El Relato de Apocalipsis. Parte 2

Parte 2. Capítulos 7 al 13

CAPÍTULO 7

Debido a que aun en la ira de Dios se encuentra Su misericordia, Él hace una pausa para comisionar a 144.000 judíos, 12.000 de cada una de las 12 tribus de Israel, para que vayan a todas las personas de la tierra y que una vez más prediquen el Evangelio a toda nación y a toda lengua. Y solamente entonces, todas aquellas personas que no eran creyentes sino hasta después del Rapto, pero habían muerto en fe durante esta serie de juicios, llegan al cielo, todos vestidos de ropas blancas y con palmas en sus manos. Todos están delante del Trono de Dios alabándolo diciendo “La salvación pertenece a nuestro Dios que está sentado en el trono, y al Cordero”. De inmediato, todo el ejército celestial se les unió para adorar a Dios. A estos santos de la tribulación les fue asignado el honor especial de servir a Dios en Su templo, y nunca más sentir hambre ni sed ni sentir ninguna incomodidad, porque el Cordero de Dios se ha convertido en su Pastor.

La primera serie de juicios causaron una notable devastación en la tierra, pero también llevaron a que muchos millones de nuevos creyentes entraran en una unión eterna con su Creador. Antes que este período de siete años termine más personas llegarán a la fe que en todas las épocas anteriores de la historia humana. Pero ese también será un tiempo en que quedará expuesta la depravación de las personas no regeneradas. La postura intermedia desaparecerá completamente cuando los moradores de la tierra se enfrentan a los tiempos más peligrosos jamás vistos.

CAPÍTULO 8

Cuando el Señor abrió el séptimo y último sello del título de propiedad de la tierra, hubo silencio en el cielo como por media hora. Los primeros seis sellos habían causado tantos estragos en la tierra que yo puedo apostar a que todos en el cielo estaban literalmente sosteniendo la respiración esperando qué es lo que traería el séptimo sello. Yo se que yo lo estaba haciendo.

Luego vi a siete ángeles en pie delante de Dios. A cada uno se le dio una trompeta larga, del tipo que usa un heraldo para anunciar la llegada de un dignatario importante o de un evento. Y otro ángel apareció con un incensario de oro lleno con incienso que representa las oraciones de los santos y que las había colocado en el incensario en el altar de oro ante el Trono. Conforme el humo del incienso se elevaba delante de Dios, el ángel usó el incensario para recoger fuego del altar y arrojarlo a la tierra. De inmediato hubo truenos, rayos y otro terremoto. Más juicios se avecinan, peores que los que acaban de pasar.

Cuando el primer ángel sonó su trompeta, una tormenta de granizo y fuego, mezclados con sangre cayó sobre la tierra, quemando la tercera parte de los árboles y la vegetación. Cuando el segundo ángel sonó su trompeta, un meteoro gigante, del tamaño de una montaña, cayó sobre la tierra, estrellándose en el océano. La potencia del impacto convirtió el agua del océano en una sustancia rojiza como sangre, matando un tercio de toda criatura marina. Más de 16.000 embarcaciones fueron destruidas y medio millón de marineros murieron a causa de las tormentas y de los tsunamis provocados por el impacto del meteoro. Al sonido de la tercera trompeta, otra ardiente estrella, llamada Ajenjo, cayó del cielo, contaminando una tercera parte del agua potable de la tierra, causando más muertes. Cuando sonó la cuarta trompeta, la devastación causada por la tormenta de granizo y fuego y el impacto de los dos meteoros, hicieron que se levantara una nube de humo y polvo en la atmósfera, reduciendo la luz del sol, la luna y las estrellas en una tercera parte, produciendo períodos de oscuridad total, tanto en el día como en la noche.

Y como si las cosas en la tierra no estuvieran lo suficientemente malas, escuché la voz de un ángel advirtiéndoles a las personas que se prepararan para peores desastres, cuando sonaran las restantes tres trompetas. Algo mucho más terrible estaba claramente aguardando.

