PARTE 6 – CONCLUSIÓN
CAPÍTULO 11:1-35
Los Reyes del Norte y del Sur
El ángel dijo que había sido enviado para decirme lo que estaba escrito en el Libro de la Verdad, una descripción celestial de la historia, escrita por adelantado. Empezamos diciendo que habrán otros tres reyes persas en un tiempo de relativa paz y prosperidad, luego un cuarto rey que intentará detener el creciente peligro de Grecia. Este cuarto rey llamado Jerjes, es el que humillaría a Felipe de Macedonia (vea el Capítulo 8, Parte 1… el Cordero y el, Macho Cabrío) y produciría las circunstancias que eventualmente traerían a Alejandro Magno a tomar el poder. Él es también el rey que tomaría a la esclava judía Ester como esposa y la haría reina de Persia. Su acto desinteresado de sacrificarse a sí misma, durante un tiempo de persecución del pueblo judío en Persia, se conmemora con la Fiesta de Purim. Quizás algún día, ella les cuente su historia.
Como ya les dije, después de la muerte de Alejandro en el año 323 a.C., Grecia fue repartida entre sus cuatro generales. Los descendientes de Casandro y Lisímaco, se desvanecerían entre las notas al pie de la historia, pero los de Seleuco y Ptolomeo estarían en un estado casi continuo de guerra, sobre las tierras que habían heredado, durante casi 150 años, hasta la revuelta de los macabeos. El ángel simplemente se refirió a los descendientes de Seleuco como el Rey del Norte, y los descendientes de Ptolomeo como el Rey del Sur, pero en realidad había varias generaciones de cada uno y casi todas las referencias son para una persona diferente ya que intentaron matarse los unos a los otros con una frecuencia nauseabunda. Si ustedes están interesados en identificar a cada uno de ellos, una buena Biblia de estudio los detalla en las notas al pie de página. Y como lo he dicho, todo esto está documentado en la historia.
Finalmente, cerca del año 175 a.C., un Rey del Norte llamado Antíoco IV Epífanes, sobre el cual ya hemos hablado, subiría al poder e intentaría vencer del todo al Rey del Sur, llamado Ptolomeo IV Filopator. Pero las cosas cambiarían cuando Ptolomeo recibió la ayuda de la fuerza naval de un relativamente recién llegado a la escena, Roma. Antíoco sería derrotado y avergonzado y se volvería al norte en donde desquitaría su frustración sobre mi pueblo, Israel. Ya describí este tiempo de persecución y terror sin precedentes, anteriormente, en mi relato sobre la Fiesta de Hanukkah. (Vea el capítulo 8, Parte 2… El Origen de Hanukkah.)
En este momento de la revelación, conocido por ustedes como el versículo 35 del capítulo 11, el ángel saltó hacia delante a un tiempo aun en el futuro de ustedes. El último Rey del Norte, del cual Antíoco sería un precursor, será la personificación completa del mal, el anticristo. Ya que el resto de mi relato consiste de revelaciones que recibí relacionadas con el fin de la era, las dejo para más adelante. Este ángel estaría rellenando los espacios en el relato de esos últimos siete años que Gabriel había resumido en su visitación hacía dos años antes. Tal y como el Apóstol Juan relataría la historia de la Gran Tribulación desde la perspectiva del mundo, yo sería enterado de los eventos que conciernen a mi pueblo Israel. Ustedes que son conocidos como la Iglesia, serán bendecidos al mirar ese tiempo desde la seguridad de sus mansiones celestiales en el cielo, las cuales el Señor Jesús ha estado preparando para ustedes durante todos estos 2.000 años.
