llevado cautivos a los judíos a Babilonia y había quemado Jerusalén hasta sus cimientos, el Señor empezó a usar esta frase de una manera diferente. Él dijo que la restauración de Israel en los tiempos finales sería la forma en que le mostraría a Israel y a las naciones de nuestros días que Él es el Señor.

A pesar de que la promesa del Señor de su restauración se cumplió parcialmente durante el tiempo entre el retorno de Israel de Babilonia y la primera venida del Señor, el lenguaje usado en los capítulos 36 y siguientes dejan en claro que Ezequiel estaba hablando de un tiempo que precedía la Segunda Venida. Aquí hay unos ejemplos:

Hablándoles a los montes de Israel, el Señor dijo: “Y nunca más te haré oír injuria de naciones, ni más llevarás ofensas de pueblos, ni harás más morir a los hijos de tu nación, dice el Señor Todopoderoso” (Ezequiel 36:15).

Obviamente Israel fue vencido por los romanos después de su retorno de Babilonia.

Así ha dicho el Señor Todopoderoso: Yo tomo a los hijos de Israel de entre las naciones a las cuales fueron, y los recogeré de todas partes, y los traeré a su tierra; y los haré una nación en la tierra, en los montes de Israel, y un rey será a todos ellos por rey; y nunca más serán dos naciones, ni nunca más serán divididos en dos reinos” (Ezequiel 37:21-22).

Durante el tiempo de su cautiverio los judíos estuvieron en Babilonia, y fueron ellos quienes repoblaron la tierra después. No hubo ninguna reunión oficial de todas las naciones como profetizó Ezequiel que se llevaría a cabo después de la batalla de Gog y Magog (Ezequiel 39:28)

También, antes de la primera venida del Señor, la tierra prometida estaba dividida entre varios miembros de la familia de Herodes y Roma. No era una sola entidad con un solo rey.

Así Es Como Usted Lo Sabrá

Cada paso en el camino hacia la completa restauración de Israel tiene como propósito el ser una señal para mostrarles tanto a Israel y a las naciones que Dios es el Señor. Cada una de estas señales se identifica con alguna forma de la frase “Y sabrán que Yo soy el Señor” y hay diez de ellas.

En efecto, Él estaba diciendo, “Y sabrán que Yo soy el Señor,

Cuando establezca al pueblo en la tierra y sean fructíferos y prósperos (Ezequiel 36:11)
Cuando me muestre Santo a través de Israel ante los ojos de las naciones (Ezequiel 36:23)
Cuando Yo reedifique lo que estaba derribado y plante lo que estaba desolado (Ezequiel 36:36)
Cuando llene las ciudades reedificadas con gente (Ezequiel 36:38)
Cuando traiga de vuelta a la vida a un pueblo largamente muerto (Ezequiel 37:6).
Cuando abra sus sepulcros y saque a Mi pueblo de sus sepulturas (Ezequiel 37:13).
Cuando ponga Mi espíritu en ellos y los haga reposar sobre su tierra (Ezequiel 37:14).
Cuando Mi santuario esté en medio de ellos para siempre (Ezequiel 37:28).
Cuando derrote a la coalición de Gog y Magog (Ezequiel 38:23)
Cuando termine de llamar a Mi pueblo de regreso a Israel, sin dejar a ninguno de ellos” (Ezequiel 39:28).

Así Fue Cómo Todo Empezó

El deseo por una tierra natal judía fue despertado en el corazón del pueblo judío hacia finales del Siglo 19 con el Primer Congreso Sionista organizado por Teodoro Herzl en 1897. La declaración de Balfour de 1917 hizo oficial el apoyo de Gran Bretaña para la formación de la tierra natal judía. Luego en 1948 las Naciones Unidas declararon a Israel como una nación soberana.

Durante estos 50 años interinos gente judía de todo el mundo ha estado llegando a Israel para ayudar a reclamar la tierra prometida. La tierra infértil fue hecha fértil y los pantanos infestados de malaria fueron drenados y cultivados. Desde entonces se han construido ciudades, más tierra árida ha sido cultivada, millones de árboles han sido sembrados, y lo que antes había sido una tierra desierta se ha transformado en la tierra más productiva del planeta. La gente ha llegado para llenar las ciudades y una nación considerada muerta por tanto tiempo, fue devuelta a la vida y reestablecida en sus tierras históricas después de una ausencia de casi 2.000 años.

Este fue el comienzo del plan de Dios para revelarse a Israel y a las naciones en los tiempos finales. Primero fue predicho en una profecía que era tan antigua aun en tiempos de Ezequiel. Siglos antes, Moisés les dijo a los israelitas,

Aun cuando tus desterrados estuvieren en las partes más lejanas que hay debajo del cielo, de allí te recogerá el SEÑOR tu Dios, y de allá te tomará; y te hará volver el SEÑOR tu Dios a la tierra que heredaron tus padres, y será tuya; y te hará bien, y te multiplicará más que a tus padres” (Deuteronomio 30:4-5).

Y luego el señor hizo que Ezequiel le dijera al pueblo,

No lo hago por ustedes, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual profanaron ustedes entre las naciones adonde han llegado” (Ezequiel 36:22).

A pesar de que los burladores continúan negando eso, el renacimiento de Israel es un cumplimiento conspicuo de la profecía. Es una señal segura de que el fin de la era está sobre nosotros porque, en un mayor o menor grado, esas diez señales, que el Señor tuvo la intención de mostrarles a Israel y a las naciones de que Él es el Señor, todas ellas son evidentes hoy día. Obviamente no se encuentran en orden cronológico, sino que se enumeran como aparecen en el libro de Ezequiel. Algunas de ellas ya se han cumplido y otras no se cumplirán sino hasta la Segunda Venida del Señor, pero todas ellas están, en algún momento, en proceso de cumplimiento conforme usted lee esto.

Diez es uno de los números perfectos y significa la perfección del orden divino. Estas diez señales son la manera del Señor de decir: “Aquí está todo lo que es necesario para que Israel y las naciones sepan que Yo soy el Señor”. ¿Está usted recibiendo el mensaje? Ya casi se escuchan los pasos del Mesías. 30-04-11