CAPÍTULO 9

Cuando el quinto ángel suena su trompeta se me dio un vistazo de nuestro gran enemigo. En el pasado, cuando yo era uno de los primeros discípulos del Señor, Él mencionó haber visto a satanás caer del cielo como un rayo (Lucas 10:18), y ahora a satanás se le dan las llaves del abismo, o el mundo subterráneo. Cuando lo abre, salió como humo de un gran horno, y del humo salieron enjambres de insectos repugnantes los cuales, al principio, me parecieron como langostas. Pero cuando los pude observar más de cerca, decidí que tenían que ser algún tipo de manifestación demoníaca. Las langostas naturales son vegetarianas, pero a estas cosas les fue prohibido dañar la vegetación, y tampoco podían dañar al pueblo de Dios que aun permanecía sobre la tierra. Sin embargo, podían picar a las personas que no estaban protegidas sobrenaturalmente, y cuando lo hacían, el dolor que producía la picadura era increíble. La picadura de estas cosas como langostas, no era fatal sino que le producía a la víctima un dolor insoportable durante cinco meses. Créame, todos ellos deseaban morir.

Por eso es que mi experiencia en el Siglo I era difícil de igualar. Estas langostas no se parecían a algo que yo había visto antes, y durante todos los siglos después que yo escribí esto, nada como esos seres se han visto en la tierra. Quizás son alguna clase de un sistema de armamento que se originó con la tecnología del Siglo XXI, y talvez pueda ser algún invento del diablo. Pero una cosa sí es cierta, todas esas cosas salen directamente del fondo del infierno. El que abre el abismo las controlaba. Se llamaba a sí mismo “El Destructor”. Este nombre es algo lógicamente increíble.

Cuando sonó la sexta trompeta, una barrera invisible bajó sobre la tierra. El Río Eufrates siempre ha sido la frontera tradicional entre el este y el oeste. Este río nace en las montañas de Turquía y fluye hacia el sur atravesando Siria e Irak, desembocando en el Golfo Pérsico. La cultura, el lenguaje, las costumbres y la religión, cambian dramáticamente de un lado al otro, y durante siglos su ancho y profundidad impidieron que los ejércitos, tanto del este como del oeste, lo pudieran cruzar. Pero ahora, esta barrera, representada por cuatro ángeles que están atados, se estaba eliminando y un inmenso ejército de 200 millones de soldados, estaba en marcha. Antes de que este ejército termine su operación, un tercio de la población remanente de la tierra morirá. Estas muertes, cuando se agregan a las muertes de los juicios anteriores, resulta en la muerte de la mitad de la población mundial (ahora más de tres mil millones de personas). Una vez más, mi experiencia era inadecuada para la tarea de poder describir la apariencia y el armamento de este inmenso ejército, pero era lo suficiente como para poder decir que era un cuadro terrible y abrumador de observar.

Usted pensaría que estas langostas demoníacas que atacan solamente a los incrédulos y que matan a más de tres mil millones de personas por medio de guerras y enfermedades, harían que las personas corrieran a buscar al Señor para tener consuelo y seguridad. Pero eso no fue lo que sucedió, y ahora le digo el porqué.

Existe una creencia que nos rodea que es tan antigua como la misma raza humana, pero que en los últimos días se convertirá en una religión que va a engañar a casi todo el mundo. Se llama la Doctrina Luciferina y el entenderla nos ayuda a explicar por qué el mundo no se vuelve a su Creador durante estos juicios, los cuales producen el peor tiempo en la historia humana. La doctrina luciferina toma su nombre de Lucifer, un nombre en latín que significa “el portador de la luz”, y que sostiene que Lucifer es el bueno que está tratando de iluminar a la gente de la tierra para prepararla a la evolución espiritual necesaria para traer la paz a la humanidad. Según esta doctrina, nuestra evolución física se ha completado y todo lo que necesitamos hacer ahora es quitarnos de encima las ataduras del pensamiento judeo-cristiano para poder completar nuestra evolución espiritual y así entrar en la era utópica. Pero Lucifer está siendo impedido de hacer este trabajo porque el malo de Adonai (palabra hebrea para Señor) junto con Sus seguidores, está torciendo el gran plan de Lucifer al requerir que todas las personas se adhieran a Su religión reaccionaria, previniendo así, de forma efectiva nuestra evolución espiritual. Para que la humanidad pueda lograr la utopía, todas aquellas personas que insisten en mantenerse en su obsoleta fe judeo-cristiana, deben de ser eliminadas. La gran tribulación se caracteriza por la doctrina luciferina cuando el malo de Adonai hace el último esfuerzo para destruir al “portador de la luz” de la humanidad y prevenir nuestra ascensión a utopía, al mantenernos atados a Él.