CAPÍTULO 11:36-45
De la Historia a la Profecía
A pesar de que toda la visión del ángel sobre la historia de Israel desde el año 535 a.C. hasta el fin de la era, se me dio por adelantado, los primeros 35 versículos del capítulo 11 ya se han cumplido y han quedado documentados como hechos históricos conforme ustedes van leyendo esto. Pero ahora, de nuevo, sin tomar en cuenta ningún latido ni con alguna palabra de explicación, el ángel salta hacia delante a un tiempo aun en el futuro, aun para la generación de ustedes. Estos “saltos hacia delante” suceden con una regularidad sorprendente en el discurso profético, muchos de ellos omitiendo el tiempo cuando Israel no existía como una nación libre, desde el año 70 d.C. hasta 1948. Pereciera que el Señor siempre se detiene de contar el tiempo cuando su pueblo se encuentra ya sea bajo un gobierno extranjero, como en el caso del cautiverio en Babilonia, o en la Gran Diáspora después que los romanos destruyeron nuestro país, y dejamos de existir del todo como nación.
En Isaías 11:10-12 el señor prometió alzar su mano una vez más para reunir a Su pueblo como nación (la primera vez fue después de Babilonia, cuando yo aun vivía) y en Amós 9:11-15 Él declaró que después de la segunda reunión, nunca más serían dispersados. Esta segunda reunión empezó en 1948 y continúa hasta este día. Pero en cuanto al Señor se refiere, el tiempo entre el año 70 a.C. y 1948, simplemente no existió para Israel. Ese tiempo perteneció exclusivamente a la Iglesia, y tristemente, algunos en la iglesia concluyeron que mi pueblo había desaparecido para siempre y que todas las bendiciones que Dios le había prometido a Israel, ahora les pertenecía a ellos. Pareciera que ellos habían olvidado que Santiago explicó, justo cuando la diáspora comenzaba, que por un tiempo el Señor se concentraría en tomar un pueblo para Sí de entre los gentiles, pero que después de que terminara, retornaría para reconstruir su relación con Israel (Hechos 15:12-18). Las personas que no entienden que el concepto de tiempo del Señor es totalmente distinto al nuestro, y que no toman Su Palabra literalmente, tratan de relegar toda la profecía al pasado. El decir que estas personas serán sorprendidas cuando el Señor retorne para terminar de hacer las cosas, es la declaración más incompleta que podemos hacer.
Pero mi informador angelical no tenía esos problemas, así que procedió a toda velocidad hacia el entonces futuro distante, para concentrarse el los últimos siete años de nuestros 490 años del tiempo asignado. Él dijo que durante ese tiempo el último Rey del Norte (el anticristo) se exaltará a si mismo sobre toda la humanidad y dirá cosas nunca antes escuchadas en contra de Dios (2 Tesalonicenses 2:4). Recuerden que Antíoco se llamó a sí mismo “Epífanes”, que significa dios manifiesto, y este tipo será muy parecido a él, a pesar de que será peor que él. Negará a su Creador y a su Salvador (todas las mujeres de mi pueblo deseaban ser la madre del Mesías) y aun se exaltará sobre ellos.
En vez de eso, se postrará ante el mismo diablo y con la ayuda de este tratará de conquistar el mundo entero y derrotar los ejércitos de Dios de una vez por todas. Y en el mismo final de la era, el último Rey del Sur se le enfrentará trayendo ejércitos de todo el mundo hacia una gigantesca batalla para el control del Planeta Tierra. Tropas del norte (Europa y Rusia) y del este (China, India, Japón, Corea, etc.) intentarán tomarlo por sorpresa, pero en su gran furia los atacará también. Solamente un lugar en la tierra será seguro para mi pueblo, los cañones de roca rojiza del sur de Jordania, conocidos como Petra. Y tal como el Mesías les advirtió que hicieran, los de mi pueblo que han creído en Él, huirán a ese lugar para ser protegidos.
El anticristo casi tendrá éxito en conquistar el mundo, aun entrando en la Santa Ciudad para instalar allí su centro de comando. Mi pueblo será atacado, la ciudad será dividida en dos, y parecerá como si el mal ha triunfado sobre el bien, después de todo.