Después de la desaparición de la iglesia, la Verdad será muy escasa en la tierra y el mundo entero habrá sido engañado al creer en la doctrina luciferina, tal y como mi amigo Pablo advirtió que sucedería (2 Tesalonicenses 2:9-12). Y por supuesto, al creer que el Señor es el malo, estas personas se vuelven más y más ardientes en su adoración a Lucifer, esperando que sea este individuo quien prevalecerá y terminará con su sufrimiento. (“Hay camino que al hombre parece derecho; pero su fin es camino de muerteProverbios 14:12). Por supuesto, Lucifer es también ampliamente conocido como satanás y el diablo.

CAPÍTULO 10

Igual a como lo hizo luego que abrió el sexto sello, el Señor hace otra pausa ahora después de que suena la sexta trompeta, para darnos una idea de lo que está por suceder. Un ángel grande y poderoso apareció como si fuera una visión y puso su pie derecho sobre el mar y el izquierdo sobre la tierra. Esto simbolizaba el hecho de que lo que se avecina va a afectar el destino de todo ser viviente sobre la tierra, tanto en la tierra como en el mar, así como a todas las personas. Cuando levantó su voz a los cielos, escuché el sonido de siete truenos, cada uno siendo una descripción de los juicios venideros. Pero antes de que pudiera escribir lo que acababa de escuchar, el Señor me ordenó no hacerlo. La información contenida en el sonido de los siete truenos sería mantenida en secreto hasta el momento asignado.

Entonces el gran ángel levantó su voz diciendo, “el tiempo no será más”. Cuando el séptimo ángel comienza a sonar su trompeta, todas las profecías de los últimos tiempos se cumplirán. Luego el Señor me indica que tome el librito que sostenía este gran ángel y cuando lo hice, me ordenó comerlo. Al principio su sabor era dulce al paladar, como la miel, pero después que lo tragué, mi estómago se amargó. Esto es para significar que el cumplimiento de la profecía, cuando el Señor arregle todo lo malo que se ha hecho en todas las épocas, tanto a Él como a Su pueblo, y retome todo lo que le fue robado, y derrote totalmente a Sus enemigos, es el motivo de mucha emoción y gozo a Su pueblo. Pero el horror y la matanza de la guerra que es necesario llevar a cabo para lograrlo, es suficiente como para enfermarlo a uno.

Además de los problemas causados por mi limitado lenguaje y experiencia, pronto me di cuenta que aun tenía otro desafío mayor por delante al escribir este relato. A pesar de que los eventos en la tierra y los eventos en el cielo estaban sucediendo algunas veces al mismo tiempo, yo solamente podía escribirlos uno a la vez. Es como si un comentarista de fútbol tratara de describir las acciones de todos los 22 jugadores durante una jugada que dura solamente 30 segundos. Tomaría más tiempo el hacerlo que lo que dura la misma jugada, así que tenía que “detener el juego” de tiempo en tiempo para explicar ciertas partes del mismo. Con la visión del gran ángel, hemos entrado en un tiempo en el cual muchas cosas van a suceder al mismo tiempo, algunas de ellas en la tierra y otras en el cielo. Y como el comentarista de fútbol, tendré que “detener el juego” un par de veces para poder describir lo que vi.

CAPÍTULO 11

Conforme el final de la era se acerca más y más, el Señor se ha dado a conocer de nuevo al pueblo de Israel tal y como Ezequiel lo predijo 2500 años antes, y como respuesta a eso, los judíos habían construido un templo para adorarlo como lo hacían en los días del Antiguo Testamento. Se me dijo que fuera a medir el área del templo, pero que no midiera el patio exterior porque había sido profanado por un elemento no judío cuyo verdadero interés era el darle tributo a un falso mesías. Estos gentiles estaban forzando su entrada en la Ciudad Santa del Señor y la profanarían durante 42 meses con su adoración falsa. La doctrina luciferina sobre la que les conté anteriormente, se estaba convirtiendo en la religión dominante del mundo, y la gran tribulación con una duración de tres años y medio, pronto estaría sobre ellos.

Para advertirles sobre esta falsa religión, el Señor les envió a dos testigos para que enseñaran el verdadero Evangelio en Israel. Para ayudar a su pueblo a identificar a estos dos y darle credibilidad a sus advertencias, les otorgó poderes sobrenaturales los cuales ellos ya habían mostrado durante su vida en el Antiguo Testamento. Como Elías, uno tenía el poder de detener la lluvia sobre la tierra y como Moisés, el otro tenía el poder de convertir el agua en sangre y de golpear la tierra con toda clase de plagas. Por supuesto que los líderes de la “nueva” religión intentaron silenciarlos, pero el Señor los protegió durante todo su ministerio de 1.260 días. Cuando terminaron su tarea, el Señor permitió que los mataran y la gente, para mostrar su complacencia, mantuvo sus cadáveres en el lugar en que habían caído en las calles de Jerusalén, y todos se enviaban regalos los unos a los otros para celebrar que finalmente se habían desecho de ese tormento. Pero después de tres días y medio estos dos testigos escucharon la misma orden fuerte que yo había escuchado antes. El Señor con voz fuerte les ordena, “¡Subid acá!”, y a vista de todas las personas del mundo, estos dos cuerpos muertos se pusieron de pie y fueron trasladados al cielo, llenos de vida. En ese momento hubo otro terremoto y parte de Jerusalén fue destruida y miles de personas murieron. Los sobrevivientes quedaron tan aterrados que correctamente identificaron a Dios como la fuente de este terremoto. Él siempre tiene la última palabra, ¿verdad?

Justo entonces sonó la séptima trompeta y se escucharon grandes voces en el cielo que anunciaban, “Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos”. Y cuando los 24 ancianos de la iglesia cuyos tronos rodeaban el Trono de Dios, le adoraban cantándole alabanzas, no pude sino pensar sobre el librito que me había comido. Escuchando que el momento finalmente había llegado para que comenzara el reinado del Señor en la tierra, causó que mi corazón se hinchara de gozo, pero sabiendo que la ira total de Dios estaba por ser derramada sobre Sus enemigos, también me llené con un sentido de pavor.

Entonces el verdadero Templo de Dios, el que está en el cielo, fue abierto y pude ver el Arca del Pacto, símbolo de Sus mandamientos y promesas a Su pueblo. Las ráfagas de rayos, el sonido de los truenos, un terremoto y una tormenta de granizo que siguieron, fueron una advertencia sobre la serie más terrible de juicios que estaban por caer sobre la tierra.

CAPÍTULO 12

Ahora llega uno de esos momentos de los que hablé cuando debemos “detener el juego”. Con el objeto de tener una mejor perspectiva y mostrar quién era el causante de todo este horror y devastación, el Señor me dio una rápida lección de historia en la forma de otra visión. Primero yo vi una mujer, que representaba la raza humana, pero en particular a Israel. Estaba para dar a luz al Mesías.

Luego vi a este enorme dragón rojo el cual poseía un extraordinario intelecto, poder y autoridad. Este se había rebelado en contra de Dios y había convencido a una tercera parte de los ángeles del cielo que lo siguieran. Se paró frente a la mujer esperando poder destruir al Mesías en el momento en que naciera. Pero Dios levantó Su Mesías de los muertos y se lo llevó al cielo.

La mujer huyó al desierto a un lugar que Dios le había preparado para esconderla del dragón durante el período de esta gran guerra en contra de Dios. Esta guerra empezó en el cielo, pero Miguel, el General del ejército de Dios, derrotó al dragón y lo expulsó del cielo, confinándolo a él y a sus ejércitos, en la tierra.