CAPÍTULO 12
Miguel al Rescate (Con una pequeña ayuda de ya sabes Quién)
Pero cuando las cosas parecían perdidas y sin esperanza, Miguel el Arcángel, quien lidera los ejércitos del Señor, se levantará para unirse a la pelea. La situación de Israel se está poniendo muy seria y finalmente han reconocido que han sido superados en armamento por lo que necesitan de una intervención sobrenatural. Los ejércitos del Cielo acompañarán a Miguel, como también lo hará el mismo Señor, que ha esperado 2.000 años por su llamado (Oseas 5:15—6:2). Una vez que llega, con solamente el sonido de Su Voz será suficiente para aplastar a sus enemigos.
Entonces sucederá lo más sorprendente. Todas aquellas personas entre mi pueblo que creyeron que todos los rituales que llevaron a cabo, ininterrumpidamente, todos los días de sus vidas, en realidad estaban señalando al Redentor venidero y murieron con la fe de Su promesa de venir a salvarlos, serán levantados para recibir sus recompensas por su fe. Desde Adán hacia delante, multitudes recibirán la vida eterna en la presencia de Dios. Todas aquellas personas que rechazaron la promesa de la salvación, serán levantadas después para pasar la eternidad lamentándose por su necedad y estupidez.
Entonces aparecieron dos ángeles más y juntos me informaron que este tiempo terrible de guerra y de juicio duraría tres años y medio, y cuando mi pueblo finalmente se de cuenta que necesitan a su Dios para sobrevivir, Él retornará y enderezará las cosas. Parece ser que la culminación de la historia humana espera la decisión de mi pueblo para retornar al Dios que los ha amado desde el inicio del tiempo.
Yo deseaba mayor clarificación, pero el ángel me explicó que me había dicho todo lo que se le había permitido decir, así que nuestra reunión se terminó. Pero durante el tiempo de nuestra visita a los eventos verdaderos, había descrito que muchos llegarían a conocer a Dios y serían salvos, así como habrá muchos que lo rechazarían y se perderían. Eso es el efecto predecible del libre albedrío de las personas.
Luego el ángel me dio un enigma final, y en lo mejor de mi conocimiento, eso puede ser como sigue. Desde el momento de la abominación desoladora al retorno del Señor, habrá tres años y medio. Puesto que el calendario de Dios consiste en doce meses de 30 días cada uno, esos tres años y medio son iguales a 1.260 días. Si, como muchos creen, el retorno del Señor será durante la celebración del Rosh Hashanah, de inmediato habría 10 días de penitencia, seguidos del Yom Kippur que es el día nacional de expiación para Israel. Asumiendo que el juicio de las naciones del que habla Mateo 25:31-46 requiere otros 20 días, los 1.260 días de la ira, más los 10 días hasta el juicio de los judíos, más los 20 días del juicio de los gentiles, son 1.290 días, que es la referencia que da el ángel. Si el establecimiento del Reino del Mesías y la purificación del Templo, que fue construido siete años antes, toma otros 45 días, entonces habrían pasado 1.335 días desde la abominación desoladora del Templo, a su primer uso al servicio de Dios. De nuevo, este número fue indicado por el ángel.
Si todo eso es cierto, entonces el primer uso del Templo en el Reino de 1.000 años del Mesías en la tierra, se llevaría a cabo en la fiesta de Hanukkah, lo que hace que el reino de Antíoco Epífanes, la desolación del Templo, la revuelta de los macabeos y la subsiguiente purificación del Templo, sean un anticipo del período de la tribulación, lo cual es casi espeluznante si examinamos los detalles.
En cuanto a mi persona, el ángel dijo que viviría el resto de mis días y moriría, para ser resucitado al final de la era para recibir mi herencia. Y esa es mi historia. Yo oro para que haya sido de bendición para ustedes y les haya ayudado a entender la Palabra de Dios. Shalom.