Luego aprendí que este dragón es el diablo, o satanás. Desde que engañó a Adán y Eva y obtuvo ilegalmente el control de la tierra, este bicho ha estado en guerra con Dios para mantener ese control. También ha estado intentando ganarse a la gente de la tierra para que se pasen a su lado, engañándolos de la misma manera que lo hizo con Adán y Eva y con los ángeles. Él sabía que el Mesías llegaría para recobrar la tierra y redimir al pueblo de Dios, y por eso es que lo mató. Pero cuando Dios levantó a Su Mesías de los muertos, prometió enviarlo de vuelta para terminar ese trabajo. En vista de que el Mesías vino a través del pueblo judío, satanás ha determinado destruirlos para prevenir que puedan clamar por Su retorno. Eso es lo que hace que el antisemitismo sea el fanatismo más brutal de todos. Es satánico.

Cuando satanás se dio cuenta de que había sido confinado en la tierra, desató toda su furia en contra del pueblo de Dios. Anticipando esto, Dios ha hecho dos cosas. Primero, como una recompensa por su fe, Él ha arrebatado a Su iglesia de la tierra y la ha llevado a un lugar que Él le ha preparado en el Cielo. Y segundo, Él ha escondido al remanente de creyentes de Israel en un desierto en la tierra, al este del Mar Muerto.

CAPÍTULO 13

En cuanto a satanás, este le ha dado poder a dos hombres para que engañen a la gente de la tierra y movilizarlos en contra de Dios y de Su pueblo. Estos dos hombres me fueron identificados en una visión como dos bestias, una que sale del mar y la otra de la tierra. El primero era un gran líder político, el más inteligente y más carismático que el mundo haya conocido jamás. Cuando este hombre fue aparentemente asesinado, satanás lo sana de manera sobrenatural, convenciendo así al mundo que era el mesías. Casi todas las personas de la tierra fueron engañadas por esta así llamada resurrección y empezaron a adorar a satanás y a su falso mesías. Recuerde que ya le dije que después que la iglesia desapareció, la Palabra de Dios era muy escasa en la tierra y los incrédulos pudieron ser fácilmente engañados por lo que vieron. También, por haber tenido sus corazones endurecidos a la verdad, fueron fácil presa para la mentira. Tengo que admitirlo, eso era muy convincente. Si no hubiera sido por el beneficio de tener el Espíritu Santo morando en mí, yo también habría sido engañado.

El segundo hombre de satanás era un líder religioso. Su tarea era liderar la nueva religión mundial y asegurarse que todas las personas adorasen a satanás y a su falso mesías. Utilizando los poderes sobrenaturales que satanás le había dado, realizó toda clase de señales milagrosas, aun construyendo una imagen gigantesca del falso mesías la cual podía hablar. Para asegurar la lealtad a su religión y el cumplimiento de sus ritos, él hizo los arreglos para que las personas no pudieran ganar dinero o comprar las cosas que necesitaban a menos que tuvieran una marca la cual significaba su adhesión al falso mesías. El rehusarse recibir esa marca era castigado con la muerte. Desde ahora en adelante, el seguir a Jesús requeriría una enorme fe.

Con la aparición de estas dos personas, todo el infierno se había desatado sobre la tierra y la gran tribulación había comenzado. Debido a esta visión, finalmente pude entender que satanás era el causante de todos los problemas de la humanidad. Con su exitoso esfuerzo al haber engañado a Adán y Eva, introdujo la enfermedad y la muerte y la destrucción en la creación perfecta de Dios, contaminándola más allá de su arreglo y enajenando a Dios de los hombres. En Su gran misericordia, Dios había provisto un remedio para la humanidad en contra de esta situación, y por medio de Sus profetas, nos había rogado que aceptásemos ese remedio, aun enviando a Su propio Hijo para mostrarnos el camino.

Pero aun a Dios se le agota la paciencia y ahora ha llegado el momento para tomar de vuelta lo que le ha sido robado y castigar a los responsables. Satanás y sus ángeles, junto con todos aquellos de la raza humana que tomaron partido con este bicho, van a aprender ahora las terribles consecuencias de provocar la ira del Dios Viviente y rehusar Su oferta de paz. Pero aun en medio de Su ira, Dios aun aceptará sin ningún prejuicio, a todas aquellas personas que doblen sus rodillas ante Él y pidan ser perdonados.